El próximo miércoles 20 de noviembre, Cáritas Diocesana de Madrid se une a la celebración del Día Universal de la Infancia, para poner en valor los derechos de la infancia, y las actividades que se llevan a cabo desde las obras y vicarías para promover el desarrollo social y personal de niños y niñas, y la igualdad.
En este sentido, desde cada uno de los centros en los que Cáritas Madrid trabaja con la infancia se van a realizar unas dinámicas de celebración y sensibilización con el lema “Paraguas para protegernos”. Se harán trabajos y actividades grupales donde el tema de fondo serán los paraguas y corazones para frenar las gotas de agua que pueden mojar los sueños de la infancia.
Los mensajes y fotografías se publicarán en las redes sociales con el hashtag #paraguasparaprotegernoscaritas.
El obispo auxiliar de Madrid Jesús Vidal inauguró el jueves 14 de noviembre el IX Ciclo de Conferencias para Evangelizadores, convocado por varias delegaciones de la archidiócesis en la parroquia San Juan de la Cruz. «El joven o la joven que están enamorados, ciertamente esperan ser correspondidos», puso como ejemplo Vidal para ilustrar cómo funciona la virtud de la esperanza, sobre la que girará el Jubileo del 2025 y que articula todo el ciclo.
Durante su intervención, el obispo auxiliar advirtió de cómo, «si alguien está esperando una desgracia, es algo que impide vivir». Una «desolación» que san Ignacio de Loyola ya abordaba en sus ejercicios espirituales. El fundador de la Compañía de Jesús llegaba a definirla como «una oscuridad del alma» que «a falta de fe, esperanza y amor, nos deja perezosos, tibios, tristes y separados de nuestro Creador y Señor».
Según Jesús Vidal, «el que vive, al menos ha de agarrarse a una pequeña esperanza». Y citó a Benedicto XVI, quien sostenía que «al hombre se le reconoce por sus esperas». Aunque las hay más y menos significativas: «No vive igual una persona cuya esperanza es ganar la lotería, aquel que espera curarse o aquel que espera elementos más profundos», matizó.
El obispo auxiliar advirtió asimismo de otra tentación que impide una búsqueda real de la esperanza: la distracción. «Nos cuesta el silencio. No sé qué capacidad tienen para esperar el metro en silencio, esperar el ascensor, estar solo en el ascensor si suben dos o tres pisos sin echar la mano a ese dispositivo antiaburrimiento que es el móvil». «A mí me sucede en mi vida», confesó.
Como remedio a estas situaciones, señaló a los evangelizadores que han acudido a su conferencia que «no existe otro método más que el del testimonio». «Toda evangelización tiene como núcleo el desbordamiento de la experiencia del amor de Dios que uno ha tenido, por lo que la esperanza no es algo que se pueda transmitir como un conocimiento adquirido», afirmó. «Las mejores técnicas, sin fe, no sirven de nada».
El obispo auxiliar concluyó explicando que, al intentar evangelizar, se debe «responder a la sed» de las personas. «Muchas veces nos equivocamos porque no conectamos con la pregunta del corazón de quien tenemos delante». Como ejemplo puso a Jesús: «La mayoría de sus diálogos los comienza con una pregunta como “¿qué quieres que haga?” o “¿qué necesitas?”».
El Ciclo de Conferencias de Evangelziadores era hasta este año el Curso Anual de Catequistas. El cambio de nombre y de orientación formativa de estas convocatorias responde al deseo del cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, de pensar «en clave de sinodalidad, buscando proyectos comunes», tal y como apunta el delegado de Catequesis, Manuel Bru. Así, la iniciativa este año es compartida con otras delegaciones diocesanas.
A las puertas del Año Jubilar 2025, se propone a los laicos evangelizadores de la diócesis una serie de ponencias para ahondar en el profundo significado de este año de gracia para la Iglesia universal y en sus potenciales frutos. Las charlas se engloban en el título Jesucristo: 2025 años de esperanza, y se celebrarán los jueves, de 17:00 a 18:30 horas, en el salón de actos de la parroquia San Juan de la Cruz (pza. San Juan de la Cruz, 2). También se podrán seguir de forma online a través del canal de YouTube de la Delegación de Catequesis.
La próxima charla será el jueves 21 de noviembre sobre La fe en Jesús: fundamento de la esperanza cristiana, a cargo de Carmen Bernabé Ubieta, doctora en Teología y profesora titular de la Universidad Deusto.
