Madrid

El Papa Francisco envía un mensaje de aliento a los delegados de Catequesis y Catecumenado de España reunidos en Roma

La Conferencia Episcopal Española ha organizado unas Jornadas para delegados y responsables diocesanos de Catequesis y Catecumenado, que se celebran en Roma hasta este jueves, 13 de febrero, con el lema «Importancia del encuentro con Jesucristo en la catequesis». Este encuentro se enmarca dentro del Jubileo convocado por el Papa Francisco y busca ser un espacio de convivencia, formación y oración para profundizar en el significado de este acontecimiento eclesial.

Delegados episcopales de catequesis de la gran mayoría de las diócesis españolas, acompañados por algunos miembros de sus equipos, han participado ayer miércoles en la Audiencia General del Santo Padre en el Aula Pablo VI, repleta de peregrinos de los cinco continentes en este Año Jubilar. El delegado episcopal de catequesis de la Archidiócesis de Madrid, Manuel Bru participa en estas jornadas junto con Rosa María Abad, ministra de catequesis, miembro del Equipo de Expertos de la Delegación, y coordinadora de la Vicaría VII.

El Santo Padre, aquejado de una leve bronquitis, solo pudo leer la catequesis en español. En su alocución habló de los pastores en Belén, «modelo de todos los evangelizadores», llamados a tener como ellos «dos virtudes fundamentales para anunciar el evangelio»: «la prontitud y la humildad», que lejos de «ser contrapuestas se necesitan y se complementan la una a la otra», afirma el delegado.

Al final de la audiencia el obispo de Jerez y presidente de la Comisión Episcopal de Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la Conferencia Episcopal Española, monseñor José Rico, entregó al Santo Padre el nuevo Catecismo para adultos “Buscad al Señor”, que «lejos de ser un material catequético directo, se trata de una guía de contenidos para los diversos itinerarios diocesanos de catecumenado bautismal de adultos». En este sentido, Francisco le «comunicó su aliento a los responsables de la catequesis de España», explica Manuel María Bru.

El programa de las jornadas ha incluido diversas ponencias, momentos de oración y encuentros. El martes se inició las jornadas con la ponencia marco “El proceso catecumenal como encuentro con Jesucristo e itinerario de esperanza”, a cargo de Mons. Rino Fisichella, pro-prefecto de la sección para las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo del Dicasterio para la Evangelización. Posteriormente, se abordó la relación entre el Jubileo y la catequesis en una comunicación presentada por el equipo del Jubileo de Roma. La jornada concluyó con la celebración de la Eucaristía, la cena y una adoración eucarística.

El miércoles por la tarde, el cardenal Angelo de Donatis, Penitenciario Mayor de la Penitenciaría Apostólica, impartió la ponencia sobre “La catequesis como proceso de conversión”. Además, visitaron los Museos Vaticanos para cerrar la jornada con la comunicación sobre la iniciación de las familias de catequizandos y catecúmenos en el encuentro con Jesucristo, del delegado de Catequesis de Santiago de Compostela, Miguel López Varela.

Catequesis

Este jueves, 13 de febrero, último día del encuentro que comenzó con la Eucaristía en la Conferencia Episcopal Italiana, seguida de una ponencia impartida por Alberto Royo Mejía, promotor de la Fe del Dicasterio para la Causa de los Santos, sobre la formación de catequistas para la iniciación en el encuentro con Jesucristo y la santidad. Posteriormente, se ha realizado un intercambio de experiencias con la Comisión de Catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana.

Un nuevo plan pastoral con mayores en Madrid para que sean protagonistas

«Soy mayor y lo tengo asumidísimo, pero quiero que me vean como una persona con muchas cosas que hacer y que decir». Marisol Tormo, miembro de Vida Ascendente en la archidiócesis de Madrid, habla con nervios, pero llena de ternura hacia sus compañeros en este movimiento laical de jubilados para crecer en la fe. «Es importante que la gente aprenda que podemos decidir lo que queremos, aunque también depende de que nosotros no nos dejemos manejar demasiado», continúa. Reunida con Alfa y Omega en la sede de esta realidad a los pies de la basílica de la Milagrosa, ejemplifica el ideal que persigue el nuevo Plan Pastoral con las Personas Mayores que la archidiócesis presentará este jueves, 13 de febrero, en los salones de la parroquia Nuestra Señora del Buen Suceso y que contará con la presencia del arzobispo, cardenal José Cobo.

