Este sábado, 7 de diciembre, numerosos fieles se congregaron en la Catedral de la Almudena para participar en una emotiva vigilia de la Inmaculada. La celebración comenzó con el rezo del Rosario, durante el cual se rezó especialmente por las víctimas de la DANA y de otras catástrofes naturales que afectan a nuestro mundo, culminando con la solemne Eucaristía: «Virgen Inmaculada, bajo tu protección buscamos refugio y amparo en la circunstancia que nos toca vivir […] consuela a los que se encuentran confundidos. Sostén a aquellos que están angustiados. Infunde confianza en quienes viven con temor ante un futuro incierto», se rezó antes de la celebración de la Eucaristía.
El obispo auxiliar de Madrid y electo de Segovia, Jesús Vidal, presidió la Misa y en su homilía, animó a los fieles a profundizar en el misterio de María, modelo de fe, esperanza y amor para todos los cristianos. Jesús Vidal destacó la importancia de las palabras del ángel a María, ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’: «Son palabras de una importancia singular y así empieza la historia de la relación de Dios con los hombres». Subrayó además que esta alegría brota del amor y de la presencia de Dios en nuestras vidas, incluso en medio de las dificultades y tragedias, como las catástrofes naturales o las enfermedades.
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«La tristeza viene de la ausencia de Dios y de la falta de amor. Pero donde hay amor, hay paz y esperanza. Es la falta de amor que nos hace sufrir más profundamente», afirmó. Invitó a los fieles a reconocer en María a la «llena de gracia», una mujer plenamente abierta a la relación con Dios, que vivió con un corazón dispuesto a escuchar y responder a su voluntad: «Es un ser humano que escucha y ora cuyo espíritu y alma están despiertos a estas delicadas y múltiples llamadas que cada día recibimos del Dios vivo».
Además, Jesús Vidal, recordó que el saludo del ángel a María, ‘El Señor está contigo’, es la respuesta de Dios a lo largo de toda la historia de salvación, un mensaje que la Iglesia y cada creyente pueden hacer suyo: «Dios ha venido para quedarse. Él no nos abandona en nuestro pecado y nuestras desgracias, sino que permanece con nosotros. María es la imagen de la Iglesia y de cada uno de nosotros», señaló.
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Al concluir, el obispo animó a los fieles a repetir estas palabras en nuestro día a día como un recordatorio de la presencia constante de Dios: «Alégrate, tú que estás en gracia, el Señor está contigo».
La Vigilia, que incluyó el rezo del Rosario y la Eucaristía, estuvo marcada por un clima de oración y esperanza, y por una especial súplica por las víctimas de la DANA y otras catástrofes naturales. Coincidiendo con el segundo domingo de Adviento, la celebración puso el foco en María como ejemplo para disponerse a recibir al Señor en esta preparación hacia la Navidad y hacia el Jubileo que celebraremos en 2025.