Madrid

Anastasiia Frasyniuk inaugura la III edición del Festival Internacional de Órgano de San Antonio de los Alemanes 2024

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  • Firma: Anastasiia Frasyniuk inaugura la III edición del Festival Internacional de Órgano de San Antonio de los Alemanes 2024
  • Fin Agenda: 06-04-2024

Este sábado, 6 de abril, dará comienzo la tercera edición del Festival Internacional de Órgano de San Antonio de los Alemanes que la Hermandad del Refugio inició en el año 2022. Para este año se han programado once conciertos, que contarán con la participación de organistas procedentes de España, Alemania, Italia, Polonia, Rumanía, Suiza y Ucrania.

La pianista ucraniana Anastasiia Frasyniuk será la encargada de iniciar esta edición con un recital que dará comienzo a las 20:00 horas en la iglesia de San Antonio de los Alemanes (Puebla, 22), en el que interpretará obras de Johann Sebastian Bach, Dietrich Buxtehude, Luis Urteaga Iturrioz, Jesús Guridi, Myroslav Volynskyi…

Este concierto es un ejemplo de apoyo a los artistas ucranianos por parte de la Hermandad del Refugio, que así se suma a numerosas iniciativas en este campo desarrolladas en España y en toda Europa. Las entradas se pueden adquirir en este enlace.

Biografía

Anastasiia Frasyniuk es una concertista de piano y organista ucraniana. Nació en Odesa, donde recibió su educación musical en el Conservatorio Nacional AV Nezhdanova de Odesa. En 2021 defendió su tesis doctoral en el Arte Musical. Participó en diversas clases magistrales con pianistas de renombre mundial como Larisa Zakharchenko, Vera Kuzikova, Galina Popova, Boris Bloch, Arthur Greene, Andreas Frölich… En 2012 Anastasiia comenzó su trabajo en la Ópera Nacional de Odesa. Ha actuado en las principales salas de conciertos y órganos de Ucrania, como: Ópera Nacional de Odesa, Filarmónica Nacional de Odesa, Ópera Nacional de Ucrania en Kyiv, Lviv Organ Hall etc. Tras la invasión rusa a Ucrania, Anastasiia se ha trasladado a Madrid, donde continúa su carrera musical, participando en proyectos de diversas compañías artísticas: Conciertos Candlelight de Fever, Productora SingUs Music, RTVe y Teatro Monumental, Teatro Bulevar de Torroledones, Premio Platino del Cine Iberoamericano, Santuario de la Música, etc. Ha ofrecido recitales de órgano solista en Briones, Torrelavega, Santander…

Actualmente está cursando Máster en Enseñanzas Artísticas en Interpretación e Investigación Performativa de Música Española en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.

Anastasiia Frasyniuk ofrece muchos conciertos benéficos en apoyo a su Ucrania natal.

Joaquín Martín Abad, autor de la biografía del venerable Méndez Casariego: «Destacó por la caridad hacia los necesitados»

  • Titulo: Infomadrid/ M.D.Gamazo
  • Firma: Joaquín Martín Abad, autor de la biografía del venerable Méndez Casariego: «Destacó por la caridad hacia los necesitados»
  • Fin Agenda: 01-04-2024

Francisco de Asís Méndez Casariego, fundador del Instituto de Hermanas Trinitarias en 1885 y canónigo del primer Cabildo Catedral de Madrid, murió el día 1 de abril de 1924 en el Hogar Porta Coeli, también fundado por él para niños abandonados.

Con motivo de su declaración como venerable en 1993 por san Juan Pablo II, las Trinitarias encargaron al canónigo de la catedral de la Almudena y capellán del monasterio de la Encarnación, Joaquín Martín Abad, que escribiera una biografía para que se conociera todavía más la personalidad de su fundador, así como su vida y sus obras.

En el día en el que se conmemora el centenario de su muerte, este lunes 1 de abril, Martín Abad nos presenta la figura del sacerdote y fundador. «Nació en 1850, hijo del pintor de Historia de la casa real; y ya en su niñez le conmovía ver a los pobres en las calles de Madrid. En su adolescencia y juventud visitaba como congregante mariano a los enfermos en el Hospital General y daba catequesis en las Escuelas Dominicales. Y cuando un amigo seminarista, al estallar la revolución de 1868, le comunicó que dejaría su vocación para hacerse médico, Francisco, que pensaba estudiar para ingeniero sintió de golpe la vocación sacerdotal para sustituir a quien la abandonaba».

