Madrid

La Cátedra de Misionología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso y Obras Misionales Ponticias organiza el seminario “Los adolescentes y niños sin esperanza”

En el marco del Jubileo 2025, la Cátedra de Misionología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso en colaboración con Obras Misionales Pontificas organizan el seminario "Los adolescentes y niños sin esperanza" que imparte el profesor y psiquiatra Jesús Poveda de Agustín. El acto tendrá lugar el miércoles 12 de febrero, a las 18:15 horas, en la Universidad San Dámaso (Jerte, 10).

El tema de la jornada plantea una de las grandes preocupaciones de la Iglesia de nuestro tiempo y de todo anuncio misionero que se plantee a los más pequeños de la sociedad. El Papa Francisco lo ha expresado en innumerables ocasiones, hablando de las dificultades que afrontan los más jóvenes de la sociedad. Así lo hizo en la JMJ de Lisboa, ante miles de jóvenes: «Amigos, queridos jóvenes, también hoy nosotros necesitamos algo de luz, un destello de luz que sea esperanza para afrontar tantas oscuridades que nos asaltan en la vida, tantas derrotas cotidianas para afrontarlas con la luz de la resurrección de Jesús, porque Él es la luz que no se apaga, es la luz que brilla aun en la noche».

Jesús Poveda de Agustín, doctor en Medicina, es profesor de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid e imparte clases en el Máster Oficial de Bioética de la Universidad Rey Juan Carlos. Autor de libros como “El buen adiós” o “Con la vida en los talones”, es un referente en el movimiento próvida en España.

 

César Barta imparte una charla sobre el Santo Sudario de Oviedo organizada por la Hermandad de San Cosme y San Damián y la Congregación de San Isidro

La Venerable, Antigua y Pontificia Hermandad de San Cosme y San Damián de Madrid, junto a la Congregación de San Isidro de Madrid, organiza el próximo jueves, 6 de febrero, una conferencia sobre El Santo Sudario de Oviedo. Será a las 18:00 horas en el salón de actos de la Real Colegiata de San Isidro (Toledo, 37), a cargo de César Barta, físico y miembro de la Sociedad de Científicos Católicos.

El Santo Sudario de Oviedo es el primer paño con el que se cubrió la cabeza de Jesús ya muerto, tal y como mandaba la costumbre judía de ocultar el rostro desfigurado de los fallecidos. Fue retirado posteriormente para cubrirlo, ya el cuerpo entero, con la Sábana Santa. Cuando Juan narra la Resurrección, habla de que «el sudario que había cubierto su cabeza» no estaba puesto con los lienzos, «sino doblado aparte». Al haber estado los dos sobre el mismo rostro, hay detalles que coinciden en ambos.

Los documentos indican que el Santo Sudario salió de Jerusalén en el año 614 y que, ya en la península procedente del norte de África, llegó a Oviedo por orden del rey Alfonso II (191-842) huyendo de la invasión árabe. En la actualidad se conserva en la Cámara Santa de la catedral de San Salvador, y es la reliquia más importante de todas las que hay en ella. Cada día los fieles pueden contemplar un facsímil (en la imagen inferior); el original (imagen principal) se expone tres semanas al año: Semana Santa, la Semana de Pascua y durante el Jubileo de la Santa Cruz, del 14 al 21 de septiembre. Y tres días año, desde el altar mayor, se imparte con él la bendición: Viernes Santo, y 14 y 21 de septiembre.

Santo sudario facsimil 8x4

Lienzo con restos de sangre

Se trata de un lienzo rectangular, de lino, que mide 85,5 x 52,6 cm. En él se hallaron tres tipos de pólenes propios de Palestina, así como arrugas que han servido para determinar la forma en que estuvo colocado en la cabeza de Jesucristo. Hay además varias perforaciones originarias, producto de los objetos punzantes con los que se sujetó el sudario a la cabeza, doblado por la mitad. También en él había manchas de sangre del tipo AB, en algunos casos diluida a consecuencia de un edema pulmonar hemorrágico.

En 1969, el sacerdote italiano monseñor Ricci, que estudió la Sábana Santa de Turín, puso por primera vez en relación ésta con el Sudario de Oviedo, en unos trabajos que publicó en su libro L’Uomo della Sindone è Gesù (El hombre de la Síndone es Jesús).

Madrid celebra su Círculo de Silencio de febrero en solidaridad con las personas migrantes

Como cada primer viernes de mes, Madrid acoge el Círculo de Silencio de febrero, convocado en la plaza de Callao, el día 7 de este mes, de 20:30 a 21:30 horas. Se trata de una acción no violenta en solidaridad con los migrantes que en Madrid se lleva realizando desde 2011, y que fue promovida como acción diocesana común por el Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal en 2022.

