Madrid

El cardenal José Cobo, nombrado miembro del Dicasterio para las Iglesias Orientales

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El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha sido nombrado por el Papa Francisco este martes, 22 de octubre, nuevo miembro del Dicasterio para las Iglesias Orientales.

Ya el pasado mes de marzo, el Papa Francisco nombró al cardenal José Cobo ordinario para los fieles católicos orientales residentes en España.

El trabajo del Dicasterio para las Iglesias Orientales

El Dicasterio para las Iglesias Orientales es competente en todas las cuestiones que son propias de las Iglesias orientales que han de remitirse a la Sede Apostólica sobre: la estructura y ordenación de las Iglesias; el ejercicio de las funciones de enseñar, santificar y gobernar; las personas, su estado, sus derechos y obligaciones. También se ocupa de todo lo establecido sobre relaciones quinquenales y visitas ad limina Apostolorum.

Además, el dicasterio sigue de cerca a las comunidades de fieles orientales que se encuentran en las circunscripciones territoriales de la Iglesia latina. Provee a sus necesidades espirituales por medio de visitadores y también, en la medida de lo posible, mediante una jerarquía propia allí donde el número de fieles y las circunstancias lo exijan, consultando al dicasterio competente para la constitución de Iglesias particulares en el mismo territorio.

En las regiones en que desde antiguo prevalecen los ritos orientales, el apostolado y la acción misionera dependen exclusivamente de este dicasterio, aunque los lleven a cabo misioneros de la Iglesia latina.

El dicasterio procede de acuerdo con el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los cristianos en los asuntos que puedan referirse a las relaciones con las Iglesias orientales no católicas y también con el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso y con el Dicasterio para la Cultura y la Educación en la materia que les concierne.

El cardenal José Cobo preside una misa en la catedral en la festividad de san Juan Pablo II

  • Fin Agenda: 22-10-2024
  • Galeria: 2024-10-22

Cada 22 de octubre, la Iglesia celebra la fiesta de san Juan Pablo II. Con este motivo, el cardenal José Cobo preside este martes, 22 de octubre, a las 19:00 horas, una Misa en la catedral de Sant María la Real de la Almudena.

San Juan Pablo II y Madrid

Madrid recibió a Juan Pablo II hasta en tres ocasiones, y siempre lo hizo con los brazos abiertos. La primera fue en 1982, en su primer viaje apostólico a España. Once años después volvió para dedicar la catedral de Santa María la Real de la Almudena y canonizar a Enrique Ossó. La última visita fue en 2003. Se encontró con los jóvenes en Cuatro Vientos –por quienes pidió para que fueran «apóstoles humildes y valientes del tercer milenio»–, y canonizó a Pedro Poveda, José María Rubio, sor Ángela de la Cruz, madre Maravillas de Jesús y Genoveva Torres. El Papa se despidió con un «hasta siempre, tierra de María».

Capilla de San Juan Pablo II

La estrecha relación de Madrid con el Papa polaco da un paso más con la configuración de un nuevo espacio dentro de la catedral de la Almudena: una actualización de la capilla que hay junto a la sacristía mayor, diseñada por el estudio de arquitectura Cano y Escario.

El cardenal Cobo celebra una Misa en la catedral de la Almudena en memoria de san Juan Pablo II, «un Papa constructor de puentes»

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«Estemos atentos a los signos de Dios en nuestra vida. El legado de san Juan Pablo II es una llamada a seguir construyendo puentes y comunidades vivas en la fe». Con estas palabras, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha recordado en su homilía al Papa Juan Pablo II en la tarde de este 22 de octubre, durante una misa en la catedral de la Almudena en el día de la festividad litúrgica del Papa polaco.

El arzobispo de Madrid ha destacado la importancia de vivir en vigilia y reconocer la presencia de Dios en los momentos cotidianos. En sus palabras, ha destacado que cada día la Palabra de Dios «nos ha iluminado y nos ha dado la oportunidad de ofrecer nuestra vida y preocupaciones a través de la Eucaristía». Además, ha recordado lque somos parte de una historia «más grande»: «Una comunidad que incluye a quienes nos han precedido, como san Juan Pablo II, un Papa constructor de puentes». También ha mencionado que la Iglesia, al igual que la catedral, «debe ser un espacio de acogida y entendimiento, donde no haya divisiones, sino unidad y fraternidad».

