- Titulo: Infomadrid / Carlos González
El pasado viernes, 3 de noviembre, la catedral de Santa María la Real de la Almudena acogió una nueva vigilia de oración que el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, mantiene cada primer viernes de mes con los jóvenes de la Iglesia que camina en Madrid para adorar juntos al Señor.
A las 21:00 horas, a pesar del frío y la noche, los jóvenes –acompañados, muchos de ellos, de sus sacerdotes– iban llegando a la plaza de San Juan Pablo II para compartir con otros devotos de este encuentro una cena con bocatas. A las 22:00 horas, con todos los congregantes asentados en la catedral, el arzobispo de Madrid comenzaba la vigilia. «El Señor, hoy, nos invita a que descubramos la coherencia que hay que tener en la vida». Con estas palabas, proclamadas al comienzo de su predicación, el prelado invitaba a todos los presentes a ser coherentes a ejemplo de Jesús, quien «nos invita a que nuestros parlamentos sean de Jesús y tengan la coherencia de Jesús». Y hacerlo, sin quedarnos solamente en las palabras: «El Señor nos invita a hacer lo que decimos querer, sin cargar a los demás con leyes y con fardos que son insoportables».
La revolución de la propia existencia
Una invitación que, como aseveró el cardenal, se resume en una sola promesa: la libertad que nos da Jesús. «¿Os habéis dado cuenta que Jesús nos hace libres y que es el único que nos da libertad?», interpeló a los jóvenes, que seguían sus palabras sin perder de vista a Quien allí los convocaba. «Nuestro Señor, siendo Dios, se acerca a nosotros, nos dice que es el Camino, la Verdad y la Vida, pero nos permite incluso decirle que no lo creemos… Y no se enfada, además». Porque «Él quiere conquistar vuestro corazón regalándoos libertad», apuntó. «Sí, nos dice que nos quiere y nos ha querido de verdad, y ha dado la vida por nosotros». Es más, «ha querido prolongar su estancia entre los hombres en el misterio de la Eucaristía; el misterio de la Encarnación es prolongado por Jesús en el misterio de la Eucaristía».
Además, el prelado descubrió cómo Jesús nunca impone, sino que nos propone: «El Señor nos dice: ‘Venid y lo veréis»’», y «yo no os digo palabras para entreteneros, sino para cambiar vuestro corazón; os digo palabras que hacen la revolución en vuestra propia existencia y en la existencia de los demás». Y les instó a hacerlo, asimismo, viviendo «sin doblez», sin llevar una doble vida. «No hagáis unas cosas cuando os ven y otras cuando no os ven, no seáis presuntuosos, no busquéis los primeros puestos, no busquéis reverencias...», subrayó, «porque cuando uno se pone delante del Señor, solo ve una página, la verdadera, porque Él es luz, es luz».
Finalmente, el arzobispo de Madrid les alentó a tener al Señor como «único Maestro» para descubrir, así, que «todos sois hermanos». Un Maestro que, siendo el primero, «se ha hecho servidor de todos y nos invita a que también seamos capaces de ponernos al servicio de todos los hombres, sin excepción».