Madrid

Cáritas Madrid lanza un mensaje con motivo del Día de la Mujer: «Caminemos juntas hacia la igualdad, la dignidad y la esperanza»

Cáritas diocesana de Madrid se suma a los mensajes de sensibilización con motivo del Día de la Mujer que celebramos este sábado, 8 de marzo. «Atendemos cada año a más 67.000 mujeres», muchas de ellas en situaciones de exclusión severa, como puede ser sin hogar o solas con hijos a su cuidado.

Cáritas Madrid cuenta con varios proyectos desde los que se les acompaña de una forma específica, o general para cualquier persona: CEDIA mujer, para mujeres sin hogar, del Hogar Santa Bárbara para madres o mujeres gestantes solas o el Centro de Atención a la Mujer Concepción Jerónima para mujeres en situaciones vulnerables.

Por ello quieren lanzar un mensaje de esperanza, «como nos invita este año el lema del Jubileo 2025», para que «caminemos juntas hacia la igualdad, la dignidad y la esperanza, para que la mujer deje de ser por el solo hecho de ser mujer una persona en situación de vulnerabilidad social.

El Centro de Tratamiento de Adicciones de Cáritas Madrid organiza distintas actividades para celebrar el Día de la Mujer

El Centro de Tratamiento de Adicciones (CTA) de Cáritas Diocesana de Madrid celebra esta semana, del 3 al 8 de marzo, el Día de la Mujer con diferentes actividades de sensibilización. Una semana para reivindicar el papel de la mujer en los social y sus procesos de empoderamiento, sobre todo en casos como las personas que acuden al CTA, donde hablamos de mujeres vulnerables que desarrollan una gran capacidad de resiliencia.

- Lunes 3 de marzo - 

Exposición de murales ‘Mujer tenías que ser’

- Martes 4 de marzo - 

12:30horas. Ponencia ‘Mujeres en el arte’ que impartirá Mila Hernández Pezzi

- Miércoles 5 de marzo - 

Clase de baile ‘Juntas nos movemos’.

- Jueves 6 de marzo - 

12:00 horas concierto, en la voz del cantautor Migueli.

- Viernes 7 de marzo - 

Actividades en el espacio de Emilia Pardo Bazán

- Lunes 10 de marzo - 

Podcast del CTA. Entrevistas a María Peñalosa y Berta de la Dehesa

Jorge, de 37 años, recibirá la Confirmación en Colmenar Viejo: «Siempre digo que entré de nuevo en la Iglesia por el perdón»

Jorge, sevillano de nacimiento, estuvo en un cole religioso de los 4 a los 15 años. Pero «salí con más dudas que afirmaciones». Así que eso, unido a que en su casa eran creyentes pero nada practicantes, le hizo alejarse por completo de Dios y de la Iglesia, hasta el punto de «rechazarlo».

Todo cambió al llegar a Madrid, tanto que Jorge está a punto de recibir el sacramento de la Confirmación en la parroquia basílica Asunción de Nuestra Señora de Colmenar Viejo este sábado, 1 de marzo, en una celebración presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid.

Hace doce años, al acabar la carrera —«soy músico y profesor de Secundaria»—, este sevillano desembarcó en la capital y solo pisaba las iglesias para el acompañamiento musical de las celebraciones. Pero apareció en su vida Lena, catequista en la parroquia de la Asunción. «El mismo día que empezamos a salir, que fue en Brihuega, decidimos ir a Misa; era la primera en más de 20 años», cuenta.

Por aquel entonces, en la parroquia se celebraba un año jubilar por el XX aniversario de su dedicación como basílica. «Mi chica me comentó» y este año de gracia le llevó a Jorge a «hacer las paces con mi padre». «Siempre digo que entré de nuevo en la Iglesia por el perdón».

Y entonces, «empecé a ir a Misa con Lena, un poco por acompañarla», pero todo iba calando en él. «Me encontraba a gusto». Y comenzó a entender que, «igual, ese hueco que me faltaba en la vida, con todas las cosas que habían pasado, no se había rellenado».

Comenar confirmacion jorge violin

«Vamos a darlo todo»

Lena y Jorge se prometieron y se casarán en mayo de este año. «Yo quería hacer las cosas bien, seguir profundizando y creciendo» en la fe, así que, aunque en la diócesis de Madrid no es requisito haber recibido el sacramento de la Confirmación para contraer matrimonio, Jorge se apuntó a catequesis.

Ante la celebración de este sábado, el músico confiesa que se siente como si fuera a jugar la final de un Mundial, que hay dos opciones: «estar aterrado» o, la que él ha elegido, «pensar que igual no lo voy a volver a vivir en mi vida, y entonces vamos a darlo todo». Le ayudó el ensayo general del jueves, un par de días antes, cuando fue consciente de que «esto está tomando forma».

