Madrid

Pilar Martínez, coordinadora de “Bocadillo Solidario”: «Queremos que los universitarios entiendan que las personas sin hogar no son parte del decorado de la ciudad»

  • Titulo: Sandra Madrid
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Bocadillo Solidario, es una iniciativa de Cáritas Universitaria y Pastoral Universitaria, que se dedica a construir un espacio de confianza con las personas sin hogar que se encuentran, cada martes por la noche, en las calles del centro de Madrid. «A las 20h quedamos en la Iglesia de las Calatravas (Alcalá, 25), preparamos los bocadillos, caldo y café», afirma Pilar Martínez, una de las coordinadoras de este proyecto.

«El bocadillo es la excusa para acercarnos a ellas», porque no olvidemos, que «las personas sin hogar, a veces se sienten rechazadas o ignoradas por la sociedad». Por ello, «nuestro objetivo es acercarnos, hablar con ellas, y tratarlas como iguales». Además, la coordinadora ha señalado que «queremos que los universitarios entiendan que estas personas no son parte del decorado de la ciudad, sino que tenemos que tratarlas con dignidad y respeto».

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Pilar Martínez ha asegurado que el pasado martes acudieron a la cita, más de 40 jóvenes, «cumpliendo récords de asistencia». En este sentido ha afirmado que «es una actividad muy bonita para los universitarios de Madrid para que puedan tener una experiencia de voluntariado».

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La Delegación de Catequesis presenta sus novedades para este curso pastoral: «Lo ideal es la complementariedad entre familia y parroquia»

  • Titulo: Infomadrid / B. Aragoneses

El curso pastoral ha arrancado ya en la diócesis de Madrid con la reanudación de las actividades parroquiales. Entre ellas, la catequesis, una de las realidades de la vida parroquial que mayor impacto tiene en la comunidad porque afecta no solo a los niños, también a los catequistas y a los padres.

El delegado episcopal de Catequesis, Manuel Bru, explica en este comienzo de curso las grandes novedades que llegan, los momentos más importantes y los desafíos a los que se enfrenta la enseñanza catequética en estos tiempos. Uno «enorme» es abordar el despertar religioso de los niños, en unos tiempos en los que hay quienes llegan a la catequesis sin haber tenido una iniciación cristiana en su casa.

Por eso, el itinerario catequético contempla catequesis para los padres y oratorios básicos para niños, que ya desde los 4 ó 5 años «disfrutan de ellos». Porque, como señala el delegado, «los criterios pedagógicos de la escuela no son lo de la catequesis: las capacidades intelectuales de aprendizaje no tienen nada que ver con las capacidades de hacer experiencia de Dios; esta no depende de su capacidad intelectual, sino que los niños viven con naturalidad lo que llevan dentro».

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Bru remacha la idea de que «lo ideal es la complementariedad entre familia y parroquia». Y es cierto que, en global, «cada vez los padres participan más» en las propuestas de caféquesis —una forma de atenderlos mientras sus hijos están en las catequesis— como en las sesiones formales para aquellos que están más alejados. También es frecuente que los hijos sean la puerta de entrada o vuelta de sus padres a la Iglesia, y que estos se involucren en la vida de la parroquia, siendo ellos mismos futuros catequistas o colaborando en otros servicios.

Es cierto, reconoce el delegado, que en general «disminuye el porcentaje de niños que van a catequesis», aunque «tiene su lógica» porque «cada vez es más auténtica la catequesis, y no algo sociológico, el pago del impuesto para poder hacer una fiesta de Primera Comunión». La respuesta mayoritaria de los padres en los últimos años cuando se pregunta por qué llevan a sus hijos a catequesis es porque «queremos lo mejor para nuestros hijos, y sabemos que la catequesis es buena». Es decir, hay menos catecúmenos pero con unos padres que muestran «una conciencia más clara y positiva de lo que supone la catequesis».

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Novedades en la formación

Este año llega con novedades para la Delegación de la Catequesis de la diócesis de Madrid. Una de las más significativas es el lanzamiento de una página web específica para alojar todos los materiales de Con Jesús, discípulos en misión, el itinerario de iniciación cristiana de la archidiócesis de Madrid. De esta manera, las búsquedas y el acceso a ellos por parte de los catequistas es mucho más sencillo y ágil. El sitio está ya en abierto y a él se accede desde la propia web de la Delegación de Catequesis.

