Madrid

La Iglesia en Madrid avanza en la implementación de un Sínodo que «se construye con los pequeños síes de cada día»

El salón de actos del Seminario Conciliar se ha llenado para acoger el encuentro diocesano para avanzar en la implementación del Sínodo en Madrid. La jornada ha contado con la presencia de Eva Fernández Mateo, presidenta de Acción Católica General e invitada especial del Papa en la Asamblea Sinodal, quien ha dialogado con el arzobispo sobre la experiencia vivida en el Sínodo en Roma y los desafíos que se presentan para la Iglesia universal y para la diócesis de Madrid.

Al principio del encuentro, el cardenal José Cobo ha animado a la comunidad diocesana a continuar el camino sinodal con apertura y compromiso. «La Iglesia y el Sínodo se construye con los pequeños síes de cada día y que, a lo largo de la historia, y con muchas tareas, habéis ido dando […] Algunos han tenido frutos, otras nos han frustrado o dado alegría, pero hoy damos gracias al Señor porque Él ha estado en cada uno de los rincones de nuestra ciudad», ha remarcado el arzobispo de Madrid.

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«Que sea la voz de Dios la que se escuche en nuestra Iglesia diocesana»

En su intervención, el cardenal José Cobo ha pedido «luz suficiente para caminar juntos y que sea la voz de Dios la que se escuche en nuestra Iglesia diocesana». El arzobispo ha recordado que la sinodalidad es un camino que nació con la invitación del Papa Francisco a reflexionar sobre «el caminar juntos en la Iglesia» y que, a lo largo del proceso, se ha evidenciado que «son las relaciones las que sostienen la vitalidad animando sus estructuras». En esta línea, ha resaltado la importancia de la «conversación en el Espíritu» como un método adecuado para el trabajo sinodal, y ha abogado por fomentar espacios en los que los consejos pastorales y parroquiales puedan proponer puntos para el orden del día.

Asimismo, el cardenal Cobo ha insistido en que «una parroquia no puede estar centrada en sí misma, sino orientada a la misión», señalando que «institutos, congregaciones, movimientos y asociaciones están llamados a actuar en sinergia con la Iglesia local». En este sentido, ha destacado la importancia de la piedad popular, la catequesis y la formación de discípulos para renovar la mentalidad y transformar los espacios formativos. Por último, ha hecho un llamamiento a la transparencia, la rendición de cuentas y la evaluación en la Iglesia, subrayando que «esto no es un empeño burocrático, sino un compromiso con la misión y con los fieles».

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Las palabras de Eva Fernández, presidenta de Acción Católica General

Por su parte, Eva Fernández, presidenta de Acción Católica General e invitada especial del Papa en la Asamblea Sinodal en Roma, ha compartido su experiencia y las claves para vivir la sinodalidad. Ha recordado cómo la llamada para participar en el Sínodo es algo que nunca olvidará y ha subrayado la importancia de caminar juntos y de fomentar una «conversión de nuestras relaciones y estructuras». «Ojalá fuéramos capaces de apreciar las diferencias como un don», ha señalado, invitando a superar prejuicios y promover la corresponsabilidad.

La presencia de la Iglesia en el mundo digital, la importancia de cuidar los contenidos que se comparten en las redes sociales, la confianza en los jóvenes y fomentar su creatividad han sido varios de los temas abordados por la presidenta de Acción Católica General. El encuentro ha sido un paso más en el compromiso de la Archidiócesis de Madrid con el proceso sinodal impulsado por el Papa Francisco, animando a todos los fieles a vivir la sinodalidad en la práctica y ha servido para seguir consolidando los frutos del camino sinodal en Madrid.

Nazario, joven converso que acaba de salir de un centro de ejecución de medidas judiciales: «A Dios le debo todo, me ha salvado de todo»

Prefiere mantener su identidad oculta, y por eso para este reportaje ha elegido el nombre de Nazario. Lo hace como un guiño a su padre, una broma paterno-filial, pero etimológicamente, del hebreo, significa «consagrado a un fin». Quizá sea mostrar esperanza en un año jubilar en el que la Iglesia invita a ser peregrinos de esperanza. «Otra cosa, bueno; pero la esperanza no se puede perder nunca», asegura convencido.

Nazario tiene 20 años y acaba de finalizar su internamiento en un centro de ejecución de medidas judiciales para menores de la Comunidad de Madrid. Le quedan aún tres años de libertad condicional. Ingresó a los 16 años.

