Madrid

Pablo d’Ors imparte en San Ignacio de Loyola de Torrelodones una ponencia titulada 'El camino meditativo'

  • Titulo: Infomadrid
  • Firma: Pablo d’Ors imparte en San Ignacio de Loyola de Torrelodones una ponencia titulada 'El camino meditativo'
  • Fin Agenda: 07-02-2024

El salón San Juan Pablo II de la parroquia San Ignacio de Loyola (paseo Andrés Vergara, 5) de Torrelodones acogerá el miércoles 7 de febrero, a las 18:30 horas, una conferencia titulada El camino meditativo. La disertación será ofrecida por Pablo d’Ors, sacerdote claretiano, consejero cultural del Vaticano, escritor y fundador de la red de meditadores Amigos del desierto, así como de Tabor, un proyecto de monacato secular.

Javier, judío recién bautizado: «Gracias por acogerme, espero ser digno de estar entre vosotros»

  • Titulo: Infomadrid / B. Aragoneses

Como los niños de su edad, Gonzalo ultima estos meses su preparación para hacer la Primera Comunión, en próximo mes de mayo. Pero no es el único de su familia que recibe a Jesús Eucaristía este año. Como él miso dice, en términos futbolísticos, «mi padre ha marcado y vamos 1-0». Efectivamente, Javier (44 años), se le ha adelantado, y ha recibido este domingo 21 de enero los sacramentos de la iniciación cristiana en la parroquia Nuestra Señora de Flor de Carmelo, en el barrio del Pilar. Bautismo, Confirmación y Eucaristía que este judío converso ha vivido con emoción creciente a cada sacramento que recibía.

Hablamos con Javier momentos antes de la celebración. Está nervioso, pero nos cuenta su historia de conversión con la tranquilidad y la certeza que le da el saber que hace lo que el Señor le pide. Han sido cuatro largos años de discernimiento en los que ha visto infinidad de «señales» que le iban confirmando su camino. Como aquella vez en que esperaba a su esposa Cristina sentado en un banco y le pedía a Dios luces para saber si judaísmo o cristianismo. «Señor, ¿qué hago? En ese mismo momento, salió del edificio de enfrente un cura y me saludó». Vio la respuesta.

Judio converso confirmacion

Si hubiera que poner un comienzo a esta historia, Javier lo sitúa en un abrazo. Aún le cuesta describir la sensación. «Estaba en la capilla de la iglesia y de repente me sentí abrazado, como cuando Cristina viene por sorpresa por detrás y me da uno». Sí, la historia de conversión de Javier está muy ligada a la de la propia Cristina. Ella, católica, «no venía muy a menudo a la Iglesia». «Nada», puntualiza su esposa, para ser franca. Pero cuando su hijo mayor, Gonzalo, tenía 6 años, Cristina se cuestionó: «Si yo quiero que mi hijo crea como yo, tendré que llevarlo a Misa». Y comenzó a ir a su parroquia. Javier la acompañaba, más que nada por si se tenía que hacer cargo de César, el segundo hijo, que era más revoltoso.

Javier se mantenía en su judaísmo. Es hijo de madre alemana judía askenazi (los judíos que se asentaron en la Europa central y oriental) y padre malagueño católico. En su casa, no obstante, «había un ambiente poco proclive a la religión» y él creció «quizá con ciertos prejuicios hacia el catolicismo». El 2010 conoció a Cristina y tres años después se casaron por la Iglesia porque «para ella la fe era importante». Preparando la boda fue «el primer momento en el que se me derribaron los mitos; nunca había hablado con un sacerdote en mi vida, y entonces me parecieron todos extraordinariamente amables».

Judio converso general

La Resurrección, la Virgen y Jesucristo

Cuando empezó a acompañar a Cristina a la parroquia, «no sé por qué me dio por entrar en la capilla», donde está el sagrario. Y fue entonces ese abrazo que le dejó descolocado. Empezó a hablar con Dios. «Un poco a escondidas de Cristina me levantaba antes para rezar», y él, que siempre había tenido una sensación de querer mejorar continuamente, sentía que en esos momentos «me elevaba no para estar encima de nadie, sino para no dejarme atrapar» por lo que le ataba al mundo. Esas oraciones matutinas comenzaron a dirigirse a la Virgen María cuando Cristina llevó una peregrina a casa. La Virgen, a la que en su judaísmo de nacimiento no había tenido en el radar, fue «reveladora; alguien con un amor infinito con quien puedes hablar».

«Estaba sintiendo ya algo más hacia el catolicismo». De su papel de acompañante en Misa empezó a aprenderse las oraciones. Un día sintió en su corazón que se tenía que unir a la liturgia con el pueblo «y empecé a hablar». «Sentía que ahí estaba el camino», concluye. Así que «tomé la decisión». A principios de 2023 ya lo tenía claro. El sacerdote con el que habló, el padre Román, carmelita de la parroquia (que ha sido su padrino junto a Cristina, su madrina), le invitó a la calma, pero no a la pausa.

