Madrid

Policías, militares y guardias civiles, en Roma para el jubileo de las Fuerzas Armadas: «Parece que estás más cerca del cielo»

La subdirectora general del Gabinete Técnico de la Dirección General de la Policía, comisaria principal Eulalia González Peña, encabezó la expedición del Cuerpo Nacional de Policía que acudió el fin de semana pasado a Roma para el jubileo de las Fuerzas Armadas, de la Policía y de la Seguridad. Segundo gran encuentro jubilar que se celebra después del que abrió el Año Santo, el de los comunicadores, a finales de enero.

Desde su despacho, la comisaria recuerda con especial emoción el momento de atravesar la puerta santa, «una experiencia muy profunda». Estar allí, «para una persona religiosa, es algo que te llena el corazón y la vida; te acuerdas de los que ya no están contigo, de los enfermos, de tus intenciones… Parece que estás más cerca del cielo».

González Peña no duda en afirmar que, a nivel institucional, «es un orgullo que la Policía Nacional haya estado en un acto como este», algo que ya llevaban preparando desde hacía un año. Lo hicieron bajo el paraguas del Arzobispado Castrense, que envió a Roma una delegación con 230 personas de la Armada y los ejércitos de Tierra y Aire, además de Guardia Civil y Policía Nacional. De estos últimos, un grupo de 40 entre uniformados y familiares.

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El contacto con otras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de otros países ha sido también una experiencia muy gratificante, «algo muy emocionante». Al Papa le agradece «que nos haya tenido en cuenta dentro de este jubileo» en un acto específico para ellos, porque además les hace ver que «somos importantes para la ciudadanía».

La buena sintonía entre los agentes de los diferentes cuerpos se dio no solo en la Misa del domingo en la Plaza de San Pedro, sino también por las calles de Roma, cuando se iban cruzando unos con otros e intercambiándose, en un gesto muy auténtico de camaradería militar y policial, los parches de sus unidades. «Me ha encantado», expresa la subdirectora.

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La importancia del apoyo espiritual

De la Subdirección General del Gabinete Técnico depende el Servicio Religioso de Asistencia Católica de la Policía. «El apoyo espiritual es muy importante», reconoce la González Peña, sobre todo en «momentos durísimos», como en la muerte de algún compañero en acto de servicio. «En los años 80-90, con el terrorismo…», y deja la frase inconclusa, esta mujer que viene de familia de policías e ingresó en el Cuerpo en el año 1987.

No es casualidad, sonríe, que los santos patronos de la Policía sean los Ángeles Custodios. «Los que creemos nos sentimos protegidos». «Cuando estás en la calle, no sabes a lo que te vas a enfrentar», ya sea en operativos contra hechos delictivos o bien en atención a víctimas, personas vulnerables, mujeres víctimas de violencia… En este sentido, apunta, «la mayor parte del trabajo de los ‘zeta’ [coche policial por la calle] no son detenciones, sino acciones humanitarias».

Y este es el signo esperanzador que destaca la comisaria en este año jubilar de la esperanza: «Nos sentimos muy apreciados por la ciudadanía y legitimados socialmente; eso es lo más importante, el contacto con los ciudadanos».

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«Vigilantes de la paz»

Al frente del Servicio Religioso está el vicario episcopal y capellán mayor Jesús Ángel Aguilera. 33 años de servicio, que no es otro que el de hacer presente a Jesucristo en medio de la Policía. «Como nos dijo el Papa el domingo, “vosotros sois necesarios porque lleváis la Palabra a esta gente que guarda los derechos y libertades de las personas; ellos son generosos, pero necesitan la presencia del Señor por medio de los sacramentos”, y aquí estamos los sacerdotes, entregando también la vida por ellos, y ellos por la sociedad».

El páter ha regresado de Roma con un sentido profundo de Iglesia. Muy emocionado también por haber coincidido con capellanes castrenses de todos los países en una «Plaza de San Pedro que abraza al mundo entero». Los más numerosos, los italianos, «solo en la Gendarmería hay más de 47 capellanes», pero también de Chicago, de Burundi… «Lo mismo que hago yo, lo hacen ellos: predicamos al mismo Señor, a la misma Iglesia, el mismo depósito de la fe, de los sacramentos, del acompañamiento espiritual». «Estamos ahí como Jesucristo —continúa—, atendiendo, curando».

