Madrid

Daniel Escobar, delegado de Liturgia de la diócesis de Madrid, tras la muerte del Papa: «Se verá la figura de Francisco como un gran promotor de la paz»

«Francisco fue una persona que desde el primer momento que se presentó ante todo el mundo, en el balcón de la basílica de San Pedro, apareció de un modo muy cercano». El delegado episcopal de Liturgia de la diócesis de Madrid, Daniel Escobar, destaca la naturalidad y sencillez del Papa Francisco, quien hizo ese primer día «algo de sentido común, que es saludar». Quizás no se esperaba de él ese gesto tan sencillo como decir «buenas tardes», pero esto «nos dio pistas de por dónde iba a caminar su pontificado».

Escobar sostiene que quizá aún sea pronto para valorar cuál ha sido su legado espiritual, pero «yo me quedaría con la promoción de la paz». Aunque se han visto «algunos signos ya», sin duda «hay un trabajo oculto que irá aflorando y se verá la figura de Francisco como un gran promotor de la paz». Así, «se irá viendo todo lo que se hizo gracias a su guía, a su pastoreo y al cuidado de la Iglesia que tuvo».

De lo transmitido por Francisco, «no me quedaría con una frase concreta, pero sí con la idea de que Dios acoge siempre y que la Iglesia acoge siempre a todas las personas, con independencia de la situación en la que se encuentren». Esto, «unido a la confianza en la misericordia de Dios».

Porque desde sus inicios, «el Papa se presentó como alguien que tenía que hablarnos de la misericordia de Dios, ante un mundo que muchas veces no perdona, e incluso nosotros mismos muchas veces no nos perdonamos». «Pero el Papa quiso mostrar que Dios nos perdona siempre», concluye.

José Luis Saénz-Díez, delegado de Exequias, pone en valor la figura del Papa Francisco: «Ha abierto muchos caminos en la Iglesia»

El delegado episcopal de Exequias de la diócesis de Madrid, José Luis Saénz-Díez de la Gándara, ha recordado al Papa Francisco como un hombre que «ha actuado acercándose a todos los aspectos del mundo, de la vida de los hombres».

Ha sido un Papa, afirma, «que ha abierto la universalidad del ministerio a países y a personas». Asimismo, «ha sido transparente desde lo que él vive; así, habla de la humildad, pidiendo la oración por él».

Resalta el delegado «algo que me resulta curioso», que es que, como buen jesuita, actuaba «teniendo una acción de dirección espiritual a las personas, muy concreta para la vida cristiana».

«El Papa ha abierto muchos caminos en la Iglesia», concluye.

Carlos Aguilar, delegado de Piedad Popular, subraya la impronta del Papa Francisco: «En un mundo tan tensionado y polarizado, cada una de las sonrisas que nos ha regalado es su mejor legado»

El Papa Francisco fue, «esencial y principalmente, el Papa». Esto es, «Jorge Mario Bergoglio fue el que el Espíritu Santo eligió para suceder a Benedicto XVI y continuar, con su impronta personal, la tarea de pastorear el rebaño, las ovejas, que Jesús confió a Pedro y a sus sucesores». Así lo explica Carlos Aguilar, delegado de Piedad Popular de la diócesis de Madrid, tras el fallecimiento del Pontífice.

El delegado destaca del Papa su «sencillez y humildad», algo que le «impactó» ya «el mismo día en el que se asomó a la logia de la basílica de san Pedro en Roma», recién elegido. «También su sonrisa, su mirada alegre». «En un mundo tan tensionado y polarizado, creo que cada una de las sonrisas que nos ha regalado es su mejor legado».

Hay otro aspecto que también destaca Aguilar: «el subrayado sobre la paciencia» que hace en su exhortación Evangelii gaudium. «En una sociedad tan tecnificada como la nuestra, donde todo parece que tiene que ser inmediato y al momento, Francisco nos exhortó a saber tener paciencia». Paciencia «para acompañar los largos procesos y también para aguardar los frutos» porque estos no siempre aparecen «donde uno lo piensa, sino donde Dios quiere, cuando Dios quiere y como Dios quiere».

