Madrid

Tour guiado por la Parroquia de Santa Cruz: una experiencia única y solidaria para apoyar a los jóvenes que participarán en el Jubileo en Roma

Desde la parroquia de Santa Cruz, el párroco Alberto Andrés Domínguez hace una invitación «muy especial, única y llena de significado». Por primera vez y de manera excepcional, el templo abrirá sus puertas para ofrecer un tour guiado por su interior, que culminará con la subida a su emblemática torre.

«Será una ocasión única para adentrarse en la rica historia de nuestra parroquia, descubrir sus tesoros ocultos y, sobre todo, contemplar una de las vistas más espectaculares de nuestra hermosa ciudad», afirma el párroco.

Proyecto de fe y esperanza

Esta experiencia «será exclusiva y con fechas limitadas», ya que responde a «una noble y hermosa causa». Los fondos recaudados se destinarán íntegramente a apoyar a los jóvenes de la parroquia que participarán en el Jubileo en Roma el próximo agosto.

El párroco, Alberto Andrés, subraya que cada aportación contribuirá directamente a que los jóvenes «puedan vivir esta experiencia espiritual única junto al Santo Padre». Por ello, anima a todos a participar, pues su colaboración «será un gesto de amor, solidaridad y apoyo a nuestra juventud». Además, invita a no dejar pasar esta oportunidad irrepetible: más allá de disfrutar de las vistas y conocer la historia del templo, «estarás formando parte de un proyecto lleno de fe y esperanza».

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Tour guiado

Sumérgete en la historia, el arte y la espiritualidad de la Parroquia de Santa Cruz con este tour guiado especial. Descubre los secretos de esta majestuosa iglesia neogótica, testigo de siglos de devoción y arquitectura impresionante.

Recorre sus pasillos centenarios, contempla sus impactantes imágenes y devociones, y atrévete a subir los 264 escalones de su icónica torre de 60 metros de altura. Desde la cima, te espera una vista panorámica inigualable de Madrid. ¡No pierdas esta oportunidad única de vivir la historia y apoyar una causa llena de esperanza!

Inicio: A partir del 15 de marzo de 2025
Días: Sábados y domingos

Horarios:
Mañana: 10:00 h | 11:30 h
Tarde: 17:00 h | 18:30 h

Entradas disponibles a partir del sábado 8 de marzo en la sacristía de la parroquia.

Donación: 10 € por persona.

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El cardenal Cobo en la basílica de Medinaceli: «Todos los que pasamos por aquí tenemos el encargo, por el mismo Cristo, de perdonar, rescatar y dar la mano a los otros»

La Basílica de Jesús de Medinaceli ha vuelto a ser, un año más, el centro de la devoción madrileña en el primer viernes de marzo. Miles de fieles se han congregado para el tradicional besapié del Cristo Cautivo, una de las imágenes más queridas de la ciudad. La solemne Eucaristía ha sido presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, quien en su homilía ha invitado a los presentes a vivir esta Cuaresma con el corazón abierto al amor y al perdón.

«Hemos venido a comenzarla a los pies del Cristo de Medinaceli. Este Jesús nazareno rescatado», ha comenzado diciendo el cardenal, destacando la importancia de esta imagen que evoca la pasión y el sufrimiento de Cristo. «Cuando hemos mirado su imagen, nos ha llevado a recordar la pasión, cuando Pilato lo presenta ante el pueblo y encontramos a un Jesús en paz, manso, digno en su humildad, frente a una multitud que lo ha condenado, juzgado y rechazado». 

 

El arzobispo ha recordado la historia de la imagen, que en el siglo XVII fue profanada y arrastrada por las calles de Mequinez tras la toma de la ciudad por el sultán. «Esta imagen ha experimentado también lo que significa el rechazo, el juicio y la condena. Pero si hemos aprendido a mirarla, hemos mirado también a aquel Jesús al que nos evoca», ha explicado. Así, el cardenal Cobo ha relacionado el sufrimiento de Jesús con el de tantas personas que hoy siguen siendo juzgadas y maltratadas.

«La historia se ha repetido continuamente: Jesús ha sido humillado, maltratado, y no solo aquel primer día delante de Pilato. También esta imagen nos ha evocado a cuantos, a lo largo de la humanidad, han sido juzgados, crucificados, maltratados, y en Él hemos reconocido a todos». 

