Este martes, 17 de septiembre, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha presidido una emotiva Eucaristía en el Seminario Conciliar de Madrid para marcar el inicio del servicio de Antonio Secilla como nuevo rector de la institución. La ceremonia, que ha inaugurado el nuevo curso, contó también con la presencia de Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid que durante dos años fue rector del Seminario. Además de los seminaristas y el equipo de formadores, han sido muchos los sacerdotes, familiares y amigos que han querido acompañar esta tarde al nuevo rector.
En su homilía, el cardenal Cobo ha subrayado el valor de mirar al pasado con gratitud, reconociendo el legado de aquellos que han dedicado sus vidas a la formación de los futuros sacerdotes, y ha destacado la importancia de afrontar el futuro con esperanza. «El Espíritu Santo nos enseña a ser agradecidos con Dios y con las personas; no nos situamos en el presentismo que fomenta el individualismo», afirmó. El arzobispo también ha señalado que la misión de los formadores y seminaristas debe estar enraizada en una fe profunda y un servicio humilde al pueblo de Dios.
El cardenal ha querido agradecer al rector saliente, José Antonio Álvarez, obispo auxiliar de Madrid (que participa estos días en Roma en el curso para obispos noveles junto con Vicente Martín y más de cien prelados de todo el mundo) sus años de entrega y servicio, y ha expresado su confianza en la labor de Antonio Secilla, a quien le ha recordado que este nuevo reto no se trata de un «cargo de prestigio», sino de una llamada a una misión: Servir y a formar a los futuros pastores de la Iglesia «con amor y alegría».
Cobo ha animado al nuevo rector a asumir la tarea con humildad y confianza, asegurando que, aunque no faltarán las dificultades, contará con la sabiduría y la fortaleza del Espíritu Santo, así como el apoyo de sus compañeros formadores: «En la comunión, el Espíritu os regalará la consolación de su alegría y su paz, «sentir arder el corazón», de estar comprometidos en la construcción de una iglesia en salida».
El acto ha coincidido con el inicio de una semana especial propuesta por el propio cardenal, la Semana de la Palabra, en la que todas las actividades de la archidiócesis de Madrid girarán en torno a la contemplación y escucha de la Palabra de Dios. «Nada mejor para comenzar este curso que ponernos juntos ante la Palabra, a su escucha y en su dinamismo. Queremos ponernos a la escucha de la Palabra no solo personalmente, sino juntos, en forma sinodal, comprometida, orante y celebrativa», ha afirmado el arzobispo.
Por último, ha invitado así a todos los presentes a caminar «en clave sinodal», guiados por el Espíritu Santo y con la mente y el corazón abiertos a la transformación que la Palabra de Dios trae consigo: «Que nos haga escuchadores de la única palabra que nos salva, nos ilumina, nos construye y da sentido a nuestras vidas», animando a los seminaristas a ser sensibles a los retos diocesanos.
Aprovechando el comienzo del curso en el Seminario, el arzobispo de Madrid ha adelantado algunos temas centrales para este año en la vida de la diócesis y del seminario: «Os pido y queremos en este curso revitalizar los órganos colegiales dentro del Seminario donde todos tengamos parte en la formación. Impulsaremos los que hay y construiremos nuevos consejos donde todos podremos tomar decisiones de acuerdo con las responsabilidades de cada uno». En segundo lugar, «subrayaremos de forma distinta y profunda la formación desde la comunidad y para la comunidad cristiana. Se trata de no perder el norte para formar a los discípulos constructores y animadores de las comunidades cristianas que esta Iglesia necesita en este tiempo nuevo».
Además, se les pedirá a los seminaristas «conocer y caminar en el concreto de la realidad diocesana. Os pido que conozcáis la vida de esta diócesis, que conozcáis sus retos, sus personas, la gente que está trabajando. Cada seminarista ha de ser sensible a los grandes retos diocesanos, los problemas y la gente que está trabajando para aprender a sentir con la Iglesia, no solo conocer, sino sentir».
Y por último, algo que el Papa repitió muchas veces en el encuentro que tuvieron los seminaristas en Roma: «Repitió muchas veces la palabra discernimiento. Desplegar la centralidad del discernimiento en la vida del seminario de forma intensa. Por eso abordaremos el arte del aprendizaje del discernimiento, personal y comunitario, de manera que cada uno de vosotros tengáis herramientas para desplegarlo y enseñarlo».
El cardenal ha concluido su homilía recordando la importancia de la compasión en la labor pastoral, haciendo referencia al Evangelio del día, en el que Jesús devuelve la vida al hijo de una viuda en Naín. «Jesús nos enseña a caminar por las entrañas de este mundo, compadeciéndose ante el dolor humano […] Naín es el símbolo de nuestra sociedad donde el dolor y la desesperanza hace mella en la soledad de tantos hermanos», ha finalizado el cardenal Cobo, exhortando a los presentes a ser consuelo y esperanza para quienes sufren, y a humanizar las relaciones en la sociedad.