Otra novedad que se encontrarán los usuarios en la web de la delegación es una nueva sección titulada Aclaraciones sobre la catequesis. Como subraya el delegado, en ella se irán dando respuestas, desde el Magisterio de la Iglesia, a cuestiones que surgen en el día a día de la vida en comunidad. Por ejemplo, ¿molestan los niños en la Eucaristía? o ¿pueden los movimientos desarrollar itinerarios de iniciación cristiana?

Sobre la formación también hay importantes orientaciones nuevas. La más destacada, y pensando «en clave de sinodalidad, buscando proyectos comunes, como quiere el cardenal», es la propuesta de hacer un ciclo de conferencias que no solo estuvieran organizadas por la Delegación de Catequesis, «sino por todos». Así, el ciclo que tradicionalmente se hacía para catequistas en San Juan de la Cruz cada jueves, el Curso Anual de Catequesis, se abre a todos y pasa a llamarse Ciclo de Conferencias para Evangelizadores. De hecho, señala Bru, la formación de identidad del voluntario de Cáritas Diocesana de Madrid acoge como propia este ciclo de conferencias. Este curso, siguiendo el año jubilar, se centrarán en Jesucristo y la esperanza.

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Por su parte, el Encuentro Diocesano de Catequistas pasa a celebrarse cada tres años, siguiendo también la invitación del cardenal Cobo de «simplificar encuentros», «evitar duplicidades« y «aglutinar para provocar el encuentro» y la «misión común».

No obstante, los catequistas de la diócesis están convocados, de manera comunitaria, a celebrar el gran Jubileo de 2025. Será con un encuentro en el mes de abril en el Seminario Conciliar de catequistas, junto a adolescentes y profesores, que también contempla la celebración de la Eucaristía en la catedral de la Almudena; y un viaje a Roma en septiembre para participar en el jubileo de los catequistas con el Papa Francisco. De forma simultánea, se celebrará en la catedral de la Almudena, con la intención de hacer una conexión en directo entre los participantes de ambas celebraciones.

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Tres peticiones para la universidad en el acto académico con el que ha comenzado el curso en San Dámaso: Diálogo fluido con la realidad, conversión pastoral y cobertura a las necesidades formativas desde el servicio a la evangelización

  • Titulo: Infomadrid
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«Comprenderán que mis primeras palabras, junto al agradecimiento al arzobispo de Madrid por la confianza que supone este nombramiento, sean de reconocimiento a la labor realizada por Javier Prades. Es un reconocimiento que hago extensivo a todos los que han tenido la tarea de comenzar esta universidad». Con esta gratitud ha comenzado su discurso de inauguración del curso 2024-2025 de la Universidad Eclesiástica San Dámaso (UESD) su nuevo rector, Nicolás Álvarez de las Asturias, nombrado el pasado mes de agosto.
 
Ante una nutrida asistencia de alumnos, profesores, personal del centro académico y personalidades como, entre otros, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid y gran canciller de la UESD;el obispo Auxiliar de Madrid, José Antonio Álvarez, vice-gran canciller; los obispos auxiliares de Madrid Juan Antonio Martínez Camino, Jesús Vidal y Vicente Martín; los cardenales arzobispos eméritos de Madrid, Antonio María Rouco y Carlos Osoro; el arzobispo Castrense, José Antonio Aznárez; el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro; el obispo auxiliar de Toledo y secretario de la Conferencia Episcopal Española, César García Magán; el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán; el obispo auxiliar de Getafe, José María Avendaño; el obispo de Alcalá de Henares, Antonio Prieto; el obispo emérito de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig; el obispo de Córdoba, Demetrio Fernandez; el obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza; la directora de Libertad Religiosa del Ministerio de la Presidencia, Mercedes Murillo Muñoz, o el director general de Universidades, Investigación y Ciencia de la Comunidad de Madrid, Nicolás Javier Casas Calvo.
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El nuevo rector, tras agradecer los frutos de los años previos, ha explicado cuál es uno de los objetivos primordiales del nuevo curso para la institución educativa: «Hacer partícipes del Verbo de la Verdad a quienes estudian en nuestras aulas». Se trata «de una participación que presupone la fe y que implica el empeño intelectual para hacerla propia y comprensible para los hombres y mujeres de nuestro tiempo».
 
