- Titulo: Infomadrid
Este sábado, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, celebró el Día del Militante de Acción Católica. En su primer encuentro con los miembros del movimiento en Madrid, presidió una Misa, compartió la comida, y se reunió en primer lugar con los Juveniles y, a continuación, con los adultos en el Colegio Madres Concepcionistas (c/Princesa, 19).
En la Eucaristía concelebró el Consiliario de la Acción Católica General de Madrid, Jesús Vidal. En su homilía, Mons. Osoro manifestó su gozo por participar en este primer encuentro con los miembros de la Acción Católica de Madrid, asegurando que un militante es un ser “dichoso, feliz, bienaventurado. Un hombre, una mujer, un niño, una niña, un joven, una joven que caminan por este mundo juntos, se organizan juntos, para hacer una presencia viva del Señor, que se note: la gente lo observa y lo nota”. Además, “con una vida coherente, que escucha al Señor, es firme, e intenta que su vida sea una alabanza sincera a nuestro Señor Jesucristo no sólo con palabras sino con sus obras, su manera de vivir y de existir”.
Habló de la figura del militante, ya que “alguien que tiene una identidad, una fotografía, se le nota y lo notan los demás”. Y destacó tres ideas. Primero, que “el militante es el que asume su vida con fe, se hace presente en medio de este mundo, en las diversas situaciones que viven los hombres -en el colegio, en la universidad, en la familia, en el barrio, en la parroquia- pero dando una luz especial. Esa luz que es la de Dios mismo, que no discrimina a nadie. Vosotros dais esa luz a todos. A todos va dirigida esa luz de Dios que es su amor, su gracia, su misericordia. Y Dios quiere hacer posible que esa luz salga a través de nosotros”. “Esta es, aseguró, la identidad de un militante que va por el mundo diciendo lo del Señor: Sí”.
En este sentido, se preguntó: “si hago bien a los que me hacen bien, ¿que mérito tengo?. El Señor me dice que eso también lo hacen los pecadores. Vosotros tenéis que hacer lo que Dios hizo: amar a los que os persiguen, a los que os insultan, os maltratan, a los que os critican. Pero hay que hacerlo a la manera del Señor. Si lo hacéis solos es difícil, porque os cansáis rápido. Por eso el dinamismo de Acción Católica es que lo hacemos juntos, actuamos juntos, entramos en la historia juntos”. Y afirmó que “un militante tiene una identidad”.
En segundo lugar, “el Señor nos ha dicho que un militante tiene una manera de existir, de comportarse. Y pide que lo hagáis con otros, que salgáis con otros. Lo más importante es escuchar al Señor, que nos dice la verdad. El militante irá por los caminos que el Señor le promueve, escuchará su voz. Escuchará siempre a Jesús”.
En tercer lugar, apuntó, “nos presentamos en medio del mundo organizados. Tenemos un nombre, somos cristianos, discípulos de Jesús, que actuamos con la vida de Jesús, y nos hacemos presentes en medio del mundo como pueblo, al que pertenecemos”. Para el Arzobispo de Madrid, “tenemos necesidad de cristianos que militen, de militantes. Por eso la Acción Católica pertenece a la esencia del pueblo de Dios, no es un invento, porque el fin inmediato es la evangelización, la santificación de los hombres, la formación cristiana de la conciencia. Todo eso es importante. Por otra parte, es un movimiento de laicos, de cristianos en medio del mundo, en los colegios, en la universidad, donde aportáis vuestra experiencia y donde os sentís unidos al obispo. Nosotros no nos podemos separar, estamos unidos”.
“Hoy, aseguró, es un día importante: es la primera vez que me reúno con vosotros. Es un día especial para mí” porque “una de las cosas que más necesita la Iglesia en España es la presencia organizada de laicos cristianos. Tenemos que estar juntos para salir a decir lo que quiere Jesús que digamos en estos momentos. Y lo podemos hacer juntos: los niños, los jóvenes, los adultos, cada uno a su manera, pero podemos hacerlo”.
Concluyó exhortando a los presentes a mantener “la identidad. Salgamos al mundo organizados. La Acción Católica es un medio que el Señor nos pone, que nace en el seno de la Iglesia, unida al ministerio episcopal y que intenta entregar este rostro del Señor en medio de los hombres”.