Asimismo, ha invitado a los fieles a reflexionar sobre el paso de Dios en su vida diaria, ya que Dios «se ha manifestado de manera sencilla y a veces incluso en su aparente ausencia». Por ello, ha exhortado «a estar vigilantes y agradecidos por aquellos que, como san Juan Pablo II, nos han precedido en la fe». Por último, ha animado a ofrecer los momentos en los que recientemente «hemos podido descubir la presencia de Dios, pidiéndole un corazón vigilante y dispuesto a la misión».

Un Papa que visitó Madrid tres veces durante su pontificado

La impronta del Papa santo es destacada en la ciudad de Madrid, destino que visitó tres veces durante su pontificado. La primera fue en 1982, en su primer viaje apostólico a España. Once años después volvió para dedicar la catedral de Santa María la Real de la Almudena y canonizar a Enrique Ossó. La última visita fue en 2003. Se encontró con los jóvenes en Cuatro Vientos –por quienes pidió para que fueran «apóstoles humildes y valientes del tercer milenio»–, y canonizó a Pedro Poveda, José María Rubio, sor Ángela de la Cruz, madre Maravillas de Jesús y Genoveva Torres. El Papa se despidió con un «hasta siempre, tierra de María».

Además, muchos templos de Madrid poseen reliquias suyas. Destaca entre todos ellos la propia catedral de la Almudena, en la que hace dos años se inauguró una capilla dedicada al santo. Situada junto a la sacristía mayor, es una alusión al primado de Pedro, a la Iglesia y a la santidad. En uno de los rombos que forman las paredes, y en las que se incluyen imágenes del Pontífice, se ha incorporado el relicario con la ampolla de sangre del Papa, que fue un regalo del cardenal Stanislaw Dziwisz, secretario de Juan Pablo II, con motivo de la JMJ Madrid 2011.

Reliquia papa almudena 20241

Otras reliquias en Madrid

Otras iglesias de Madrid también contienen reliquias del santo, como sucede con las que guarda la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Pozuelo. «La mejor donación» que haba recibido en los últimos tiempos fue gracias a la esposa de un piloto de Iberia, que contaba con reliquias de uno de los viajes del Papa a España. Entre ellas, un autógrafo suyo, el reposacabezas, la servilleta que utilizó y los billetes (en la imagen inferior).

En Santa María la Blanca, situada en Montecarmelo, se expone permanentemente en el presbiterio, a la izquierda del altar, un trozo de tejido impregnado de la sangre del Papa. Se puede ir a venerar siempre, especialmente este día en el que desde la parroquia se anima a rezar ante estos restos.

Y en la parroquia de Las Tablas —San Pedro Poveda y Santa Soledad Torres Acosta— se bendijo hace dos años el relicario del Papa polaco, representado como peregrino, que custodia la reliquia de Wojtyla. La parroquia, que precisamente acoge a la comunidad católica polaca de Madrid, la situó en la parte izquierda del presbiterio, junto al sagrario, y allí se puede venerar de manera permanente.

Reliquia papa carmen pozuelo 2024

Foto de David Mingo

La Iglesia en Madrid no olvida el dolor de sus víctimas y se compromete con la necesidad de recordar y reparar

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«Si no hay denuncias, no es porque no haya habido abusos, es porque el tratamiento que vamos a recibir resulta más doloroso que el propio abuso». Testimonios como este, el de un sacerdote del que abusaron en el seminario, han iniciado el acto de reconocimiento y reparación a las víctimas de abusos en la Iglesia de Madrid. Este lunes, 21 de octubre, cientos de personas se han congregado en las puertas de la catedral de la Almudena para, sin categorías ni roles, unirse en oración en un emotivo evento marcado por el silencio y el dolor.