Además de la figura de María, para Javier «algo poderosísimo del catolicismo es que la promesa de la Resurrección se completa; el triunfo de la Resurrección de Cristo derriba barreras entre la vida y la muerte». Además, «si tuviera que animar a la gente» en su búsqueda, diría que «el catolicismo es el gran consuelo frente a los grandes problemas: las cosas que haces mal y la muerte». «Para mí es la respuesta a las cosas que me preocupaban desde pequeño: qué hay después de la muerte y cómo se alcanza el perdón», reconoce. Por último, Jesucristo, «el verdadero explicador de la ley, el que te libera, el que no ha venido a abolir la ley, sino a dar plenitud; el mesías».

Judio converso cobo

Acompañado de la comunidad

Javier se ha incorporado a la Iglesia durante la Misa de 11:30 de la parroquia, acompañado de su familia y de todos los feligreses. La celebración ha estado presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, junto al vicario de la Vicaría VIII, padre Ángel Camino, OSA, y el párroco, Luis Ortiz. Durante la homilía, el cardenal Cobo ha recordado cómo Dios ha llamado no solo a Javier, sino «a cada uno». «Si algo tenemos claro es que Jesús nos llama uno a uno». Una llamada que es básicamente «a estar con él». Y eso es ser cristianos, ha afirmado. No tanto hacer, sino «escuchar la llamada de Jesús y estar con Él». «Y dejar que Jesús siga trabajando en nosotros». Esto implica un cambio de vida, ha indicado. Como la cara de Javier, que conforme iba recibiendo sacramentos iba resplandeciendo más.

El arzobispo se ha referido también al Domingo de la Palabra que la Iglesia celebra este 21 de enero. «No dejes cada día de leer la Palabra de Dios», ha animado a los presentes, «porque es el alimento para el Bautismo, para que sigas escuchando la voz de Dios». El arzobispo de Madrid ha concluido felicitando a Javier: «La Iglesia entera se alegra de tu Bautismo, Confirmación y Eucaristía». Y este hombre, tras un confiado y silencioso camino hacia un «inmenso sentirse amado», ha terminado su día de entrada en la Iglesia con un «gracias por acogerme, espero ser digno de estar entre vosotros».

Judio converso familia

Monseñor Peragine ante una imagen del fundador de la orden barnabita, san Antonio Maria Zaccaria

Monseñor Giovanni Peragine, administrador apostólico de Albania meridional: «Albania representa un ejemplo de convivencia entre religiones»

  • Titulo: Infomadrid / M. D. Gamazo
  • Firma: Monseñor Giovanni Peragine, administrador apostólico de Albania meridional: «Albania representa un ejemplo de convivencia entre religiones»
  • Fin Agenda: 21-01-2024
Monseñor Giovanni Peragine, administrador apostólico de Albania meridional, ha visitado nuestra diócesis en el marco del Octavario por la Unidad de los Cristianos. Entre otras actividades, este religioso de los Clérigos Regulares de San Pablo ha ofrecido su testimonio de vivencia ecuménica en la parroquia de San Antonio María Zaccaria, atendida por los padres Barnabitas, y ha celebrado la Eucaristía dominical con la comunidad parroquial.
 
En un país de mayoría musulmana, con presencia de suníes, además de cristianos ortodoxos, los católicos representan una minoría, sobre todo en el sur, zona pastoralmente atendida por monseñor Peragine. «Los católicos somos un 10% en todo el país, que cuenta con seis diócesis. La mayor parte de ellos están en el norte, que está dividido en cinco. La sexta, que es la mía, está al sur. Y, aunque ocupa un territorio que equivale a más del 60% de Albania, hay una presencia muy pequeña de católicos. Somos una Iglesia muy joven, porque al sur, después del régimen comunista, la gente vino a buscar trabajo. Y, gracias a la misión realizada por los misioneros en estos 20 años, se han convertido», explica.
 
Estamos hablando de uno de los primeros países en los que se hizo presente el cristianismo: «Según la tradición, san Pablo predicó en estas tierras. Y nosotros estamos muy orgullosos de estas raíces paulinas». Luego vinieron los turcos: «Con la llegada del Imperio otomano, muchos albaneses se convirtieron en musulmanes para conseguir trabajo, ir a la escuela... Hoy en día, muchos musulmanes reconocen que sus raíces son cristianas».
 
