Madrid

El cardenal José Cobo, en el Jubileo de los Seminaristas: «Al igual que san José, contad con la certeza de que Dios camina con vosotros»

«Venimos llenos de alegría, como peregrinos de la esperanza de la mano de José». Era la exclamación gozosa al comienzo del Jubileo de los Seminaristas en la catedral de la Almudena este martes, 18 de marzo. Una tarde ya festividad litúrgica de san José, patrono de la Iglesia universal y de los seminarios, en la que el canto de gloria en esta gran solemnidad rompía el ritmo de la Cuaresma.

Del cielo de Madrid caía lluvia, pero también misericordia en este año jubilar convocado para la Iglesia universal bajo el lema Peregrinos de la Esperanza, que se hacía coincidir en este día con el rito de admisión a órdenes de 17 seminaristas del Seminario Conciliar de Madrid y del Seminario Redemptoris Mater.

«Su linaje será perpetuo», se cantaba en el salmo responsorial. Voces fuertes en la catedral, de hombres que, como ha dicho el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, en su homilía, han querido «entrar juntos como peregrinos en la misericordia del Señor». Peregrinar, ha dicho, «es una parábola de la vida cristiana» y se ha referido a los seminaristas como peregrinos que buscan «claves y llamadas para modelar el sentido de vuestra vida ministerial». «Peregrináis para aprender a peregrinar», ha señalado, y «así os preparáis para caminar delante, en medio y detrás del pueblo de Dios que siempre sostiene por medio de los diversos ministerio y vocaciones».

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Despojados y sin reservar la vida

El arzobispo de Madrid ha invitado a los peregrinos a «dejarse enseñar a caminar junto con otros, viviendo, rezando, compartiendo, acogiendo, dejándose ayudar». Y «despojándose de muchas cosas, no solo las malas, sino también las que no ayudan a la armonía y a la comunión», porque «el peregrino camina ligero de equipaje, despojándose de sí mismo, de los prejuicios, de las ideologías, de las convicciones de grupos, para hacerse universal, para interiorizar como pastor a todos los demás».

La peregrinación, ha continuado, se hace hacia Dios, «pero siempre con otros, con la Iglesia y en la Iglesia»; «y solo caminando con este pueblo nos convertimos en auténticos peregrinos de esperanza».

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A los seminaristas presentes en la catedral de la Almudena les ha recordado: «Has recibido el don, el regalo de la llamada para que tu vida, llena de gozo e ilusión, se gaste y desgaste por el Señor, toda y solo por Él». Y les ha animado: «No os la reservéis; sed valientes para la entrega, que os hará felices». El Señor, ha señalado, los envía para entregar sus vidas «en el servicio a su pueblo santo», y en este sentido, el encuentro vivo y personal con Jeuscristo debería significar para todos vosotros un revestirse de este oficio de servidor».

Pero, ha especificado, «servidores de “todos”, sin distinciones ni selectividad; creando comunión; como Jesús, que salió al encuentro de cada persona allí donde estaba su historia y su libertad». Y este oficio se aprende en el «silencio de la escucha de la Palabra de Dios», en la contemplación orante de la vida de Jesús y en el «ejercicio cotidiano del servicio a los otros».

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Humildad y confianza de san José

En este peregrinar, ha añadido el arzobispo de Madrid, «nos dejamos iluminar por san José», el hombre sencillo y humilde que «no tuvo certezas absolutas, pero tuvo fe y amor; no entendió todo de inmediato, pero se dejó guiar». Al entrar en el seminario no se asegura el éxito ni la facilidad en el camino, ha reconocido el cardenal Cobo, «pero al igual que san José, contad con la certeza de que Dios camina con vosotros».

A san José, Dios le regala los pasos a dar en sueños «que él acoge con sencillez y por amor a María en una fe obediente». «Estoy convencido —ha añadido el arzobispo de Madrid— que Dios continúa hablando en sueños, por eso no tengáis miedo a soñar, no frustréis los sueños de Dios sobre vosotros». Y ha concluido el cardenal Cobo pidiendo a san José «que todos en la Iglesia sigamos soñando» y «que sepamos como él acoger a cualquier hora las sorpresas de Dios».

El arzobispo de Madrid ha estado acompañado por los tres obispos auxiliares de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, José Antonio Álvarez y Vicente Martín, así como los rectores del Seminario Conciliar de Madrid, Antonio Secilla, y del Seminario Redemptoris Mater, Eduardo Zapata; el rector de la Universidad San Dámaso, Nicolás Álvarez de las Asturias; vicarios episcopales y hasta un centenar de sacerdotes. La catedral se ha llenado también de familiares, amigos y hermanos de comunidades de los seminaristas.

