El sábado 13 de julio, y en el marco de las fiestas patronales, un grupo de personas de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Pozuelo de Alarcón recorrerá las calles del barrio de la estación en un acto de evangelización, invitando a los vecinos a participar en los cultos organizados en honor a la Virgen.
Carlos Pastor es uno de los jóvenes que participarán en esta iniciativa. «En realidad -reconoce- este acto de evangelización de calle no tiene una participación cuantificada por nuestra parte. Sí que intentamos ver si alguno de los que hemos conocido aparece. En las otras actividades similares de evangelización que hemos realizado, aunque se llega a mucha gente en el ‘tú a tú’, son pocos los que luego se animan a participar. En realidad, ese no es nuestro objetivo. La finalidad es más bien sembrar, dar una buena sensación, mostrar la acogida y abrir las mentes. El Señor es el que sabe», afirma.
«La idea de esta iniciativa -explica- surgió de otras evangelizaciones similares que se han hecho. Empezamos hace un par de años, y esta será nuestra cuarta salida. La primera partió de un grupo de cinco jóvenes con inquietud por transmitir el Evangelio. Unos venían de una experiencia misionera con Schoenstatt, otros habían hecho 'Arde Complutum', y otros -yo entre ellos- habíamos participado en misiones populares con los Oblatos de María Inmaculada, para quienes la evangelización es parte del carisma».
Confiesa que «teníamos ganas de sacar afuera la riqueza que llevamos dentro. Fuimos trabajando la idea, y al final presentamos al consejo parroquial una propuesta de un día de evangelización en fechas navideñas. Aunque hubo debate, se terminó aceptando».
La suerte de conocer a Cristo
«En esa primera experiencia -evoca- aprovechamos para desear a todos los vecinos una feliz Navidad, al tiempo que les invitábamos a participar en un encuentro de adoración. Comenzamos por la mañana con unas formaciones y, después de un acto de envío, salimos por grupos a recorrer las calles, llamando a las casas, puerta a puerta. Por la tarde volvimos a hacer lo mismo. Fue un día intenso, en el que vimos que tenia sentido evangelizar. Y, además, contábamos con el consejo parroquial de nuestro lado», sonríe. «Salió bien, aunque no sabemos el fruto. Nosotros solo somos sembradores», apunta.
«Repetimos para el Corpus -prosigue-, y también para invitar a la gente a participar en la fiesta de la parroquia. Esta será la primera vez que hagamos el acto de evangelización con motivo de la fiesta de la patrona, la Virgen del Carmen». «Recuerdo -comenta- el testimonio de un vecino que nos contó una historia personal relacionada con la Virgen del Carmen. Fue algo muy íntimo y bonito. Quien se atreve a abrir el corazón se lleva una nueva imagen de una Iglesia acogedora, que es de todos. Vemos el poder de la oración en esas conversaciones que tenemos con los vecinos, e intentamos ponernos al servicio del Espíritu Santo. Sabiendo que, ni somos héroes, ni somos salvadores de nadie, sino solamente testigos del único Salvador».
«La invitación que vamos a realizar -indica- será sencilla. Solemos ir en grupos de dos o tres, con unos folletos de las actividades. En este caso, de la ofrenda floral del domingo 14, y de la Misa y procesión del martes 16. La idea es ser muy respetuosos y tratar de no incomodar a la gente. Que de verdad lo vean como una invitación gratuita y altruista. Desde ahí se puede iniciar un diálogo. No somos maestros de la oratoria ni tampoco comerciales, y menos aún sabios doctores. Simplemente gente normal que ha tenido la suerte de conocer a Cristo. Es una alegría que merece ser compartida», subraya. «Lo que solemos hacer -añade- es que, mientras uno habla, los otros rezan, y además regalamos unos detallitos, que gustan bastante. Esta vez serán estampitas de la virgen, y quizás algún rosario».
Envío misionero
«Para esta ocasión -señala-, nuestro párroco, Jesús Mateos, se ha involucrado. Y, además, ha querido que participáramos junto a los anderos que custodiarán a la patrona en la ofrenda floral, y que llevarán a la Virgen en la salida procesional que tendrá lugar el día de su fiesta. Es bonito empezar la evangelización con un envío misionero de un sacerdote -remarca-. Es un pequeño rito muy hermoso que nos llena de ánimos para abordar a la gente. Al terminar el acto de evangelización, nos contamos, unos a otros, cómo nos ha ido, y narramos las experiencias interesantes y bonitas que nos han ocurrido».
Considera que, «en la Iglesia católica, somos muy buenos haciendo eventos hacia dentro, para la gente que asiduamente participa de la vida eclesial. Incluso somos buenos para invitar a la gente a actividades como retiros de Emaús, oraciones, sacramentos, eventos benéficos... Pero tenemos que entender que hay gente que está fuera de esos círculos, y que también merecen que alguien les de la oportunidad de oír hablar de Dios, o de ser escuchadas y acompañadas por personas de fe. A ellos queremos llegar», concluye.