Con estos antecedentes, no es de extrañar que la tolerancia relilgiosa sea uno de los valores tradicionales de esta tierra. «Hasta el año 1944, fecha en la que se instaló un régimen comunista. Y comenzó la persecución relilgiosa. Sobre todo a la Iglesia católica, ya que tenía en sus manos la cultura. Sacerdotes, obispos... eran escritores, poetas... Habían estudiado en el exterior. Y había que perseguirlos. En 1967, el régimen comunista asienta en la Constitución albanesa el ateísmo de Estado. Es el único país en el mundo en cuya Constitución aparece la prohibición de toda forma de religiosidad. Eso hizo que, en especial durante los últimos 30 años del comunismo, se viviera una persecución contra toda forma de religiosidad, tanto pública como privada. Se creó un clima de sospecha, tanto dentro como fuera de las familias, y la gente tenía miedo de rezar en privado, incluso de enseñar las oraciones a hijos o nietos», reflexiona.
 
Para monseñor Peragine, lo positivo es que «esto ha contribuido a reforzar el clima de tolerancia religiosa que existe ahora en el país. De hecho, el Papa Francisco viajó a Albania en 2014, su primer viaje a Europa, porque quería presentar esta convivencia y tolerancia entre las religiones».
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Respeto
 
El administrador apostólico de Albania meridional prefiere hablar de respeto antes que de tolerancia: «Tolerancia implica respeto sin colaboración. No expresa realmente la lealtad que nos tenemos. Hay una recíproca aceptación. Una lealtad concreta y diversa. Y una colaboración recíproca. Además de ayuda mutua, se ha creado una fraternidad. Como nos dijo el Papa Francisco, somos hermanos en la diversidad. Y trabajamos este aspecto en los encuentros que tenemos con los ortodoxos y con los muslmanes. Siempre desde el respeto y la fraternidad».
 
Prueba de ello es la fuerza que tiene el discurso ecuménico, siempre presente: «Guarda raíces de las iglesias cristianas, integrada por ortodoxos, católicos y protestante. El grupo más numeroso.es el de la iglesia evangélica. Sin embargo, para nosotros es más fuerte el diálogo interreligioso que el discurso ecuménico. Así, la colaboraciòn es más fácil y fructífera. Nos llevamos muy bien tanto con los responsables de la comunidad musulmana como con los de la iglesia ortodoxa. Y con ellos hemos vivido experiencias muy bonitas de discurso interreligioso».
 
Por ejemplo, el pasado mes de noviembre «tuvimos un encuentro con los representantes de las diferentes confesiones de mi diócesis, tanto cristianos como musulmanes. Y nos fuimos a Roma, tres días de peregrinación, para estar juntos. Visitamos el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, asistimos a una audiencia con el Papa Francisco, también fuimos a una iglesia ortodoxa, y a una mezquita. Una bonita experiencia de amistad, todos juntos en varios momentos del día».
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Promoción humana
 
La invitación a trabajar en Albania vino de la mano del Papa Juan Pablo II cuando en los años 90, al término del régimen comunista, animó a las congregaciones religiosas a hacerse presentes en el país. «Los Barnabitas llegamos en 1996. El Capítulo General del 94 invitó a la Provincia Italia Sur a abrir una misión. Nosotros teníamos experiencia con albaneses que habían huido de su país durante el comunismo, ya que les acogíamos en una casa que tenemos en la zona de la Puglia. Y de ahí nació la idea de abrir la casa en Albania. En agosto del 96 fue el primer padre, y comenzó la misión. Yo fui ese mismo año, en Navidad, a pasar tres semanas. Y en el 98 regresé definitivamente».
 
Sus inicios como párroco fueron en la zona de Tirana. Y las diferentes ocupaciones y cargos que ha ido desempeñando desde entonces, hasta su ordenación episcopal en 2017, le han permitido conocer el país y a esta Iglesia: «Desde nuestra llegada, hemos trabajado en la promoción humana, porque el país acababa de salir de una dictadura. Había que recuperar al hombre, ya que la conciencia de las personas estaba tocada, destruida. La Iglesia comprendió esta urgencia, y se puso a trabajar en ello desde el punto de vista social, educativo y formativo. Se han creado escuelas maternales, elementales y superiores, porque la primera intervención ha sido en el campo de la cultura. Ahora estamos muy presentes también en el sector social, incluso con ambulatorios. Todo ello, acompañado de obras sociales de evangelización, ya que hemos descubierto que este tipo de obras son un canal para evangelizar. A través de la caridad experimentamos que se llega a testimoniar el amor a Dios misericordioso», apunta el religioso barnabita.
 