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Admisión a órdenes

Durante la ceremonia han sido admitidos a órdenes los siguientes seminaristas:

  • Omar Enrique Barroso Dávila
  • Julio Arnaldo Castillo Fernández
  • Oscar Jesús Concejal Hernández
  • Álvaro Gangoso Pérez
  • Eduardo Gutiérrez de Cabiedes
  • Manuel Domingo Henríquez Rodrigues
  • Tomás Evangelista de Sousa
  • Pablo Herrera Pastora
  • Jorge Labrador Monzón
  • Javier Lillo García
  • Levi Andrew Marco
  • Ignacio Marín de la Torre
  • Mauricio Oriol Lapetra
  • Giusseppe Pea
  • Carlos Javier Puras Furió
  • Francisco Javier Romero Mijancos
  • Álvaro Solé Torrecilla

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El rito de admisión a órdenes supone que la Iglesia confirma la vocación sacerdotal de los jóvenes que ya llevan un recorrido de formación en el seminario, y que, en palabras del que fuera rector del seminario y actual obispo auxiliar de Madrid, José Antonio Álvarez, «más que expresivo en las formas, es muy significativo en el proceso». Es el primer momento, después de esos años de formación, en el que hay «un reconocimiento por parte de la Iglesia, a través del obispo, de que hay vocación al ministerio sacerdotal», y a su vez, «los seminaristas se comprometen públicamente a continuar y completar su formación sacerdotal».

En el rito, los seminaristas reciben la ayuda, por medio de la oración y el afecto, de toda la comunidad cristiana. Por eso la celebración pública de este acto adquiere todo su sentido. La fórmula es un interrogatorio hecho por parte del obispo en el que les pregunta si quieren completar su preparación para ser sacerdotes y si «queréis formar vuestro espíritu de manera que seáis capaces de servir fielmente a Cristo el Señor y a su cuerpo, que es la Iglesia».

Nombrados de uno en uno, y respondiendo cada uno con un «presente» y un «sí, quiero», el cardenal ha concluido con la fórmula «la Iglesia acepta con alegría vuestro propósito; Dios lleve a buen fin lo que Él mismo ha comenzado en vosotros».

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En la festividad de San José, Javier Cuevas, vicario para el Cuidado de la Vida, preside una misa en la Iglesia Nuestra Señora de las Maravillas

La Comunidad de Sant’ Egidio invita a participar en la misa que se celebra este miércoles 19 de marzo, festividad de San José, en la Iglesia Nuestra Señora de las Maravillas a las 20:00 horas.

Presidida por el Vicario para el Cuidado de la Vida, Javier Cuevas, tras la misa, como cada miércoles, continúan con el servicio a nuestros «amigos de la calle», con los repartos itinerantes de alimentos en distintos puntos del centro de Madrid.

Jorge Megías, sobre los Grupos de Mutua Ayuda en Duelo 'Resurrección': «Mi esposa y yo, 10 meses después de la muerte de nuestra hija, estábamos sanados de nuestro sufrimiento y nos habíamos convertido a Dios»

¿Es posible volver a ser feliz tras la muerte de un ser querido? ¿Se puede recuperar una vida plena? «Sí, se puede», afirmaba Jorge Megías Carrión, animador de la Pastoral del Duelo en España, durante la ponencia que ofreció ayer, lunes 17 de marzo en la Parroquia de Santa Cristina. Ahora bien, para sanar de raíz el sufrimiento que deja la muerte de un ser querido, es necesario recorrer un camino. «Se necesita todo un proceso, un trabajo de duelo, un itinerario de sanación con una metodología concreta y el acompañamiento de un grupo de ayuda mutua en duelo», explicó Megías.

Y es que sanar va mucho más allá de desahogarse o encontrar algo de serenidad y alivio físico. «Sanar es revisarlo todo en la vida, es meter el bisturí en el alma para comprender lo que ha sucedido y cómo, y también para comprenderse a uno mismo», añadió. «Sanar es volver a tener unas relaciones normalizadas con quienes nos rodean, recuperar la paz y la alegría de vivir, la fuerza interior, la felicidad y un proyecto de vida que dé sentido a nuestra existencia». Pero también —añade— «es purificar nuestra fe, revisar la imagen que tenemos de Dios y transformar radicalmente nuestra relación con Él, viviendo una profunda conversión».

En este sentido, Jorge Megías no duda en afirmar que sanar «es cambiar radicalmente de vida». Y para lograr una sanación tan profunda, es necesario recorrer un verdadero itinerario de sanación acompañados de un grupo de duelo. Esa es precisamente la misión de los Grupos Parroquiales de Mutua Ayuda en Duelo Resurrección: «Un servicio que la Iglesia ofrece de manera gratuita a sus hijos en duelo —y a todos los que lo necesiten— desde hace más de 31 años. Un camino de sanación que ha ayudado a decenas de miles de personas en muchos países de habla hispana, incluida España».

La experiencia personal de Jorge Megías y su esposa, Purificación Roca, es testimonio de ese camino de sanación. En 2005, murió su hija Irene a causa de una meningitis bacteriana. «Diez meses después de su muerte, estábamos completamente sanados de nuestro sufrimiento, nos habíamos convertido a Dios y nos casamos por la Iglesia», recuerdan.

