Madrid

Alfredo Jiménez, párroco de Santísimo Cristo de la Victoria: «En san José descubrimos un corazón justo, recto, muy humano, sufriente, audaz»

  • Titulo: Infomadrid/ M.D.Gamazo
  • Firma: Alfredo Jiménez, párroco de Santísimo Cristo de la Victoria: «En san José descubrimos un corazón justo, recto, muy humano, sufriente, audaz»
  • Fin Agenda: 18-03-2024

En este martes, 19 de marzo, la Iglesia conmemora la figura de san José, patrono de la Iglesia universal.

Alfredo Jiménez Romero, párroco de Santísimo Cristo de la Victoria, nos ayuda a saber algo más acerca de su figura. «Conocemos a José de Nazaret por los testimonios que aportan los evangelistas Mateo y Lucas: varón descendiente de la tribu de David, carpintero de profesión y desposado con una doncella -también nazarena- llamada María». Un hombre, apunta, que «recibió una vocación absolutamente única en la historia de la humanidad, íntimamente unida a la que recibió a su vez María. El marco en que transcurre es el de un matrimonio y por eso la Iglesia celebra hoy a san José como el “esposo de la bienaventurada Virgen María”. Es en este marco familiar donde van a suceder auténticas maravillas. Y precisamente por esta razón, la relación entre María y José van a ir unidas no solo en lo referido a Cristo, sino también a su Cuerpo, que es la Iglesia», asegura.

En este sentido, apunta, «María fue elegida por Dios para ser la Madre del Mesías, pero de un modo tan especial que la obra divina pone en evidencia la trascendencia de lo que va a suceder: concibió en su seno al mismísimo Hijo eterno de Dios por obra y gracia del Espíritu Santo, sin concurso de varón. De este modo, Jesús es Hijo de Dios Padre según su divinidad, e hijo de Madre según su humanidad: en la encarnación del Verbo quedan unidos el mundo eterno y el mundo creado».

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Corazón justo

«Lejos de quedar fuera de la ecuación -prosigue-, Dios Padre eligió a José, varón justo, para que fuera aquí en la tierra ni más ni menos que imagen fiel de la paternidad divina. Esta peculiar vocación engrandece la figura de este carpintero porque tanto él como María son las dos personas que más tiempo han pasado aquí en la tierra con el Verbo Encarnado. No puede decirse que fuera “padre adoptivo”, puesto que José no adoptó a Jesús legalmente: fue su auténtico hijo, aunque no lo fuera biológicamente. Nadie en su entorno supo nunca el modo prodigioso en que María y José fueron padres. ¡Un maravilloso secreto guardado en corazones entregados al Señor!».

«José -añade- no dice ni una palabra en el evangelio, como si fuera mudo. Pero le conocemos en sus actuaciones: en ellas descubrimos un corazón justo, recto, muy humano, sufriente, audaz. De este modo, en los años ocultos de la vida transcurrida en Nazaret nos acercamos a la verdadera trascendencia de quien cuidó a María y Jesús».

Aunque «ignoramos cuándo murió» afirma que «no cabe duda de que fue absolutamente esencial en la vida de Jesús y María. Cumplió fielmente su vocación de esposo de María y padre de Jesús; fiel judío y de piadosas costumbres; buen trabajador, que enseñó a Jesús a dignificar esa faceta humana tan necesaria en la sociedad». Por eso, a su juicio, «en la Sagrada Familia está presente la gracia divina de un modo absolutamente único porque todo está referido al cuidado de la unión hipostática (así se describe teológicamente la encarnación del Verbo). Son una auténtica familia: madre, padre e hijo. Pero al mismo tiempo los esposos son vírgenes, como también lo será Jesús. Fecundidad y virginidad a la vez. Dos cualidades que no se pueden dar juntas en ningún hogar, pero que aquí sucede de modo prodigioso (providencial) y al mismo tiempo desapercibido. El amor, la unión, la vida cotidiana oculta al mundo que vivieron Jesús, María y José nos hablan ya de un mundo por venir: el Reino de la gracia de Dios, que se manifestará plenamente al final de los tiempos».

