El delegado de Pastoral para la Zona Centro de la diócesis de Madrid, Santos Urías, ha querido despedirse del Papa Francisco. «Ha sido una luz en mitad de este tiempo; siempre hay personas que marcan una época y sin duda él, para la Iglesia, ha supuesto esa capacidad de cercanía, de comunicación, de conexión con muchas realidades que están presenten dentro de la vida de la Iglesia, y también fuera».
Ha destacado la capacidad del Pontífice «para crear espacios de diálogo, de comunión, muy guiado por el Espíritu». A nivel personal, asegura, «me ha hecho crecer como pastor con ese “olor a oveja” que él decía».
Una de las cosas «más bonitas» que ha hecho el Papa Francisco, en opinión del delegado, ha sido «generar procesos y provocar dinámicas dentro del Espíritu». En cierta manera, señala, «ha renunciado a hacer cosas por decreto» y por el contrario ha ido «insuflando una manera diferente de trabajar, de proponer». Diferente en el sentido de «adecuado a los tiempos que vivimos y a las necesidades que hoy, tanto la sociedad como la Iglesia, demandan», no porque no se haya hecho en otras ocasiones.
«Ha habido una espiritualidad muy profunda y muy de fondo», subraya, que además «es muy posible que perdure precisamente porque ha venido en un cambio más de mentalidad y de forma de trabajar y de vivir las cosas que, digamos, de normas», que por otro lado «también es necesario y ayuda a esa sensibilización».
Capacidad de soñar, poesía social y ternura
Si tuviera que destacar alguna frase del Papa Francisco, sería el discurso a los jóvenes «diciendo que nunca agotemos la capacidad de soñar». Él ha sido «un hombre que ha soñado» y que ha hecho partícipe al hombre de que «el sueño de Dios es el que tiene que estar presente en nuestro sueño, y que cuando hacemos que el sueño de Dios coincida con nuestros sueños, entonces surge la magia, la belleza y todo lo que hace que el ser humano crezca en dignidad y en verdad».
Otro aspecto significativo de este «gran Papa» es «la poesía social, que cita en una de sus encíclicas, como esos espacios que mezclan lo artístico, lo poético, lo que va un poco más allá del discurso meramente racional para acercarse a todas las realidades sociales». Especialmente, apunta, «a los que muchas veces no son considerados en nuestro mundo, en nuestra sociedad». En definitiva, para acercarse a la fragilidad «que a veces nadie mira». Y Francisco ha puesto el foco de atención en «lugares, en situaciones y en personas que muchas veces nadie quiere mirar cara a cara».
Y, por último, la ternura. «Ha sido un Papa que nos ha expresado con gestos y con una carga simbólica lo que es el corazón misericordioso de Dios».