—Siempre me ha gustado tener más de lo que tenía.
—¿Fue eso lo que te llevó al centro?
—Un poco todo.

Hijo único de una familia trabajadora, nacido en Madrid, «en La Paz» para más señas, Nazario tuvo una infancia normal, fue al colegio, al instituto… Hasta que todo se torció. Los comienzos en el centro no fueron nada fáciles; en realidad, nada fue fácil allí. «Al principio estás que no sabes dónde estás; quieres irte, no sabes qué hacer con tu vida». Una situación «desesperada»; «lo que más te mata es no tener contacto con tu gente y la falta de libertad».

A los meses, pidió a la directora del centro hablar con un sacerdote. «Toda la vida he creído en Dios». Aunque no estaba bautizado porque sus padres pensaron que mejor eligiera de mayor, a veces iba a Misa. Y apareció en su vida Félix Martínez, capellán de los centros de menores infractores El Laurel y El Lavadero. Más de 40 años lleva este sacerdote amigoniano trabajando directamente con este perfil de chicos. «Los críos», los llama él de forma cariñosa, como un padre. Como ese Dios misericordioso que es, afirma después de tanta vida con ellos, lo que en realidad están buscando.

Y Nazario se unió al grupito que cada viernes se veía con el capellán. Siempre, a petición de los internos, y siempre en una sala específica en la que a veces tenían que estar divididos para que no hubiera problemas. «Hay muchos integrantes de bandas latinas rivales», justifican ambos. Refieren una ocasión en la que los chavales se enzarzaron. «¡Ni a los curas respetan!», se indigna Nazario. Pero el padre Félix quita hierro al asunto. «Él es buenísimo con toda la gente», añade el joven.

Bautismo, Confirmación y Eucaristía

Reconoce Nazario, que cuando habla lo hace sencillo y sin rodeos, que nunca se llegó a apuntar a catequesis en su vida anterior al centro, pero que siempre había tenido el deseo de bautizarse. Así que, «ya que estoy aquí —se dijo—, ¿por qué no?». Y se lo comentó al padre Félix. Durante un año se estuvo preparando para recibir los sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. «Las cosas básicas ya me las sabía, pero el credo, por ejemplo, no me acordaba».

La celebración fue en mayo del año pasado. Presidió el vicario de Pastoral, José Luis Segovia, y el centro permitió el acceso a los padres de Nazario y a sus padrinos, una hermana de su madre y un hermano de su padre. «No me dejaron invitar a mis abuelos», y eso al joven le dolió un poco, aunque «ya le he dicho al padre Félix que ahora tenemos que hacer una Misa en condiciones» con todos los que él quiere.

Antes de comenzar, Nazario pudo hablar con sus padres. «Les pedí perdón por todo lo que les había hecho pasar», recuerda. Y les prometió que ese sería el comienzo de una nueva vida «enmendando todos los errores». El padre Félix apunta algo más de lo que les dijo: «Hasta ahora os he dado muchos disgustos y a partir de ahora os voy a dar muchas alegrías».

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La familia y el acompañamiento espiritual

Tanto Nazario como el sacerdote hablan del vital apoyo de la familia del joven en todo este tiempo. «Ese día me recordaron que me querían mucho y que tenía toda la vida por delante; sin ellos no habría sido posible», resumen el joven.

El otro pilar que junto a la familia ha sido el salvavidas de Nazario es el acompañamiento espiritual. «En el mundo de estos chicos, de las cárceles, la pastoral les ayuda a crecer como personas, a encontrarse consigo mismo y con Dios; y en ese camino, en el que han roto las relaciones con el prójimo, el encuentro con Dios les ayuda a encontrarse con los demás», señala el capellán.

Esto «les da paz interior». El padre Félix ha visto cómo a Nazario «le ha ayudado a llevar la situación de internamiento con serenidad». También la confesión, que el sacerdote llama el «sacramento de la fiesta del perdón». «Sus confesiones —recuerda— las vivía como una terapia, se desahogaba a Dios y experimentaba esa misericordia de Dios». En realidad, todos estos «críos, en medio de las dificultades, buscan la misericordia de Dios».

Para el sacerdote es muy motivador y gratificante cuando les va viendo salir. «Son chavales adolescentes que confunden su vida, que se han metido es muchos líos, pero cuando ves que salen y hacen felices a los demás…». Para uno, que cumplió los 18 años ya fuera del centro, celebró en una ocasión en su parroquia una paraliturgia de acción de gracias por su cumpleaños con todos los familiares. «Son situaciones muy agradables».