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Patrono de la Iglesia católica

«El papa Pío IX -explica- proclamó el 8 de diciembre de 1870 a san José como patrono de la Iglesia universal: si la tarea del carpintero nazareno fue custodiar a Jesús, su tarea se puede aplicar con criterios espirituales a toda la Iglesia. Ésta es un cuerpo con muchos miembros, formado por todos los redimidos -tomando la imagen usada por san Pablo-, donde Cristo es la Cabeza y nosotros los miembros. De este modo, se comprende la Iglesia como una comunión de fieles, cuya cabeza es Cristo. En teología se denomina el “Cristo total”, cabeza y cuerpo. En un orden diferente al de la Virgen María, Madre de la Iglesia, san José asume el de custodio de la Iglesia. Por esta razón, Pio IX elige el día de la Inmaculada Concepción, dando a entender que también en la vida de san José la vida de la gracia se dio de un modo excepcional, aunque en otro orden distinto a la Inmaculada, pero juntos emprenden la tarea de ser los padres de Jesús».

Confiesa que «desde el siglo XIX comienzan una serie de declaraciones magisteriales acerca de san José que nos han permitido profundizar lo que ya en la tradición de la Iglesia se vivía, como por ejemplo la importancia que le dio santa Teresa de Jesús. Las más recientes son la exhortación apostólica Redemptoris Custos, de san Juan Pablo II, y la carta apostólica Patris Corde (2020) del papa Francisco. Además, cabe recordar que Benedicto XVI introdujo el nombre de san José en las plegarias II, III y IV, justo después de la mención a la Virgen María».

«Dada la relevancia que está tomando la figura de san José en los dos últimos siglos, algunas personas aventuran a que el próximo dogma podría referirse al carpintero nazareno», revela. Y, añade, «se ha hecho también presente en algunas apariciones aprobadas por la Iglesia, como en Cotignac, donde se apareció él solo a un pastor».

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Devoción a san José

Un santo, san José, que cuenta con muchos devotos. «Lo primero que pedimos a san José -advierte- es aprender de él a tratar con Dios, dado que, junto con la Virgen María, fueron las personas que más tiempo han pasado en la historia con Dios encarnado. La oración de intimidad con Dios es lo más parecido a la vida íntima de un hogar, donde las personas nos queremos, nos amamos, sufrimos juntos, nos alegramos juntos, experimentamos la comunión que aleja la soledad. Así es la oración, la meditación de la palabra de Dios, la contemplación de sus misterios. El silencio de san José en los evangelios muestra el camino de la intimidad con el Señor y la lucha por configurar su voluntad con los planes divinos».

Además, «le pedimos que sea guía de todos los padres en su tarea de custodiar la vida: a sus esposas, a sus hijos, a sus conocidos. La figura del padre -hoy día tan diluida- adquiere en san José una importancia única, pues fue reflejo fiel de la paternidad de Dios Padre respecto al cuidado de su familia, María y Jesús. El 19 de marzo es también el día del padre». Y «también es patrono de la familia, unido siempre a la figura de María y Jesús, modelos de hogar, de comunión y de entrega; modelos de lucha contra las adversidades; de fe en la providencia divina; de piedad y rectitud a los ojos de Dios; de entrega a los demás y espíritu de servicio; de amor casto y fiel. En fin, que, en la Sagrada Familia de Nazaret, Dios ha revelado el camino humano del amor como camino de manifestación del amor divino».

Por eso, continúa, «le pedimos el don de aprender a trabajar mucho y bien. Enseñó al Verbo a trabajar con sus propias manos y a dignificar el trabajo como lugar de santificación personal. Por esta razón, es patrono de todos los trabajadores. El primer trabajador es Dios, que no deja de trabajar en la creación; nuestra capacidad laboral es reflejo del trabajo divino, y lugar de dignificación de la persona mediante trabajos justos y salarios dignos». Y, también, «que proteja a la Iglesia. Todos los papas de los últimos siglos han tenido una devoción más que evidente al santo patriarca. Hace unos años saltó a los medios de comunicación una foto con la pequeña escultura que tiene el papa Francisco en su mesilla con un san José dormido (el sueño de José), bajo la cual pone las cartas con los asuntos más delicados, que fía a su intercesión. Una imagen vale más que mil palabras. Pastores, consagrados y fieles ponen en manos de José su guía paternal para que conduzca la Iglesia, sus tareas e instituciones, según la voluntad de Dios», confirma.

Por otra parte, relata, «como custodio de Cristo sumo sacerdote, es el patrono de las vocaciones al sacerdocio y de los seminaristas. Y, además, le pedimos una buena muerte, porque él falleció rodeado de los corazones más grandes de la historia de la humanidad: Jesús y María. Muerte dulce, en el hogar, rodeado por los suyos, en comunión de amor».

