Madrid

El arzobispo de Madrid preside la ordenación de cinco sacerdotes jesuitas

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El arzobispo de Madrid, monseñor Calos Osoro presidió este sábado por la tarde la ordenación de cinco presbíteros jesuitas en la Parroquia de San Francisco Javier y San Luis Gonzaga de La Ventilla, acompañado por el obispo de Teruel, monseñor Carlos Escribano, y el provincial de España de la Compañía de Jesús, el padre Francisco José Ruiz Pérez SJ., así como por compañeros, familiares y amigos de los nuevos sacerdotes.

El prelado madrileño señalo que la celebración era un “acontecimiento extraordinario y sobrecogedor”, antes de animar a los nuevos sacerdotes —David Abad Cabello SJ, Rubén Alonso Alvarez SJ, Javier Cía Blasco SJ, Diego de Kisai Haro Martín SJ y Saúl López Cuadrado SJ— a “provocar el escándalo de un Dios que acompaña a todos los hombres”. “¿Somos escándalo? El de Jesús, claro... ¿Damos la vida? ¿Vivimos en Él, desde Él y para Él? ¿Somos de todos y para todos? [...] Hay que eucaristizar la vida”, aseveró.

En esta misma línea, monseñor Osoro recordó que “solo hacemos la misión felices y contentos en medio de nuestras debilidades cuidando permanentemente a Jesucristo” y remarcó que a partir de ahora van a “regalar amor y misericordia de Dios” al poder decir “tomad y comed que este es mi cuerpo” y “yo le absuelvo”. “A vosotros el Señor os dice: le envío a todos los hombres. Seréis el mismo Jesús en medio de todos los hombres”, añadió.

"Poner nuestros talentos en la promoción de la fe y la justicia"

En representación de los nuevos presbíteros, Diego de Kisai Haro Martín SJ destacó “la alegría y el gozo de haber sido bendecidos y consagrados al presbiterado” tras un camino “largo y muy bien acompañado”. “Nuestro deseo es ser sacerdotes jesuitas en un mundo que nos pide poner todos nuestros talentos en la promoción de la fe y en la promoción de la justicia. Y lo mejor es que no estamos solos, contamos con dos cosas fundamentales: la Gracia de Dios, que a través del Espíritu hemos recibido en este sacramento, y los mediadores de esta Gracia, que sois todos vosotros”, explicó.

Después de la celebración, familiares y amigos compartieron un pequeño aperitivo en los partios del Colegio Padre Piquer, uno de los proyectos que la Compañía de Jesús desarrolla en el barrio de La Ventilla.

Para conocer la biografía de los nuevos sacerdotes, puede consultarse esta información.

Mons. Osoro: "La Iglesia tiene que ser una Iglesia madre"

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El arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, ha clausurado esta mañana el curso Fe en Cristo y búsqueda de lo humano en el siglo XXI, organizado por la Universidad Eclesiástica San Dámaso en el marco de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid, en San Lorenzo de El Escorial. En su conferencia, titulada Ser testigos de la alegría del Evangelio en la España actual, el también gran canciller de la Universidad ha ofrecido unos apuntes de teología pastoral para la misión de la Iglesia en este momento de la Historia, a la luz de todo lo acontecido en la Iglesia tras el Concilio Vaticano II.

Monseñor Osoro ha explicado que la teología pastoral “es un discurso sobre la acción evangelizadora”, cuyo contenido es “la acción de la Iglesia en la Historia bajo la fuerza del Espíritu Santo”. “Vincula el misterio teologal, la situación histórica y la acción evangelizadora, y no se reduce al ministerio de los pastores sino que contempla a toda la Iglesia”, ha añadido.

En esta línea, el arzobispo ha incidido en que “el Espíritu Santo está soplando con una fuerte ráfaga de viento en la Iglesia, especialmente en América, Asia y África. Después del primer milenio señalado por la Iglesia en Oriente, y el segundo, marcado por la Iglesia en Occidente, se aproxima un nuevo tiempo marcado por un frescor del Evangelio especial. El 68 % de los católicos vive en África, América Latina, Asia y Oceanía”. Al igual que “el eje cultural de intercambio se movió durante siglos en torno al Mediterráneo” y, más tarde, al Atlántico, “el siglo XXI gira en torno al Pacífico, donde están América y Asia”, ha aseverado.