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«Recién ordenado sacerdote en 1874 -prosigue- fue coadjutor y luego párroco de la parroquia real, que atendía a toda la jurisdicción palatina y que radicaba en la iglesia del monasterio de la Encarnación porque había sido destruida la iglesia del Buen Suceso de la Puerta del Sol». Como muestra de su celo apostólico, apunta el siguiente detalle: «En la casa parroquial de la Encarnación, él se había instalado en una habitación en la planta baja para que pudieran llamarle fácilmente por la ventana cuando había algún enfermo grave que atender por la noche».

«En unos ejercicios espirituales de neosacerdote -continúa- recibió la inspiración de fundar una congregación religiosa femenina para que atendiera a jóvenes que llegaban a Madrid desde todas las provincias y caían en redes de trata y de explotación. En sus horas de confesionario atendió a la que sería cofundadora con él del Instituto de Hermanas Trinitarias, también venerable ahora, Mariana Allsopp y González-Manrique. Cuando Méndez le expuso el proyecto, le respondió inmediatamente: “Yo tomaré parte en esa fundación”. Y, con media docena de jóvenes, en una Misa en la iglesia de la Encarnación, comenzó el instituto de Hermanas Trinitarias el 2 de febrero de 1885».

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Canónigo del primer Cabildo de Madrid

Martín Abad explica que «Francisco de Asís Méndez Casariego fue ordenado presbítero de la archidiócesis de Toledo, pues Madrid todavía no era diócesis. Y cuando en 1885 fue erigida la diócesis de Madrid, en la primera fiesta de la Almudena, el 9 de noviembre, fue nombrado canónigo del Cabildo Catedral con los trámites de entonces, entre el rey Alfonso XII y el primer obispo de Madrid, monseñor Narciso Martínez Izquierdo».

Como canónigo, fue testigo de un triste suceso para la naciente iglesia diocesana. «Coincidió que Francisco estaba en la puerta de la entonces catedral de San Isidro con otros canónigos para recibir al obispo Martínez Izquierdo en el Domingo de Ramos de 1886, cuando un cura llamado Galeote, a quien tomaron por loco, le descerrajó tres tiros, y el obispo murió poco después en una de las estancias del cabildo. Tan solo llevaba siete meses y medio como obispo de Madrid en ejercicio», apunta.

«En los casi cuarenta años de canónigo, desde 1885 hasta 1924, no faltó mañana y tarde a la Misa y al coro capitular, acudiendo a pie incluso en sus últimos años», afirma. Y es que, precisa, «la Eucaristía, y el Oficio divino, eran para él desde su ordenación su razón de ser y de actuar, de vivir y de hacer vivir». Todo ello, conformó a este sacerdote que «entregó su ministerio y vida a la promoción integral de las jóvenes, y es uno de los hombres de Iglesia pioneros en su tiempo de la liberación de la mujer realizada por mujeres y religiosas».

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Caridad hacia los más necesitados

Como lección extraída de la vida de Francisco de Asís, su biógrafo destaca que, «la caridad hacia los necesitados, tanto más cuando más necesitados, nace de la Eucaristía. La Eucaristía, Santo Sacrificio y Sagrada Comunión como alimento para el camino, nos empuja al amor verdadero que se autentifica de modo singular cuando amamos a los que llamamos “pobres” y a los que realmente nos son “enemigos”, porque entonces el amor es más gratuito, ya que no busca compensaciones».

En este sentido, señala que «Francisco de Asís descubrió en su tiempo dos pobrezas: las jóvenes estafadas en su dignidad y vida y los niños abandonados en las calles. Y buscó y encontró solución con su fe y su amor. Es, pues, un ejemplo y estímulo para acrecentar nuestra fe y amor en la Iglesia, para buscar y encontrar solución a otras muchas pobrezas de nuestro momento, que lejos y bien cerca nos acucian, y no debemos quedar lejanos ni indiferentes. En la Eucaristía está la presencia real del Señor. Y Él se ha identificado con los “pequeños”, sus hermanos, pues lo que hagamos con ellos, o no, se lo hacemos a Él, o no. Su real presencia y su auténtica identificación», concluye.

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El cardenal Cobo, el Domingo de Resurrección: «Nuestros miedos se diluyen en el abrazo que el Resucitado le da al mundo»

  • Titulo: Infomadrid / B. A. / Fotos: Ignacio Arregui

Domingo de Resurrección y la catedral de la Almudena se llena de música para proclamar que «Cristo resucitó, aleluya». «Feliz Pascua a los que os acercáis esta mañana a la catedral», ha saludado el arzobispo de Madrid, cardenal Cobo, al comenzar la Eucaristía solemne. «Sed bienvenidos a esta iglesia que es la madre de todas las parroquias de nuestra diócesis». «Es una suerte —ha añadido—, en esta mañana lluviosa, poder celebrar la Pascua con todos vosotros».