Los Círculos de Silencio son concentraciones pacíficas, en silencio y en un lugar público, para interiorizar e interpelar a las conciencias sobre las situaciones de extrema gravedad que viven muchos migrantes y refugiados. Se reclama de esta manera dignidad, hospitalidad, buenas prácticas y cumplimiento de los derechos humanos. A su vez, se reivindica una sociedad que no sea indiferente, integradora, en la que todos reciban un trato digno independientemente de su origen, condición social o situación administrativa.

Los Círculos de Silencio nacieron en 2007 en Toulouse (Francia) por iniciativa de un grupo de franciscanos ante el trato injusto que deshumaniza a las personas. En España, además de en Madrid, se hacen Círculos de Silencio en Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Cantabria, Ceuta, Cataluña, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, País Vasco y La Rioja.

Circulo silencio cartel

El cardenal José Cobo, en la festividad de santo Tomás de Aquino: «No solo las palabras, sino también las acciones, hablan de Dios»

«No solo las palabras, sino también las acciones, hablan de Dios», así lo ha expresado el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, en la Misa que ha presidido, en la Real basílica de San Francisco el Grande con motivo de los actos para la festividad de santo Tomás de Aquino. La celebración ha congregado en el templo a profesores y alumnos de la universidad y estuvo concelebrada por el cardenal José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación; el obispo auxiliar, Juan Antonio Martínez Camino; el arzobispo castrense, Juan Antonio Aznárez Cobo; el rector de la UESD, Nicolás Álvarez de las Asturias.

Los actos empezaron en la Universidad Eclesiástica San Dámaso (UESD) con una ponencia del cardenal José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, y la entrega de las medallas de plata de la Universidad a la promoción 1999-2000 con ocasión de los 25 años de su graduación.

Durante la homilía, el arzobispo de Madrid se ha querido centrar en la «preocupación existencial» de Santo Tomás de Aquino por «la verdad de la vida», una verdad «que proviene de Dios en quien todo conocimiento encuentra su fundamento. Una verdad que consiste simplemente en caminar por ella ajustándose a la ley de Dios y llevar una vida recta conforme a la razón y a la voluntad del Señor». El cardenal José Cobo resaltó la importancia del silencio y la contemplación en la vida de santo Tomás para responder a las preguntas fundamentales de la existencia: «¿Quién eres? ¿Dónde quieres ir? ¿Qué quieres hacer con tu vida?».

«Estas preguntas solo se pueden procesar en un ambiente de silencio y contemplación. Es el ambiente donde sonaron las preguntas fundamentales desde su infancia. Si no hay silencio, si no nos ponemos delante de Dios con honradez, no escucharemos ni encontraremos la verdad de la vida», ha subrayado el arzobispo de Madrid.

San Damaso

El cardenal también hizo énfasis en el valor del diálogo -tanto con los maestros antiguos, a quienes Tomás consideraba sus predecesores intelectuales-, como con Dios mismo, a través de la oración. Esta interacción permitió al santo comprender que la fe y la razón son caminos complementarios para alcanzar el conocimiento y la plenitud del ser humano: «No debemos conformarnos con una visión reduccionista del ser humano que ignore sus inquietudes más profundas. Tomás luchó por la vocación que descubrió, incluso contra la oposición familiar que le quería abad de Montecasino».

Cobo destacó el compromiso y la vocación de Santo Tomás, quien, a pesar de la oposición familiar, se mantuvo fiel a su misión como fraile mendicante de la Orden de Predicadores: «He tomado la decisión de dedicarme sólo a exponer la verdad de la fe católica, de modo que no sólo mis palabras, sino mis acciones hablen de Dios». «Esa es la clave: que no solo las palabras, sino también las acciones, hablen de Dios. San Pablo VI repetía que el mundo necesitaba más testigos que maestros. En Jesús se da la síntesis más perfecta del testimonio y del magisterio. La elocuencia de los signos y la claridad autorizada de sus Palabras», ha remarcado el arzobispo de Madrid.

Tolentino San Damaso 1

En su mensaje, el arzobispo de Madrid hizo un llamado especial a los presentes para que, al igual que Santo Tomás, se conviertan en «transmisores del Verbo de la verdad» -como dice el lema de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso- y en «acompañar vitalmente a la búsqueda del sentido de la vida, sin recetas ni respuestas simplistas a cuestiones profundas».

«Queridos amigos, que el ejemplo de Tomás de Aquino nos ayude a poner todo el empeño en estudiar y al mismo tiempo todas las energías en que nuestro estudio no sea un ejercicio de erudición, sino el mejor modo de aprender a «contar santamente a Dios» con nuestra propia vida, con la verdad de nuestra existencia».