La Iglesia “vive un momento singular”, en palabras de monseñor Osoro, que ha recordado que en 2012, año en el que se celebró el Sínodo de los obispos sobre Nueva Evangelización y en el que “se intensificó una crisis de credibilidad de la Iglesia” católica, percibió “la gestación oculta de un proceso eclesial”. “Eso me llevó a hacer un planteamiento de la acción pastoral y de los planes de pastoral de una forma distinta a como lo había hecho durante muchísimos años”, ha remarcado, antes de añadir que “el acontecimiento único de la renuncia de Benedicto XVI y la elección del Papa Francisco indican el soplo del viento de Dios para quien quiera leer la vida de la Iglesia con ojos de fe”.

“La evangelización es la misión de todo el pueblo de Dios”

Esta nueva etapa, según ha explicado el arzobispo de Madrid, “tiene su inicio en el Concilio Vaticano II”, un acontecimiento que Juan XXIII “imaginó como un nuevo Pentecostés”. “Para entender el Concilio, hay que tener en cuenta que su enfoque surge de la primacía de Cristo. Todo viene de Cristo, Cristo es el centro del Concilio” y uno de los “esquemas interpretativos para comprender la eclesiología del Vaticano II”, ha añadido, es que “la evangelización es la misión de todo el pueblo de Dios”. Años después, en 1974, se celebró el Sínodo de los obispos sobre Evangelización, que “marcó un punto de cambio impresionante”, que influyó en toda la Iglesia “pero especialmente en América Latina”. De este Sínodo nació la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, en la que “Pablo VI dio una síntesis de teología pastoral impresionante, a la que Francisco está remitiéndonos continuamente”. En Redemptoris missio, Juan Pablo II volvió a incidir en esta cuestión. La nueva evangelización que convocó, precisamente desde América Latina, es “un fruto maduro del Concilio”. Francisco ha incidido también en el carácter fundamental de la misión en Evangelii gaudium, donde afirma: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo”. La evangelización, ha concluido el arzobispo, es “la gran cuestión posconciliar”.

“Con el impulso de la espiritualidad misionera, Francisco desea completar la reforma de la Iglesia soñada por el Concilio Vaticano II”, ha afirmado. “Expresa lo que yo llamaría la revolución de la ternura de Dios”, también “repite mucho que la Iglesia posconciliar vive el tiempo de la misericordia de Dios” y, de esta forma “nos lanza a un nuevo estilo pastoral, cercano al pueblo tanto en la calidad del trato como en la sencillez en la predicación. Toma en brazos a niños, besa a enfermos, bendice a cada uno. Se ha convertido en un icono de transmisión de fe mediante una cultura simbólica, gestual y festiva. A esto nos está invitando también en estos momentos la Iglesia, a ser testigos así de la alegría del Evangelio”, ha expuesto monseñor Osoro.

En su exhortación Evangelii gaudium, ha continuado, Francisco “nos habla de ser discípulos misioneros; discípulos porque creen de verdad en un Jesús que es el camino, la verdad y la vida”. “El Papa nos dice: volvamos a mirar a Jesucristo”, ha detallado el prelado madrileño, antes de señalar que, en esta exhortación, “la misión se piensa como la comunicación de la vida plena de Cristo” y que “la Iglesia tiene como misión propia comunicar la vida de Jesucristo a todas las personas”. “No es un agregado accidental, sino un dinamismo fundamental, incluso para tener nosotros esa alegría del Evangelio. Si no, sólo hay estrategias, divisiones, y grupos. [...] Mirar a Cristo es esencial. Si no, comunicamos nuestras ideas, nuestras teorías, nuestra forma de pensar”, ha aseverado.

Una Iglesia misionera, madre, pobre y atractiva

A continuación, el arzobispo ha desarrollado algunas notas esenciales sobre la evangelización que aparecen tanto en Evangelii nuntiandi como en Evangelii gaudium. Esta misión debe, en primer lugar, ser “universal, para todos los hombres, no para mi grupito, y permanente” porque “sólo una Iglesia en estado de conversión puede ser una Iglesia en estado de misión”.

