Este martes, 16 de julio, la sede de Hermandades del Trabajo – Centro de Madrid ha acogido un acto institucional con motivo del 77 aniversario del movimiento. En el marco del mismo, sus presidentes diocesanos, María de los Ángeles Sobrino López y José David Belén Medina, han firmado un convenio de colaboración con el arzobispado, en la persona de Rufino García Antón, delegado episcopal de Migraciones.
«Para la Delegación de Pastoral de la Movilidad Humana - explica Rufino -, la firma de este convenio de colaboración con Hermandades del Trabajo es un paso más en el trabajo en red que desarrollamos con otras entidades para mejorar la situación de las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de protección internacional que llegan a España. Lo hacemos con la convicción de que la unión de esfuerzos redundará en un amplio beneficio social para las personas migrantes y refugiadas, desde los fines y objetivos de las dos instituciones, y dentro de nuestros respectivos marcos competenciales. El objetivo es establecer un instrumento de colaboración para el desarrollo de programas de intervención, sobre todo en lo que se refiere al aprendizaje del idioma español».
«Los compromisos que asume la Delegación de Migraciones - apunta - son cuatro: por una parte, derivar a personas que hayan acudido a la entidad demandando clases de español o bien personas que finalicen su itinerario en la entidad por diferentes motivos y no puedan seguir recibiendo dicho refuerzo en español; un segundo compromiso es la elaboración de informes semestrales sobre dichas derivaciones a la CSB Escuela de Español de Hermandades del Trabajo – Centro de Madrid; en tercer lugar, ofrecer acciones de sensibilización a las personas vinculadas a la Escuela de Español de Hermandades del Trabajo sobre la situación de las personas refugiadas, causas y consecuencias de las migraciones forzadas, del sistema de asilo español o de la convivencia intercultural entre otras cuestiones relacionadas con el trabajo que desarrolla la delegación; y, por último, promover entre los trabajadores y trabajadoras de la Delegación los servicios y actividades que se realizan desde la escuela de español de Hermandades del Trabajo -Centro de Madrid para la integración de su colectivo de intervención».
«Por su parte - prosigue -, Hermandades asume los compromisos de recibir y atender a las personas derivadas por la Delegación episcopal de Migraciones a su servicio de aprendizaje de español; promover entre sus grupos de interés todos los servicios y actividades que se realicen desde la Delegación episcopal para la integración de su colectivo de intervención; y elaboración de informes semestrales sobre las evoluciones de las personas derivadas por parte de la Delegación a la escuela de español de Hermandades».
Importancia de las personas migrantes y refugiadas
«El convenio suscrito entre ambas entidades -señala- entró en vigor este martes, 16 de julio de 2024. Y es consecuencia de la visita que realicé el pasado 25 de abril con José Luis Segovia, vicario episcopal para el Desarrollo Humano, Integral y la Innovación. En ese momento pudimos comprobar el caudal y el potencial de Hermandades del Trabajo – Centro de Madrid y toda esa gran actividad que despliegan en lo espiritual y en lo social, como dos realidades y dos aspectos inseparables, unidos. Como una concreción, sembramos este convenio, que es expresión de una coincidencia entre Hermandades y la delegación de Migraciones».
Para Rufino García Antón, «la coincidencia en este caso es la importancia que tiene para la sociedad y para la iglesia la presencia de las personas migrantes y refugiadas. Es ya el presente y lo será sin duda el futuro y, por lo tanto, permanecer ajenos a esa realidad sería permanecer ajenos al Evangelio. No manifestamos un deseo - insiste -, sino una realidad, un presente y una línea de futuro que es imparable. El mestizaje de nuestra sociedad es ya una realidad, y lo será cada vez más», asegura.
«En este proceso de integración -comenta-, el aprendizaje del idioma es una herramienta fundamental. Hay otras, ciertamente, pero saber manejarte en el idioma es básico». En este sentido, reconoce que «detrás del aprendizaje del español, hay todo un servicio ofrecido por personas voluntarias que imparten esas clases». «En el fondo - confiesa -, es el espíritu de amor que late en todo ello, que es lo que hará que nuestra iglesia y nuestra sociedad sean realmente más acogedoras y más integradoras», concluye.