Madrid

El colegio Nuestra Señora del Recuerdo acoge la XXXV Fiesta Solidaria por el Trabajo y la Alegría

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El colegio Nuestra Señora del Recuerdo de Madrid celebra este fin de semana, 31 de marzo y 1 de abril, la XXXV Fiesta Solidaria por el Trabajo y la Alegría (FSTA); una iniciativa impulsada por los jóvenes de la Comunidad Universitaria Francisco Javier, en su mayoría antiguos alumnos del centro, y apoyada activamente por toda la comunidad educativa para acercar a los estudiantes y a sus familias distintas realidades de pobreza y exclusión, así como recaudar dinero para los proyectos y asociaciones que trabajan en ellas (Entreculturas, Cáritas, Pueblos Unidos, Amoverse, Villa Teresita, Obra Social con los niños que viven en El Gallinero, Acompartir, Norte Joven, Adoratrices...).

La edición de este año lleva por lema Traspasa tus fronteras. De acuerdo con los organizadores, «en primer lugar significa que debemos salir de nuestra zona de confort, nuestra comunidad, para ser verdaderos instrumentos de cambio, de transformación a una sociedad mejor. En segundo lugar, sabemos que en la actualidad las personas tienden a construir muros más que a tender puentes; sin embargo, nosotros abogamos por la aceptación de todos como hijos de Dios, por traspasar esos muros, por traspasar nuestras fronteras y ver más allá».

Concierto con Mickey Pavón, tómbola y juegos, subasta con Carmen Lomana...

Aunque el fin de semana pasado se celebraron varios torneos deportivos a beneficio de la FSTA, este viernes, alumnos, profesores, personal de administración del colegio y universitarios organizadores celebrarán un acto conjunto para marcar el inicio de la fiesta solidaria. Después, los alumnos tendrán la posibilidad de practicar deporte en las instalaciones del colegio.Y ya a última hora de la jornada, uno de los patios acogerá un festival de música que contará con el conocido DJ Mickey Pavón junto al violinista Pablo Navarro, y con el grupo Young Forest, considerados los Mumford & Sons españoles.

Este sábado por la mañana, a partir de las 10 horas, habrá un torneo de mus organizado por los antiguos alumnos, mientras se ultima la preparación de todas las actividades de la tarde: un rastrillo, juegos para los más pequeños, castillos hinchables, una tómbola llena de regalos, distintos bares y varias zonas con música; en donde estarán presentes las distintas organizaciones sociales con las que se colabora. Además, a partir de las 18 horas, se celebrará la tradicional subasta, dirigida en esta ocasión por la popular Carmen Lomana.

La SEMILLA, en 1983

La primera Fiesta por el Trabajo y la Alegría se celebró en 1983. Entonces, un grupo de jóvenes de la Comunidad Cristiana Universitaria de Andrés Mellado querían comprar unos ordenadores para la Asociación SEMILLA, una organización que ayuda a jóvenes en riesgo de exclusión de Villaverde (Madrid). Gracias al apoyo del Colegio Nuestra Señora del Recuerdo y, a pesar de la lluvia, se recaudaron 800.000 pesetas. A lo largo de estos años, la comundiad educativa se ha volcado con la fiesta y en ella han participado numerosos rostros populares, como la recientemente fallecida Paloma Gómez Borrero —subastadora hace 25 años—, el ex seleccionador nacional Vicente del Bosque —subastador hace una década—, el periodista Jota Abril —subastador de la XXXIV FSTA— o el cronista social Josemi Rodríguez Sieiro —subastador de las XXIX y XXX FSTA—.

La Vicaría VIII organiza un encuentro de catequistas

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Condición bautismal del catequista: Vocación y compromiso será el tema que aborde Manuel Bru, delegado episcopal de Catequesis, en el encuentro de catequistas que organiza la Vicaría VIII.

Programado para el sábado 22 de abril, se desarrollará de 10:30 a 13:30 horas en el colegio de los Salesianos (c/Francos Rodríguez, 5) junto a la parroquia Santa María Micaela y San Enrique (metro Estrecho – bus 66, 124, 126).

Monseñor Segundo Tejado: «Una misión que construye la comunión»

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En la Universidad San Dámaso de Madrid se desarrolló la Jornada Académica Misterio de la Iglesia: Misterio de comunión y misión. Monseñor Segundo Tejado Muñoz, miembro del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, recientemente creado por el Papa Francisco, fue quien desarrolló la ponencia Una misión que construye la comunión.

Un tema sugestivo, como lo definió monseñor Segundo, «profundamente vinculado a mi historia personal y a la actividad que llevo a cabo al servicio de la Santa Sede». De hecho, el nuevo dicasterio asume las competencias que tenían el Consejo Pontificio Justicia y Paz, el Consejo Pontificio «Cor unum», el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes y el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud. Organismos todos ellos que, unificados ahora, se centraban en volcarse en los demás, un volcarse que hace comunión en la misma Iglesia.

Comenzó recordando el envío de los 72 discípulos en el Evangelio de San Marcos. Este enviarles «de dos en dos» no es una realidad meramente funcional, sino que nos dice algo esencial que es una regla fundamental de la misión cristiana. Los misioneros del Evangelio reciben, ante todo, la llamada a amarse unos a otros, a sostenerse en las dificultades y pruebas. San Agustín expresa la finalidad de esta mutua caridad con estas palabras: «así sucederá que yo amo tu fortaleza y tú soportas mi debilidad».

«Quiero tomar solo tres episodios que a mi juicio pueden servir para profundizar el tema que estamos tratando: me refiero al encuentro entre Felipe y el funcionario etíope, a la primera misión de Bernabé en Antioquía y a las vicisitudes que llevaron a Pablo a anunciar el Evangelio en Macedonia».