Numerosos fieles congregados en el primer templo de Madrid, como ha sucedido en los días del Triduo Pascual, este domingo, 31 de marzo, adornado de blanco, al igual que en la Vigilia Pascual, que es símbolo de vida, de pureza, de gloria, «en recuerdo de esa luz que Jesús dejó que traspasara a través de su cruz», ha indicado el arzobispo. En este día de gloria, «nuestras fragilidades, nuestros miedos se diluyen en el abrazo que el Resucitado le da al mundo».

Siguiendo el relato de la mañana de Pascua que hace la secuencia pascual, el cardenal Cobo ha hecho suyas en la homilía las palabras de María Magdalena: «Resucitó de veras mi amor y mi esperanza». «¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?», recoge este texto del siglo XI. «A mi Señor glorioso, la tumba abandonada». «¿Qué has visto?», ha preguntado a cada uno de los presentes el cardenal Cobo. «Hoy nosotros somos testigos del paso de Jesús por nuestras historias».

El fundamento de la Iglesia, ha afirmado, es la Resurrección. María Magdalena dejó la piedra del sepulcro echada y el primer día de la semana la descubrió corrida. «¿Quién puede hacer rodar la roca?; ¿quién de nosotros no ha sentido alguna vez en la vida el peso de alguna roca?», ha inquirido el arzobispo. «Cinismo, desigualdad, invisibilidad de la pobreza…», un mundo «de sepulcros y losas complejas».

Pero, como ha descrito, a la Magdalena la losa no la paralizó. «Muy pronto en la mañana te pusiste de camino; el amor te puso en marcha». Así, «si vamos por amor al sepulcro, también hoy Dios nos desbanca con la sorpresa». «¿A dónde vamos por amor?». Porque «ir a los sepulcros da miedo, pero allí viste, María, esa mañana, que Dios quita la losa; es el comienzo de una gran primavera».

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Bendición apostólica del Papa Francisco

Jesús «está en tu vida, en tus desvelos, en el cuidar de tus hijos, de tus amigos, en abrir y cerrar la parroquia, en el cansancio cuando no puedes más», ha continuado el cardenal Cobo, y ha aludido de nuevo a la mujer de Magdala: «Dinos, María, que podemos escuchar de forma nueva “ánimo, yo he vencido al mundo”, como dice el Resucitado». «Dinos, María, cómo podemos decir a toda la gente que conocemos “venid a Galilea”, venid a nuestra Iglesia». En este sentido, «hoy somos todos convocados a tomarnos en serio la responsabilidad de recordar a nuestra humanidad que Dios resucita; somos convocados a sembrar nuestra ciudad y nuestro mundo de esta noticia de Resurrección».

Han acompañado en esta celebración al cardenal Cobo los obispos auxiliares Juan Antonio Martínez Camino y Jesús Vidal, así como el deán de la catedral, Jorge Ávila, el rector del Seminario Conciliar de Madrid, José Antonio Álvarez, y vicarios episcopales. Al igual que en la Vigilia Pascual, en esta ocasión cuatro adultos han recibido los sacramento de iniciación cristiana. A Jonathan, Claudia, Navila María y Jennifer Diana, el arzobispo de Madrid les ha dado la bienvenida «a casa, porque si algo celebramos es que no hemos nacido para el sepulcro; somos semilla de algo nuevo».

Al concluir la celebración, los fieles presentes han recibido la bendición apostólica del Papa Francisco con indulgencia plenaria.

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Lino Emilio Díez Valladares, coordinador de Liturgia de la Vicaría I: «La Pascua es el corazón de la vida cristiana»

  • Titulo: Infomadrid/ M.D.Gamazo
  • Firma: Lino Emilio Díez Valladares, coordinador de Liturgia de la Vicaría I: «La Pascua es el corazón de la vida cristiana»
  • Fin Agenda: 31-03-2024

El Domingo de Resurrección es la culminación de estos días en los que hemos vivido los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Un día de gozo y esperanza, cuyo significado nos explica Lino Emilio Díez Valladares, sss, coordinador de Liturgia de la Vicaría I.

«Llegamos a la gran celebración del Triduo Pascual, que es el comienzo del gran tiempo de la alegría, el tiempo de Pascua en la vida de la Iglesia. Con la Vigilia Pascual, la madre de todas las vigilias como decía san Agustín, comenzamos este tiempo en el que la iglesia es invitada a tomar conciencia y a asimilar lo que significa la Pascua, que es el corazón de la vida cristiana, el corazón de la vida de la comunidad de los discípulos, de los seguidores de Jesús».

