Madrid

El colegio Valdeluz acoge este sábado el encuentro anual de catequistas de la Vicaría VIII zona urbana

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  • Fin Agenda: 10-02-2024

El salón de actos del colegio Valdeluz (Ginzo de Limia, 47) acogerá este sábado, 10 de febrero, a partir de las 10:30 horas, el encuentro anual de catequistas de la Vicaría VIII zona urbana. El tema central, Relación entre Catequesis y Liturgia, será impartido por el sacerdote diocesano Juan Carlos Carvajal.

La jornada está pensada de manera especial para todos los catequistas de parroquias, colegios y movimientos, así como para sacerdotes, religiosos y religiosas. Porque, como recuerda el vicario de la zona, padre Ángel Camino, osa, «la catequesis es la vía esencial de la Pastoral en nuestras parroquias y colegios. No es algo opcional. Es esencial e imprescindible. Tenemos unos catequistas estupendos» y «la obligación de formarles del mejor modo posible».

El curso de formación bíblico-ecuménica de las Misioneras de la Unidad programa una ponencia de Andrés Valencia

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  • Fin Agenda: 13-02-2024

Continúa la programación del curso de formación bíblico-ecuménica de las Misioneras de la Unidad, que se está desarrollando con el lema Diálogo de la caridad. Diálogo de la verdad. Diálogo de la vida.

El martes 13 de febrero, se podrá escuchar una nueva ponencia, titulada El documento Iglesias y discernimiento moral del CMI. Impartida por Andrés Valencia, se desarrollará de 18:00 a 20:00 horas, en doble modalidad:

  • Presencial. En la sede del Centro Ecuménico Julián García Hernando (José Arcones Gil, 37 -2º - metro Ciudad Lineal)
  • Virtual. Vía Zoom

Más información en el tfno. 91 367 58 40. WhatsApp: 654 639 529. Email: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Y en este enlace.

Enrique González, párroco de Nuestra Señora del Buen Suceso, ante la inscripción en el Libro Bautismo de Deseo: «Cada niño que hemos presentado es una luz para el mundo»

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La parroquia Nuestra Señora del Buen Suceso ha celebrado el viernes 2 de febrero la festividad litúrgica de la Presentación del Niño Jesús, conocida como la Candelaria. En todas las Misas se ha realizado la bendición de candelas y procesión de la luz hasta el altar. Además, a las 7 de la tarde se celebró una Misa especial para 49 familias que han formalizado la inscripción de sus 70 hijos en el libro del Bautismo de Deseo.

El Padre Enrique González, párroco del Buen Suceso ha explicado el Libro del Baustismo de Deseo «no es un libro sacramental, porque no es un sacramento, pero es hacer de manera física lo que sabemos que sucede cuando Jesús dice vosotros estad alegres porque vuestros nombres están escritos en el cielo». Además, ha puntualizado que «es como inscribirles en el libro de la vida».

«Es evidente que el dolor de unos padres que pierden a sus hijos en un aborto, es un dolor terrible; igual sucede con aquellos que ven nacer a sus hijos y a las pocas horas mueren», pero si además «son creyentes, y el niño muere sin haber recibido el Bautismo, este dolor se puede agravar porque ellos saben que su misión en el mundo es llevar a sus hijos al cielo».

Prroco velas

Luz para el mundo

«El Bautismo de Deseo es una realidad en la Iglesia y cuando se trata de niños pequeños que no tienen capacidad de pedir, ni de desear, basta con la fe de sus padres», ha afirmado el Padre Enrique.

También ha manifestado que «hoy para el mundo estos niños pasan de una manera imperceptible y que son pérdidas insignificantes», pero para nosotros no es así, «cada niño que hemos presentado este viernes es una luz para el mundo. Estos niños son santos y cuidarán a su familia desde el cielo». En esta línea ha señalado que «no hay motivo de mayor alegría. Se convertirán en poderosos intercesores de su propia familia».

VELAS

Acoger a sus hijos

En una entrevista en El Espejo de Madrid de COPE, la promotora de la iniciativa Helena Acín, fundadora de la Funeraria En Vela ha recordado cómo nació este proyecto «acompañábamos a unos padres que su hijo falleció con 10 semanas de gestación y nos dimos en cuenta con cuánta soledad se vive la muerte de estos niños y no estábamos preparados para acoger a estos padres».

Respecto a la celebración del viernes ha manifestado que «no era una mera inscripción en un libro, sino que han querido hacer un itinerario de oración con los padres, uno antes de Navidad y otro antes de la Fiesta de la Presentación». Ellos han invitado a los padres «a que acojan a sus hijos, si no le han puesto un nombre que lo hagan y dar el paso de entregar su hijo al Señor».

