La Real colegiata de San Isidro (Toledo, 37) acoge este jueves, 26 de septiembre, a las 20:00 horas, una solemne Eucaristía en conmemoración de los santos Cosme y Damián con motivo de su festividad litúrgica. La Misa que ha sido organizada por la Venerable, Antigua y Pontificia Hermandad de san Cosme y san Damián de Madrid en honor de sus patronos, protectores de la medicina y la salud, será presidida por el vicario episcopal de la Vicaría III, Ángel López Blanco.
«San Cosme y San Damián se encuentran entre los santos más famosos de la antigüedad, eso explica la gran cantidad de iglesias dedicadas a ellos en el mundo entero». No olvidemos, «que fue muy importante su culto en Roma en el que poseen una impresionante basílica». También «fueron incluidos en el oracional visigótico y sus nombres en forman parte del canon romano de la misa, pero no solo en la antigüedad contaron con miles de devotos, ya que en este momento se celebra un Año Santo Jubilar en su templo de la Ciudad de México que se clausura el próximo día 27 de septiembre», ha recordado la presidenta de la Hermandad de san Cosme y san Damián de Madrid, María Luz Trilla.
![WhatsApp Image 2024 09 24 at 15.04.44]()
Fiestas y romerías
«Centrándonos en España, en todas las comunidades hay alguna localidad que celebra fiestas y romerías en su honor, solo por mencionar las más famosas cabe citar las fiestas de Abarán (Murcia), de Covarrubias (Burgos), de Arnedo (La Rioja), Torredonjimeno (Jaén), Bayona (Galicia), Mieres (Asturias), y también en localidades del País Vasco».
En Madrid, la devoción por San Cosme y San Damián se remonta a 1583, «ya existía una hermandad dedicada a estos santos constituida por médicos, cirujanos y farmacéuticos con sede en el Real Convento de San Felipe». En 1653 se trasladaron a la Iglesia del Carmen y en 1947 a la Real Colegiata de San Isidro donde actualmente tiene su sede canónica. «Aún quedan testimonios de esta devoción en nuestras calles, muy cerca de la sede del Colegio de Médicos se encuentra la calle de San Cosme y San Damián que recuerda una capilla perteneciente al Palacio del Marqués de Aitona en el que se veneraban sus imágenes», ha señalado María Luz Trilla.
Además, ha recordado que la Hermandad que en estos momentos preside, «fue la impulsora de esta devoción hasta el último cuarto del siglo XX. Creó y mantuvo en funcionamiento dispensarios en los que se atendía de manera gratuita a los enfermos que no tenían medios suficientes, haciendo una gran labor social, que hizo que se extendiese la devoción por nuestros santos en Madrid». Tras el Concilio Vaticano II y con la crisis de la religiosidad popular y de las hermandades «bajó su actividad y también disminuyó la devoción hacia estos santos».
![san Cosme y san Damian]()
«Cada vez más madrileños acuden a estos santos»
Hace unos años, desde la revitalización de la Hermandad, «constatamos que vamos incrementando esta devoción, ya que el 26 de septiembre no faltan a su cita anual en la Real Colegiata de San Isidro, las personas que vienen de Burgos o Murcia a participar en la ofrenda floral». En este sentido, ha afirmado que, «cada vez más madrileños acuden a San Cosme y San Damián para pedirle su intercesión ante enfermedades propias, de familiares o de amigos».
También ha señalado que «un ejemplo de estas hermandades profesionales, que son evangelizadoras y escuelas de santificación en el trabajo, como es el caso del venerable doctor Pedro Herrero Rubio que falleció en 1978, y fue presidente de la Hermandad de San Cosme y San Damián de Alicante y cuyo proceso de canonización se encuentra muy avanzado».
Por último, María Luz Trilla ha solicitado que «no dejemos de pedir a estos santos que intercedan por nosotros, curando alguna enfermedad o ayudándonos a llevarlas con resignación y profundo sentido cristiano, la manera de hacerlo es sencilla tal y como se recoge en esta antigua oración de la liturgia hispana: Oh, Dios nuestro médico y remediador eterno que hiciste esa Cosme y Damián inquebrantables en su fe, invencibles en su heroísmo, para llevar salud a las dolencias humanas. Haz que por ello sea curada nuestra enfermedad, y que por ellos también, la curación sea sin recaída».