El segundo objetivo propuesto es «seguir haciendo la universidad en la comunión de la Iglesia, requisito indispensable para dar el fruto que el Señor espera de nosotros». El rector ha destacado que resulta «fácil ilusionarse con contribuir creativamente desde nuestro ámbito específico a los desafíos que la Iglesia afronta hoy bajo la guía del Sucesor de Pedro, el Papa Francisco y de todo el colegio episcopal: conversión pastoral y misionera, crecer en la dimensión sinodal de la Iglesia… El Jubileo 2025 será un acontecimiento espiritual, que nos ayudará a personalmente y como universidad a vivir con esperanza nuestra misión».
 
El tercer objetivo es mantener «su carácter de iniciativa surgida y sostenida por una Iglesia particular concreta, la de Madrid, a la que sirve y de la que es una expresión singular de su vitalidad y ayuda generosa a la Iglesia universal». Un servicio dirigido a la formación de los sacerdotes, de los miembros de la vida consagrada y «que se extiende también a todos los fieles, para ofrecerles una formación que les permita secundar el dinamismo evangelizador y misionero que el bautismo imprime en sus vidas». Para llevar a cabo esta triple misión, ha concluido el rector, el primer «eje imprescindible» es «cuidar y potenciar la investigación y la docencia», «potenciar la interdisciplinariedad» y «continuar creando redes».
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«Tenemos que decidir sobre la IA con prisa»
 
Por su parte, la lección inaugural, a cargo del profesor José Antúnez Cid, catedrático de Filosofía sistemática II, se ha centrado en el límite del choque de paradigmas: el poder sobre el poder, una reflexión ante el reto de la inteligencia artificial (IA). «Todos estamos fascinados con la IA, y aunque puede que con algún reparo de boca pequeña la usamos y le vamos dando espacio, a veces sin saberlo. En centros académicos de inspiración cristiana, por su alta competitividad y capacitación, se transmite respecto a la IA que “o estás dentro o estás muerto”», ha explicado.

De este modo, ha profundizado en cómo «nos colocan ante la IA con el temor de un apocalipsis a un clic de ratón; tenemos que decidir sobre la IA con prisa pues, aunque hay que reflexionar, no tenemos apenas tiempo, y además actuamos bajo presión por la amenaza de una catástrofe global, pues una vez que la IA tome el control no habría marcha atrás». Por ello, ha subrayado, «la técnica de los hombres pasa a ser una circunstancia. El hombre toma conciencia de un poder ilimitado sobre la naturaleza, pero es incapaz de fabricar su propio ser y eso contribuyó a que no sepa ya quién es».

La universidad no debe ser «un núcleo aislado de pensamiento»
 
Para concluir, el cardenal Cobo, gran canciller de la universidad, ha clausurado el acto de inauguración del curso académico recordando que «para acometer los importantes desafíos que tenemos por delante queremos seguir comprendiendo la universidad de manera integral e integrada en la vida de nuestra Iglesia» y para ello «necesitamos despertar el apetito por la Verdad con mayúsculas». Ello «obliga a salir de sí, a arriesgarnos y hacernos preguntas. Por más títulos académicos que otorguemos, nada seremos si no logramos despertar y custodiar en cada persona el deseo de ser y de vivir la vida como respuesta a una vocación singular de Dios».
El arzobispo de Madrid, que ha asegurado que la entrada de un nuevo rector es un momento importante en la vida de una universidad y que ha agradecido el trabajo de de todos los que han formado y forman parte de esta comunidad educativa, ha recalcado que «pretendemos que la Universidad Eclesiástica San Dámaso participe plenamente de la misión evangelizadora de la archidiócesis de Madrid y que se encuadre armoniosamente dentro de la acción de su apostolado. No debe ser un núcleo aislado de pensamiento ni un mero archivo de saberes ajeno al entorno al que debe servir». Y como todo trabajo de siembra «habrá de contar con buenos ratos de alegría y recolección, y también con momentos de frustración que reclamarán paciencia. En cualquier caso, es un trabajo ineludible que hay que acometer con ilusión y en unidad».
 