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«No nos asusta la muerte»

En este sentido, Jorge Megías afirma que, tras recorrer este camino de sanación, hoy tienen «una vida más grande, más madura, más solidaria y más humana» que la que llevaban antes de la muerte de su hija. Han alcanzado una comprensión más profunda de la existencia, porque ahora —explica— «tenemos acceso a las realidades sobrenaturales y experimentamos a Dios en nuestra vida diaria». Esa experiencia de fe transformada les permite vivir con una nueva mirada, incluso ante la muerte. Ya no les asusta, porque han comprendido que forma parte natural de la vida humana y que, en realidad, «es la puerta que nos abre al encuentro definitivo con Dios, que es precisamente el propósito para el que Él nos creó».

Megías explica también que este proceso les ha llevado a comprender la existencia humana en tres etapas sucesivas: la vida biológica natural, que se inicia en el vientre materno y concluye con la muerte del cuerpo; la vida espiritual como almas desencarnadas, que se prolonga desde la muerte hasta la resurrección gloriosa; y, finalmente, la vida resucitada, cuando recuperamos un cuerpo glorioso, inmortal e incorruptible, para vivir así eternamente.

«Se puede ser feliz con Dios»

Como destaca Jorge, ahora viven una vida mucho más plena. Antes pensaban que la felicidad se encontraba en lo que el mundo ofrece: dinero, poder, influencia, salud, juventud, comodidad o la ausencia de problemas. Pero hoy saben que la verdadera felicidad es otra: «La felicidad consiste en vivir unidos a Dios». Porque —afirma— «Él tiene el poder, a través de la acción de su gracia en nosotros, de hacernos felices pase lo que pase, incluso en medio de la mayor tribulación».

Por eso, Jorge subraya que «la felicidad según el mundo es superficial y efímera, mientras que la felicidad según Dios es profunda y eterna». Y ese es precisamente el camino que él y su esposa han recorrido. Hoy pueden decir que son felices según Dios, y todo ello —reconocen— «es consecuencia de la muerte de nuestra hija Irene y de habernos dejado rehacer por Dios tras su muerte».

Jorge concluye su testimonio respondiendo con firmeza a la gran pregunta: ¿Se puede ser feliz tras la muerte de un ser querido? «Sí, se puede. Se puede ser completamente feliz, se puede ser feliz con Dios, viviendo en Él, que es la forma más plena y perfecta de felicidad».

Nombramientos en la Universidad Eclesiástica San Dámaso

El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid y Gran Canciller de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, ha realizado los siguientes nombramientos para la universidad con fecha de 18 de marzo de 2025:

Vicerrectores

- Juan Carlos Carvajal Blanco - 

Vicerrector de la UESD

- Andrés Sáez Gutiérrez - 

Vicerrector de investigación

 

Decanos

- Ignacio Carbajosa Pérez - 

Decano de la Facultad de Teología

- Roberto Serres López de Guereñu - 

Decano de la Facultad de Derecho Canónico

- José Antúnez Cid - 

Decano de la Facultad de Filosofía

 

A lo largo de los próximos días irán tomando posesión de sus cargos. El Gran Canciller agradece la labor desempeñada por los que han sido decanos de las facultades de Teología, Derecho Canónico y Filosofía hasta el día de hoy. Con estos nombramientos queda completada la estructura de gobierno de la UESD para los próximos años.

 

Juan Carlos Carvajal Blanco

Catedrático de Teología de la Evangelización y la Catequesis. Doctor en Teología Sistemática por la Universidad Pontifica de Salamanca. Licenciado en Teología Catequética por la Facultad de Teología San Dámaso (Madrid). Diplomado en Magisterio, especialidad en Ciencias por la Escuela Normal de Magisterio “Pablo Montesinos” de la U. Complutense (Madrid).

Actualmente es director del Departamento de Teología de la Evangelización y la Catequesis. También es Coordinador del Bienio de Teología de la Evangelización y la Catequesis y director de la Revista Teología y Catequesis.

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Carvajal San Damaso

 

Andrés Sáez Gutiérrez

Catedrático de Literatura bíblico-canónica y apócrifa en la Facultad de Literatura Cristiana y Clásica San Justino.

Doctor en Teología por la Universidad Eclesiástica San Dámaso.

Director de la Oficina de Investigación y Relaciones internacionales.

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Andres Saez San Damaso

 

Ignacio Carbajosa Pérez

Catedrático de Antiguo Testamento.

Doctor en Sagrada Escritura por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma. También es Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid (1990), con la especialidad de Desarrollo Económico y Economía Internacional.

Coordinador del Bienio de Licenciatura en Teología bíblica.

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Carbajosa San Damaso

 

Roberto Serres López de Guereñu

Catedrático de Derecho Canónico en la Facultad de Derecho Canónico.

Doctor en Derecho Canónico por la Universidad Gregoriana.

Serres San Damaso

 

José Antúnez Cid

Catedrático de Filosofía sistemática II (El hombre) en la Facultad de Filosofía.

Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana.

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Antunez San Damaso