La Universidad Eclesiástica de San Dámaso ha celebrado este jueves la festividad de su patrón, el Papa san Dámaso, con una solemne Eucaristía presidida por el obispo auxiliar de Madrid y vice Gran Canciller de la institución, José Antonio Álvarez. En la celebración han estado presentes el arzobispo castrense, Juan Antonio Aznárez, y el obispo de Sigüenza-Guadalajaraüenza-Guadalajara, Julián Ruiz Martorell. También ha reunido a toda la comunidad educativa, autoridades académicas, docentes y estudiantes, en un acto que destacó el compromiso de la universidad con la misión evangelizadora de la Iglesia.
En su homilía, el obispo auxiliar expresó el sentido de gratitud que caracteriza esta festividad: «Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles». Subrayó que este encuentro no solo celebra a san Dámaso, sino también la misión común de todos los miembros de la universidad: iluminar la realidad actual con la luz de la fe y saciar la sed de sentido del ser humano.
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«Necesitamos una reflexión que ilumine con la luz de la fe la realidad y el mundo en el que hoy vivimos»
Durante su mensaje, destacó la importancia del Adviento como tiempo de esperanza, recordando las palabras del profeta Isaías: «Los pobres y los indigentes buscan agua, y no la encuentran; su lengua está reseca por la sed. Yo, el Señor, les responderé». En este contexto, Álvarez invitó a los presentes a reflexionar sobre la misión de la universidad como respuesta a esta necesidad radical de los hombres de hoy, promoviendo un diálogo entre la fe y la cultura que acerque a Cristo como respuesta definitiva a las inquietudes humanas.
El vice Gran Canciller también resaltó la relevancia de un enfoque académico que integre la teología con las cuestiones prácticas del mundo contemporáneo. «Necesitamos una reflexión que ilumine con la luz de la fe la realidad y el mundo en el que hoy vivimos, en el que el Señor se sigue manifestando como el Salvador», afirmó. Asimismo, destacó el papel de la investigación y la docencia en la tarea de «humanizar nuestra sociedad» y promover una fe que dialogue con la cultura. Así, evocó el ejemplo de san Dámaso, quien promovió la traducción de las Sagradas Escrituras al latín para hacerlas accesibles a todos. Inspirado en esta herencia, llamó a los docentes y estudiantes a profundizar en el conocimiento de las Escrituras y a testimoniar la verdad de Cristo en su labor académica y pastoral.
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Colaboración entre las distintas instituciones formativas de la diócesis
El prelado expresó su reconocimiento al nuevo rector de la universidad, Nicolás Álvarez de las Asturias, así como a los rectores de los seminarios presentes, destacando la colaboración entre las distintas instituciones formativas de la diócesis, una de las claves recibidas el día de la inauguración de curso «desde el que se ha iniciado un camino de reflexión interdisciplinar sobre la vocación laical, objeto preferente de atención en nuestra diócesis durante este curso». De la misma manera, agradeció la entrega de todos los miembros de la comunidad académica en su labor educativa, resaltando su importancia en la vida de la Iglesia.
«Que quienes se acerquen a sus aulas encuentren esa agua que solo Jesucristo puede dar»
Por último, don José Antonio Álvarez remarcó que una de las actitudes que forman parte de la identidad de la UESD es la de «abrirse siempre a las indicaciones que recibe del magisterio del Santo Padre y de quien es el pastor de la Iglesia que peregrina en Madrid, en cuyo seno vive y a cuyo servicio está». Agradeció al profesorado su empeño por trabajar en las claves recibidas del Gran Canciller y Arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, el día de la solemne inauguración del curso, que les ha llevado a iniciar «un camino de reflexión interdisciplinar sobre la vocación laical, objeto preferente de atención en nuestra diócesis durante este curso».
Finalmente, pidió a Nuestra Señora de Guadalupe, celebrada también en esta fecha, y a san Dámaso que intercedan para que la universidad siga siendo un instrumento al servicio de la misión evangelizadora. «Que quienes se acerquen a sus aulas encuentren esa agua que solo Jesucristo puede dar», concluyó.