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Valores y enseñanza de este santo

Concluye indicando que, «en la bellísima carta apostólica Patris Corde, un texto precioso para llevar a nuestra oración, el papa Francisco nos indica siete valores y enseñanzas que aporta san José en el mundo actual:

  • La importancia de la figura paterna.
  • La necesidad de la ternura.
  • La virtud de la obediencia como camino de libertad, identificando nuestra voluntad con la voluntad de Dios.
  • La disposición a la acogida.
  • La valentía creativa a la hora de desarrollar nuestra misión.
  • La grandeza del trabajo bien hecho.
  • La importancia de vivir para la gloria de Dios, ocultándose uno mismo para que sea Él quien se luzca».

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La archidiócesis de Madrid recuerda que san José es fiesta de precepto

  • Titulo: Infomadrid
  • Firma: La archidiócesis de Madrid recuerda que san José es fiesta de precepto
  • Fin Agenda: 19-03-2024

El próximo martes 19 de marzo, solemnidad de san José, patrono de la Iglesia universal, es fiesta de precepto en España según el Calendario Litúrgico de la Conferencia Episcopal Española, y, en consecuencia, en la archidiócesis de Madrid.

Así pues, se recuerda a todos los miembros de la Iglesia diocesana la obligatoriedad de asistir ese día a la celebración de la Eucaristía. En caso de causa grave, como pueden ser motivos laborales o de salud, conforme a lo determinado en el canon 1248 § 2 del Código de Derecho Canónico, no obliga el precepto, pero se recomienda que las personas que estén en estas circunstancias dediquen un tiempo a la oración personal o en familia.

En este sentido, y con la finalidad de facilitar la participación de los fieles, se celebrará la Misa vespertina desde las 16:00 horas del lunes 18 de marzo.

Así es el día a día de los seminaristas en Madrid entre oración, estudio y tiempo libre: «El sí es más bien el principio»

  • Titulo: Santiago Tedeschi Prades
  • Firma: Así es el día a día de los seminaristas en Madrid: «El sí es más bien el principio»
  • Fin Agenda: 12-03-2024

La Iglesia celebra el próximo martes, 19 de marzo, solemnidad de San José, el Día del Seminario, con el lema «Padre, envíanos pastores». En las comunidades autónomas en las que no es festivo, se celebra el domingo más cercano. Este año, el 17 de marzo. La Subcomisión Episcopal para los Seminarios de la CEE ha elaborado algunos materiales para apoyar la celebración de esta Jornada, que cada año se presenta como una ocasión para dar gracias, mostrar apoyo a los seminaristas, formadores y sus familias, además de para pedir por las vocaciones sacerdotales.

El Seminario Conciliar de Madrid

El Seminario Conciliar de Madrid depende de las ayudas de personas generosas, para continuar formando sacerdotes. Por esta razón, se puede ayudar con una aportación mensual o anual para los estudios de un seminarista, un hombre que reconoce la llamada de Dios y desea entregar la vida como sacerdote, imagen viva de Jesucristo, al servicio de la Iglesia. Para fortalecer su vocación al sacerdocio, ingresa al seminario y comienza un período de formación, reflexión y oración.

Para este año, los mismos seminaristas han elaborado un vídeo donde muestran cómo es su día a día entre momentos de oración, estudio y tiempo libre. El vídeo ya se puede ver en el canal YouTube del Seminario y en las principales redes sociales del arzobispado de Madrid

 

«Padre, envíanos pastores»

En la reflexión teológica, que se incluye entre los materiales del día del Seminario de este año, se explica el significado del lema de esta jornada «Padre, envíanos pastores». En el texto se señala cómo debe ser un buen pastor en la Iglesia. Los verbos «ver y compadecerse, configuran a Jesús como el Buen pastor. Su compasión no es solo un sentimiento humano, sino que es la conmoción del Mesías en la que se hizo carne la ternura de Dios. Y de esta compasión nace el deseo de Jesús de nutrir a la multitud con el pan de su palabra. O sea, enseñar la Palabra de Dios a la gente. Jesús ve; Jesús tiene compasión; Jesús enseña». Así, subrayan en esta reflexión que «la distancia aparentemente insalvable entre los seres humanos, que haría pensar en un rebaño sin pastor para el que la compasión es imposible, fue franqueada definitivamente por Jesucristo, el Buen Pastor, que da la vida por las ovejas. Él, al tiempo que pasa «por los hombres» la vía sufrimiento, pasa al Padre la realidad del sufrimiento de los hombres».