Y allí, en esa «plaza hermosa, con multitud de uniformes, todos juntos en unión con el Vicario de Cristo», también resonaron las palabras del Papa Francisco, que «alabó y dio ánimos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado» y valoró «la grandeza de entregar su vida sin esperar nada; esos sacrificios solo Dios los recompensa», y afirmó, explica el capellán, «que la sociedad debe agradecer su entrega y generosidad, servicio, lealtad y vocación».

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Fue la Misa en San Pedro, en la que se dieron cita 30.000 personas, el culmen de una peregrinación que había comenzado el sábado con una Eucaristía para la delegación española en la parroquia de San Gregorio, presidida por el arzobispo castrense, Juan Antonio Aznárez. «Hubo muchas confesiones», comparte el páter, «más de una hora y pico estuve yo confesando». Algunas, de esas de hace más de 20 años.

Después, «todos juntos, en procesión, bajamos hasta la entrada de la puerta santa, en la basílica de San Pedro, que atravesamos hasta llegar al baldaquino», sobre la tumba de san Pedro, donde se unieron en oración. Ya por la tarde celebraron un concierto de bandas militares en la plaza del Popolo.

«Lo que hemos vivido ha sido gracia tras gracia», resume el páter. «Hay que ver los milagros espirituales, que son los que dan grandeza y dignidad a la persona». Y de esos, resuelve, ha habido muchos. «Es un acontecimiento especial, pero más que externo, por la multitud de gracias que Dios derrama».

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El testimonio de amor de Cristina y Alejandro que celebrarán 6 años de casados en la catedral de la Almudena: «Juntos se puede con todo y siempre poniendo a Dios dentro del matrimonio»

Cristina y Alejandro celebran en 2025 su sexto aniversario de matrimonio. Su historia comenzó en el colegio, pero fue un Camino de Santiago lo que les unió para siempre. Su noviazgo empezó en 2º de Bachillerato y, tras ocho años de relación, decidieron dar el paso al matrimonio. «En estos años nos hemos descubierto el uno al otro», comparte Cristina. Durante el noviazgo, «estás súper enamorado», pero es un enamoramiento diferente. En el matrimonio, en cambio, «cambias completamente el chip» porque «te conviertes en uno con la otra persona y las decisiones pasan a ser conjuntas». Aun así, recalca, «mi esposo es lo más importante en mi vida» y, desde el momento en que nos casamos, «vamos a ser siempre uno».

Como padres de tres hijos, han aprendido que juntos pueden con todo, siempre que pongan a Dios en el centro de su matrimonio: «ser un matrimonio de tres». Además, Cristina destaca la importancia de asistir a charlas, participar en grupos de matrimonios y vivir la fe en familia, aspectos que les han ayudado a fortalecer su relación.

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El ejemplo de los abuelos

Cristina afirma con convicción que «el matrimonio merece la pena para toda la vida». En su caso, han tenido la fortuna de crecer rodeados de «matrimonios santos dentro de la familia», cuyo testimonio ha sido inspirador: «Cuando los ves, es espectacular». Un ejemplo de ello son los abuelos de Cristina, «un matrimonio entregado y enamorado hasta sus últimos días». A lo largo de su vida, transmitieron «alegría, unión, fortaleza y amor a Cristo». Para Cristina, la clave del matrimonio radica en comprender que «el otro es lo más importante». Esto implica que «mi sacrificio es para ensalzar al otro y que, juntos, vamos a poder con todo», siempre con «Dios en medio».

Asimismo, destaca que «la forma en la que Dios nos ama es la que debemos transmitir a quienes nos rodean», recordando que «sin su ayuda, es imposible».

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Misa de Acción de Gracias

Cristina y Alejandro, junto con su familia, participarán este domingo 16 de febrero, a las 12:00 horas, en la Misa de Acción de Gracias que se celebrará en la Catedral de la Almudena con motivo de la clausura de la Semana del Matrimonio. Con este motivo, la Delegación de Familia y Vida de Madrid invita a los esposos que en 2025 celebren su 5.º o 10.º aniversario de matrimonio a unirse a esta celebración, que estará presidida por el obispo auxiliar de Madrid, Mons. Juan Antonio Martínez Camino.

«Deseamos que todos podamos vivir esta semana dedicada a nuestra unión esponsal con profundidad y esperanza», expresan desde la Delegación de Familia y Vida de la Archidiócesis de Madrid.