No es la gran mayoría, reconoce, pero por ejemplo Nazario «ha puesto de sí mismo todo lo posible para reorientar su vida». Actualmente trabaja con su padre y está «encantado». Además, estudia para mejorar sus competencias profesionales.

¡Y tiene novia! «La conozco desde hace muchísimo, pero retomamos el contacto hace dos años». Se empezaron a intercambiar cartas y cuando Nazario dejó el centro empezaron a salir. Por supuesto, no duda, se casará con ella por la Iglesia. «A Dios le debo todo, me ha salvado de todo; hasta mi condena fue un aviso de que ese no era el camino».

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El cardenal José Cobo presenta la nueva estructura central de la Curia Diocesana al servicio de la misión de la Iglesia en Madrid

Ante los retos y desafíos pastorales de la archidiócesis de Madrid, el cardenal José Cobo Cano ha compartido este viernes, 21 de febrero, la reorganización de la estructura central de la Curia Diocesana.

En un encuentro con el Consejo Episcopal y los arciprestes celebrado en el Seminario de Madrid, el arzobispo ha anunciado el nombramiento de José Antonio Álvarez, obispo auxiliar de Madrid, como nuevo vicario General; así como el de Fernando Murga, como moderador de Curia.

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Ambos, junto con el vicario judicial, Francisco Mora; el vicario Pastoral, José Luis Segovia; y el delegado episcopal de Economía y Administración General, José María Albalad, formarán el Órgano de Asuntos Generales de la Curia Diocesana.

Por otro lado, también se ha informado del nombramiento de Antonio García Hernanz, como vicecanciller del arzobispado en sustitución de Eduardo Gonçalves, que asumirá otras responsabilidades.

Órganos de la sinodalidad

El nuevo Reglamento para el Personal de la Curia, que aprobará posteriormente el arzobispo tras pasar por los consejos pertinentes, contendrá las normas relativas a las competencias de los diferentes organismos, los procedimientos que se han de aplicar, las funciones y las actividades del personal que sirve en la Curia, desde el punto de vista organizativo, disciplinar y económico.

De esta forma, los distintos organismos de la Curia (vicarías, delegaciones, secretariados, departamentos, oficinas, etc.), aun respondiendo a sus propios fines y respetando las competencias de cada uno, mantendrán unidad y coordinación entre sí para impulsar una acción pastoral armónica, según las orientaciones diocesanas, que deben nacer siempre de la escucha y de la corresponsabilidad de todos los bautizados.

Todo ello figurará en el estatuto “La Curia Diocesana y los órganos de la Sinodalidad al servicio de la misión de la Archidiócesis de Madrid”, que recoge los principios generales, los detalles de la nueva estructura central de la Curia y los órganos de la Sinodalidad: el Consejo Episcopal, el Consejo Mixto, el Consejo Pastoral Diocesano, el Consejo Diocesano para Asuntos Económicos, el Colegio de Consultores, el Consejo Presbiteral y, en el ámbito parroquial, los Consejos de Pastoral y Económicos de cada comunidad.

“La sinodalidad es el caminar juntos de los cristianos con Cristo y hacia el Reino de Dios, en unión con toda la humanidad; orientada a la misión, implica reunirse en los diferentes niveles de la vida eclesial, la escucha recíproca, el diálogo, el discernimiento comunitario, llegar a un consenso como expresión de la presencia de Cristo en el Espíritu, y la toma de decisión en una corresponsabilidad diferenciada” (Francisco. XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos: Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión, n.º 28).

El rector del Seminario de Madrid, Antonio Secilla, participa en el Encuentro anual de sacerdotes de la Adoración Nocturna Española

La Casa de Nuestra Señora de la Anunciación, Esclavas de Cristo Rey (Arturo Soria, 228) acoge el Encuentro Anual de Sacerdotes de la Adoración Nocturna Española, este martes, 25 de febrero, a las 11:00 horas.

En esta ocasión contarán con la participación de Antonio Secilla Buenadicha, Rector del Seminario de Madrid, quién desarrollará el tema de reflexión:" La Irradiación del amor del Corazón de Cristo exige misioneros enamorados".

«Convocamos a los directores espirituales de todos los turnos y secciones de la Adoración Nocturna en la diócesis de Madrid a un encuentro de formación». Por ello desde el Consejo Diocesano de Madrid, «animamos a todos a inscribirse».