Firma: Javier Ojeda, delegado de Cáritas Madrid, ante la VIII Jornada de los Pobres: «No existe un cristianismo vivido con hondura si no tenemos presente a los pobres»
El Papa Francisco nos anima a celebrar la VIII Jornada Mundial de los Pobres, este domingo 17 de noviembre. “Es una jornada que nos recuerda que no existe un cristianismo vivido con hondura si no tenemos presente a los pobres”, afirma el delegado episcopal de Cáritas Madrid, Javier Ojeda.
El lema de este año, “La oración del pobre sube hasta Dios” (cf.Si 21,5), nos invita a “tener más presente a las personas necesitadas, a los pobres de nuestras comunidades parroquiales, grupos, movimientos; escuchando y compartiendo sus esperanzas y anhelos”. Para ello, “es necesario que “contemos con espacios de encuentro en nuestras parroquias y arciprestazgos”. En este sentido, Javier Ojeda puntualiza que “esto lo deberíamos realizar no solo esta semana, sino durante todo el año”.
Actos diocesanos
Este sábado, 16 de noviembre, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, presidirá una Misa, a las 19:00 horas, en la catedral de la Almudena, que estará seguida de una chocolatada. El arzobispo de Madrid ha mostrado su especial interés en que acudan las personas que son acompañadas en centros de acogida, residencias o parroquias.
El día siguiente, domingo 17 de noviembre, tendrá lugar la celebración en las parroquias madrileñas. A las 12:00 horas, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, presidirá la Eucaristía en la Iglesia de San Antón (c/ Hortaleza, 63). Tras ella, un almuerzo solidario para las personas en situación de vulnerabilidad que habitualmente asisten a la iglesia.
En el mes en el que se cumplen los 35 años del fallecimiento del siervo de Dios Abundio García Román, fundador de las Hermandades del Trabajo, la revista de esta entidad publica una entrevista con Alberto Fernández, delegado para las Causas de los Santos de la Diócesis de Madrid.
En una ocasión, García Román se manifestó de esta manera a los jóvenes sobre ser santo: «Suele acobardar el solo pensamiento de la santidad», pero «la vida espiritual no es más que Cristo en nosotros, y Cristo que nos invita a seguirle».
Siguiendo esta línea, Fernández explica en la entrevista que «la santidad es la obra paciente de Dios en la vida del hombre, que se deja modelar como el barrio en manos del alfarero». Un trabajo que es exclusivo en cada uno: «Dios quiere hacer con cada uno de nosotros una obra maestra única, un camino de santidad por el que nadie nunca fue antes que nosotros».
Y esto repercute en los demás. En su trabajo como delegado, Fernández reconoce que ha podido comprobar, «muchas veces para mi sorpresa, cómo la vida de los santos toca la vida de tantas personas». Su testimonio mueve «a seguir más de cerca y a amar más intensamente al Señor». Sin embargo, no hay que desalentarse, comenta, «cuando uno contempla modelos de santidad que le parecen inalcanzables». Los testimonios son útiles «para estimularnos y motivarnos, pero no para que tratemos de copiarlos, porque eso hasta podría alejarnos del camino único y diferente que el Señor tiene para nosotros».
Por último, Fernández explica que en para el proceso se han de demostrar los pequeños favores concedidos a través del siervo de Dios —«tanto en las circunstancias pequeñas del día a día como en momentos de grave dificultad»—, y también los milagros. Así, cuando hay una posible curación extraordinaria, se tiene que acreditar que es «completa, duradera e inexplicable científicamente con los conocimientos de los que se dispone en la actualidad».
Sacerdote diocesano
García Román fue sacerdote de la diócesis de Madrid. Ordenado el 14 de junio de 1930, rápidamente entró en contacto con el mundo laboral al ser nombrado director de un colegio en el barrio de Entrevías. Allí experimentó el rechazo a Dios de muchos de los obreros y sus familias, en la mayoría de los casos por desconocimiento. Fue entonces cuando nació en él el deseo de evangelizar estos ambientes, si bien no fue hasta 1946 cuando fundó las Hermandades del Trabajo. Entre medias, vivió parte de la guerra civil preso en la cárcel Modelo y otra parte refugiado en la embajada de Noruega.
En el año 2000, once años después de su muerte, se abrió la causa de beatificación del sacerdote, cuyo proceso, en palabras de Fernández, «se encuentra muy avanzado en Roma».