Esta hoja de ruta ha sido elaborada por una nueva comisión diocesana formada por Vida Ascendente, Cáritas, CONFER y las delegaciones de Pastoral de la Salud y de Pastoral de la Salud de la archidiócesis. «Somos un bloque y vamos a estar pendientes de que nuestros mayores estén contentos de serlo», promete Tormo.

Este nuevo plan tiene como eje central el protagonismo de los ancianos en las parroquias. Es algo que Marisol conoce porque, tras sumarse a Vida Ascendente al enviudar, se convirtió en una pieza fundamental en este espacio de espiritualidad, amistad y apostolado. En sus reuniones «se genera un clima en el que la gente se siente capaz de compartir las cosas que no había contado nunca». Y no es extraño toparse allí con «gente que llevaba toda la vida en el barrio y no conocía a nadie, pero desde que está en Vida Ascendente se arregla para salir de casa y ahora nos detenemos para charlar cuando nos cruzamos por la calle».

Aunque se sientan acompañados los unos por los otros, este no es un espacio de autorreferencialidad, sino de misión. Tal y como cuenta Tormo, «promocionamos mucho la formación de grupos» —no en vano cuentan con unos 115 solo en Madrid— «y todos los años, cuando empieza el curso, pedimos a los párrocos que nos reciban» para implementar esta fórmula en las iglesias que no cuenten con ella. «Algunos son reticentes porque no quieren otra cosa nueva», confiesa Tormo, quien les suele responder que «lo único que necesitamos es que usted nos deje reunirnos aquí y ya verá cómo somos capaces de organizarnos».

Al margen de la anécdota, matiza que «necesitamos a los sacerdotes a nuestro lado, sin que copen el espacio, que es de laicos; y que nos den trabajillo». Se refiere a otra de las prioridades del Plan Pastoral con las Personas Mayores: que tengan responsabilidades en las celebraciones. «Somos un colectivo importante y queremos que cuenten con nosotros, tenemos ganas y ya lo hemos demostrado», reivindica. Para algunos «puede ser pasar el cepillo». Y a otros, si se les encargan cosas complicadas, «lo vamos a ensayar y lo vamos a hacer bien».

De hecho, ella coordina en Vida Ascendente una labor que no es fácil y que supone otra piedra angular del plan pastoral: acompañar a otros mayores en residencias. «Después de la pandemia se ha complicado mucho», reconoce, pues en muchos centros es más difícil hacer visitas y otros son reacios a las actividades religiosas. Pero logran entrar y «da satisfacción que, aparte de jugar al bingo, puedas llevarles el Evangelio».

En otras ocasiones visitan las casas porque, a raíz de la COVID-19, «muchos hijos han metido en la cabeza de los mayores que no salgan». Es una realidad que preocupa a Carlos Alberto Rivas, coordinador de la Comisión Diocesana de la Pastoral con las Personas Mayores. Alerta de que «hay una serie de mayores que tras la pandemia no se han reincorporado a las comunidades» a pesar de conservar la movilidad y la fe.

Por su parte, la presidenta en Madrid de Vida Ascendente, Ascensión Berrío, cuenta cómo el movimiento está implementando otro principio del nuevo plan: organizar encuentros intergeneracionales. «En mi parroquia nos hemos reunido con universitarios de 18 años en una merienda con interés los unos por los otros», recuerda. Una ocasión «impregnada de cariño» que ha permitido que ahora, cuando se encuentran en una Misa, en vez de solamente «darnos los buenos días» como sucedía antes por mera cortesía, «haya un intercambio, nos preguntamos por nuestras experiencias y compartimos los unos con los otros nuestra misión en la vida». «Esto lo queremos extender a más parroquias», adelanta. No es su única aspiración, pues Berrío cuenta que Vida Ascendente se ha propuesto como reto «atraer a gente de 60 y 70 años». «Ya lo estamos consiguiendo».

