- Titulo: Infomadrid / B. Aragoneses
Como toda devoción nacida en Hispanoamérica, esta, la del Cristo de los Milagros, lo hizo en un barrio humilde, de esclavos, negros e indígenas. Lo cuenta Juan Carlos Flores, hermano mayor de la Cofradía del Señor de los Milagros y la Virgen de la Nube de Madrid, en plenas celebraciones de la fiesta del titular. Fue en 1651 cuando un hombre conocido como Benito, esclavo angoleño, pintó un Jesús crucificado en un muro de adobe de Lima. Cuatro años después, un terremoto asoló la ciudad. Los limeños asistían con horror a la devastación y el hundimiento de cada edificación. Todas, excepto el muro del Cristo, que quedó a salvo.
Los años se sucedieron y la imagen, que se empezó a conocer como el Cristo de las Maravillas, comenzó a congregar a cientos de devotos. Su nombre se cambió al Señor de los Milagros ante las invocaciones de la gente: «Señor, haz un milagro; Señor, un milagro».
A finales del siglo XVII y principios del XVIII, un hombre de origen vasco, Sebastián de Antuñano, «se encargó de proteger la devoción al Cristo; con el dinero que obtuvo de la venta de sus propiedades en España adquirió el lugar en el que estaba el muro y mandó construir una ermita», siguiendo lo ya emprendido por un humilde y piadoso limeño de nombre Andrés de León, y que fue el origen del actual santuario. En su interior se venera el muro original, que ha perdurado a lo largo de los siglos a pesar de los terremotos que han asolado la ciudad.
La primera vez que se sacó en procesión la imagen del Cristo, un lienzo copia del original, fue en 1687. Desde entonces se viene haciendo en la capital peruana en una procesión que es una de las mayores manifestaciones religiosas del mundo ya que llega a congregar a un millón y medio de personas. En la actualidad, la custodia del santuario está encargada a las madres carmelitas descalzas, conocidas como las madres nazarenas por su hábito de color morado.
33 años en Madrid
«Allá donde fuera lugar de residencia de los peruanos, se creó una hermandad del Cristo», afirma Flores. Así, hay más de 280 hermandades o agrupaciones que le rinden culto alrededor del mundo, de las cuales ocho están en Madrid. La más antigua llegó hace 33 años de la mano de los primeros peruanos que emigraron a la ciudad; la que representa Juan Carlos Flores fue erigida canónicamente el año pasado y tiene su sede en la Basílica Hispanoamericana de la Merced. La imagen del titular es copia de la que procesiona por las calles de Lima en octubre, y coincidiendo con estas fiestas, también se celebra en Madrid.
Así, el Señor de los Milagros ha salido de su capilla y se puede venerar en el presbiterio del templo, y desde el jueves día 10 hasta el sábado 12 se celebra el triduo, con Misa presidida por el consiliario de la cofradía, Francisco Alises. Ya el domingo 13 de octubre, día de la fiesta, se celebrará una solemne Eucaristía a las 9:45 horas. «Dentro de poco —señala esperanzado el hermano mayor— estrenaremos las andas procesionales que nos están confeccionando en Lima».
Muchos son los favores y gracias que se le atribuyen al Señor de los Milagros de Madrid. Una vez, cuenta Juan Carlos, estaba en la capilla y se acercó una chica veinteañera. A ver las estampas del Cristo, comenzó a llorar. «Es la que tenía mi hermano antes de morir bajo la almohada». Algún amigo se la regalaría en su enfermedad, una leucemia que se lo llevó joven pero que supo aceptar y afrontar desde que la estampa entró en su casa.
«Como la Iglesia es universal, ya no es una devoción únicamente peruana», explica Flores al comentar que, aunque el Señor de los Milagros es el patrón de los peruanos migrantes, en la cofradía hay ya españoles, colombianos, ecuatorianos… «Todos los que han ido viniendo trabajan para dar a conocer la devoción», concluye.