En segundo lugar, “la Iglesia tiene que ser una Iglesia madre, que va a todas las situaciones que están viviendo los hombres” con “cercanía, encuentro y sin excluir a nadie”, como esas madres de jóvenes problemáticos que son las que “le siguen dando de comer” incluso cuando los demás hermanos los rechazan. Y en esta línea, monseñor Osoro ha mencionado a la madre Mercedes –fundadora de las Operarias Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, a la que él mismo dirigió espiritualmente y que está en proceso de canonización–, que afirmaba que “el más pobre es el que no conoce a Dios”.

En tercer lugar, monseñor Osoro ha pedido “una Iglesia pobre, que anuncia que Dios se hizo pobre para enriquecernos”; justo antes de incidir en que la Iglesia debe ser “atractiva”, es decir, debe “reflejar el amor de Cristo y atraer a todos hacia sí”. “La Iglesia atrae cuando vive en comunión”, ha subrayado.

Al terminar la conferencia, en el turno de preguntas, monseñor Osoro ha insistido en que “con los ojos iluminados con la luz de Cristo resucitado se puede contemplar el mundo y la Historia de una forma muy diferente”. “Si eres discípulo de Cristo no puedes ser aséptico, no puedes mirar al otro como un enemigo. ¡Es tu hermano! Esto complica la vida, se lo digo por experiencia”, ha concluido.

Infomadrid / María Martínez

El Arzobispo de Madrid pide difundir la encíclica del papa Francisco y cuidar de la creación

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El arzobispo de Madrid Carlos Osoro animó hoy a difundir la encíclica 'Alabado seas' del Papa Francisco, para "cuidar de los demás que nos rodean, apoyados en la seguridad de que no estamos a la intemperie sino apoyados en la fuerza de ser hijos de Dios".

"Cuidando de los demás y de lo creado viviremos lo que el Papa nos pide con urgencia", añadió, "valorando que todos son imágenes vivas de Dios, que tengo que cuidar  y guardar".

El arzobispo de Madrid, Carlos  Osoro, presidió la concelebración eucarística que tuvo lugar en la catedral de La Almudena, en la ciudad donde san Josemaría fundó el Opus Dei el 2 de octubre de 1928 y de cuyo fallecimiento se cumplen hoy 40 años.

El arzobispo Osoro se refirió al fundador del Opus Dei como "un santo que hizo percibir  a muchos el rostro de Cristo a través de la Obra que fundó en servicio de la Iglesia". Dijo también que san Josemaría nos enseña "el valor del trabajo hecho por amor y en servicio de los demás, a quienes hemos de llevar afecto y cercanía".

Explicó que el fundador es ejemplo de "dar aliento y amor a todos, de cuidar  de las criaturas y de lo creado, con la fuerza de la gracia de Dios y no confiados en nuestra insuficiencia".

Numerosas eucaristías se han celebrado hoy en España para conmemorar la fiesta litúrgica de san Josemaría Escrivá, así como en otras ciudades de los cinco continentes donde viven devotos del santo español.

San Josemaría Escrivá (1902-1975) nació en Barbastro (Huesca) en 1902. Ordenado sacerdote en 1925, comenzó su labor pastoral en parroquias rurales y difundió la llamada universal a la santidad.

La festividad litúrgica de San Josemaría Escrivá fue instituida tras su canonización en octubre de 2002 por el Papa san Juan Pablo II, que  se refirió a él como “el santo de la vida ordinaria". Durante su vida, san Josemaría dedicó buena parte de su labor sacerdotal a las familias.

En estas concelebraciones que han tenido lugar en numerosos países, se ha dedicado una plegaria especial por las familias afectadas por la crisis y por las intenciones formuladas por el Papa Francisco. Entre otros lugares, hoy se han celebrado por vez primera en La Habana (Cuba), además de lugares como Dakar, Kigali, Almaty, Beirut, Ho Chi Minh, Mumbai o Managua.