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El testigo «debe ser un amigo de Jesús»

Además, enseñan el camino para que estos nuevos pastores, con su testimonio, muestren el Evangelio. La Sagrada Escritura y la historia de la Iglesia, apuntan, están repletas de testimonios de hombres y mujeres que se han dejado guiar por el Señor. «La resurrección de Jesucristo es testimoniada por los Apóstoles», recuerdan. Y, este don, se manifiesta en el amor. Por medio del amor se conoce al testigo. «El seguimiento implica la renuncia de la elección del propio camino, pues la voluntad se pone en manos de la voluntad de Jesús, quien tiene una precedencia real», señalan en este texto de los materiales ofrecidos para el Día del Seminario. Para finalizar, recuerdan en los materiales, que «el testigo, antes que hacer algo, debe ser, ser un amigo de Jesús, para no transmitir conocimientos de segunda mano; ha renacido a la vida en Cristo y, por eso, pertenece a la verdad, oye la Palabra de Dios».

Los futuros sacerdotes, en el Día del Seminario: «Nosotros también necesitamos pastores»

  • Titulo: Infomadrid / B. A. / Fotos: Santiago Tedeschi

La sala de la comunidad de 1º y 2º curso del Seminario, llamada de San José, tiene una cocina en la zona izquierda y unos cómodos sillones para tomar el café y charlar tranquilamente junto a los ventanales. El suelo, cerámico, es muy probablemente el original de este singular edificio de comienzos de siglo XX, en estilo neomudéjar y declaradobien de interés cultural. Lo lijaron los seminaristas un verano, y también pintaron las paredes de la habitación. «Vamos reformando el seminario», resume Mauricio Oriol, Mauri, de 25 años (en la imagen principal, en el centro), que comenzó su andadura de formación para ser sacerdote en 2021. En concreto, el 1 de octubre, «el día de Santa Teresita del Niño Jesús». Lo comprueba en una cruz al cuello que le regalaron sus amigos, en la que está inscrita la fecha de entrada.

«Llegaba con la octava metida y al día siguiente, nada más levantarte, una hora y media de oración en la capilla», recuerda y ríe, porque reconoce que en el fondo el seminario es «un camino de confianza; el Señor te da el ciento por uno pero pasa porque uno sea capaz de ir soltando y poniendo en sus manos». Es, como le dijo Jesús a Nicodemo, nacer de nuevo, «empiezas a poner tu vida en juego». Una vida que se deposita en manos de los hombres que los acompañan, los formadores y directores espirituales, algo que al principio no le resultó fácil a Mauri aunque ahora sabe que «Dios tiene manos y boca en su Iglesia». «La batalla no solo está en el sagrario, también en dejarte y poner tu vida en las manos de ellos que, siendo hombres, están guiados por el Espíritu Santo».

Mauri comenzó a hacerse preguntas en 1º de carrera (es ADE y máster en Bolsa y Finanzas). «¿Por qué tengo esta fe y por qué me has colocado en un mundo donde es tan difícil vivirla?». Tenía novia y pensaba que sería laico «como una luz en medio del mundo». El máster lo hizo en Londres y ahí pinchó; sin dejar de ir a Misa los domingos, a veces ni comulgaba. Le empezó a pesar esta desgana, pero el Señor es fiel y le hizo ver de una manera clara que tenía que seguirlo a Él en exclusividad. Entrar en el seminario «es como ir a ciegas pero sabiendo que no te la vas a pegar».

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Cambio de planes

Cada seminarista tiene una historia única, porque Dios con cada uno actúa de una manera, pero en muchos casos coinciden en su resistencia inicial a esta llamada. «A mí lo que me pasó es que le dije que no». Habla Antonio Gil, 32 años y 6º curso (en la imagen principal, a la izquierda). «Me cayó como un jarro de agua fría, yo tenía mi vida montada: novia, estaba acabando la carrera [Agrónomos] y también trabajaba…». Con absoluta sencillez cuenta que «para que a Dios se le olvidara, dejé de ir a Misa». Paradójicamente, «cada vez me enamoraba más de Él». Y le decía: «No me pidas esto, pero no me abandones».

En el fondo, todo empieza por querer estar con Jesús. «Mi corazón solo deseaba estar con Él», y no tanto «ser sacerdote». Aunque en el proceso de maduración y discernimiento, ese estar con Dios en el caso de Antonio era a través del sacerdocio. La experiencia del seminario le hace ver que «lo bonito es que yo estoy con Jesús y el resto se me da por añadidura». Además, sabe que «este camino que Él me propone es por el que me va a salvar a mí, y a través de mí, al resto».