Ascensión aborda otro elemento de este nuevo plan pastoral: atender la soledad no deseada. «Todos los días paso horas hablando con gente que necesita que la escuchemos, también por teléfono». Algo que les sirve para «vaciarse del dolor y llenarse de la luz del amor, que es de lo que carecían». Finalmente, Lola Vargas, secretaria del movimiento y quien ha estado de forma discreta durante toda la reunión, lo resume así: «No importa si no nos conocemos, si eres de Vida Ascendente ya eres nuestro amigo».

El obispo auxiliar Vicente Martín, en la Vigilia de oración contra la Trata de Personas: «Cada gesto de cercanía, escucha, mano tendida y encuentro es sacramento de esperanza»

El obispo auxiliar de Madrid, Vicente Martín, ha presidido este miércoles, en la capilla de la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias, la Vigilia de oración organizada por la Comisión Diocesana contra la Trata de Personas. Una capilla que se ha llenado de personas comprometidas en erradicar esta plaga «con compromiso, esperanza y acción». «La Iglesia no puede caminar al margen de este sufrimiento y este dolor. Hoy se nos convoca y nos dirigimos al Padre pidiendo que nos dé el don de la conversión, pidiendo escuchar sus anhelos y sus esperanzas. Estamos llamados a ser embajadores de esperanza», ha subrayado el obispo auxiliar al comienzo de una vigilia que ha contado con testimonios de personas que se han visto forzadas a dejar su hogar para buscar un futuro mejor.

Testimonios de resiliencia y esperanza como el de Rani, de Australia, obligada a casarse forzadamente; el de la joven Praise, de Nigeria, víctima de explotación sexual; el de Agani, migrante filipina, víctima de explotación laboral; el de María, colombiana, víctimas de explotación laboral y sexual. «Agradecemos el esfuerzo de tantas organizaciones que caminan junto a las supervivientes».

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Tras la lectura del Evangelio, el obispo auxiliar ha recordado el «programa de vida de Jesús» que también tiene que ser el programa de cada cristiano y de la Iglesia: «El Espíritu del Señor está sobre mí, él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres». Insistió en que la Buena Noticia no puede quedarse en palabras, sino que debe traducirse en gestos concretos de solidaridad y cercanía con quienes más sufren: «Ante las personas que sufren, por cualquier causa, Dios nunca es indiferente. Si lo que hacemos y decimos los cristianos no es captado como Buena Noticia por los que sufren, ¿qué Evangelio estamos predicando?».

El obispo auxiliar de Madrid ha subrayado que Jesús se entregó a liberar a las personas de toda clase de esclavitud y que la Iglesia está llamada a continuar su misión, especialmente con los más vulnerables: «Hay algo que los cristianos hemos de ver con absoluta claridad en nuestros días: no se puede anunciar ni vivir el Evangelio de Cristo si no es desde la defensa de los excluidos y desde la solidaridad. Sencillamente no se puede vivir y anunciar el Evangelio de Jesús como Buena Noticia si no va acompañados de gestos, de cercanía y de solidaridad, de encuentro con los que más sufren. Nos empezamos a parecer a Jesús cuando nuestra vida, nuestra manera de actuar, nuestro amor hecho cercanía, puede ser captado por las personas que sufren».

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En su discurso, el obispo auxiliar ha alertado sobre la trata de personas, una realidad que afecta de manera especial a mujeres, niños, jóvenes, migrantes y refugiados. Ha invitado a la comunidad cristiana a no acostumbrarse a las injusticias y a evitar caer en la impotencia: «No está en nuestras manos la solución definitiva, pero todos tenemos manos para escuchar con el corazón y para acercarnos con compasión a quienes son víctimas. Estamos llamados a luchar con ellos para erradicar esta lacra social de la trata de nuestra sociedad. Cada gesto de cercanía, escucha, mano tendida, cada encuentro, es sacramento de esperanza».