En algunas ocasiones, ha constatado el cardenal Cobo, «se necesitará una palabra crítica y exigente, pues dar luz exige entrar en ámbitos oscuros que precisan iluminación. Pero la disposición, vivida comunitariamente y en sintonía con la Iglesia, será la de construir amigablemente juntos y responder a la vocación que Dios nos ha dado a todos los bautizados. Esto va siempre más allá de los intereses particulares. En efecto, si cada uno ahondamos solo en nuestro propio camino, podremos llegar a aparecer técnicamente muy cualificados, pero no construiremos  un cuerpo común capaz de afrontar el futuro con esperanza y dar esa esperanza».
 
Para ello, «el cuidado y el acompañamiento a las personas se convierte en una tarea ineludible que habrá de marcar nuestro paso». Para ello, «habrá que dedicar tiempos y espacios a la escucha, procurando cauces de participación apropiados». Contemplar así la comunidad universitaria «es un modo de subrayar la sinodalidad de toda la Iglesia. Implicará nuevas formas de trabajo y una auténtica conversión que implicará modos de liderazgo más colaborativo en pos de una Iglesia y una universidad más sinodal y más colegial».
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Finalmente, ha pedido a los presentes tres intenciones para el nuevo curso: un diálogo fluido con la realidad, «sabiendo que debemos ser objetivos pero jamás neutrales». Aquí ha insistido en no olvidar las grandes realidades  que necesitan ser iluminadas por la esperanza de la fe, como son «la guerra, la violencia y el enrarecimiento de la convivencia, incluyendo la polarización política y al interior de la Iglesia», «el eclipse de Dios en el mundo, en la cultura y en la vida cotidiana de muchísima gente», «la devaluación del valor de la vida», «la identidad de lo humano y la cuestión antropológica», «el desafío de las migraciones y la necesidad de formular propuestas de convivencia» y «el desafío de la preservación de la creación y el cuidado de la casa común desde una alianza intergeneracional e intercultural».
 
La segunda petición es la de «impulsar y acompañar como universidad la conversión pastoral que se nos pide, respondiendo a las necesidades pastorales de nuestro tiempo». Tres prioridades «hemos marcado diocesanamente este curso y San Dámaso no será ajena a ellas: «la condición bautismal de un laicado corresponsable; la sinodalidad, que es mucho más que una metodología, y la invitación del Año Jubilar a ser peregrinos de esperanza en un mundo que da numerosas señales de fatiga y desaliento». También «trataremos de dar cobertura a las necesidades formativas de las comunidades cristianas desde el servicio a la evangelización.  Para ello, desplegaremos nuestra acción como un apostolado, expresión de un servicio a toda la Iglesia local, a su catequesis, a la liturgia y a la acción sociocaritativa, ayudando a que se interrelacionen desde la fe».WhatsApp Image 2024 10 03 at 21.27.34 1
 
De manera singular, ha destacado que «la formación teológico-pastoral de los sacerdotes diocesanos es la prioridad desde la que surge esta universidad. Por ello constituye su norte y su prioridad inequívoca. Habrá que sincronizarse con la nueva ratio y con las necesidades formativas de todo orden de los candidatos al ministerio ordenado».
 
La tercera y última petición ha sido que la universidad pueda ayudar «a que las distintas universidades católicas se relacionen, colaboren y aporten una luz más potente en medio del panorama teológico y del pensamiento en Madrid».  En efecto, «debemos profundizar en el diálogo con la sociedad y, en especial, con las universidades católicas ubicadas en nuestra archidiócesis». En una diócesis como Madrid, «que cuenta con un elevado número de propuestas, también eclesiales, ha llegado el tiempo de conocernos sin prejuicios, querernos y aunar esfuerzos».