La llamada no le vino a Antonio en el mejor momento, como tampoco a Antonio Vázquez, Tono, 24 años (en la imagen principal, a la derecha). Había encontrado — después de algunas, reconoce — a la chica perfecta. También en 1º de carrera, como Mauri, Tono descubrió a un Dios real, «que me amaba, ¡pues viva la vida!». Y ríe, porque a partir de entonces, «así fue mi vida, viva la vida; excepto ir a clase, hacía de todo». En los exámenes finales de 2º, todo se para. «No soy feliz». Su día a día «era un no parar de hacer cosas, y cosas buenísimas, pero mi corazón estaba muy intranquilo».

Dejó a medias los exámenes, se cogió una mochila y se fue a acampar a la playa de Valencia, cervecita, cigarros y guitarra, «hasta que descubra cómo ser feliz». «Un poco hippie, sí». Y ahí es cuando apareció por primera vez un «tú vas a ser mío». Esto le llenó de paz, aunque se dijo para sí mismo «que era imposible». Además, ese fue el momento en que apareció su «niña» perfecta, pero a los cuatro meses se rindió a la evidencia: «Señor, yo te quiero solo a ti, porque en ti es donde de verdad mi corazón ha descansado».

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Clases, estudio, descanso...

A Tono le pasó como a Mauri. El propedéutico fue mucho de «purificar», él que «no estaba acostumbrado a una figura de autoridad» y que era de los de «en mi corazón no entra nadie». Además, había un horario y otras nueve personas «que cada uno está luchando con lo suyo». Ahora, ya en segundo, el día comienza a las 7:00 horas en la capilla. Allí rezan el oficio de lecturas y laudes y después tienen una hora en silencio ante el sagrario. «Aquí es donde está la clave», subraya Tono. Se despiden con una oración a la Virgen y desayunan. A las 9:00 comienzan las clases de Teología en la Universidad San Dámaso, a un pasillo de distancia del seminario y «aún con todo llegamos los últimos». Más risas. La comida es a las 14:00 horas, y después tienen un tiempo de tertulia por comunidades hasta las 16:00 horas, que empieza el tiempo de estudio. A las 20:00 horas se celebra la Eucaristía, a las 21:00 horas cenan y a las 22:30 horas a rezar, leer y dormir. «O bueno, sobre esa hora».

Dos veces por semana hacen deporte, fútbol, pádel, salen a correr, y esto es vital porque «necesitas descargar». Y los viernes y domingos tienen pastoral social en residencias de ancianos, casas de niños, la residencia sacerdotal... Esto, en 1º y 2º, porque en el propedéutico y en el resto de los cursos están destinados en parroquias. Además, una vez al trimestre celebran los cumpleaños por comunidades. Po ejemplo, una gincana por Madrid en la que cada pista era un elemento para luego preparar la tarta.

Y cuando acaban los exámenes de febrero, hacen una salida todo el seminario al completo. La del este curso ha sido especial, porque fue la visita al Papa Francisco en Roma. Un hombre «muy normal» que al entrar en la Sala Clementina, y a la introducción del cardenal Cobo, «aquí los seminaristas de Madrid», bromeó: «¿Pero son católicos?». No leyó el discurso sino que les invitó a hacerle preguntas con un símil futbolístico: «Pelota al centro y que empiece el juego». Y les encantó que sus respuestas estuvieron muy aterrizadas en el día a día. Por ejemplo, cuando les dijo que, para ser comunidad, «os pido que recéis, pero sobre todo que no critiquéis». O cuando le preguntaron «cómo cuidar la mirada» y les alertó sobre el uso del móvil.

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Día del Seminario 2024

La Iglesia celebra este domingo, 17 de marzo, el Día del Seminario con el lema Padre, envíanos pastores, que los seminaristas también hacen suyo porque, como dice Mauri, «nosotros también necesitamos pastores». Antonio apunta que «hay una necesidad de los propios sacerdotes de pedir más sacerdotes, porque nosotros no podemos con la tarea». Tono añade que «es muy bonito pedírselo al Padre» y hace otra lectura: «Todo el camino del seminario es pegarte a Jesús para que te dé un corazón de padre».

Además, la campaña no es marketing, sino una oración, y comunitaria. «Cuando el pueblo de Dios pide sacerdotes — continúa Antonio —, Él los da». Algo, que por cierto, Jesús mismo invitó a hacer: «Pedid al dueño de la mies que mande obreros a su mies». «Si él mismo nos ha dicho que pidamos…». Y no solo oración. Los seminaristas necesitan también ayuda material y económica. Cada uno requiere, al mes, 25 euros para sus estudios; 50 euros para su manutención y 100 euros para el alojamiento. Por eso, se muestran sumamente agradecidos: «Que haya gente que se desviva y dé su dinero para cuidarnos a nosotros…».