Madrid

Javier Peño, capellán de Periodismo de la Universidad Complutense: «La capellanía es como un faro en mitad de la oscuridad»

  • Titulo: Infomadrid / B. Aragoneses

Una vez, hace años ya de esto, en la Facultad de Periodismo de la Complutense «secuestraron» al Niño Jesús. En protesta. Exigiendo la libertad de los presos saharauis. Era cuando se ponía el belén. Mucha vida ha pasado por estas aulas y, aunque ahora ya no haya belén, la Vida, con mayúsculas, sigue dentro, en un espacio nada más arrancar el pasillo del decanato a la derecha, concebido como multiconfesional con un sagrario en la zona más recogida.

Este año, a las puertas de la Navidad, tiene un árbol natural, adornado, que será devuelto a la Escuela de Montes cuando acabe la temporada. Las paredes de la quinta planta, teñidas a la mitad de morado, sitúan el centro. Un cartel de Tesis, la mítica película de Amenábar rodada en sus pasillos, decora una de las paredes del hall de entrada, muros de hormigón de un edificio que se estrenó en el año 1974, característico del estilo «brutalista».

Javier Peño (37 años, ordenado sacerdote en 2018) es el recién estrenado capellán. Toma el relevo de Alfonso Simón, que falleció el pasado mes de septiembre. Ya ha sido capellán de universidad, en la Autónoma de Madrid, y además esta facultad la conoce bien. Licenciado en Periodismo antes de entrar en el seminario, se pasó los cinco años de carrera estudiando los veranos en la biblioteca porque no hubo uno que no le quedaran para septiembre. «Fui muy mal estudiante», ríe, aunque su vocación civil siempre la tuvo clara. «Desde que tengo uso de razón quise ser periodista».

Aprendió a leer con el Marca. Su padre se sentaba con él y con el periódico y así es como «mejoré bastante mi capacidad lectora» y se le despertó la pasión por el periodismo deportivo. No solo es fan del fútbol; también del ciclismo y del baloncesto. Su sueño se cumplió y ese periódico que manoseaba de pequeño fue su primer destino profesional, cuando estaba en 5º. «Era super feliz, estaba encantadísimo de la vida». Pero… Una sensación, una intuición, de que «había algo que me estaba perdiendo». Y justo al acabar la carrera empezó su despertar vocacional al sacerdocio, el que acabó comprometiendo su vida entera.

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Puerta abierta y presencia de la Iglesia

«Esta no es una facultad fácil», reconoce, sentado en su despacho, presidido por un crucifijo. Mantiene la puerta abierta, y así es como se toma él la capellanía. «Es como tener las puertas abiertas de parte de la Iglesia; la cara visible y cotidiana de la Iglesia soy yo». De vez en cuando aparecen alumnos; muchos, con problemas vitales. «Hace un par de semanas vino un chaval al que la vida se le estaba cayendo encima». La capellanía es, resume, «como un faro en mitad de la oscuridad», un «testimonio alegre y pacífico», con una presencia de la Iglesia que sea «natural, nada artificial».

«La falta de identidad que se percibe en mucha gente joven es una gran oportunidad para los católicos», continúa Peño, porque «si uno tiene su fe firme», esto «puede ser un bastón en el que se apoyen». Y esto, «en la universidad, es bastante importante», porque son años de crecimiento y maduración.

Búsqueda de la Verdad

Ante unos jóvenes que se están preparando para dar informaciones veraces, es inevitable que surja con el capellán de Periodismo el tema de la Verdad. Peño se queda con aquello que decía Romano Guardini de que «la verdad es polifónica». Esto no quiere decir, aclara el capellán, que la verdad sea relativa, pero sí que no todo el mundo puede llegar a ella por un solo camino, ni a todo el mundo «le puedes hablar de la misma manera».

Jesús, analiza, tuvo acercamientos absolutamente únicos a muchas personas en el Evangelio. Con la samaritana, «como está abierta al arrepentimiento, puede entrar con toda su misericordia»; con Herodes, Jesús calla; a Pilatos «le abre la puerta de la trascendencia», y de hecho él se hace esa famosa pregunta, «¿qué es la verdad?»… «A mí esto me ayuda muchísimo a intentar acercarme de manera única a cada persona», porque «como vayamos con el dogma por delante, no llegamos ni a la vuelta de la esquina». Y luego, «la verdad, si no se hace vida, no sirve para nada».

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Retos para el futuro

Este año, Javier quiere situarse en su nuevo servicio. De momento, está disponible los martes y los jueves, y este último día celebra la Eucaristía en la capilla. Querría ajustar horarios e «ir conociendo a la gente para involucrarlos», porque «la capilla no es de la diócesis ni de los curas», sino «responsabilidad de todos los católicos; y los laicos tienen que tomar presencia», para lo cual es importante «abrir espacios». En este sentido, concluye que algo muy importante para la pastoral universitaria es que «la unión hace la fuerza; ya se está avanzando en retomar actividades conjuntas para tener una mayor presencia en la universidad». Prueba de ello fue la peregrinación a Guadalupe de comienzo de curso.