Durante este proceso, «una de las cosas que más me ha costado es hablar abiertamente de que vuelto a la fe». Pero el otro día, con una compañera de trabajo, se soltó, porque «soy cristiano, no tengo que ocultarme, voy a recibir la Confirmación». Quizá algo de Espíritu esté recibiendo ya por adelantado Jorge. Y hace suyo lo que les recordaba el párroco, José Francisco García Gómez: «Si el Señor me pregunta, tiene mi sí».

Manuel, de 24 años, recibirá el Bautismo en Colmenar Viejo: «En el fondo, si uno se sienta a hablar con un joven despistado, ve que está deseando ser cristiano»

El día que Manuel, «24 años para 25», se presentó por primera vez en la catequesis, estaba «asustadísimo: pensaba que me iba a encontrar a gente que me juzgaría». Él, que venía de un padre ateo convencido, una madre agnóstica, y una hermana de 16 años que todavía no tiene criterios claros en este sentido. Porque en la familia ha entrado un elemento más de la ecuación de la mano de Manuel, el cuarto integrante, que entrará en la Iglesia católica mediante el Bautismo este sábado, 1 de marzo, en la basílica parroquia Asunción de Nuestra Señora de Colmenar Viejo, en una celebración presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid.

Todo empezó en las aulas de Filosofía, carrera que ha estudiado y en la que surge de manera inevitable la cuestión de Dios. «Cualquier estudiante tiene que transitar por ella». Esos primeros años, Manuel se empeñó «en demostrar que no existía». Lo discutía mucho, en concreto con unas amigas salesianas, y tanto ir y venir, tanto leer a filósofos de aquí y de allá, que le empezaron a surgir las dudas.

«Lo llevé individualmente», sin saber muy bien dónde buscar respuestas, hasta que al final, de tanto preguntar y unos y otros, un amigo suyo de Colmenar Viejo, donde vive, le dijo: «Mira, estoy cansado, si quieres te acompaño a la parroquia». Y así es como se presentó en la Asunción de Nuestra Señora y en aquel primer día de catequesis.

Razon y corazón

«Primero se convirtió la razón y luego el corazón», asegura, hablando de su camino de fe. Porque «al final me di cuenta de que no tenía ni idea» de nada. Le ha ayudado este sentirse necesitado, y también la paciencia que toda esta gente que se ha ido encontrando en la Iglesia han tenido con él. Y eso que «yo he pasado del Partido Comunista —literal— a la Iglesia católica».

Ahora, a Manuel no le da miedo rezar el avemaría, que acaba de aprenderse, aunque él a quien admira más profundamente es a Jesús. «Su entrega absoluta, con el camino tan difícil; me sigue estremeciendo mucho Cristo en la cruz». Y de ahí, «llegas inevitablemente a María». En casa, su deseo de ser cristiano no le sentó nada bien a su padre. De hecho, ha tenido algún que otro encontronazo con él. Su madre, en su agnosticismo, no ha tenido tantos prejuicios. Y «mis amigos han flipado». Manuel ha descubierto, y eso es lo que trata de transmitir, que «cuando uno simplemente tiene valores que se ha construido él mismo, es más egoísta y no alcanza algo tan grande».

Al vivir la fe, «te das cuenta de todo lo que tienes a tu alrededor es un regalo y estás en Sus manos», y que todo te lleva a la grandeza, y que aunque haya cosas que no estén bien, no estás solo. «Pasas por las dudas de forma distinta; solo, todo son tinieblas, y cuando no estás solo, sigues caminando».

Año de la esperanza

En este año jubilar, el Bautismo de Manuel es signo de esperanza. Algo que a él le viene al pelo justo ahora que está opositando a Justicia (hizo Derecho también). Para el joven, «la esperanza implica cierto salto de fe, que te da serenidad y tranquilidad al alma, vivida en comunidad». Manuel, que llega a la Iglesia de muy lejos, sabe que «en el fondo, si uno se sienta a hablar con un joven despistado, ve que está deseando ser cristiano». El problema, muchas veces, es el lenguaje. Mejor decirle «hay algo grande que puedes vivir» a hablarle con terminología cristiana; «hacer que se fijen más en el mensaje y no en la forma».

El sábado, en la basílica, Manuel estará acompañado de sus padres. Su madre, sin tantos prejuicios, «está orgullosa de mí». A su padre le ha costado más dar el paso, pero «dice que estará allí por mí». Quién sabe, deja Manuel abierta la puerta, «poco a poco todo va calando; el sacramento en sí ya es evangelización».