La Real Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid realiza una ofrenda de ramos de flores a las distintas hermandades que procesionan durante la Semana Santa. Este año sustituirán los ramos de flores por «una rosa y unas espigas», y de esta manera, el dinero lo destinarán al Comedor social Ave María, ofreciendo el Jueves Santo, el desayuno y almuerzo a unas 350 personas sin recursos».
Con estas ‘Espigas Solidarias’ «queremos seguir manteniendo esa ofrenda a las hermandades como signo de confraternización, pero acordándonos también de los más necesitados, en estas fechas», afirma el Teniente de Hermano Mayor-Presidente, Jorge Matas Rubio.
Acción social
La Cuaresma es uno de los tiempos en los que la Congregación destina más recursos y tiempo a la acción social. Este año se han volcado con los proyectos que tienen de Cooperación Internacional. En Jerusalén, con el Colegio Español de Nuestra Señora del Pilar, que con la situación que se está viviendo en Tierra Santa están muy faltos de recursos para el sostenimiento de esta institución que se ocupa de la educación de niños sin recursos de la parte oriental de Jerusalén.
En Kenia, con nuestros Grupos de San Isidro y Santa María de la Cabeza de Kenia que acogen a unas 400 personas, a los que seguimos ayudando cuando ellos no pueden llegar a ser autosuficientes. Las cosechas del año pasado no fueron buenas y todo lo recolectado lo tuvieron que destinar para comer, sin poder guardar para la siembra. Por este motivo hemos destinado una partida presupuestaria para que puedan comprar 2,7 toneladas de semillas de maíz, 1,44 toneladas de semillas de frijoles y 2 toneladas de fertilizante para que puedan sembrar pasada la época de lluvias.
«Desde la Congregación de San Isidro siempre intentamos seguir ese ejemplo de caridad que nos dejó nuestro santo patrón», concluye.
La Real e Ilustre Congregación de Nuestra Señora de la Soledad y Desamparo celebra este sábado Santo, 19 de abril, su estación de penitencia procesionando las tallas de sus dos titulares: Nuestra Señora de la Soledad y Desamparo, obra de Juan Pascual de Mena del s. XVIII y el Cristo Yacente de los Talleres Olot, del siglo XX.
Con salida a las 16:00 horas de su sede canónica, la iglesia de la Concepción Real de Calatrava (Alcalá, 25), la procesión tendrá el siguiente recorrido:
Alcalá-Puerta del Sol (16:40 horas)-Mayor-Plaza de San Miguel-Plaza Conde de Miranda-Plaza de la Villa (18:30 horas)-Mayor-Bordadores-Arenal-Puerta del Sol-Carrera de San Jerónimo-Sevilla-Alcalá-Iglesia de la Concepción Real de Calatrava.
La catedral de la Almudena, templo jubilar de la diócesis con motivo del Año Santo de la esperanza, acoge esta Semana Santa las principales celebraciones litúrgicas de este tiempo, presididas por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid.
Tras el primer día del Triduo Pascual, este Jueves Santo, con la Misa Vespertina de la Cena del Señor y la reserva de la Eucaristía para su adoración, este Viernes Santo, 18 de abril, a las 17:00 horas será la celebración de la Pasión y Muerte del Señor.
En este día en que la Iglesia recuerda la Pasión del Señor y adora su Cruz, siguiendo una antiquísima tradición no se celebra la Eucaristía. Cristo crucificado es el centro de la liturgia.
Día de penitencia por medio del ayuno y la abstinencia, la celebración se desarrolla con la liturgia de la Palabra, la adoración de la Cruz y la Comunión. Terminada la celebración, se despoja el altar, dejando la cruz para la adoración y oración de los fieles.
La catedral de la Almudena permanecerá cerrada desde su conclusión hasta el Sábado Santo, 19 de abril, cuando se reabrirá para la Vigilia Pascual, a las 22:00 horas.
Repicaban las campanas de la catedral de la Almudena este domingo a las 11:30 horas para la bendición de los ramos. «Hosana al Hijo de David», y multitud de fieles que se congregaban a las puertas de entrada de la catedral de la Almudena, en el acceso por la calle de Bailén, esperaban el inicio de la bendición de sus palmas y el comienzo de la celebración del Domingo de Ramos.
«Sed bienvenidos a esta entrada a la semana grande de los cristianos», saludaba el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, a todos los que en este año jubilar «hacen nueva» esa entrada en la catedral e invitaba a, como Jesús, «entrar juntos en esa Jerusalén donde el Señor nos da esperanza».
Salía el sol al comienzo de la procesión de los ramos en un Madrid amenazante de tormenta. Acompañaban al arzobispo de Madrid los obispos auxiliares, José Antonio Álvarez, Vicente Martín y Juan Antonio Martínez Camino, así como el obispo emérito de Almería, Adolfo González Montes. Con una «llamada a abrazar y anunciar el mensaje de la Semana Santa a todos nuestros vecinos», recorrían el exterior de la catedral para entrar por las puertas que dan a la explanada del Palacio Real.
En el interior del templo, el altar adornado con un único ramo de olivos, y otro a los pies del Crucificado, los fieles iban completando bancos, pasillos y coro. El Pueblo de Dios se congregaba en la casa de todos, como le gusta llamar a la catedral el cardenal Cobo, y lo hacía masivamente en esta gran solemnidad.
Vivir la Semana Santa como discípulos
El arzobispo de Madrid ha perfilado al comienzo de su homilía el contexto en el que arranca esta Semana Santa de 2025, con un mundo amenazado por la guerra de poder, la polarización, la desesperanza... Y en esta realidad, ante la Semana Santa «podemos situarnos» como el pueblo que grita, «como políticos que maquinan contra el inocente», como quienes dividen «o a lo mejor como los espectadores, que pasan deseosos de pasarlo bien».
Pero hay otra posibilidad, ha continuado, que es la de «afrontar esta Semana Santa de nuestra vida como discípulos, con la actitud de quien no se conforma con observar desde la distancia», sino como aquel que acompaña, aprende y se identifica con Cristo «aun en medio de nuestras contradicciones».
Por eso, «os propongo unos días de Semana Santa con actitud discipular, no como turistas o como quienes quieren ver una película o un teatro por las calles».
Del aplauso al abandono
En el Domingo de Ramos, ha proseguido el cardenal Cobo, «nos encontramos con un Jesús triunfante y vencedor». Como el que se ve en el paso de La Borriquita, situado a la izquierda del presbiterio. El Señor del Amor está listo para salir en procesión en la tarde de este Domingo de Ramos desde la catedral, este año por primera vez acompañado de su Madre, María Santísima de la Anunciación.
«Hubiera sido un final feliz a todo el relato» de la vida de Jesús, ha advertido el arzobispo. «Pero esto no es la salvación», ha dicho con rotundidad. «La fe no es solo emociones y sentimientos ni una falsa prosperidad». Jesús, ha remarcado, «atraviesa el sufrimiento y nos propone atravesarlo con Él». La promesa que Él ha hecho «incluye el fracaso, la soledad». «Jesús pasa del aplauso al abandono», y pasa estos días, en medio de la oscuridad, «confiando solo en el Padre».
«Jesús vino a mostrar el amor que se da hasta el extremo, sin condiciones, que no huye del dolor». Así, «nuestra Semana Santa esnombrar nuestras heridas y llevarlas a su Cruz para que Cristo las transforme». Los ramos son las heridas, ha mantenido el cardenal Cobo, y Él «quiere curar nuestras heridas con el bálsamo de la cruz para resucitarlas». Tenemos una oportunidad, ha concluido de «llenar de alma la Semana Santa».