Vicario parroquial de San Germán, responsable de jóvenes de la Vicaría VIII y capellán de la residencia de ancianos Ballesol de Mirasierra, la mirada de Javier está especialmente puesta en la esperanza, el gran tema del Año Jubilar que vivirá la Iglesia universal en 2025. «Los periodistas, para bien o para mal, estamos muy enterados de las cosas que están pasando en el mundo, y con tanta guerra, un mensaje de esperanza siempre es importante».

También para luchar contra la polarización, a veces tan evidente en los medios de comunicación. «Lo que en mi opinión tenemos que predicar y vivir los católicos es que hay una cosa que nos une por encima de todo lo que nos separa, que es que todos somos hijos de un mismo Padre». Cuando se acentúa lo que une frente a lo que separa, «es todo mucho más fácil». Esto, señala, se ha visto en Valencia, donde «la gente se lanza a ayudar sin preguntar si has votado a Podemos, al PP o al PSOE». Por eso, «hay que buscar esos espacios comunes en los que todos nos podamos entender».

Y los católicos, además, «ofrecemos una plenitud», «lo que creemos que es lo mejor». Pero como lo hace una madre, «mostrando cariño incondicional» si alguien toma otro camino, no señalando con el dedo o etiquetando. «La Iglesia está llamada a ser la casa de toda la humanidad; tendremos que intentar tener los brazos lo suficientemente abiertos para que, aunque haya gente que no quiere entrar en la casa, sepa que siempre están esos brazos». «La parábola del hijo pródigo, básicamente», remata.

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El obispo auxiliar José Antonio Álvarez, en el IX Ciclo de Conferencias para Evangelizadores: «Como creyentes necesitamos reconocer a Jesús como fuente de esperanza»

  • Titulo: Santiago Tedeschi Prades
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Este jueves, en el marco del IX Ciclo de Conferencias para Evangelizadores, titulado “Jesucristo: 2025 años de esperanza”, el obispo auxiliar de Madrid, José Antonio Álvarez, ofreció una ponencia en la sala Multiusos de la Parroquia San Juan de la Cruz. Su intervención, titulada “Las presencias de Jesús en la vida de la Iglesia, fuente de esperanza”, centró la reflexión en cómo la fe en Jesucristo alimenta la esperanza en la comunidad eclesial y en el mundo.

Durante su ponencia, el obispo auxiliar subrayó la importancia de descubrir las presencias de Jesús como pilares fundamentales para renovar la misión evangelizadora de la Iglesia y ha recordado algunas palabras del Papa Francisco: «Ayudémonos unos a otros a descubrir este encuentro con Cristo que nos da la vida y pongámonos en camino, llenemos nuestro día a día con el don de la esperanza y permitamos que llegue a cuanto lo buscan».

Recordó que la esperanza no solo es un fundamento espiritual, sino también un motor necesario para el desarrollo y la superación de las dificultades sociales, como las vividas recientemente en España tras las consecuencias de la DANA: «Como pueblo de Dios estamos llamados a transmitir la Buena Noticia del Evangelio y por eso como creyentes necesitamos reconocer a Jesús como fuente de esperanza».

El obispo auxiliar reflexionó también sobre esas tentaciones que pueden afectar a los agentes de pastoral, recogidas en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium del papa Francisco: el individualismo, la crisis de identidad y la pérdida del fervor misionero. «Todos nos vemos afectados por esta cultura globalizada actual en la que vivimos que también ofrece oportunidades y posibilidades, pero que también puede en ocasiones limitarnos, condicionarnos e incluso enfermarnos», ha subrayado el obispo auxiliar.

José Antonio ha remarcado que «necesitamos crear espacios motivadores y sanadores, lugares donde regenerar nuestra propria fe en Jesús, donde compartir las propias preguntas más profundas y las preocupaciones cotidianas donde discernir en profundidad, con criterios evangélicos, sobre la propia existencia y experiencia». Sobre la tentación del individualismo, el obispo auxiliar ha subrayado que vivimos en una «cultura profundamente conectada, la soledad y el individualismo de muchos es muy grande. Hay una conectividad que no generan comunión y fraternidad».

A partir de estas tentaciones, propuso tres caminos para revitalizar la esperanza en la vida cristiana: la espiritualidad misionera, las relaciones nuevas que genera Jesucristo y el testimonio de la comunión fraterna. Además, destacó cuatro presencias esenciales para vivir la misión de la Iglesia: la Palabra de Dios como fuente viva de esperanza, la experiencia creyente y la espiritualidad, los pobres como evangelizadores y la comunidad cristiana como espacio de comunión.

«La Palabra es viva y eficaz, juzga las intenciones del corazón, nada se le oculta. Cuando escuchamos la Palabra de Dios permitimos que esta influencia divina actué en nosotros, transformando nuestras perspectivas, valores y comportamientos. La lectura frecuente no solo es un paso obligado, sino que es el camino para reconocer la persona de Jesús en medio de nosotros […] Necesitamos acoger esa Palabra de Dios como esa palabra viva que da esperanza en la misión».

