Este sábado, 22 de junio, tendrá lugar la tradicional Vigilia de Espigas con la que el Consejo Diocesano de la Adoración Nocturna Española (ANE) despide el curso adorador.
Juan Antonio Díez Sosa, presidente de ANE Madrid, explica en qué consiste este encuentro. «La Vigilia de Espigas es una vigilia de carácter diocesano que se celebra anualmente. Normalmente tiene lugar en los meses de junio o julio, al finalizar el curso. El nombre viene de que en ella se bendecían los frutos de los campos, el trigo granado, las espigas…». «La Vigilia de Espigas -prosigue- es una celebración solemne en la que, después de la Eucaristía, los adoradores nocturnos de Madrid permanecemos toda la noche adorando al Señor en diferentes turnos. En los últimos años se utiliza una custodia propia, fabricada por los Talleres Granda en 1916, y depositada en el Museo Catedral de la Almudena. Al finalizar la vigilia se realiza una silenciosa procesión con el Santísimo hasta un parque o una zona de campo, para impartir la bendición de los campos y de la ciudad».
Reconoce que «es una vigilia muy antigua. En Madrid hay constancia de la celebración de una Vigilia de Espigas en 1917, en Getafe. En aquella época, era la diócesis de Madrid-Alcalá. En el resto de diócesis se celebra en diferentes momentos del año, pero generalmente al principio o al final del verano, dependiendo de la época de la siega», remarca.
Dar gracias a Dios
«El objetivo de este encuentro adorador -comenta- es dar gracias a Dios por los frutos del año. Además, se pide por los que están por venir». «En la diócesis de Madrid -añade-, cambiamos cada año el lugar de celebración, y así aprovechamos para promocionar nuestra obra y dar a conocer al fundador, Luis de Trelles. Este año comenzamos los actos conmemorativos del 150 aniversario de nuestra fundación, con la esperanza de poder cerrar los mismos en el año 2027 en la catedral de Santa María la Real de la Almudena».
Confiesa que «la Vigilia de Espigas, hoy en día, es una vigilia diocesana. Por lo tanto, no se celebra ninguna otra en la diócesis. Aunque, durante el año, cada turno adorador celebra sus vigilias mensuales ordinarias en sus respectivas parroquias. En las vigilias extraordinarias -Jueves Santo, Corpus y difuntos-, los turnos de cada sección se reúnen para celebrar de forma conjunta. Adicionalmente, celebramos alguna más de carácter diocesano, como la vigilia inaugural del curso adorador en honor de san Pascual Bailón, que es nuestro patrón, el ejercicio de fin de año, la vigilia de oración por las Vocaciones y, como en este caso, la Vigilia de Espigas».
Asegura que «los adoradores de la diócesis de Madrid viven esta vigilia como un momento muy importante. Por ese motivo, la participación es mucho más elevada que la de otros actos organizados por el Consejo Diocesano. Esperamos alrededor de unos 500 adoradores, que es la cifra habitual para este tipo de vigilias. Además, este año contamos con la presidencia de monseñor Jesús Vidal Chamorro, obispo auxiliar de Madrid. También se espera la asistencia de diferentes sacerdotes, directores espirituales de los turnos, y además se ha invitado al vicario episcopal de la zona, José Luis Díaz Lorenzo».
Encuentro con el Señor
«La Vigilia de Espigas -apunta- se vive siempre como un momento de fiesta y encuentro. Este encuentro es, en primer lugar, un encuentro con el Señor en una noche más. Por eso, el tiempo de adoración individual, de silencio, es prolongado. También es un encuentro con otros adoradores de la diócesis con los que habitualmente no se coincide, ya que cada uno vive su carisma adorador en un turno concreto. De esta forma se comparten vivencias, oración, amistad... Se hace más fuerte el vínculo como hermanos adoradores nocturnos. También invitamos a la celebración a nuestras hermanas de la Adoración Nocturna Femenina Española (ANFE) que, en ocasiones, participan con nosotros».
«El acto de la adoración -señala- incluye el agradecimiento, la petición y la reparación. Por eso, cerramos esta solemne vigilia con la tradicional bendición de los campos, la ciudad y las gentes, como agradecimiento a Dios por todo lo que durante este último año nos ha concedido. Además, le pedimos por las necesidades más importantes de cada uno de nosotros, de nuestros turnos, de la Adoración Nocturna, de la Iglesia y de nuestra ciudad y país. Y rezamos por todos aquellos actos y pecados que han dañado o que han tratado de ofender a Jesús, presente y vivo en la Eucaristía».
«Nuestras vigilias -afirma- son abiertas a todo el mundo. Esta Vigilia de Espigas es una experiencia de comunión eclesial. En ella, nos encontramos personas de muy diversos lugares unidos por un mismo Señor, que nos ama profundamente. A este Amor y solo a Él le rendimos adoración. Es un momento de encuentro con el que nos ama. Por eso, invito a todos los cristianos de Madrid a que acudan a esta vigilia. Para que, en la noche, en comunidad, se encuentren con el Señor. El Señor nos espera en la Eucaristía. El Señor te espera en la Eucaristía. Su presencia viva nos impulsa a la Misión», concluye.