«No sé qué tiene la cárcel que te atrapa. Allí las cosas se viven con fuerza. Tengo en mi retina recuerdos de muchas caras con lágrimas, de muchas sonrisas francas, de poesías que guardo como tesoros, de felicitaciones», explica uno de los voluntarios de Cáritas Vicaría VIII que acude diariamente a la cárcel de Soto del Real.
Pablo, integrante del equipo desde sus inicios, explica que tratan de apoyar a los reclusos en los aspectos que no cubre Instituciones Penitenciarias. A lo largo de los años, este proyecto de Cáritas Madrid ha ido variando según la disponibilidad de los voluntarios y las necesidades de los internos. Clases de apoyo para la escuela y la universidad, inglés, talleres de meditación y ocupacionales o acompañamiento a enfermos psiquiátricos internados en la enfermería.
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«El olor de la libertad»
La misión del voluntario «es mirar a los ojos a los internos para que se sientan dignos, llamarlos por su nombre y escucharlos». Ellos cuentan su verdad y las personas voluntarias «no los juzgan», sino que muestran «un gran respeto para entender su momento vital». En este sentido afirman que «si hoy quieren jugar, jugamos, si no, pues no». Se trata de no violentarlos y aceptar que unas veces vienen muchos y otras pocos. En ocasiones, «salimos tras dedicar dos horas solo a dos personas». También añaden que «el voluntariado los personaliza, da identidad a los internos», es decir, «los llamamos por sus nombres, no son un número». A veces nos dicen: «Nos gusta cómo oléis, porque oléis a calle, para ellos significa el olor de la libertad».
Cayetana, psicóloga, es otra voluntaria del equipo e imparte el taller de relajación con el que los internos disfrutan de un ambiente tranquilo con música suave, proyección de luces, ambientador con esencias de lavanda y ejercicios de respiración para aprender a controlar impulsos. Realizan visualizaciones dirigidas en las que, mentalmente pueden pasear por una playa, sumergirse en el mar, caminar por un sendero, por un bosque o disfrutar de un helado con sus seres queridos …es muy gratificante escuchar que, por unos momentos, se han sentido libres.
El trabajo de este proyecto de voluntariado va más allá de realizar actividades con reclusos. «Se trata de que sientan que le importan a alguien, que no se les juzga, que se empatiza con ellos porque sufren» y, como dice María Ángeles, voluntaria del equipo: «Aunque es verdad que se han equivocado, también sufren y tienen derecho a una segunda oportunidad». «Han cometido un delito y tienen que pagar por ello», pero, sobre todo, «son personas con un pasado, un presente y un futuro que no pueden ser tratadas como deshechos de la humanidad».
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Necesitamos más voluntarios
Además, los voluntarios explican que «no se trata solo de hacer algo por alguien, sino de acompañar, de respetar, es como una caricia emocional que sienten los internos al ser escuchados»; y no es fácil, «sobre todo cuando acompañan a jóvenes muy vulnerables que, al salir de la cárcel, no tienen nada: ni familia; especialmente personas migrantes a las que nadie los espera».
Cayetana, otra de las voluntarias cuenta que la interacción con los internos es, principalmente, «a través de juegos de mesa». Es en esos momentos cuando surge el diálogo, la escucha activa y sin juicios, el vínculo, la humanización y el apoyo emocional a la lucha de los internos por encontrar motivación en un entorno tan restrictivo.
En la misma línea, Pablo reconoce que, cuando va a la cárcel de Soto del Real, «se siente seguro y a la vez temeroso de no dar la talla, de no aportar ni servir para lo que realmente necesitan los internos que, aunque lo tratan con mucho respeto y cortesía, para ellos no dejas de ser un turista, un ‘pringao’ que las pasaría canutas si tuviera que quedarse allí».
En definitiva, el equipo de voluntariado de Soto del Real sabe que el bienestar del interno mejora con su presencia respetuosa, con la constante labor de acercamiento a sus realidades, con esas horas semanales de distracción lúdica en un entorno difícil y muy hostil. Es un equipo que está orgulloso de la labor que realiza, que cree en la importancia de ser soporte los unos de los otros, que necesita contar con más voluntarios, y hacen una llamada para que más personas se unan a esta gratificante tarea.