- Titulo: Sandra Madrid/Fundación DeClausura
Nos encontramos en los meses más fríos del año. Durante enero y febrero, las temperaturas alcanzan sus registros más bajos, y en muchas regiones del país los termómetros descienden por debajo de los 0 ºC. Provincias como León soportan un promedio de 40 días de heladas durante el invierno. Ciudades como Toledo, Granada o localidades de Badajoz también registran temperaturas negativas en estas fechas. ¿Cómo se vive el invierno dentro de los monasterios y conventos?
La realidad es que muchas de ellas enfrentan el frío sin calefacción debido a la falta de recursos económicos para costearla.
La vida contemplativa se centra en el seguimiento del Evangelio, con un estilo de vida austero que deja de lado lo superfluo. Esta renuncia incluye también muchas comodidades materiales, pero la ausencia de calefacción puede representar un grave problema, especialmente para la salud. A ello se suma la humedad característica de estos grandes edificios, que agrava las dolencias respiratorias y articulares en monjas y monjes.
Para minimizar estos riesgos, sería necesario mantener una temperatura mínima que garantice un bienestar básico. Sin embargo, muchas comunidades restringen al máximo el uso de la calefacción debido a su elevado coste. En la mayoría de los casos, solo se calientan pequeñas áreas como la enfermería o las habitaciones de las personas mayores. En las zonas comunes, como el refectorio o la capilla, se consigue apenas una temperatura baja, insuficiente para combatir el frío invernal.
Testimonio de una comunidad de Badajoz
«El frío es intenso y tenemos que abrigarnos con capas de ropa porque no podemos asumir lo que subirían las facturas si encendiéramos el radiador. Solo lo ponemos en las habitaciones de las dos mayores, mientras las demás nos calentamos en el coro con una estufa de butano. En la sala de recreo solo contamos con un pequeño calefactor, y nada más durante el día para combatir el frío».
Desde la Fundación DeClausura lanzan una campaña especial para ayudar a estas comunidades de clausura. ¡Tu apoyo es fundamental! Cada aportación, por pequeña que parezca, puede marcar una gran diferencia este invierno. Juntos podemos regalarles calor, bienestar y esperanza en los meses más duros del año.