Madrid

La Catedral acoge esta noche la Vigilia mensual de Oración con jóvenes

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Esta noche, como cada primer viernes de mes, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, presidirá una Vigilia de Oración con los jóvenes en la Catedral. Con el nombre de “Adoremos”, estos encuentros comienzan a las 21,00 horas con una cena con bocatas en la plaza de Juan Pablo II. A las 21,45 horas, entrada en el templo para ensayar los cantos. Y a las 22,00 horas, Vigilia, para concluir a las 23,00 horas.

Cada mes, jóvenes de una de las Vicarías de Madrid son los encargados de preparar estas oraciones.

Charlas cuaresmales sobre los Iconos en la Parroquia del Santísimo Redentor

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El 27 de junio de 2015, los Redentoristas van a comenzar la celebración del 150 aniversario de la entrega de la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro, realizada por el Papa Pío IX en 1866 a la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas), con el encargo de “darla a conocer por todo el mundo”. Este aniversario, que se desarrollará con el lema “Madre del Perpetuo Socorro, Icono de amor”, finalizará el 27 de junio de 2016.

La Parroquia del Santísimo Redentor (c/ Félix Boix, 13) comienza sus celebraciones con unas Conferencias de Cuaresma, tituladas “Iconos. Resplandor de la Belleza Divina”. Hoy, viernes 6 de marzo, Miguel Rubio, profesor del ISCM, meditará sobre “Meteora. Las Rocas de Dios”. El día 13, Catalina Arroyo Amayo, pintora de Iconos, lo hará sobre “Iconos. Plasmar lo divino en madera o metal”. El 20 de marzo, Marek Raczkiewicz, profesor en Comillas y San Dámaso, hablará de “Iconos. Celebrar lo divino en la tierra”. Concluirán el 27 de marzo con la aportación de Laurentino Pineda, párroco del Santísimo Redentor, lo hará sobre “Perpetuo Socorro, Icono de Amor”. Todas las conferencias darán comienzo a las 20,00 horas en la Parroquia del Santísimo Redentor. La entrada es libre. A las conferencias les acompaña una exposición de iconos.

Icono
El Icono del Perpetuo Socorro llega a Roma, desde Creta, hacia el año 1500. Durante casi 300 años está expuesto en la iglesia de San Mateo de la capital italiana, con fama de milagroso. Con la llegada de las tropas de Napoleón a esta ciudad en 1789, la iglesia de San Mateo es destruida y el icono pasa a una capilla particular de los padres Agustinos, y con el tiempo, también al olvido.

En 1855 los Redentoristas compran el terreno donde estaba la antigua iglesia de San Mateo, cerca de Santa María la Mayor, para construir su casa generalicia. No tardaron en llegar rumores de que allí había estado expuesta una imagen milagrosa de la Virgen del Perpetuo Socorro. Al encontrar la imagen, en 1865, los Redentoristas solicitan al Papa poder llevarla de nuevo a su antigua morada, hecho que se produjo en el año 1866.

Monseñor Carlos Osoro: “Que crezca en los educadores el interés y el esfuerzo por una verdadera formación integral de los niños y los jóvenes”

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Mañana, sábado 7 de marzo, se celebra la XXX Jornada Diocesana de Enseñanza. Con este motivo, el Arzobispo de Madrid ha hecho pública una carta, en la que recuerda que "desde el momento en que Jesucristo, antes de volver al Padre, envió a los apóstoles a dar a conocer el evangelio a todos los pueblos, prometiéndoles estar con ellos hasta el final de los tiempos (Mt 28,20), la Iglesia ha sido consciente de que con esa misión evangelizadora estaba realizando una tarea educativa".

"La Iglesia, señala, en su quehacer evangelizador cuenta con la familia y la parroquia. Pero no olvida que en esta acción evangelizadora debe mucho, también, a la escuela, pues en ella los educadores cristianos acompañan a niños y jóvenes a los que se les ofrece la luz del Evangelio". Aunque "la tarea educativa no se reduce solo al ámbito familiar, ya que a ella contribuyen también otros agentes educativos", asegura que "la importancia de esta labor docente ha hecho que la Iglesia esté presente, ya desde sus inicios, en la escuela para ofrecer a los niños y jóvenes la formación integral que ha de procurar todo proceso educativo, de forma que les ayude, al tiempo que se insertan en la sociedad, a dar sentido a sus vidas".