Beatriz y Alejandro

Más de 50 familias han participado en la celebración, una de ellas formada por Beatriz y Alejandro que tienen tres hijos: Juan, Marta y el pequeño, que si hubiese nacido sería Jesús si era niño o María si era niña, que falleció cuando Beatriz estaba embarazada de 10 semanas. «Desde ese momento hemos sabido y sentido que no estábamos solos». Por ello, «al inscribir a nuestro hijo en el Libro Bautismo de Deseo, podemos cumplir el anhelo de haberlo bautizado si hubiese nacido».

Familia Velas

Un regalo

En un momento de la entrevista Acín ha recordado que lo que acompañan es el dolor, «porque es importante nombrarlo, y también que la Iglesia como Madre consuele». En esta línea ha manifestado que para ellos, «estos encuentros con los padres, están siendo muy emocionantes». Helena ha recordado que «a la celebración han acudido padres que su hijo falleció hace más de 60 años, otros padres que su bebé acaba de fallecer. A veces son realidades que se han vivido en soledad y que quizás es la primera vez que lo pueden compartir entre el matrimonio, y que luego se acoge en la comunidad eclesial».

Por último, Acín ha afirmado que «esta celebración es muy importante para los padres y un regalo para nosotros, porque este gesto que han hecho los padres de presentación, es luz para el mundo y para la Iglesia».

Velas e inscripcion

 

«A los médicos nos enseñan a curar, pero no a cuidar»

  • Titulo: Infomadrid / B. Aragoneses

A Cristina Morán se le ha quedad grabado en el corazón cómo una madre al borde de la muerte se fue despidiendo de cada uno de sus cinco hijos, la fiesta que hizo, la fe que tenía… O aquella otra mujer de 40 años que se moría y dejaba marido y dos hijos. «Son situaciones que te hacen de espejo», dice esta médico de familia, también esposa y madre de dos niñas. «Son hitos en mi vida que me meto en mi mochila; regalos privilegiados que puedo ver y me quedo en mi vida».

Morán es una de las 35 doctoras de la Comunidad de Madrid que hace atención paliativa en domicilios dependiente de los hospitales Clínico, Princesa y Gómez Ulla. Se lamenta de que, en España, esta atención solo llegue a un tercio de los hogares, y de que no sea una especialidad en la carrera, como en el resto de Europa, sino un máster. «A los médicos nos enseñan a curar, pero no a cuidar».

Pero a la vez se siente privilegiada por poder entrar, cada día, «en terreno sagrado», pidiendo permiso, como dice el Papa Francisco, para acceder a los hogares. En el hospital, los médicos son la autoridad; en las casas «entramos en la vida personal». Como médicos, «es el momento más sagrado que podemos vivir». Reconoce que, en un principio, a los pacientes y sus familias «no les gusta que entremos, pero luego no quieren que nos vayamos».

Su trabajo no es solo «dar la mano», que también, sino que «se nos pide rigor metodológico, saber de medicina y una actitud compasiva, es decir, comprender el sufrimiento del otro para intentar aliviarlo». En otras palabras, la misión de un equipo domiciliario de atención paliativa es «prevenir el sufrimiento que puedas evitar y acompañar el que no puedas evitar».

La solución, en ocasiones, a la precariedad en los paliativos es recurrir a la ley de la eutanasia, sostiene Morán. Ante esto, «lo que es digno es el poder acompañar a las familias para que todos juntos podamos “ir bailando” con el enfermo y que esté tranquilo, sereno, en paz». Es un trabajo de «abrazar, contener y enseñarles a mirar lo que es bueno», de «dar un sentido a ese momento que es misterio», porque «el proceso de morir implica una trascendencia».

Además, los paliativos «requieren una perspectiva integral de la persona, pero también de la familia; no es lo mismo un anciano sin hijos que una niña, por ejemplo, así que este contexto biográfico en el que nos metemos hace que podamos acompañar mejor y dignificar más».

Acompañar en lo médico y en lo humano

También puntualiza la doctora una de las creencias populares, que es identificar los paliativos con la agonía, «pero la media de vida son 20 días, en los que debe haber un control del dolor, que las familias estén tranquilas… Es un acompañamiento día a día». Son, como le dijo una vez una conocida, «como los ángeles en el huerto de Getsemaní, cuando el Señor se quedó solo».

Sin obviar la parte médica, «que es la primera, ayudar al enfermo en sus necesidades«, no se olvidan estos doctores de la parte afectiva del paciente y su familia. «Podemos ayudar en lo médico, pero también en lo humano».

Morán será una de las ponentes del curso La buena muerte, que arranca el 6 de febrero en la Universidad San Dámaso. El curso se desarrollará en cuatro sesiones los martes del mes de febrero y abordará el misterio de la muerte, el sentido del sufrimiento, la esperanza en la vida eterna y el acompañamiento.