El acto ha comenzado con un primer momento, el de la escucha. Un silencio profundo, roto solo por la proclamación del salmo 13: «¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome?». Un cuarteto de cuerda ha acompañado suavemente los testimonios de las víctimas, cuyos relatos han resonado en los corazones de los asistentes: «Si no dan importancia ni credibilidad a nuestro relato, ¿cómo vamos a dar el paso difícil de salir del anonimato, estando llenos de temores, miedos y vergüenzas?». Sus palabras, cargadas de verdad y desesperanza, reflejan la dificultad de muchas víctimas para denunciar, no por falta de valor, sino por el miedo a ser revictimizadas.

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A lo largo del acto, estos testimonios han evidenciado la magnitud del daño causado, también por el encubrimiento. Una de las frases más conmovedoras ha venido de una mujer que habló de la confusión y la traición que sintió: «Hasta que ocurrió, era una persona de absoluta confianza para mí... Mi cabeza me decía que aquello no estaba pasando». Testimonios, pausados por momentos de silencio, han calado hondo en una audiencia que ha respetado el dolor compartido. Los asistentes, unidos como pueblo de Dios y comunidad orante, sin roles ni categorías de víctimas o victimarios, acompañaban a las personas víctimas.

En un segundo momento, se ha invitado a los asistentes al interior de la catedral, donde ha tenido lugar el acto penitencial. En el presbiterio, ante el altar de la catedral, un olivo como símbolo de paz y reconciliación, acompañado por una placa con la inscripción: «En memoria de todas las personas víctimas de abusos en nuestra Iglesia. “Lo que a uno de estos le hicisteis, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40)». Un gesto que representa no solo el compromiso de la Iglesia de Madrid con las víctimas, sino también la necesidad de recordar y reparar.

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El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, visiblemente conmovido, ha expresado cómo las lágrimas y las heridas «nos han abierto los ojos para reconocer que no hemos cuidado a las víctimas, que no os hemos defendido y que nos hemos resistido a entenderos cuando más lo necesitabais». No hay «palabras vacías», ha insistido; «solo el reconocimiento de un dolor que ha marcado vidas enteras. No queremos, no podemos, no debemos pasar página», ha declarado el arzobispo en un discurso que ha buscado mostrar un cambio en la actitud de la Iglesia hacia las víctimas.

Concluidas estas palabras y después de rezar el padrenuestro, una persona ha depositado incienso ante la cruz. También los seminaristas de la diócesis han querido ser parte del acto y han cantado el salmo 130: «Desde lo más profundo te llamo a ti, Señor: ¡Señor, escucha mi voz! ¡Que tus oídos atiendan la voz de mis súplicas!».

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Este acto, aunque no borrará el sufrimiento vivido por las víctimas, representa un paso hacia adelante en el reconocimiento y la reparación del daño causado. «La Iglesia de Madrid, consciente de su responsabilidad, ha dejado claro que no pasará página», han expresado desde el Proyecto Repara de la archidiócesis. «Las heridas aún abiertas de las víctimas requieren memoria, justicia y una transformación profunda en la forma en que la institución afronta los abusos, no solo de carácter sexual, sino también de poder y conciencia». «Nunca será suficiente lo que hagamos para reparar lo que ha sucedido. Solo nos queda la fe y vuestras heridas. No serán en vano».

Esta promesa, la de no repetir los errores del pasado, ha sido sellada simbólicamente con la plantación de un olivo, que servirá como un recordatorio permanente de que la Iglesia de Madrid no olvida el dolor de sus víctimas. Desde la archidiócesis, han recordado que «la vida de Dios, cuando la acogemos al pie de la cruz, siempre hace brotar la esperanza, entre oscuridades y tinieblas» y fruto de este encuentro «queremos que se abra la vida. Por eso plantaremos a las puertas de la catedral un nuevo olivo, signo de la paz y fuente del bálsamo que sana. Nos recordará nuestra oración y nuestro reconocimiento a cada superviviente, a cada víctima».

Este olivo, han recalcado, «es una oración por cada corazón herido, por cada gesto silenciado, y un compromiso de paz y reconocimiento para nunca más pasar página y sembrar vida».