El resultado de la restauración del retablo mayor de la iglesia parroquial San Pedro ad Vincula de Vallecas (Madrid), compuesto por el lienzo “La liberación de San Pedro”, de Francisco Rizi, y la mazonería que lo enmarca, lo presentará este jueves 19 de septiembre, el Ministerio de Cultura, a través del Instituto del Patrimonio Cultural del España (IPCE). Esta actuación se suma a las ya realizadas por el Arzobispado de Madrid y la Comunidad de Madrid para garantizar la conservación de esta iglesia del siglo XVII, declarada Bien de Interés Cultural desde 1995, y cuya traza está atribuida a Juan de Herrera.
El párroco, Alfredo Perea, ha señalado que «la presentación de la obra de Francisco Rizi recién restaurada en nuestra parroquia, es un motivo de gran alegría no solo para los feligreses, sino para todos los vecinos del barrio de Villa de Vallecas y para Madrid».
Respecto al lienzo de “La liberación de San Pedro”, Alfredo Perea ha recordado que «representa el momento en que el apóstol san Pedro es liberado de las cadenas por un ángel cuando, por causa del Evangelio, está preso en la cárcel de Jerusalén. El honor más grande para un discípulo de Cristo es poderse llamar, como dice san Pablo, el «encadenado por Cristo». Dostoievski dice que «la Belleza salvará al mundo», pero sólo la belleza de Cristo crucificado y resucitado nos salve verdadera y definitivamente.
La obra de Francisco Rizi es un cuadro de seis metros de alto, ejecutado con la habitual maestría que caracteriza al artista, que muestra el momento de la liberación del apóstol por un ángel tras ser hecho prisionero por Herodes Agripa. Fue pintado en 1669 y formaba parte de un gran retablo barroco que fue destruido durante la Guerra Civil Española. La obra se salvó porque fue trasladada, junto a otras piezas de la iglesia, por la Junta de Incautación del Tesoro Artístico Nacional, siendo inventariadas por la Junta de Incautación de Madrid y depositadas en la Junta del Museo del Prado.
Por eso, «contemplar de nuevo esta maravillosa obra pictórica con todo su esplendor, tras su restauración, evoca para quienes la miran la liberación que Dios quiere realizar en nosotros. Porque quiere librarnos de tantas cadenas que hoy nos atan». En este sentido, el párroco ha afirmado que «diariamente nos envía ángeles para cumplir este deseo». «La celebración de la restauración de este lienzo del siglo XVII supone para nuestra parroquia un gozo enorme, que prolonga la tradición artística española que ha sido fruto de nuestra fe católica».
La intervención, dirigida por el IPCE y dotada con un presupuesto de 171.820 euros, ha consistido en la recuperación de la estabilidad y la restauración del conjunto que decora el altar mayor – el lienzo de Rizi y su mazonería -, así como de un cuadro de menores dimensiones ubicado a la izquierda del altar.
Estado de conservación y fases de intervención
El cuadro presentaba un estado precario de conservación con acumulación de suciedad superficial, numerosas faltas tanto de preparación como de película pictórica, barnices alterados muy oscurecidos y repintes generalizados. Todas estas patologías impedían apreciar la gran calidad de la obra.
Durante los seis meses que ha durado la restauración se ha intervenido tanto en el cuadro como en la mazonería que lo enmarca con el objetivo de garantizar su estabilidad y conservación. Tras una primera fase de limpieza general de la suciedad superficial, se llevó a cabo la consolidación de los materiales que los conforman, mediante el sentado de color de la pintura y el oro.
El bastidor que sostiene el lienzo se ha conservado, ya que se encuentra adaptado a la curvatura del muro en el que va situado, cuyo paramento no forma una superficie plana ya que cubre un antiguo elemento arquitectónico de la cabecera de la iglesia. Esta decisión tuvo como consecuencia que toda la intervención se realizara con la obra en vertical, apeando el cuadro y sujetándolo en el andamio, adaptado para poder acceder tanto por el anverso como por el reverso.
La última fase de restauración consistió en la limpieza de los barnices y los repintes de la capa pictórica, seguida del estucado, la reintegración pictórica y el barnizado. La intervención ha corrido a cargo de un equipo de seis conservadores-restauradores con una gran experiencia en obras de gran formato, y siguiendo los criterios de mínima intervención, retratabilidad y empleo de productos estables y compatibles con los materiales originales.