 

El Papa Francisco envía un mensaje de aliento a los delegados de Catequesis y Catecumenado de España reunidos en Roma

La Conferencia Episcopal Española ha organizado unas Jornadas para delegados y responsables diocesanos de Catequesis y Catecumenado, que se celebran en Roma hasta este jueves, 13 de febrero, con el lema «Importancia del encuentro con Jesucristo en la catequesis». Este encuentro se enmarca dentro del Jubileo convocado por el Papa Francisco y busca ser un espacio de convivencia, formación y oración para profundizar en el significado de este acontecimiento eclesial.

Delegados episcopales de catequesis de la gran mayoría de las diócesis españolas, acompañados por algunos miembros de sus equipos, han participado ayer miércoles en la Audiencia General del Santo Padre en el Aula Pablo VI, repleta de peregrinos de los cinco continentes en este Año Jubilar. El delegado episcopal de catequesis de la Archidiócesis de Madrid, Manuel Bru participa en estas jornadas junto con Rosa María Abad, ministra de catequesis, miembro del Equipo de Expertos de la Delegación, y coordinadora de la Vicaría VII.

El Santo Padre, aquejado de una leve bronquitis, solo pudo leer la catequesis en español. En su alocución habló de los pastores en Belén, «modelo de todos los evangelizadores», llamados a tener como ellos «dos virtudes fundamentales para anunciar el evangelio»: «la prontitud y la humildad», que lejos de «ser contrapuestas se necesitan y se complementan la una a la otra», afirma el delegado.

Al final de la audiencia el obispo de Jerez y presidente de la Comisión Episcopal de Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la Conferencia Episcopal Española, monseñor José Rico, entregó al Santo Padre el nuevo Catecismo para adultos “Buscad al Señor”, que «lejos de ser un material catequético directo, se trata de una guía de contenidos para los diversos itinerarios diocesanos de catecumenado bautismal de adultos». En este sentido, Francisco le «comunicó su aliento a los responsables de la catequesis de España», explica Manuel María Bru.

El programa de las jornadas ha incluido diversas ponencias, momentos de oración y encuentros. El martes se inició las jornadas con la ponencia marco “El proceso catecumenal como encuentro con Jesucristo e itinerario de esperanza”, a cargo de Mons. Rino Fisichella, pro-prefecto de la sección para las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo del Dicasterio para la Evangelización. Posteriormente, se abordó la relación entre el Jubileo y la catequesis en una comunicación presentada por el equipo del Jubileo de Roma. La jornada concluyó con la celebración de la Eucaristía, la cena y una adoración eucarística.

El miércoles por la tarde, el cardenal Angelo de Donatis, Penitenciario Mayor de la Penitenciaría Apostólica, impartió la ponencia sobre “La catequesis como proceso de conversión”. Además, visitaron los Museos Vaticanos para cerrar la jornada con la comunicación sobre la iniciación de las familias de catequizandos y catecúmenos en el encuentro con Jesucristo, del delegado de Catequesis de Santiago de Compostela, Miguel López Varela.

Catequesis

Este jueves, 13 de febrero, último día del encuentro que comenzó con la Eucaristía en la Conferencia Episcopal Italiana, seguida de una ponencia impartida por Alberto Royo Mejía, promotor de la Fe del Dicasterio para la Causa de los Santos, sobre la formación de catequistas para la iniciación en el encuentro con Jesucristo y la santidad. Posteriormente, se ha realizado un intercambio de experiencias con la Comisión de Catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana.

Un nuevo plan pastoral con mayores en Madrid para que sean protagonistas

«Soy mayor y lo tengo asumidísimo, pero quiero que me vean como una persona con muchas cosas que hacer y que decir». Marisol Tormo, miembro de Vida Ascendente en la archidiócesis de Madrid, habla con nervios, pero llena de ternura hacia sus compañeros en este movimiento laical de jubilados para crecer en la fe. «Es importante que la gente aprenda que podemos decidir lo que queremos, aunque también depende de que nosotros no nos dejemos manejar demasiado», continúa. Reunida con Alfa y Omega en la sede de esta realidad a los pies de la basílica de la Milagrosa, ejemplifica el ideal que persigue el nuevo Plan Pastoral con las Personas Mayores que la archidiócesis presentará este jueves, 13 de febrero, en los salones de la parroquia Nuestra Señora del Buen Suceso y que contará con la presencia del arzobispo, cardenal José Cobo.