«La Vigilia Pascual -insiste- es el culmen del Triduo Pascual. Hemos celebrado la Pasión, la Muerte, la sepultura, y hoy, con la Vigilia Pascual, abrimos el gran tiempo de la Resurrección. Cristo vive. Cristo está vivo. Cristo está con su iglesia, en su iglesia, para ser motivo de alegría, de vida, de esperanza para nuestro mundo».

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Lucernario y liturgia de la Palabra

«La gran Vigilia pascual -prosigue- se divide en esos cuatro momentos que todos conocemos. El primero de ellos es el lucernario. Cristo es luz del mundo» y, por eso, «bendecimos el fuego, encendemos el cirio pascual, entramos en el templo iluminado por la luz de la Resurrección. Igual que el pueblo de Dios, el pueblo de Israel, caminaba por el desierto iluminado por la columna de fuego, nosotros seguimos a Cristo Resucitado».

A continuación, apunta, «escuchamos en la liturgia de la Palabra los grandes momentos de la historia de la salvación: cómo Dios va preparando a su pueblo y va haciendo historia con ese pueblo, hasta conducirlo al momento del encuentro con el Cristo resucitado, al momento culminante de la redención. Es la liturgia de la Palabra. Una liturgia de la Palabra prolongada: nueve lecturas, pero que nos van dando lo que luego Jesús dirá a los discípulos camino de Emaús. Así, desde Moisés, pasando por los profetas, llegamos al gran acontecimiento de la Pascua».

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Liturgia bautismal

«Después de esa liturgia de la Palabra -añade-, la liturgia bautismal. El bautismo que significa la iniciación cristiana, porque no es solo el bautismo: es bautismo, confirmación y Eucaristía, que significa la incorporación al pueblo de Dios, la participación en la salvación, que es fruto de la Pascua. El don del Espíritu. La alegría».

«Y -señala- comienza así el gran periodo de los 50 días, que la iglesia nos invita a vivir como un solo día a lo largo de 50. Porque la Pascua es tan rica, tiene tantos matices, tanta riqueza, que necesitamos tiempo para ir poco a poco, asimilando, interiorizando. 50 días de alegría, marcados por el gran canto del Aleluya en la Vigilia Pascual, que luego se prolonga, día tras días, hasta 50 días, hasta la solemnidad de Pentecostés, como el canto que marca la exultanza, el gozo de la comunidad que siente la presencia del Señor Resucitado». Para este religioso sacramentino, «ese es el gran misterio que la liturgia nos invita a celebrar, partiendo de la Vigilia Pascual, y a lo largo de todo el tiempo de Pascua».

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Eucaristía

Por último, relata, «la cuarta parte de la Vigilia Pascual, que es la gran Eucaristía de Pascua. El Viernes Santo no hemos celebrado la Eucaristía: hemos celebrado la Pasión. El Sábado Santo no hemos celebrado la Eucaristía: hemos permanecido en silencio ante el sepulcro, esperando el gran acontecimiento de la Resurrección. La celebración de la Eucaristía, la cuarta parte de la Vigilia, es la gran celebración de la Pascua. El misterio pascual se actualiza, se hace presente. Cristo resucita. Y eso es lo que celebramos en la Eucaristía. Y eso es lo que nos impulsa luego, como pueblo de Dios, como pueblo de la Pascua, a ser testigos de esta gran noticia. A ser comunicadores de esta gran alegría que es la Resurrección del Señor».

«Tenemos un mensaje de vida -afirma-. Tenemos un mensaje de esperanza para este mundo nuestro que tantas veces nos habla de muerte, que tantas veces nos habla de sinsentido, que tantas veces nos habla de agobios y de tristeza. Nosotros tenemos un mensaje de vida: Cristo vive. Y Cristo da sentido a nuestra vida. Y Cristo nos invita a ser testigos de la Resurrección, como canta uno de los himnos de la liturgia de las horas: “Somos el pueblo de la Pascua. Aleluya es nuestra canción. Cristo nos trae la alegría. Levantemos el corazón”. Ese es el gran mensaje de la Pascua -remarca-. Eso es lo que somos invitados a vivir y somos invitados a contagiar, porque una dimensión importante es que no nos olvidemos que todo esto que vivimos, todo esto que experimentamos, no es para guardárnoslo en el bolsillo: es para contagiarlo, es para comunicarlo, es para compartirlo. Ese es el sentido de nuestra Pascua: somos testigos de Cristo Vivo. Somos testigos de la Resurrección», concluye.

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