El cardenal Cobo preside la Eucaristía que abre el curso académico en San Dámaso: «Pidamos al Espíritu Santo el regalo de la sabiduría y la pasión por la verdad»

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El curso académico de la Universidad Eclesiástica San Dámaso (UESD), ha comenzado con una solemne Eucaristía en la catedral de la Almudena presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, que en su homilía ha querido ofrecer una reflexión sobre el papel de la universidad en la formación integral de las personas y en su compromiso con la misión evangelizadora de la Iglesia, en un contexto cultural cambiante y lleno de desafíos. En la celebración, que ha congregado en el templo a profesores y alumnos de la universidad, han participado el cardenal Carlos Osoro, arzobispo emérito de Madrid; los obispos auxiliares de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, Jesús Vidal, Vicente Martín y José Antonio Álvarez; el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán; el obispo auxiliar de Getafe, José María Avendaño; el obispo de Alcalá de Henares, Antonio Prieto; el obispo emérito de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla; el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández; el obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza; el rector de la UESD, Nicolás Álvarez de las Asturias, y numerosos sacerdotes de la diócesis madrileña.

En sus palabras, el cardenal Cobo — gran canciller de la UESD — ha resaltado el papel fundamental de la universidad como espacio de búsqueda y reflexión crítica, alineando su discurso con la misión evangelizadora de la Iglesia. Así, ha recordado a los presentes que «no os toca conocer los tiempos que el Padre ha establecido», subrayando la importancia de la confianza en la acción del Espíritu Santo, quien concede la fuerza necesaria para ser testigos del Evangelio hasta los confines de la tierra. 

Al hilo del Evangelio proclamado, el arzobispo de Madrid ha destacado una petición para la comunidad universitaria «el don de saber desde el primer día tener claro lo fundamental, lo que se pide de nosotros. No es otra cosa que  saber amar a Dios con todo el corazón y con todo el ser. Se lo pedimos también para toda nuestra archidiócesis y para toda la Iglesia. Si no comenzamos por ahí perdemos el norte y todo lo demás será vano y efímero». En segundo lugar, la docilidad para acoger y guardar su Palabra. «Las dos cosas son igualmente importantes: acoger y guardar. Acabamos de tener la oportunidad de acoger la Semana de la Palabra en la diócesis: juntos a la escucha, porque la Palabra necesita ser acogida y rezada personal y comunitariamente». La tercera súplica es «que nos dejemos habitar por la Palabra. Solo así la haremos visible en nuestra vida y será creíble».

 La universidad no puede ser un refugio de corrientes ideológicas, sino un espacio común de búsqueda 

El arzobispo de Madrid ha reflexionado sobre la planificación humana y la sorpresa divina, destacando que, aunque los hombres intenten organizar sus vidas de forma meticulosa, es Dios quien, a menudo, rompe esos esquemas, sacando a sus discípulos de su zona de confort para implicarlos en su misión. “Jesús nos sorprende haciéndonos regalos inesperados”, ha señalado, poniendo de relieve cómo el Maestro enseña a caminar por las periferias y a afrontar la intemperie de la vida. De esta forma ha invitado a la comunidad universitaria a orar intensamente al comienzo del curso, pidiendo al Espíritu Santo que renueve la faz de la tierra y que les guíe en su formación académica y espiritual. 

El arzobispo ha pedido al Espíritu Santo el don de la sabiduría y la pasión por la verdad, en línea con lo que el Papa Francisco sugirió recientemente a los profesores de la Universidad Católica de Lovaina: «ensanchar las fronteras del conocimiento» y hacer de la academia un espacio vital que interpele y abrace la vida. La universidad, ha afirmado, «no puede ser un refugio de corrientes ideológicas, sino un espacio común de búsqueda y de debate profundo sobre las problemáticas de la sociedad moderna». La universidad, ha insistido, «debe ser portadora de búsquedas, debe ser conciencia crítica, debe iluminar con su reflexión a quienes se enfrentan a la problemática de la sociedad moderna o postmoderna, debe ser el crisol donde se debatan con profundidad las diversas tendencias y se propongan soluciones. Nunca la universidad puede ser refugio de tal o cual corriente, sino espacio de búsqueda común».

El cardenal Cobo ha exhortado a los estudiantes y profesores a ser coherentes y testigos creíbles del amor de Cristo. Recordando las palabras de san Pablo VI, ha destacado que «necesitamos más testigos que maestros», indicando que el testimonio personal es el mejor instrumento para la evangelización, especialmente en un mundo donde la verdad está en crisis y el racionalismo deja vacíos insatisfechos.