Había este sábado, 16 de noviembre, una cita bíblica que cubría el altar de la catedral de la Almudena: «La oración del pobre sube hasta Dios». Es el lema lema elegido por el Papa Francisco para la VIII Jornada Mundial de los Pobres, que la Iglesia Mundial celebraba este fin de semana.
Y estaba el primer templo de Madrid lleno de la oración de personas acompañadas en su vulnerabilidad en proyectos de atención a la exclusión de la pastoral social de la diócesis, entre ellos los de Caritas Diocesana de Madrid o la Comunidad de Sant'Egidio.
El aleluya llenaba la catedral de palabras de esperanza, al igual que el Evangelio proclamado, y que el cardenal José Cobo,arzobispo de Madrid, recogió en su homilía. «Hay hoy una buena noticia: Dios interviene en la historia, salvando y apareciendo cuando todo se tambalea». El arzobispo reconoció que «somos pobres, y nuestra única riqueza es Dios mismo, dejarnos amar por Él y amar en Él a los hermanos».
![MIsa pobres madres]()
Los pobres, continuó, «sois maestros para aprender a ver la vida desde Dios». «Estáis en el centro de la vida de la Iglesia», y «sin vosotros no es posible entender el Evangelio». También enseñan, afirmó, que «no somos autosuficientes».
Abundó el cardenal Cobo en que los pobres, «los que buscan a Dios como el eje de su vida», «nos descubrís el camino para afrontar tantas encrucijadas» y «nos enseñáis a confiar en Dios».Y precisó: «Nuestra única riqueza, nuestro único camino de la felicidad, está en amar, en ofrecer la vida, en ofrecernos a quien nos necesita».
El arzobispo de Madrid -que estuvo acompañado de los obispos auxiliares José Antonio Álvarez y Vicente Martín, y vicarios episcopales, entre ellos el vicario de la Pastoral Social, José Luis Segovia- concluyó su homilía con una voz de ánimo para todos: «No temáis al futuro, aprendamos de los más pobres».
![Misa pobres virgen]()
Un testimonio al Padre nuestro
Tras el rezo del padrenuestro, se compartió un testimonio de uno de los lugares desde donde llamar a Dios Padre cobra más significado: la cárcel. «Padre nuestro, te encontramos en la soledad de las celdas de la prisión; tú que perdonas nuestros errores, ayúdanos a ir siempre adelante».
La MIsa finalizó con una acción de gracias cantada y bailada por cuatro mujeres de la capellanía católica africana y la plegaria a Dios de jóvenes de los centros de menores con medidas judiciales El Laurel y El Lavadero, que leyó su capellán, Félix Martínez: «Queremos que sigas presente en nuestras vidas dándonos nuevas oportniidades. No nos dejes solos».
Tras la celebración de la Eucaristía, todos aquellos que habían acudido siguiendo especialmntee el llamado de la diócesis pudieron disutar de una chocolatada, preparada por Carifood, en el claustro del Arzobispado.
![Misa pobres africa]()