En el marco del Jubileo 2025, la Campaña del Enfermo se desarrolla bajo el lema «En esperanza fuimos salvados» (Rom 8,24). Esta campaña de la Iglesia comienza el 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, con la Jornada Mundial del Enfermo, y culmina el 5 de mayo, en la Pascua del Enfermo. En este contexto, la Jornada Diocesana de Pastoral de la Salud se celebrará el 6 de abril, coincidiendo con el Jubileo de los Enfermos. Con este motivo, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, presidirá ese día la Misa a las 12:00 h en la catedral de la Almudena.
El Papa Francisco ha hecho público su mensaje para esta jornada bajo el título «La esperanza no defrauda» (Rom 5,5) y nos hace fuertes en la tribulación». Una esperanza que nos ayuda a reconocer que «también detrás del sufrimiento puede haber sentido, puede haber un valor que hace al hombre capaz de asociarse al misterio redentor de Cristo». Por ello, «la enfermedad, el dolor y el sufrimiento no tienen la última palabra», destaca José Luis Méndez, delegado de Pastoral de la Salud de la Archidiócesis de Madrid de la Archidiócesis de Madrid.
Además, el Santo Padre recuerda que «los enfermos y quienes les cuidan tienen un rol especial en este Jubileo». Su caminar juntos, afirma, «es un signo para todos, un himno a la dignidad humana, un canto de esperanza capaz de llevar luz y calor allí donde más se necesita».
En su mensaje, el Papa Francisco explica que, en el tiempo de la enfermedad, experimentamos, por un lado, «nuestra fragilidad como criaturas», y por otro, «sentimos la cercanía y la comprensión de Dios, que en Jesús ha compartido nuestros sufrimientos». «Él no nos abandona y, muchas veces, nos sorprende con el don de una determinación que nunca hubiéramos pensado tener y que jamás hubiéramos hallado por nosotros mismos», añade el delegado de Pastoral de la Salud, José Luis Méndez. Esta reflexión, concluye, es una invitación del Papa a descubrir el gran valor que puede haber detrás de la enfermedad.
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«Somos ángeles de esperanza, mensajeros de Dios»
«Nunca como en el sufrimiento nos damos cuenta de que toda esperanza viene del Señor». En este sentido, el Papa Francisco recuerda que «los lugares donde se sufre son a menudo lugares de intercambio y de enriquecimiento mutuo». ¡Cuántas veces, junto al lecho de un enfermo, se aprende a esperar! Esto es algo que todos podemos experimentar. ¡Cuántas veces, al estar cerca de quien sufre, se aprende a creer! ¡Cuántas veces, inclinándose ante el necesitado, se descubre el amor! Es decir, comprendemos que «somos ángeles de esperanza, mensajeros de Dios, los unos para los otros»: enfermos, médicos, enfermeros, familiares, amigos, sacerdotes, religiosos y religiosas. Y lo somos en todos los lugares donde se cuida y acompaña el sufrimiento: en la familia, en los dispensarios, en las residencias de ancianos, en los hospitales y en las clínicas.
«Los enfermos son fuente de una gran esperanza para el mundo y hemos de aprender con ellos a hacernos peregrinos de esperanza», afirma el delegado de Pastoral de la Salud, José Luis Méndez.
Esta idea ya la expresaba Benedicto XVI, quien en un discurso a los participantes de una conferencia internacional sobre pastoral de la salud afirmaba: «Queridos enfermos, vuestro silencioso testimonio es un signo eficaz e instrumento de evangelización para las personas que os atienden y para vuestras familias, en la certeza de que ninguna lágrima, ni de quien sufre ni de quien está a su lado, se pierde delante de Dios. Vosotros sois hermanos de Cristo paciente y con él, si queréis, salváis al mundo».
Por ello, concluye Méndez, la Jornada Mundial del Enfermo de este año nos invita a recordar el valor de la esperanza para vivir la enfermedad y aprender a hacer de ella un instrumento de redención.
Para esta celebración, la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social, dentro de la cual se inserta la Pastoral de la Salud, ha preparado diversos materiales formativos. Entre ellos, se han facilitado diez temas de formación centrados en el significado del Jubileo en la vida de la Iglesia, el sentido del Jubileo 2025 y distintos aspectos de la esperanza cristiana, con el objetivo de ayudarnos a ser instrumentos de esperanza, alegría y consuelo para los enfermos.