Por eso, añade, el «evangelizador, el discípulo misionero, necesita adentrarse en la lógica del Misterio de ese Dios que siempre se nos anticipa; nos "primerea", decía Francisco». También un Dios que «siempre nos acompaña, que siempre camina a nuestro lado y que nos espera al final del camino».

Una frase del Papa que Carlos Aguilar se repite a sí mismo muchas veces, «y de cuando en cuando me gusta citarla en mis predicaciones», es la que expresó también en Evangelii gaudium, aquella de «no andar por la vida con cara de vinagre, con la cara de aquellos que han vivido muchas cuaresmas, pero sin disfrutar nunca del gozo de la Pascua».

«Francisco nos ha dado un testimonio maravilloso de la alegría de creer y del gozo del Evangelio», afirma el delegado, «y me parece que de eso andamos muy necesitados en la Iglesia, en nuestras comunidades, y en nuestro mundo».

Rufino García Antón, delegado episcopal de Pastoral de Movilidad Humana, destaca del Papa Francisco «su insistencia en el amor misericordioso de Dios»

«El Papa Francisco ha sido para mí la imagen más auténtica y genuina del buen pastor». Así recuerda al Papa Rufino García Antón, delegado episcopal de Movilidad Humana de la diócesis de Madrid (en la imagen, junto al entonces obispo auxiliar de Madrid y actual arzobispo, cardenal José Cobo). «El buen pastor que unas veces va delante de las ovejas, la mayoría de las veces las acompaña en su camino, y otras veces va detrás acompañando a las más débiles para que no se queden descolgadas». Él además, dio ejemplo de «pastor con olor a oveja».

Asegura el delegado que no es fácil resumir el legado del Papa porque es una «figura poliédrica valorada desde muchos puntos de vista», de los cuales él destacaría algunos. En primer lugar, «su insistencia en el amor misericordioso de Dios; cuántas veces decía que Dios no se cansa de perdonar nunca, que somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón».

A su vez, «fue un Papa franciscano en el sentido más genuino de la palabra». La elección del nombre no fue en vano, «y realmente en estos doce años de pontificado ha recogido lo más importante del espíritu de san Francisco». Entre otros, su «preocupación constante por la paz y su esfuerzo mediador para tender puentes de paz», la «preocupación por la casa común», en la que, como él decía, «todo está interconectado», y su «ocupación por la fraternidad universal, reflejada sobre todo en la encíclica Fratelli tutti».

Palabra y gestos

Francisco ha dejado «un Magisterio muy rico y muy abundante», pero quizá más importantes que esas palabras han sido sus gestos, observa el delegado. «Siempre pendiente de lo más descartados, como él decía». Su preocupación por una «Iglesia hospital de campaña, una Iglesia samaritana, una Iglesia pobre y de los pobres» ha sido también «un legado fundamental».

En cuanto a frases que al delegado le hayan parecido especialmente reveladoras, indica como desde el principio, desde su primera aparición como Papa en el balcón de San Pedro, pidió la bendición y se inclinó para recibirla. Desde entonces, siempre decía «recen por mí», y esto revela una «persona humilde, sencilla, consciente de sus limitaciones y fragilidades».

Por la parte «que me toca desde el trabajo con los migrantes, me ha llamado siempre la atención» una frase que casi «se ha convertido para mí en un lema: “frente a la globalización de la indiferencia, tenemos que promover la globalización de la solidaridad”». Fue una frase que pronunció el Papa Francisco, y después ha repetido en otras ocasiones a lo largo de su pontificado, en su primer viaje, a la isla de Lampedusa en 2013, días después del naufragio de un barco en el que murieron cerca de 400 migrantes.

Por último, «en un tono no menor», destaca «su espíritu alegre y su sentido del humor». «Gracias, Papa Francisco —concluye—, por ser testigo de la alegría del Evangelio, por ser testigo de la fraternidad universal, y por ser un gran cuidador de la casa común».