Esta hoja de ruta ha sido elaborada por una nueva comisión diocesana formada por Vida Ascendente, Cáritas, CONFER y las delegaciones de Pastoral de la Salud y de Pastoral de la Salud de la archidiócesis. «Somos un bloque y vamos a estar pendientes de que nuestros mayores estén contentos de serlo», promete Tormo.

Este nuevo plan tiene como eje central el protagonismo de los ancianos en las parroquias. Es algo que Marisol conoce porque, tras sumarse a Vida Ascendente al enviudar, se convirtió en una pieza fundamental en este espacio de espiritualidad, amistad y apostolado. En sus reuniones «se genera un clima en el que la gente se siente capaz de compartir las cosas que no había contado nunca». Y no es extraño toparse allí con «gente que llevaba toda la vida en el barrio y no conocía a nadie, pero desde que está en Vida Ascendente se arregla para salir de casa y ahora nos detenemos para charlar cuando nos cruzamos por la calle».

Aunque se sientan acompañados los unos por los otros, este no es un espacio de autorreferencialidad, sino de misión. Tal y como cuenta Tormo, «promocionamos mucho la formación de grupos» —no en vano cuentan con unos 115 solo en Madrid— «y todos los años, cuando empieza el curso, pedimos a los párrocos que nos reciban» para implementar esta fórmula en las iglesias que no cuenten con ella. «Algunos son reticentes porque no quieren otra cosa nueva», confiesa Tormo, quien les suele responder que «lo único que necesitamos es que usted nos deje reunirnos aquí y ya verá cómo somos capaces de organizarnos».

Al margen de la anécdota, matiza que «necesitamos a los sacerdotes a nuestro lado, sin que copen el espacio, que es de laicos; y que nos den trabajillo». Se refiere a otra de las prioridades del Plan Pastoral con las Personas Mayores: que tengan responsabilidades en las celebraciones. «Somos un colectivo importante y queremos que cuenten con nosotros, tenemos ganas y ya lo hemos demostrado», reivindica. Para algunos «puede ser pasar el cepillo». Y a otros, si se les encargan cosas complicadas, «lo vamos a ensayar y lo vamos a hacer bien».

De hecho, ella coordina en Vida Ascendente una labor que no es fácil y que supone otra piedra angular del plan pastoral: acompañar a otros mayores en residencias. «Después de la pandemia se ha complicado mucho», reconoce, pues en muchos centros es más difícil hacer visitas y otros son reacios a las actividades religiosas. Pero logran entrar y «da satisfacción que, aparte de jugar al bingo, puedas llevarles el Evangelio».

En otras ocasiones visitan las casas porque, a raíz de la COVID-19, «muchos hijos han metido en la cabeza de los mayores que no salgan». Es una realidad que preocupa a Carlos Alberto Rivas, coordinador de la Comisión Diocesana de la Pastoral con las Personas Mayores. Alerta de que «hay una serie de mayores que tras la pandemia no se han reincorporado a las comunidades» a pesar de conservar la movilidad y la fe.

Por su parte, la presidenta en Madrid de Vida Ascendente, Ascensión Berrío, cuenta cómo el movimiento está implementando otro principio del nuevo plan: organizar encuentros intergeneracionales. «En mi parroquia nos hemos reunido con universitarios de 18 años en una merienda con interés los unos por los otros», recuerda. Una ocasión «impregnada de cariño» que ha permitido que ahora, cuando se encuentran en una Misa, en vez de solamente «darnos los buenos días» como sucedía antes por mera cortesía, «haya un intercambio, nos preguntamos por nuestras experiencias y compartimos los unos con los otros nuestra misión en la vida». «Esto lo queremos extender a más parroquias», adelanta. No es su única aspiración, pues Berrío cuenta que Vida Ascendente se ha propuesto como reto «atraer a gente de 60 y 70 años». «Ya lo estamos consiguiendo».

Ascensión aborda otro elemento de este nuevo plan pastoral: atender la soledad no deseada. «Todos los días paso horas hablando con gente que necesita que la escuchemos, también por teléfono». Algo que les sirve para «vaciarse del dolor y llenarse de la luz del amor, que es de lo que carecían». Finalmente, Lola Vargas, secretaria del movimiento y quien ha estado de forma discreta durante toda la reunión, lo resume así: «No importa si no nos conocemos, si eres de Vida Ascendente ya eres nuestro amigo».