Madrid

Manuel Cuervo, delegado de misiones: «La esperanza que llevan los misioneros es la de que Cristo ha resucitado para cada uno de nosotros y transforma nuestras vidas»

Este domingo 2 de marzo, la Iglesia en España celebra el Día de Hispanoamérica bajo el lema 'Historia de Esperanza'. Con ocasión de esta conmemoración, Manuel Cuervo, delegado episcopal de misiones de la Archidiócesis de Madrid, recuerda las palabras del presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, el cardenal Robert Francis Prevost: «La presencia de la Iglesia en el continente americano ha sido clave para que los pueblos que lo habitan escriban historias de esperanza».

Por ello, «cuando revisamos el camino recorrido, descubrimos con facilidad momentos de dificultad, de prueba y hasta de conflicto». Sin embargo, una y otra vez, «la fe cristiana ha introducido en el corazón de las personas y de las culturas, algo que resulta irreductible al mero optimismo, la certeza de que Jesucristo ha vencido ya a la muerte, a la esclavitud y al pecado». 

 

La diócesis de Madrid tiene 11 sacerdotes de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA), además de otros muchos sacerdotes diocesanos que no están vinculados a esta institución y muchas religiosas y seglares trabajando por la evangelización de aquel continente. Por ello, «queremos acercar a todos los fieles de Madrid esta obra que ayuda a extender el Evangelio por Hispanoamérica». En 2024, Madrid fue la cuarta diócesis en recaudación para esta causa, con una aportación de 2.920 euros.

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Sembrando la esperanza

El lema de la jornada, Historia de Esperanza, hace una clara alusión al Jubileo que la Iglesia Universal celebra este año. En este marco, Manuel Cuervo destaca cómo los misioneros españoles han sido portadores de esperanza, ayudando a descubrirla y a experimentar la que Jesucristo Encarnado trae a cada uno de nosotros.

«La esperanza en la salvación, en el amor eterno que nos promete el Padre» —afirma Manuel— es la historia que han ido tejiendo nuestros misioneros en toda América Latina. Una historia marcada por el trabajo, el esfuerzo, la evangelización y, sobre todo, la esperanza.

Por último, subraya que la esperanza que llevan los misioneros no es otra que la certeza de que «Cristo ha resucitado para cada uno de nosotros, quiere que nos encontremos con Él y transforme nuestras vidas».

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El Papa Francisco recibirá más de 3.000 dibujos que los niños de la Archidiócesis de Madrid han pintado para acompañarle en su enfermedad

Los niños de la archidiócesis de Madrid están convocados este jueves en la catedral de la Almudena para participar de un gesto muy especial. Durante la oración a la que se ha convocado para rezar por la salud del Papa Francisco este jueves 27 de febrero, se hará entrega al cardenal, José Cobo, arzobispo de Madrid, de todos los dibujos, más de 3.000, que desde colegios, parroquias y grupos de catequesis se han enviado para expresar su cariño y afecto hacia el Papa.

Esta iniciativa, impulsada por varias delegaciones de la diócesis, recogía el mensaje que tantas veces ha recordado Francisco: «No dejen de rezar por mi». Desde que se lanzó la propuesta, la delegación de Infancia y Juventud ha recibido cientos de dibujos de los niños que, como parte de esta iniciativa, han rezado por el Papa mientras realizaban sus dibujos, convirtiéndolos así en un signo de oración y amor.

Los niños que asistan a la oración este jueves a las 19.30 horas, entregarán una selección de estos dibujos al arzobispo de Madrid. Además, todos los que se hayan recibido, se recopilarán en un libro que se llevará a Roma como testimonio del afecto de los más pequeños de la Iglesia en Madrid

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La Basílica Hispanoamericana de la Merced organiza un concierto cuaresmal en favor de Cáritas y los mayores en situación de soledad

El próximo 15 de marzo, a las 17:00 horas, la Basílica Hispanoamericana de la Merced (Edgar Neville, 23) acoge el concierto Cumbres Sacras Cuaresmales, a cargo de la capilla musical de la propia basílica, la capilla musical El exilio de San Juan Evangelista, la Coral Polifónica de Torrejón y la Coral Alegría. En este tiempo cuaresmal, explica el mercedario fray Francisco Alises, párroco, se trata de celebrar un «momento excelso» dentro de lo que propone la Iglesia para estos días.

Tal y como comenta el maestro de capilla de la basílica, Julio Maroto, la Cuaresma es «un período de introspección y búsqueda espiritual». Y en este contexto, «la música sacra, ese lenguaje eterno que trasciende lo humano, se convierte en el puente que une nuestra fragilidad terrena con la inmensidad divina». «Aliada inseparable de la liturgia», la música «eleva lo que el verbo humano no alcanza a nombrar».

Cumbres Sacras Cauresmales, continúa el maestro, «nos invita a un viaje musical y espiritual» con un repetorio «que abraza la esencia de la Cuaresma». En el centro, la Missa Brevis de Jacob de Haan, acompañada de una selección de piezas sinfónico-corales que guiarán a través de la historia de la música sacra.

El encuentro, asegura el maestro, es una «cita con lo trascendente», una velada «dedicada a la contemplación y a la oración» que «no es solo un concierto: es una peregrinación sonora hacia los misterios de la fe». Y detalla que en la solemnidad de la basílica, las notas resonarán como un «canto a la esperanza y la redención».

Acompañar la soledad de los mayores

Los beneficios obtenidos irán destinados a la Cáritas parroquial, que además de sumarse a los proyectos del arciprestazgo, tiene uno muy particular en su territorio centrado en la «atención a las personas mayores, que es lo que más abunda en la parroquia».