Con un mensaje de aliento, el obispo auxiliar José Antonio Álvarez concluyó su ponencia invitando a todos los presentes a hacer suyo el clamor de la Iglesia en este periodo de Adviento: “Maranatha, ven Señor Jesús”.

Los Reyes de España transmiten «su agradecimiento y reconocimiento a los voluntarios que participarán en la XI Edición de Nadie Sin Cenar por la labor que desarrollan»

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Madrid se prepara para vivir una Nochebuena más solidaria gracias a la XI Edición de Nadie Sin Cenar, una iniciativa que busca que nadie pase esta noche tan especial sin una cena caliente. El hostelero Jorge García, promotor de esta iniciativa invita a conocer este proyecto: «Os animo a participar y disfrutar de la generosidad hacia los demás».

Un año más, y ya van once, este 24 de diciembre «prepararemos más de 500 cenas calientes que repartiremos para los invisibles o para las personas en situación de vulnerabilidad». También esa noche, ellos «recibirán cariño y compañía», afirma García. Cada menú incluirá un plato caliente, bebida y todos los detalles necesarios para ofrecer una comida digna y reconfortante.

Jorge con Papa Francisco

La Catedral de la Almudena será el lugar donde comenzará esta ola de solidaridad. Los voluntarios están citados el 24 de diciembre a las 15:45 horas para organizarse antes de salir a repartir los menús por las calles céntricas de Madrid. La distribución se extenderá hasta aproximadamente las 19:00 horas. Jorge García, promotor de esta iniciativa, invita a los madrileños a acercarse esa tarde a la catedral: «Es una oportunidad para entender un poco más a las personas que viven en la calle y las circunstancias que las han llevado hasta ahí».

Además, destaca que Nadie Sin Cenar no es solo una acción solidaria, sino una experiencia transformadora: «Esta acción no solo permite ayudar a quienes más lo necesitan, sino también vivir una experiencia única de comunidad y generosidad»

El proyecto ha recibido recientemente el respaldo de los Reyes de España, quienes, a través de una carta, han expresado «su agradecimiento y reconocimiento a los voluntarios que participan en Nadie Sin Cenar por la labor que desarrollan».

El Papa Francisco conoce de cerca “Nadie sin cenar”

La historia de Nadie Sin Cenar comenzó de manera providencial una noche de diciembre. Un grupo de voluntarios, tras finalizar su ruta repartiendo comida, se encontró en la Plaza Mayor con Jorge García, un hostelero que empezó a interesarse por lo que hacían. Aquella conversación espontánea dio lugar a una idea que transformaría muchas vidas: ofrecer una cena caliente y digna, acompañada de cariño, cada Nochebuena.

Este 2024 marca el undécimo aniversario de la iniciativa, y para celebrarlo, Jorge soñó con llevar una de las cajas que entregan cada 24 de diciembre al Papa Francisco. El sueño se hizo realidad el pasado 24 de enero, cuando, tras una catequesis sobre el pecado de la avaricia, Jorge tuvo la oportunidad de encontrarse con el Santo Padre.

Jorge le entregó al Papa una caja como las que reparten cada Nochebuena. Al notar que no pesaba, Francisco bromeó: «¡Espero que ese día no las entreguen vacías!». Entre risas, Jorge explicó que, en lugar de comida, esta caja contenía fotos de la iniciativa, un peto de voluntario, el menú de la cena y una carta escrita por los voluntarios. En la carta, narraban cómo esta experiencia había cambiado sus vidas y cómo se esforzaban por hacer que las personas atendidas no se sintieran invisibles.

El Papa, visiblemente conmovido, valoró especialmente el énfasis en la compañía y la conversación: «Me parece muy bien», afirmó. También mostró su aprecio por el hecho de que muchos de los voluntarios sean jóvenes, destacando la importancia de su implicación en acciones solidarias. El encuentro con el Papa no solo fue un hito para Jorge García, sino también un reconocimiento a la labor de todos los voluntarios que hacen posible que Nadie Sin Cenar lleve esperanza y dignidad a quienes más lo necesitan.

 

El cardenal José Cobo preside la misa de apertura del Año Jubilar en la catedral de la Almudena

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  • Fin Agenda: 29-12-2024
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En el marco del Año Santo, el domingo, 29 de diciembre, a las 12:00 horas, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, preside la misa de apertura del Jubileo 2025.

Coincidiendo con la fiesta de la Sagrada Familia, se realizará también la entrega de los iconos de oración, que peregrinarán por las familias de las distintas parroquias de la diócesis. Estos iconos, símbolo de unidad y fe, serán el centro de una cadena de oración familiar que se prolongaráhasta la Misa Jubilar de las familias que se celebrará el 31 de mayo.

La celebración podrá seguirse en directo a través del Canal de YouTube de la Archidiócesis de Madrid, permitiendo a todas las familias participar, incluso a aquellas que no puedan asistir físicamente a la catedral.