- Titulo: Infomadrid / B. Aragoneses
«Haz que la cena de otras familias sea especial». El reclamo con el que la basílica de Atocha convoca este 2024 una nueva edición del hermanamiento de familias en Nochebuena resume la esencia de un proyecto que surgió hace doce años y que ha ido evolucionando a lo largo de este tiempo. Así, de una cena en los comedores del Colegio Virgen de Atocha se ha pasado al reparto de cestas a más de 100 familias.
La primera de las cenas se organizó en el año 2012. Al frente estaba Alejandro Montejo, quien vio la necesidad de las familias desde su experiencia con la Cáritas parroquial, y la oportunidad en los espacios vacíos del colegio por el parón navideño. Aquella Navidad les cedieron el comedor y él y su mujer —embarazadísima de su segundo hijo— convicaron una cena de Nochebuena a la que acudieron 40 personas atendidas por Cáritas de la Vicaría IV. La basílica, junto al parque del Retiro, es la esquina norte del territorio de la vicaría, que se expande hacia el sur abarcando Vallecas, Puente de Vallecas, Entrevías…
A la cita acudió el vicario territorial, por aquel entonces Pablo González Díaz, «muy dicharachero», quien se llevó en su propio coche, de vuelta, a alguna familia. Como no tenían acceso a la cocina, algunos matrimonios amigos cocinaron caldos y carnes prácticamente en el momento. «La situación era precaria pero salió muy bien». Y así, con el paso de los años, los encuentros pasaron a ser una fiesta para compartir. Como el cuscús que llevaron un año familias musulmanas atendidas en la parroquia de La Paz. «Rezábamos, cantábamos; vivimos muchos momentos muy intensos».
«Dar un regalo, no comida»
En 2019, los comensales llegaron a los 200 y en 2020, año de la pandemia, se canceló la cena. Pero «el Espíritu Santo sopló» y dos años después, en vez de recuperar este formato, se inició uno nuevo: ofrecer a las familias cestas con productos para esa noche «que no sean los que reciben semanalmente en sus Cáritas», sino algo más elaborado y, sobre todo, preparado con más cariño y cercanía.
«El hermanamiento es más cálido», y se suele incluir algún detalle, se pide que estén envueltas de manera bonita, que vaya una carta dirigida a los miembros de esa familia, algunos dibujos realizados por los niños para los niños de la otra familia… «A los receptores les llega al corazón; es un regalo, no dar comida». Por ejemplo, en la cesta que prepara Alejandro con su familia incluyen un arbolito de navidad con cascabeles, igual que el que ellos colocan en su mesa de Nochebuena. Así, se saben más unidos a esa familia hermana.
Juguetes para los niños
Como en una cascada de cosas bonitas, de la cena han salido iniciativas como la de la Asociación 105 Juguetes. Fue en la Nochebuena de 2019. «Nos habían donado 19 construcciones de Lego, pero ese año vinieron muchísimos niños; se hizo un sorteo, y 105 se quedaron sin juguete». Uno de los voluntarios que estaba allí, también llamado Alejandro, se dijo a sí mismo que nunca volvería a pasar eso, y fundó la asociación que desde entonces, cada año, incorpora juguetes para los más pequeños de las familias beneficiarias de la cesta.
«Para mí todo esto —resume Montejo— es la certeza de que no estamos solos, de que el Espíritu Santo sopla y de que cuando sale algo adelante es porque el de arriba lo quiere». Este año ya han convocado el nuevo hermanamiento de familias. Los que quieran hermanarse y donar su cesta se deben apuntar en este formulario antes del 1 de diciembre. La recepción de cestas ya preparadas se hará los días 19, 20 y 21 de diciembre en los locales parroquiales de la basílica de Atocha. Los tres días siguientes los voluntarios repartirán las cestas a las familias, y «la noche del 24 nos sentiremos unidos, en espíritu, con nuestras familias».
La organización procura que las familias hermanadas sean similares; a las que van a preparar la cesta se les facilitarán, preservando la identidad, los datos básicos: composición familiar, número de hijos… Se les sugiere una cesta en la que «no puede faltar una felicitación navideña cargada de amor y de cariño, y un detalle, como un mantel bonito o una vela para decorar la mesa».