Madrid

Más de 30 adultos y jóvenes reciben el sacramento de la Confirmación en Nuestra Señora de la Paz

La parroquia Nuestra Señora de la Paz acoge este domingo, 27 de abril, a las 13:00 horas, una Misa solemne, en la que más de 40 adultos y de jóvenes del arciprestazgo recibirán la Confirmación.

Además, en esta celebración dos adultos recibirán los sacramentos de la iniciación cristiana completa: Bautismo, Confirmación y Primera Comunión.

Así ha vivido la Semana Santa en el CIE de Aluche el capellán Rufino García Antón: «Los que han participado en estas celebraciones son peregrinos de la esperanza»

El capellán del Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Aluche, Rufino García Antón, ha compartido una profunda reflexión sobre cómo ha vivido la Semana Santa de este Año Jubilar 2025 junto a las personas del centro.

Inspirado por las palabras del cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, al término del Vía Crucis celebrado el pasado Miércoles Santo en la catedral, el capellán se llevó a casa la undécima estación: «Jesús es clavado en la cruz», en la que se reza «con y por los migrantes». Esa meditación le llevó de inmediato a pensar en las personas retenidas en el CIE, con quienes ha celebrado diversas liturgias a lo largo de la Semana Santa.

El Domingo de Ramos celebró con ellos la Eucaristía, compartiendo la entrada «triunfal» de Jesús en Jerusalén y anticipando su pasión. El Jueves Santo, la celebración de la Última Cena estuvo marcada por un gesto especialmente emotivo: el lavatorio de los pies, convertido ya en un rito espontáneo en el que no solo el capellán lava los pies de los internos, sino que ellos también lavan los suyos. «Fue un momento lleno de profundo sentido evangélico», afirma Rufino García.

Semana Santa Cie 2025

El Domingo de Pascua fue vivido con especial alegría, simbolizada en la entrega de una flor «siempre viva» a cada uno de los participantes. Una treintena de internos compartieron esa «explosión pascual» que, según el capellán, se vivió con una autenticidad difícil de describir.

A lo largo de los días santos, la participación ha sido constante —alrededor de 18 personas el Domingo de Ramos y el Jueves Santo, y unas 30 el Domingo de Pascua—, pero, más allá de los números, destaca la intensidad espiritual de las celebraciones: «La atención, la mezcla de tristeza y seriedad en los rostros, las palabras justas y medidas, la vivencia creyente y orante, la esperanza contra toda esperanza, el agradecimiento…».

Rufino García resume esta experiencia como una gracia y un privilegio: «Lo que hemos recibido gratis, gratis debemos darlo». Y recuerda las confidencias recibidas en voz baja al final de las celebraciones, cuando algunos se acercaban a pedir la bendición: «Hoy salgo como un hombre nuevo», «El jueves me deportan y dejo aquí un bebé», «Rece por mi hijo, pendiente de un trasplante de médula».

Finalmente, el capellán evoca un poema de Gabriela Mistral que cobra especial sentido en este contexto: «Pero la imagen de Cristo… no la busque de madera, de bronce, de piedra o yeso, ¡mejor busque entre los pobres su imagen de carne y hueso!»

Madrid se reúne en masa en la Almudena para rezar por «el Papa de la misericordia y de la esperanza»

En una abarrotada catedral de la Almudena, la Iglesia de Madrid se ha reunido a partir de las 19:00 horas para rezar por el alma del Papa Francisco que ya ha vuelto a la casa del Padre, como ha informado esta mañana el cardenal camarlengo, Kevil Farrel.

Más de 2.000 personas se han dado cita en el templo, que no podía albergar más fieles por lo que algunos de ellos han tenido que seguir la Eucaristía desde el exterior. En los primeros bancos se encontraba el delegado del Gobierno, la vicealcaldesa de Madrid e incluso el obispo auxiliar de la Habana. A todos ellos y al resto de autoridades y fieles, el arzobispo de Madrid ha dado las gracias «por estar con nosotros en este momento». También a los no creyentes «por la solidaridad y el cariño que manifestáis a la Iglesia en estos días», ha resaltado el cardenal Cobo.

Misa Papa

Una vez pronunciados los saludos y los agradecimientos, el arzobispo ha querido especificar el motivo que le ha llevado a convocar la Eucaristía. «Pocas horas después de su tránsito al Padre cumplimos con aquello que repetía desde su primera aparición en público: “Por favor, recen por mí”. Eso es lo que hacemos esta tarde» por Francisco, al que el cardenal ha definido como «el Papa de la misericordia y de la esperanza».

Y lo hacemos, ha añadido el purpurado, «en una fecha en que la liturgia pascual de la Iglesia no nos deja celebrar un funeral». Esta circunstancia consagra a Francisco como «el Papa de los signos provocativos hasta el final». Por eso, «nuestra Eucaristía es, si cabe, una acción de gracias aun más grande, porque en la resurrección de Jesucristo descubrimos que hemos resucitado todos». Y también por eso «queremos decir hoy, dándole la mano al Papa, que la muerte no tiene la última palabra sobre nadie, tampoco sobre la vida de nuestro querido Santo Padre».