“Muchas cosas, dice, han cambiado en el panorama educativo desde la publicación" del documento conciliar Gravissimun Educationis, "hace ahora cincuenta años". En concreto, se fija en tres:

“En primer lugar, educar, como nos recordaba hace unos años Benedicto XVI alertándonos de la `emergencia educativa` en la que nos encontramos actualmente, nunca ha sido una tarea fácil, aunque quizás hoy la familia -inmersa en una acelerada dinámica de cambios a nivel social- se encuentra más desorientada que en otras épocas para educar a los hijos. Si a esto le unimos que también los profesores son conscientes de sus dificultades a la hora de educar a los alumnos, los principales ámbitos de socialización y de conocimiento de los niños y los jóvenes están siendo los medios de comunicación, las redes sociales, internet y los modelos de ocio, entre otros. La respuesta no puede ser la resignación y el dejarse llevar por lo que marca el pensamiento dominante, pues dicha actitud nos haría olvidar la auténtica finalidad de la educación, que no es otra que la formación de la persona para ayudarla a vivir en plenitud y que pueda hacer su aportación al bien común de la sociedad. Todo ello requiere, más que discursos grandilocuentes, ejemplos de vida y testimonios creíbles, pues la calidad del testimonio y la coherencia son el camino privilegiado de toda tarea educativa".

“En segundo lugar, es cierto que vivimos en un mundo cada vez más globalizado con capacidad para satisfacer muchas de las demandas que hacen posible el bienestar de las personas, pero que, a su vez, olvida otras que son también necesarias para configurar la identidad de las mismas. Ante esta situación, la educación escolar ha de ayudar a entender la creciente complejidad de los fenómenos mundiales y a dominar el sentimiento de incertidumbre que suscita. De ahí que una de las tareas educativas básicas sea ayudar a los alumnos no solo a tomar conciencia de su identidad, sino también a que aprendan, en el encuentro con los otros, a respetar las distintas formas de insertarse en el mundo. En el momento actual, afirma el Papa Francisco, hay muchas escuelas católicas que son frecuentadas por alumnos no cristianos e incluso no creyentes a los que se les ofrece `una propuesta educativa que mira el desarrollo integral de la persona y responde al derecho de todos a tener acceso al saber y al conocimiento. Pero de igual modo están llamadas a ofrecer a todos, con pleno respeto de la libertad de cada uno y de los métodos propios del ambiente escolar, la propuesta cristiana, es decir, a Jesucristo como sentido de la vida, del cosmos y de la historia`" (A los participantes en la Plenaria de la Congregación para la Educación Católica, 13.2.2014).

"Por ultimo, y tal como ya afirmaba la Gravissimun Educationis, la educación escolar no puede reducirse a la mera transmisión de conocimientos, sino que apunta a la formación integral de la persona. Por ello hemos de tener en cuenta que a medida que aumentan en la escuela los saberes científicos y técnicos hemos de profundizar en los saberes que nos aportan el sentido y la finalidad de lo que hacemos. Reducir la enseñanza solo al aprendizaje de saberes técnicos va en detrimento de aquellas fuentes de sentido que nos han transmitido las generaciones pasadas y que procuran mostrarnos la verdad de la esperanza que habita en todo ser humano. La reflexión por la cuestión de sentido que nos presentan las tradiciones religiosas ayuda a no dejar caer en el olvido la pregunta por la realidad de Dios. En esta clave, la escuela católica, al tiempo que cultiva en los alumnos las facultades y capacidades de la persona que les permiten afrontar los interrogantes sobre el sentido de su vida, ayuda también al alumno a dar una respuesta de adhesión libre y razonada a la Palabra de Dios, con el consiguiente cambio de vida conforme al proyecto de persona que se le ofrece".

Manifiesta su deseo de que "crezca en los educadores el interés y el esfuerzo por una verdadera formación integral de los niños y los jóvenes". Y concluye poniendo la Jornada Diocesana de Enseñanza en manos de la Virgen.

La Delegación de Enseñanza celebra mañana su XXX Jornada Diocesana

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“Creer y Educar. A los 50 años de la Gravissimum Educationis” es el tema de la XXX Jornada Diocesana de Enseñanza que se celebrará mañana, sábado 7 de marzo, en el Colegio Calasancio (c/Conde de Peñalver, 51).

Organizada por la Delegación Episcopal de Enseñanza, será inaugurada a las 11,45 horas por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra. La primera ponencia, “A los 50 años de la Gravissimum Educationis. Aportaciones e historia”, será impartida por Pedro Chico González. A continuación, reflexión sobre “Actualidad y futuro”, a cargo de Francesc Riu Rovira de Villar, de la Fundación Edebé. A las 16,00 horas, mesa redonda, en la que se debatirá sobre “50 años de educación cristiana” con las aportaciones de Teófilo González Vila, Catedrático, Inspector de Educación, que hablará de “La presencia de los Educadores Cristianos”; la Hna. Concepción Vicente, Presidenta de Escuelas Católicas de Madrid, encargada de presentar “La presencia de la Escuela Católica”; y Carlos Esteban Garcés, de la Delegación Episcopal de Enseñanza, y “La presencia de la Enseñanza de la Religión”.

El encuentro concluirá con la celebración de la Eucaristía, a las 18,00 horas, presidida por Mons. Fidel Herráez, Obispo Auxiliar de Madrid.