Un beso que transforma

El acto más esperado de la jornada ha sido, sin duda, el besapié de la imagen, un gesto de devoción que cada año ha congregado en la basílica a miles de fieles. El cardenal ha querido destacar el profundo significado de este encuentro con el Cristo de Medinaceli. «¡Cuánta gente hay a nuestro alrededor que ha besado esta imagen y ha sido capaz de recoger otro beso! Cada vez que nos hemos acercado a Jesús, Él nos ha dado otro beso».  Ese beso, ha explicado el arzobispo de Madrid, es un símbolo de la gracia de Dios, que se ha manifestado en la Eucaristía, en la oración y en la caridad. «Jesús ha asumido sobre sí todo el dolor de todos los maltratados, pero inmediatamente Él ha sido capaz de resucitarlo y, asumiendo ese dolor – por eso hemos necesitado una Cuaresma –, lo ha transformado en resurrección». 

En este contexto, el cardenal ha hecho un llamado a los fieles a no quedarse solo en el gesto exterior, sino a dejarse transformar por la fe. «Hemos besado al Cristo, hemos mirado al Cristo, hemos celebrado la Eucaristía, y no es para andar después como si nada. Ha quedado grabado en nosotros ese beso y ha quedado grabado su beso. Seamos ahora nosotros "los pies" de Cristo». 

Mirad cómo se aman

La homilía ha concluido con un mensaje de compromiso: «Todos los que hemos pasado por aquí hemos recibido el encargo, por el mismo Cristo, de perdonar, rescatar y dar la mano a los otros», ha señalado el cardenal, animando a los fieles a leer y vivir el Evangelio en su día a día, en especial durante esta Cuaresma. 

También ha recordado la llamada del Papa Francisco en este Año Jubilar, en el que la Iglesia ha sido invitada a caminar unida en Esperanza: «Por eso, esta Cuaresma, este año, el Papa y toda la Iglesia, en un Año Jubilar, nos han invitado a ir juntos y ser pies de Cristo para ser peregrinos de esperanza». «Que todos cuántos nos vean puedan decir: ¡mirad cómo se aman! Que ese sea el anuncio que Jesús nos ha dado a todos nosotros».

 

El cardenal José Cobo preside una Eucaristía Solemne en la Parroquia de Nuestra Señora de la Vega por el 60 Aniversario de su erección canonica

Eucaristía Solemne presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, con motivo del 60 aniversario de la parroquia. Tras la celebración, la comunidad parroquial compartirá un ágape fraterno.

Primer viernes de marzo y los madrileños vuelven a mostrar su fidelidad a Jesús de Medinaceli: «Me refugié en Él y ya no lo dejo»

El pie derecho de Jesús de Medinaceli apenas tiene forma ya, de tantos millones de madrileños —y no solo ellos— que lo han besado en siglos. Mantiene, eso sí, la rugosidad y el olor de la madera con que fue tallado. Este viernes 7 de marzo, primer viernes de mes, el Cristo de Medinaceli acude a su cita con el pueblo.

El Señor de Madrid estrena para la ocasión cordones en hilo de oro, donación de unos devotos. Y lleva su atavío de gala: la túnica que llaman de los ángeles, más corta por delante para dejar los pies al descubierto; la corona de espinas de procesionar, una joya en oro y piedras preciosas regalo del pueblo de Madrid tras la guerra civil, y, a su espalda, una ráfaga de plata. Baja de su camarín para acercarse a sus fieles, que nunca se ha usado mejor esta expresión porque a Medinaceli se llega, fundamentalmente, por tradición familiar que pasa de padres a hijos.

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O de tíos a sobrinos. Como David, joven de 21 años, que ha acudido este año por primera vez «porque a mis tías les gusta mucho». «Independientemente de que crea o no —que no mucho, reconoce—, es un acto bonito», según le han contado ellas. Nunca ha entrado en la basílica y nunca ha visto a Jesús, pero «tengo respeto hacia el cristianismo por sus valores» y le mueve un poco el ver «a la gente que tiene fe».

