La capilla del Centro de Madrid de Hermandades del Trabajo acoge este sábado, 22 de marzo, un retiro espiritual de Cuaresma que lleva por título “Necesitados de esperanza cristiana”. Dirigido por Tomás Priego, la jornada comenzará a las 10:30 horas con una charla-meditación, seguida de la oración personal y la Lectio Divina y finalizará a las 12:30 horas, con una Eucaristía.
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Santos Montoya Torres, obispo de Calahorra y la Calzada-Logroño, preside una Misa en la catedral de la Almudena con motivo del funeral de su madre, María Manuela Torres.
Con motivo de la festividad de san José y del Día del Seminario, la archidiócesis de Madrid ha lanzado una serie de vídeos en los que tres seminaristas dialogan con sus padres sobre su vocación, su relación familiar y el papel fundamental que han desempeñado en su camino hacia el sacerdocio. En estas conversaciones, padres e hijos responden a preguntas que han surgido a lo largo de su vida, compartiendo recuerdos, inquietudes y emociones que han marcado su camino de fe.
En esta serie de vídeos, los seminaristas preguntan a sus padres si alguna vez imaginaron que sus hijos serían sacerdotes, es decir, «padres de todos». Sus respuestas reflejan el impacto que tiene la figura paterna en la maduración de la vocación sacerdotal, destacando el acompañamiento, la guía y el ejemplo que han ofrecido a lo largo de los años, así como la importancia del sacerdote como figura paterna dentro de la comunidad.
En un contexto en el que las vocaciones sacerdotales enfrentan desafíos, se busca poner en valor el «sacerdocio como una llamada a ser padre espiritual» y protector de la Iglesia.
San José, modelo de paternidad y entrega
El Papa Francisco, en su carta Patris corde, recuerda que san José es el ejemplo perfecto de paternidad, porque supo acompañar, proteger y guiar a Jesús sin imponerse, permitiéndole crecer en su misión. Su figura, como ha explicado el Santo Padre, es un referente tanto para los padres de familia como para los sacerdotes, quienes, al igual que él, están llamados a ser custodios y guías espirituales de quienes les han sido confiados.
El mensaje del arzobispo de Madrid: una llamada a la esperanza
Este martes 18 de marzo, los seminaristas de los Seminarios de la archidiócesis de Madrid han participado en el Jubileo de los seminaristas en la catedral de la Almudena, dónde, además, se celebró el rito de admisión a las órdenes sagradas, un paso importante en el camino vocacional de los seminaristas.
Como destacó el rector del Seminario Conciliar, Antonio Secilla, «un día precioso para el encuentro, pero también para dar gracias a Dios y a la Iglesia de Madrid por el cariño y el cuidado con el que nos sostienen». Por eso, añade, «somos de vosotros y para vosotros, Cristo, sembradores de esperanza».
Así, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid les invitó a «anunciar a todos, porque todos esperan, ya que en el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien. (...) Este es el ser mismo de la Iglesia: anunciar a Jesucristo, y deberá ser el sentido único de vuestro ministerio futuro».
Para entender la importancia de San José recordamos las palabras que nos decía el Papa San Juan Pablo II en una Exhortación Apostólica sobre la figura y la misión de San José en la vida de Cristo y en la de la Iglesia. San José, como custodio del Redentor, ha tenido gran importancia desde los primeros siglos. Por ejemplo, los padres de la Iglesia inspirándose en el Evangelio subrayaron que San José, al igual que cuidó de la Virgen María y se dedicó a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico la Iglesia, de que de la Virgen es figura y modelo.
En unos tiempos difíciles para la Iglesia, el Papa Pío IX quiso poner a la Iglesia bajo la protección especial del Santo Patriarca José y por eso lo declaró patrono de la Iglesia Católica. El Papa sabía que no se trataba de un gesto sin importancia, pues la Iglesia, después de la Virgen Santa, su esposa, tuvo siempre en gran honor y colmó de alabanzas al bienaventurado José y a él recurrió sin cesar en las Angustias. Es lo que decía Pío IX en el momento de declarar a San José patrono de la Iglesia Universal.
San Juan Pablo II nos recuerda que el patrocinio de San José debe ser invocado y es necesario en la Iglesia no solo como defensa contra los peligros, sino también y sobre todo como alimento en el empeño de la evangelización en el mundo y en la reevangelización en aquellos lugares en los que la religión y la vida cristiana fueron florecientes y que ahora mismo pues sufren una mayor o menor dificultad.
Además, San José aparece como patrono de la Iglesia y también como ejemplo, porque el ejemplo de San José supera los estados de vida particulares y se propone a toda la comunidad cristiana, no solamente a un determinado carisma, sino que cualesquiera que sean las condiciones y las funciones de cada fiel, todo cristiano puede estar o sentirse protegido por San José como su patrono.