A partir de estos tres pasajes se hacía la pregunta: «¿De qué modo la misión construye la comunión en la vida de la Iglesia?».

El encuentro entre Felipe y el eunuco nos muestra que la Iglesia en su misión universal construye la comunión con todas las personas a las que la sociedad excluye. El Santo Padre nos recuerda continuamente que el mundo actual está basado en la cultura del descarte. El ejercicio de la caridad en la Iglesia tiene desde siempre esta profunda motivación: mostrar la proximidad de Cristo a quien es descartado, no sólo porque es pobre, sino porque está sujeto a cualquier tipo de marginación. Benedicto XVI, en Deus Caritas est recuerda que todas esta personas no necesitan simplemente un alivio inmediato, sobre todo «necesitan humanidad. Necesitan atención cordial».

«La actividad caritativa de la Iglesia no es un medio para transformar el mundo de manera ideológica y no está al servicio de estrategias mundanas, sino que es la actualización aquí y ahora del amor que el hombre siempre necesita».

En cuanto a la misión de Bernabé, en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium el Papa nos ilumina acerca de las tentaciones más frecuentes de quienes animan la vida de la Iglesia, una de las cuales, quizá la más tremenda, es la falta de comunión: «A los cristianos de todas las comunidades del mundo, quiero pediros especialmente un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente. Que todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis: “En esto reconocerán que sois mis discípulos, en el amor que os tengáis unos a otros”».

La misión de Pablo en Macedonia nos ilumina sobre la tercera dimensión de la misión de la Iglesia, la de construir comunión entre los diferentes pueblos y culturas. Algo que queda bien reflejado en la Constitución conciliar Lumen Gentium, que nos recuerda que la tarea de la Iglesia es purificar, elevar y llevar a cumplimiento «todo lo bueno que hay sembrado en el corazón y en la inteligencia de los hombres», para que todo «llegue a su perfección para gloria de Dios, para confusión del demonio y para felicidad del hombre».

Estos son los pilares de la acción de la Iglesia respecto de la sociedad: llamar a la conversión, iluminar la conciencia moral y anunciar incesantemente al Dios Desconocido, Aquel que «para nosotros, en todo caso, y para todos aquellos que aceptan la inefable revelación que el Cristo nos ha hecho de sí mismo, es el Dios vivo, el Padre de todos los hombres».

Jornada Académica a los 10 años de la Cátedra de Misionología en San Dámaso

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Ayer tenía lugar en la Universidad San Dámaso de Madrid, la Jornada Académica Misterio de la Iglesia: Misterio de comunión y misión. Una actividad organizada por la Cátedra de Misionología de su Facultad Teológica, que acogió dos ponencias: De la Comunión a la Misión, a cargo del profesor Jaime Ballesteros Molero, y Una misión que construye la comunión, de monseñor Segundo Tejado Muñoz, miembro del dicasterio vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Inspirada en la exhortación del Papa Francisco Evangelii Gaudium, esta Jornada ha coincidido con los 10 años de esta Cátedra de Misionología, pionera en su respaldo a la misión, desde el ámbito académico y de investigación. Así lo puso de relieve en su apertura de la jornada, el director de la cátedra y de las Obras Misionales Pontificias, Anastasio Gil.

Recordó cómo el 28 de marzo de 2007 era erigida la cátedra y las actividades que han ido jalonando estos diez años, como la celebración del primer simposio de Misionología, el curso de Evangelización Misionera, la puesta en marcha de los cursos de verano y la celebración anual, desde el 2010, de jornadas académicas como la celebrada ayer. Agradeció, por ello, el respaldo de la Universidad San Dámaso, a los profesores, alumnos y al equipo coordinador de la Cátedra.

Encuadró la celebración de esta jornada dentro del plan pastoral de la Conferencia Episcopal Española para este año, que incide en «la comunión y la corresponsabilidad al servicio de la evangelización». Este binomio, comunión y misión, se ha de manifestar en un estado de misión permanente de la Iglesia irradiando por el mundo la alegría del Evangelio.

En la primera ponencia, Jaime Ballesteros, profesor de Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad San Dámaso, y también en el curso de Evangelización misionera promovido por la Cátedra, desarrolló el tema De la comunión a la misión. La Trinidad, eterna comunión de amor, y la revelación del amor de Dios en Jesucristo como fuente y criterio de la misión son el origen. La respuesta a este don de la caridad es el testimonio de amor. Y es que, como explicaba el profesor Ballesteros, el mandamiento del amor no es un modelo externo a seguir, es el Espíritu Santo quien nos capacita para tener una comunión con Dios pero también con los demás. De ahí que la misión no sea otra cosa que la comunicación por las obras del amor recibido de Dios. La primera de estas obras, es el testimonio.

Insistió también el docente de San Dámaso en que no se puede separar el amor a Dios – se caería en el espiritualismo – del amor al prójimo – horizontalismo. El amor viene de Dios y la medida del amor es amar sin medida. Sin el amor de Dios estamos ciegos ante el prójimo. Recordó, como decía el Papa Benedicto XVI, que la caridad no es otra cosa que un corazón que ve. Por eso, la caridad hacia los demás exige, más que la capacitación profesional o técnica, la formación del corazón. A veces, la gente no ayuda más a los demás porque no sabe cómo hacerlo. En este contexto mencionó, como afirma el Papa en Evangelii Gaudium, que la gran tarea de la Iglesia es la inclusión social y eclesial de los pobres. Siempre teniendo en cuenta que la caridad no es una cuestión de organización y que no se reduce al mero servicio de la caridad, sino que fundamenta toda la vida cristiana.