"En diálogo y unión con Cristo, el hombre puede vivir la verdad de su vocación última"

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La Universidad San Dámaso organiza, del lunes 29 de junio al miércoles 1 de julio, el curso Fe en Cristo y búsqueda de lo humano en el siglo XXI, enmarcado en los Cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid, en El Escorial. "Desde la fe y experiencia cristiana se puede decir que en diálogo y unión con Cristo el hombre puede vivir la verdad de su vocación última y, en este sentido, ser más feliz", afirma el director del curso, Gerardo del Pozo, decano de la Facultad de Teología de la USD en declaraciones a Alfa y Omega.

El curso organizado por San Dámaso se llama Fe en Cristo y búsqueda de lo humano en el siglo XXI. ¿Qué tiene que decir Cristo al hombre de nuestros días?

Cristo se revela como el Hijo de Dios hecho hombre. Es Dios y es hombre. Más aún: es también el hombre verdadero, el hombre pleno, el que realiza lo humano. Unidos a Él podemos llegar a ser más plenamente hombres. En Él se nos manifiesta y se nos da la posibilidad de realizar la vocación suprema del hombre, la comunión con Dios y con los hombres.

¿Se puede decir entonces que con Cristo uno es más feliz?

Efectivamente, desde la fe y experiencia cristiana se puede decir que en diálogo y unión con Cristo el hombre puede vivir la verdad de su vocación última y, en este sentido, ser más feliz, pero sin olvidar que el camino de Cristo pasa por la Cruz. El que solo busca agradarse a sí mismo acaba perdiéndose, porque el hombre está llamado a salir desde sí mismo a la comunión con Dios y con los hombres. El ser humano solo alcanza su plenitud en la medida en que responde a esta llamada a salir fuera de sí, hacia Dios y los demás. Cristo es el Camino, pero se trata de un camino distinto al de una satisfacción inmediata. Él proporciona la felicidad plena en el más allá que comienza aquí. El hombre encuentra en Él la verdad de su vida, una correspondencia con lo que va buscando aunque no sepa formularlo de antemano.

El curso aborda de manera especial la figura de la mujer, sobre todo desde la visión cristiana. ¿Por qué han querido entrar en este tema?

Habrá quien diga: "¡Qué tendrá que decir la Iglesia sobre la mujer!". Es uno de los temas de nuestro tiempo. El feminismo se justifica como una reacción a una situación de injusticia, pero también tiene sus riesgos. A veces busca la lucha de sexos. Otras veces relativiza la diferencia sexual, que es un dato objetivo puesto por Dios Creador. O sitúa la diferencia a un nivel meramente cultural o lo reduce a una mera opción humana.

La mujer ha sido sometida en las últimas décadas al experimento de la teoría de género. El curso también aborda otros experimentos realizados sobre el ser humano en el siglo pasado. ¿Cree que hemos aprendido la lección de las ideologías?

Las ideologías, en realidad, no están abiertas a la totalidad de realidad y la experiencia humana, sino que intentan dominarlas. Es verdad que ha habido un sometimiento de la mujer al hombre, es una verdad histórica, pero la teoría de género no parte de la realidad de que el hombre nace como hombre o como mujer, y de que estamos llamados a la comunión, algo que tiene sus raíces en la propia biología. No podemos construir nuestro sexo de manera arbitraria, no podemos elegir caprichosamente nuestro género. Necesitamos acoger lo que hemos recibido como criaturas de Dios, darnos cuenta de que no somos dueños absolutos de nuestro ser. Somos criaturas de Dios. Y nuestro primer deber es reconocernos como tales.

Son ya varias ediciones de los cursos de verano de la Complutense en los que ha participado la Universidad San Dámaso. ¿Cuál es el balance que hace de esta colaboración?

Distingo dos fases. La primera duró seis años. Luego se interrumpió y el curso pasado volvimos a organizarlos. Agradecemos a la Universidad Complutense su acogida. Es un ámbito civil y no confesional. Pero no nos sentimos en casa ajena, porque en su origen la UCM fue fundada por el cardenal Cisneros. Además es bueno el contacto entre la Teología y las diversas ciencias que hay en la Universidad: La teología ayuda a plantear las cuestiones últimas. Nos queremos hacer presentes en la Universidad para que pueda abordarse la cuestión de Dios y todas las cuestiones sobre el hombre que penden de esa gran pregunta.

Infomadrid / Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

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