Foto Misa Papa

Durante la homilía, el purpurado también ha asemejado a la Iglesia de Madrid a esa «familia con hijos» que «cuando pasa algo se reúnen —nos reunimos— en los buenos y en los malos momentos para celebrar la Eucaristía». Con esta, en concreto, «le pedimos al Señor que le abra las puertas del paraíso a aquel que siempre nos ha pedido que abramos las puertas» de la Iglesia.

No obstante, el Santo Padre «no querría que nos centráramos en él», ha aseverado el arzobispo de Madrid, «sino que al venir aquí nos fijáramos a donde toda su vida siempre ha apuntado». De esta forma, el cardenal ha desgranado el Evangelio de san Mateo, que «nos viene a dar varias pistas», concretadas por Cobo en tres verbos, «para afrontar este día de Pascua y esta despedida».

El primero de ellos es alegraos. «Sí, alegraos», una «sola palabra que le dirige el Señor a aquellas mujeres que salían precipitadamente a visitar el sepulcro». Iban, como nosotros hoy, «con miedo y alegría». Dos sentimientos que lejos de lo que pueda parecer no son contradictorios. De hecho «a nosotros se nos juntan las lágrimas con un corazón agradecido por el este Papa y con el gozo de la Pascua recién inaugurada».

En esta alegría tiene mucho que ver también el año de la esperanza convocado por el Santo Padre. «Nos ayuda a superar la tristeza» y a caer en la cuenta de que «el Señor resucitado está con nosotros y siempre da la mano a sus hijos». Como hacía el propio Papa con el cardenal Cobo: «Mis encuentros con él han sido de gran familiaridad y de gran hondura. Ha sido un maestro, el hermano mayor que siempre en cada encuentro dejaba ver su vinculación con el pescador de Galilea» y «que nos ayudó a todos a escuchar qué es lo que tenía Dios que decir en cada momento».

En segundo lugar, el prelado madrileño se ha fijado en el no temáis de Cristo. En este sentido, ha aseverado que «no hay temor en el amor. Ni siquiera la muerte causa temor», pero solo «a aquel que ha sabido ver lo fundamental de la vida, que es el amor». En este sentido, ha asegurado que «los creyentes, aun doloridos por la pérdida, no tenemos miedo», porque «la Pascua nos hace afrontar el miedo con la fuerza del amor».

Asimismo, el cardenal ha destacado el ejemplo de Francisco, que «siempre nos ha enseñado a mirar hacia adelante sin miedos». Él mismo «cargó sobre sus hombros la misión de la Iglesia para ver lo que Dios quería de ella», que no era según el arzobispo de Madrid fijarse «tanto en la institución, sino en que la gente pudiera estar en la Iglesia». En este punto, ha recordado el famoso: «Todos, todos todos» del Santo Padre y ha subrayado el hecho de que «la Iglesia sea esa madre que esté destinada a servir y a amar».

Por último, el arzobispo de Madrid se ha detenido en la indicación del Señor de volver a Galilea, que él entiende como un mandato por «volver a los orígenes». De hecho, «este Papa ha querido renovar nuestra Iglesia» y «nos ha hecho volver a las fuentes». En este sentido, ha añadido que ya «desde la exhortación Evangeli Gaudium,Francisco nos colocó en las bases de cuanto él ha intentado renovar en cada uno el encuentro personal con Jesucristo». Y cuando este no sea posible, ha recomendado «dejarse encontrar por Cristo, que siempre nos busca».

La Universidad San Dámaso organiza el curso 'Los dones del Espíritu Santo'

La Universidad San Dámaso presenta el curso 'Los dones del Espíritu Santo'. Se celebrará los días 5, 12, 19, 26 de mayo y 2 de junio de 2025 a las 18:30 horas y se podrá seguir de forma presencial en la sede central de la UESD (c/ Jerte, 10. Madrid), online o en diferido. El curso será impartido por Eduardo Toraño López, Doctor en Teología Dogmática y Profesor Estable en la Facultad de Teología y en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de la UESD, del que es director.

El Espíritu Santo es el “don” universal, enviado por el Padre y el Hijo en Pentecostés (Hch 2,38), que “se nos ha dado” (Rom 5,5). Ser donado es algo propio del Espíritu Santo, por eso san Agustín afirma que “Don” es uno de los nombres propios del Espíritu. San Juan Pablo II lo llama “persona-don” (Dominum et vivificantem 10). El don es uno, pues hay “un solo Espíritu” (Ef 4,4), y este único don se manifiesta en diversidad de dones, tanto santificantes como carismáticos.

Este curso «lo dedicaremos a los dones santificantes, conforme a la enseñanza que la Iglesia ha ido desarrollando desde sus orígenes a partir del pasaje de Is 11,2». Son siete dones otorgados para crecer en santidad y unión con Dios: piedad, temor de Dios, ciencia, entendimiento, consejo, fortaleza y sabiduría.