Así, con la coordinación de una trabajadora social, se les propone actividades para la mejora a nivel cognitivo, el mantenimiento físico gracias a proyectos terapéuticos y actividades lúdicas. Pueden acudir en distintos momentos durante tres días a la semana, y «si alguno falla un día», se preocupan por saber si está bien. «Buscamos evitar la soledad de los ancianos», concluye el párroco.

Las entradas para el concierto se pueden adquirir en la sacristía, en el despacho parroquial y por internet, pinchando aquí.

Manuel Ruiz Oñate, 29 años de misiones en Brasil y Ecuador: «Las personas siguen esperando que haya misioneros que escuchen sus historias»

Este domingo 2 de marzo, la Iglesia celebra el Día de Hispanoamérica bajo el lema "Historia de Esperanza". Esta jornada pone en valor la presencia y labor de la Iglesia en América, destacando su contribución al desarrollo de los pueblos del continente hasta convertirlos en verdaderas historias de esperanza.

En la archidiócesis de Madrid, hay 11 sacerdotes de la OCSHA, además de otros sacerdotes diocesanos no vinculados a la institución, junto con numerosas religiosas y laicos comprometidos con la evangelización en América. Entre ellos se encuentra el Padre Manuel Ruiz Oñate, quien ha dedicado 17 años a la misión en Brasil y 12 en Ecuador, país del que regresó recientemente. Actualmente, es capellán en la Residencia de Mayores de Las Hermanitas de los Pobres y colabora en la Parroquia de Nuestra Señora de la Granada.

Nacido en Cuenca hace 80 años, el Padre Manuel llegó a Madrid en 1973 para realizar estudios civiles como profesor de EGB. Su primer trabajo pastoral fue como vicecapellán en la Ciudad Escolar Francisco Franco y coadjutor en la Parroquia de San Julián, en el barrio de Tetuán. Fue en el Consejo Diocesano de Misiones donde conoció al misionero madrileño Leopoldo García, quien le animó a sumarse a la labor misionera en Brasil.

Primera etapa en Brasil

El Padre Manuel destaca de estos años la «importancia de escuchar a las personas». Al llegar a Brasil, tuvo que aprender el idioma y adaptarse al clima húmedo y a la vida de la población local, compuesta por pequeños agricultores y grandes haciendas ganaderas dedicadas a la exportación. Destaca la calidez con la que fue recibido en los hogares, donde muchas veces se combinaban imágenes católicas con elementos del espiritismo. Además, menciona la presencia de distintas denominaciones cristianas, como presbiterianos y metodistas, que fueron creciendo con el tiempo.

Durante esta etapa, la Iglesia trabajó activamente con los campesinos sin tierra propia, quienes vivían en pequeñas parcelas dentro de grandes haciendas, obligados a trabajar para sus propietarios. Esta labor generó incomodidad entre los dueños de las fincas. También se organizaban visitas a las familias, jornadas intensivas de misión en diferentes comunidades y celebraciones eucarísticas programadas. A pesar de las dificultades y la falta de recursos, el entusiasmo nunca decayó.

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Formación de laicos y segunda etapa en Brasil

En su segunda etapa en Brasil (1986-1993), trabajó en la diócesis de Feira de Santana, en el estado de Bahía, concretamente en la Parroquia de Serrinha. Con más de ochenta comunidades a su cargo, se centró en la formación de laicos, la construcción de capillas y la instalación de sagrarios de madera de cedro con bajorrelieves. Resalta especialmente la colaboración de los jóvenes en la Eucaristía, así como, «el trabajo en equipo con otros sacerdotes, religiosas y laicos, siempre con una actitud de humildad, escucha y compasión».

En el ámbito social, con el apoyo de Manos Unidas, se impulsó un proyecto para abastecer de agua potable a pequeños trabajadores sin tierra que habían ocupado una hacienda abandonada. Su tercera y última etapa en Brasil (1995-1996) lo llevó a una zona con mayor necesidad pastoral, antes de su traslado a Ecuador.

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Misión en Ecuador

Durante sus seis años como párroco en la Amazonía ecuatoriana, el Padre Manuel trabajó en la parroquia de San Vicente Ferrer de Puyo, promoviendo la formación de laicos misioneros con el método de las Santas Misiones Populares del Padre Luis Mosconi, misionero italiano en Brasil. Esta iniciativa permitió articular una pastoral de conjunto, fortaleciendo la colaboración entre sacerdotes, religiosas y fieles laicos.

En 2014, pidió ser trasladado a la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Palora, donde trabajó en equipo con las religiosas mexicanas de Corde Jesu. Más tarde, regresó a Quito para ejercer como director espiritual en el Seminario Misionero Santa María la Mayor, dedicado a la formación de futuros sacerdotes de cinco vicariatos de la Amazonía ecuatoriana. Permaneció en esta labor hasta septiembre de 2024.

Aunque le aconsejaron regresar a España, el Padre Manuel reconoce que dejó su misión en Ecuador con pesar, pero permanece abierto a lo que Dios disponga, mientras su salud lo permita.

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Una vida de entrega misionera

Tras 29 años como misionero, el Padre Manuel subraya la importancia de saber escuchar a las personas y comprender su realidad. En consonancia con el lema del Día de Hispanoamérica, recuerda que los pueblos latinoamericanos «siguen esperando misioneros que escuchen sus historias». Porque, en cada una de ellas, hay una verdadera historia de esperanza.