La Fundación DeClausura ha organizado este jueves, 27 de marzo, una nueva edición de la Oración Cuaresmal que unirá a más de 120 conventos de España en el rezo de vísperas, a las 19:00 horas.
De Madrid se sumarán cinco a la iniciativa, entre ellos el Monasterio de la Inmaculada y San Pascual, de las hermanas clarisas. Situado en el Paseo de Recoletos, 11, con una fachada pequeña que pasa desapercibida para muchos, la iglesia que da paso al convento tiene siempre el Santísimo expuesto. «Por nuestra calle siempre está pasando gente, y algún día, por algo, entran en la iglesia; el Señor tiene su día». Ya dentro, muchos no se esperan encontrárselo expuesto, «y no sabes lo que Dios hace con ellos». Y cuando se da la bendición, cuenta la madre María Jesús, la superiora, «no hay paredes», es para todo el que pasa por la calle.
El rezo de vísperas de la comunidad se hace siempre cantado, porque aunque el servicio a la liturgia no sea propiamente su carisma, sino el de la oración y la adoración, da la casualidad que estas monjas cantaron durante ocho años la Misa de los domingos y de las grandes solemnidades en COPE. Cuenta la madre mil anécdotas de aquellos tiempos en que recibieron clases de canto, órgano, piano… «Ahora la gente nos dice que qué bien cantamos, pero es que hemos ensayado mucho», explica, resuelta, esta cacereña, que «me he quedado con el acento porque así todo el mundo sabe que soy de Cáceres», y que lleva en el convento desde 1988.
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«Si Dios nos ha dado ese don [el del canto] es para exponerlo», exclama. Todo ese tiempo «dimos gloria a Dios», que es lo más importante para la madre porque lo repite varias veces a lo largo de la conversación. Por eso ellas las vísperas, que rezan todos los días a las 18:00, las hacen siempre cantadas. Este jueves las pasarán a las 19:00 para unirse a la iniciativa de DeClausura, con quien están «muy vinculadas». Les han preparado las cestas de Navidad muchos años y han participado en sus promociones. «Por mí, que no sea», se dijo la madre María Jesús cuando se enteró de la convocatoria.
Este jueves será un poco especial. «Sabemos que cuando rezamos nos unimos a toda la Iglesia y se nota más la Iglesia», pero esta convocatoria es singular, «al hacerlo de esta manera más pública». Por eso, pide «que nos unamos todos en la misma oración». Porque «en el cielo no sabremos lo que tendremos por la oración de los unos por los otros, que es lo que el Señor quiere, que recemos unos por otros, y esta oración siempre llega a Él».
La fundación ha mandado a todos los conventos que se han sumado a la iniciativa un tríptico con la liturgia que se rezará ese día, y un escrito de la madre Prado González Heras, agustina de la Conversión, al final. Las clarisas de Recoletos le van a añadir el Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís, del que se cumplen este 2025 los 800 años.
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Al terminar las vísperas, «como es natural, el que quiera puede llevarse algo de recuerdito», unos dulces, en concreto, que en parte les sirve a las hermanas para su sustento. «Somos 14 en la comunidad, y tenemos ocho hermanas mayores dependientes». Cada pasta va hecha con oración detrás: «Esto no es producción, es pensar en quién la va a poner en la mesa».
También en todos aquellos que están detrás, que no son solo las monjas, sino los productores de las materias primas, de las cajas, de los plásticos para envolver… «A cuántas familias estamos ayudando —reflexiona la superiora—; qué pasaría en todas esas empresas si las monjas dejáramos de hacer dulces».
Concluye la hermana María Jesús con un deseo: «Que cuando la gente se vaya el jueves a casa de vuelta lo hagan alegres, y que los que les vean puedan preguntarles “de dónde venís tan contentos”». «Nervios nosotras no vamos a tener —resume con sencillez— porque lo hacemos todos los días». E insiste: «Solo dar gloria a Dios».
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