En su diócesis, una de las últimas acciones ha sido la puesta en marcha de un comedor social, abierto a todos. «Viene gente de todas las religiones. Pero todos saben que, antes de comenzar a comer, hay que rezar», indica monseñor Peragine, que está convencido de que «a través de la aportación personal del acompañamiento a los pobres se crea amistad. Y nos presentamos siempre como Iglesia católica. Evangelizar a través de la caridad es muy importante. Y lo experimentamos frecuentemente».
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Iglesia joven
 
Monseñor Peragine confiesa que la Iglesia presente en Albania «es muy joven. Está integrada por las personas que han convertido los misioneros en estos 20 años. En este año, he realizado unos 30-40 bautizos, de adultos todos ellos, que han hecho el camino de conversión. En su mayor parte, proceden de la tradición islámica. Pero son todos adultos. No tenemos bautizos de niños», afirma. En este sentido, recuerda que «en una vigilia pascual he bautizado a una abuela. Son muchos los casos de personas de cierta edad que quieren bautizarse. Personas que durante años no han podido vivir su propia fe, y que han encontrado en los sacerdotes y misioneros el deseo de conocer el Evangelio y el camino de la fe».
 
Todo ello, apunta, gracias a la labor realizada por los misioneros: «No tenemos clero local. Los sacerdotes, obispos... fueron perseguidos por el régmen comunista. De hecho, tenemos 38 mártires que han sido declarados beatos. En 1993, Juan Pablo II fue a Albania para ordenar a un obispo albanés. En esa fecha se reconstituye la jerarquía eclesial. En la actualidad, en mi diócesis tengo 13 sacerdotes, y solo uno de ellos está incardinado».
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Esperanza de futuro
 
Esto lleva a monseñor Peragine a manifestar su esperanza en el futuro de la Iglesia en Albania. «Personalmente, soy muy optimista. Creo en la fidelidad de este país. Una de los problemas más grandes aún hoy en día es la emigración de los jóvenes. Vinieron al sur buscando trabajo, y todavía quieren abandonar el país. Jóvenes, familias enteras, en busca de nuevas oportunidades. La situación social y política ha mejorado, pero necesitan trabajo. Yo mantengo mi esperanza, porque creo que este país se podrá rescatar definitivamente. Ha sufrido mucho, y se lo merece».
 
Desde el punto de vista religioso, «el sur de Albania vive una experiencia muy viva, porque los jóvenes han abrazado la fe por convicción. Se han convertido. Y el entusiasmo cristiano de una fe viva es motivo para tener esperanza en el futuro. Una Iglesia joven, que está naciendo, empuja hacia adelante», asevera.
 
«Animo a mis misioneros a salir adelante, porque a pesar de todo las dificultades son muchas. No tenemos medios. Somos muy pobres. Pero yo les digo que en este vasto territorio en el que trabajamos, que es como un desierto, lo bonito es que te acuerdas cuando nace algo. Y, visitando las comunidades, cualquier cosa que nace es bonita. Así que, les digo: el desierto está floreciendo. Y es motivo para la esperanza», concluye.
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Víctor Manuel García, ante la Vigilia por la Comunión: «No debemos hacer una Iglesia a mi gusto, sino vivir en plena sinodalidad y sintonía»

  • Titulo: Infomadrid/Sandra Madrid

La Comisión diocesana por la Comunión Eclesial ha convocado la primera Vigilia por la Comunión de este curso pastoral. Con el lema Piedras vivas, se celebra el domingo 21 de enero, a partir de las 17:30 horas, en la parroquia del Espíritu Santo.

Víctor Manuel García, miembro de la Comisión Diocesana por la Comunión señala que «esta vigilia se celebra en la semana en la que nos unimos con otros cristianos para rezar por la unidad». Es necesario que «oremos juntos, que sea Dios el que nos ayude a sentirnos hermanos del mismos Dios, y por tanto cercanos y siempre dispuestos a colaborar».

Según la Comisión, es esencial que «los que formamos parte de la Iglesia diocesana recemos para que todos, por encima de la opinión particular o diferenciada, permanezcamos en plena comunión». «Es verdad», afirma Víctor Manuel, «que vivimos en una sociedad polarizada y crispada pero nosotros, los creyentes, no debemos caer en la tentación de hacer una Iglesia solo a mi gusto, sino vivir en plena sinodalidad y sintonía», porque «el camino lo hacemos juntos, escuchándonos y tratando de construir una comunidad diocesana viva». Por ello, «no busquemos el interés particular sino el interés común de toda nuestra Iglesia».

Piedras vivas

«Seamos piedras vivas. Que sea el Espíritu el que nos haga encajar en esa diocesaneidad, es decir, caminando juntos con nuestro arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, y tratando de responder a los retos del presente y del futuro, compartiendo afanes, ilusiones y esfuerzos», explica.

En esta línea, Víctor Manuel afirma que «todos y cada uno de los creyentes debemos estar disponibles y aportar, pero siempre en comunión y con ánimo constructivo». Por ello «empecemos por unirnos en esta vigilia y recemos porque nuestra comunión sea una realidad».

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