El próximo viernes 14 de marzo, a las 19:00 horas, regresará a las calles del viejo Madrid el tradicional y piadoso Vía Crucis, recuperado tras 30 años. El acto estará presidido por la sagrada imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno “El Pobre”, que será trasladado en andas y portado por 33 hermanas. Acompañarán el cortejo 40 hermanos de luz, portando cirios de color tiniebla, junto con el cuerpo de acólitos y un trío de capilla de La Lira de Pozuelo de Alarcón.
Así lo ha anunciado Carlos Amores, Hermano Mayor de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno “El Pobre” y María Santísima del Dulce Nombre en Su Soledad.
Gratitud
Fernando Juárez, miembro del equipo de capataces de Nuestro Padre Jesús Nazareno “El Pobre”, destaca la importancia de la preparación previa para este acontecimiento, que va más allá de ensayar la forma de andar y moverse con el Señor. Según explica, los preparativos comenzaron el pasado 26 de febrero, aunque «el plato fuerte» llegó con una reunión clave en la que participaron las anderas que portarán al Señor en el Vía Crucis, el equipo de capataces, la Junta de Gobierno y el consejero espiritual de la hermandad.
En este encuentro, señala Juárez, se hizo especial hincapié «en la importancia y en la forma de la oración», con el objetivo de «conocer más a Jesús como hombre para acercarnos más a Él como Dios». Además, añade que «si Dios llegó a nosotros a través de la efigie de Jesús el Pobre, nosotros queremos llegar a Jesús sacramentado a través de nuestro sagrado titular».
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Fernando Juárez también expresa que, al acompañar al Señor a lo largo de los misterios de cada estación del Vía Crucis, el sentimiento que les embarga no puede ser otro que gratitud. «Gratitud por habernos elegido para ese momento, por habernos llamado a cada uno de nosotros por nuestro nombre y apellidos, y por hacernos sentir sus discípulos del año 2025», afirma.
En este sentido, destaca que en aquella reunión «Él se hizo presente ante cada uno de nosotros», recordándonos que «ha venido para quedarse». Y, tras esa experiencia, añade con convicción: «Algo ha cambiado en el interior de todos los que estuvimos allí, y ya no podremos decirle que no jamás».
Esfuerzo y sacrificio
Arantxa Sobrino es una de las 33 hermanas que el próximo 14 de marzo tendrá el honor de portar al Señor sobre sus hombros. «Ser andera de Jesús 'El Pobre' es un sentimiento muy difícil de explicar», confiesa. Además, expresa una profunda emoción, pues vivirá este momento junto a su hija. «Portaremos al Señor y seremos sus pies para que todos los madrileños y madrileñas puedan contemplarlo», destaca.
Para ella, cada instante bajo el varal es un acto de entrega y recogimiento: «Cuando me coloco debajo, solo me centro en Él».
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Antonio Cruz Garrido pertenece a la Hermandad de Jesús “El Pobre” desde el año 2010. Ha formado parte de la cuadrilla de anderos del Señor hasta 2024 y, este año, «tengo el honor, el privilegio y la responsabilidad de ser el capataz de Jesús “El Pobre”». «Para mí será una gran responsabilidad, ya que a mi estreno como capataz se une el hecho de salir a la calle en el Vía Crucis que recorrerá las calles del Viejo Madrid, tras más de 30 años sin hacerlo», explica. Por ello, añade, «para mí es una gran alegría».
En este sentido, también resalta «el esfuerzo y el sacrificio que hay que realizar», ya que «desempeñar la labor de capataz requiere de una entrega absoluta», una entrega que «estoy dispuesto a asumir para que cada vez que salgan nuestros sagrados titulares a la calle lo hagan con el mayor de los decoros y sea para su mayor gloria».
Ilusión y responsabilidad
María Dolores González, teniente de Hermano Mayor y vestidora de Nuestro Padre Jesús Nazareno “El Pobre”, asegura que están preparando este Vía Crucis con mucha ilusión y responsabilidad. «Ilusión porque retomamos un caminar de nuestro sagrado titular, Nuestro Padre Jesús “El Pobre”, por el Madrid de los Austrias, un barrio cargado de historia», explica. En este sentido, señala: «Cuántas veces estas piedras no las habrán recorrido Él antes que nosotros, seguido de todos sus fieles devotos que le acompañan».
Pero, sobre todo, destaca la responsabilidad, «desde el lado de la fe», al ser conscientes de que muchas personas acudirán a verlo. «Nuestro trabajo es prepararle para que todas las personas que se acercan a Él, cargadas de fe, de devoción y de peticiones, le miren con ojos de verdadera pasión y lo sientan cerca». No olvidemos que este Vía Crucis será una preparación y una meditación «para lo que viviremos el Jueves Santo, en nuestra estación de penitencia».
En esta ocasión, la vestidora explica que Jesús “El Pobre” llevará una túnica que popularmente llaman “la de las espigas o de cardos”. En cuanto a la peluca, será peinada de la misma manera que hace 30 años, ondulada y con mucho volumen, intentando recrear fielmente aquel aspecto.
Entre los recuerdos que atesora, Mª Dolores rememora una anécdota especial: una señora mayor de la hermandad le contó que, años atrás, su abuelo y ella habían vivido juntos este Vía Crucis. «Mientras lo recordaba, me estaba transmitiendo una gran ternura y emoción», concluye.
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