Es este un Cristo que acoge. Con su mirada, que parece que buscara la de uno. Incluso con su postura, ligeramente encorvado hacia adelante, como para escuchar mejor lo que cada cual lleva en su corazón. Lo hace, y mucho, en este templo a través del sacramento de la Reconciliación, como dice el padre Benjamín Echevarría, guardián de la comunidad de capuchinos que custodian la basílica. «Es una de las labores de los frailes, escuchar». Y hay historias «realmente emocionantes y de fidelidad: vidas especialmente marcadas por la devoción a Jesús de Medinaceli, que viernes tras viernes acuden a la basílica».

Porque este es día especial, pero en Medinaceli cada viernes del año es un ir y venir de personas. «Es un lugar de encuentro, de amigas que quedan para ver a Jesús y luego toman café; hay ya unas rutinas semanales por esa devoción a Jesús«. Así le ha pasado a Félix, recién cumplidos los 97 años, con andador porque «ojalá pudiera tener unas piernas nuevas», pero que no hace pereza para coger el 001 en Moncloa hasta la plaza de Neptuno —lo peor, «la cuestecita» hasta la basílica— y poder ir así a ver a su Cristo. Cada viernes de mes, y no solo este. «Yo creo que lo que he pedido este año me lo ha concedido», resuelve, contento.

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Un rescatado que rescata

Es este un Cautivo que siempre ha vuelto a su pueblo: una talla del siglo XVII rescatada por los trinitarios en Fez (Marruecos) en 1682, por un grupo de republicanos durante la guerra civil, por un trabajador del Museo del Prado tras encontrarlo en un hangar de Ginebra en 1941… Un rescatado que rescata. «Me gusta insistir en esto —comenta el padre Benjamín—, porque necesitamos ser rescatados de los problemas de nuestra vida, necesitamos serenidad en un mundo cada vez más loco».

Así necesitan ser rescatadas de su dolor Fabiola, «mi nieto, el pobre, con tres años y sin bautizar, “que eso ya no se lleva”, dicen los padres»; o José María, con una hermana con cáncer, «ojalá haya buenas noticias», se le empañan los ojos. Y así fue rescatada del suyo Carmen (en la imagen inferior, en el centro, junto a sus hermanas), que se casó en la basílica pero «no me fueron muy bien las cosas, me refugié en Él y ya no lo dejo», porque supo de quién se había fiado.

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Y fueron tantos devotos rescatados de sus enfermedades. Ángeles, «estuve enferma, vine a pedirle ayuda y ahora ya no pido nada, solo doy gracias». Josefa, «tuve algo y prometí que cuando me pusiera bien vendría». «Piden mucho por la salud», reconoce Miguel Ángel Izquierdo, hermano mayor de la Archicofradía de Jesús de Medinaceli. Son, según tiene calculado él, unas 42.000 almas que acudirán este día al besapié, y que pueden llegar a las 300.000 en total entre los que participan en las Misas, los que se asoman a la puerta, los que entran a rezar…

Porque, como dice el sacerdote durante la Eucaristía de las 10:00 horas, «los cristianos necesitamos volver los ojos a Jesús; contempla a Jesús, mira a Jesús despojado, ora ante ese Jesús ecce homo». «Deja a Jesús que reine en ti», expresa en la Misa propia del día de Jesucristo Rey del Universo, porque esta es la festividad litúrgica de Jesús de Medinaceli, de la que precisamente este año se cumplen 100 años.

Ante este Jesús Rey ha orado, como ya hizo el año pasado, el Rey Felipe VI. A Él lo ha besado, entre gritos y vítores de «¡Viva el Rey!» de las gentes. Ante el Señor de Madrid se ha persignado, como si toda España estuviera ahí, ante esa mirada profunda, esas manos presas, esos pies descalzos. «Que no abandonemos nunca a los que peor lo están pasando», ha pedido, por su parte, el alcalde de madrid, José Luis Martínez-Almeida, que también lo ha visitado.

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Misa presidida por el cardenal José Cobo

Ante Él rezará también este viernes el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, en la Eucaristía que presidirá en la basílica. Será a las 19:00 horas, en una jornada en la que hay Misas cada hora en el templo, hasta las 24:00 horas, y en un año 2025 en el que, concluye el padre Benjamín, «insistimos en ser testigos de esperanza».