Durante la vigilia, se compartieron testimonios de personas que han sufrido esta esclavitud moderna: «Son testimonios que no ocultan el sufrimiento, pero que se abren a la esperanza», ha destacado el prelado. En este sentido, ha relatado una experiencia personal que vivió hace unos años en Canarias, donde conoció amujeres víctimas de la trata: «Fui para transmitirles esperanza, pero al escuchar sus historias sentía que me empequeñecía. Me preguntaba: ¿qué puedo decirles en nombre de Dios?». En aquel momento, compartió con ellas unas palabras del Evangelio: «Estoy con vosotras, no tengáis miedo». Tras las lágrimas, brotaron sonrisas y una de las mujeres comenzó a cantar el Hallelujah de Leonard Cohen. «Aquella canción me supo a oración, a Evangelio», ha confesado.

Vicente Martín ha concluido su mensaje recordando las palabras del papa Francisco: «Solo conseguiremos ser luz de esperanza si somos capaces de mirar fijamente al Señor, porque Él es nuestra gran esperanza». En este sentido, ha animado a los presentes a ser «embajadores de esperanza» y a unirse en la misión de la Iglesia de combatir la trata con cercanía, compromiso y oración.

 

Las santa Mónica del siglo XXI: «En los grupos de Oración de las Madres encuentras la paz»

No fue casualidad. Sí providencial que Mavi Allende estuviera aquel día de hace ya 20 años en el santuario de Schoenstatt de la calle Serrano para escuchar una conferencia de Verónica Williams. Esta mujer inglesa había fundado en 1995 un modelo de oración sistematizada, la Oración de las Madres, que nació de la preocupación que tenía por sus hijos. Entonces, Mavi supo que tenía que traer esto a España.

Verónica y su cuñada se habían comenzado a juntar para orar de manera especial, muy preocupadas por sus hijos. Tras un mes rezando el rosario ante el Santísimo, en un momento dado abrió a Biblia por la cita de Jeremías: «Deja de llorar, enjúgate las lágrimas, todo lo que has hecho por tus hijos te será recompensado; volverán de la tierra del enemigo, hay esperanza en tu porvenir, tus hijos volverán al hogar. Lo digo yo, el Señor».

Entonces, Verónica (imagen inferior) «tuvo la necesidad de escribir», y de ahí salieron las nueve oraciones que componen «el libro que utilizamos para la Oración de las Madres»: invocación al Espíritu Santo, perdón, alabanza, unidad de las madres, acción de gracias por la maternidad… «Señor, Tú que ves el fondo de nuestros corazones y ves el dolor que hay allí, venimos a traerte a nuestros hijos; sabemos que tú los quieres más de lo que nosotras los queremos…».

Oracion de las madres veronica

Las reuniones se hacen una vez por semana, con un mínimo de dos madres y un máximo de ocho. El perfil, cuenta Mavi (imagen inferior, a la izquierda), es de lo más variado — mayores, jóvenes, casadas, solteras…—, pero a todas les une el querer «poner a sus hijos en manos del Señor». Hay quienes empiezan nada más nacer su primer bebé, para «rezar por ellos desde el principio» y para quienes, a diferencia quizá de las más veteranas, aún no han llegado los problemas.

En la actualidad, el movimiento de la Oración de las Madres está en toda España, y en más de 130 países de todo el mundo.

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«Que sean personas de Dios»

Una de las muchas parroquias de Madrid en las que hay Oración de las Madres es San Romano Clemente, en la Ciudad de los Ángeles. Una zona difícil, y quizá por eso solo en esta parroquia hay nueve grupos de oración, con más de 80 madres que cada semana se juntan para rezar por sus hijos. «Fíjate si habrá necesidad», cuenta Yolanda Pérez, la responsable. Allí llegó de la mano del actual párroco, que se trajo la iniciativa de cuando estuvo en Santo Tomás Moro, en Majadahonda.

«Lo que se les ofrece a nuestros hijos en la sociedad son cosas tan banales…», se lamenta Yolanda. Ante esto, estas madres se reúnen para rezar por eso que no les da, que es «que sean personas de Dios». Se trata de «rezar por nuestros hijos, por su presente y por su futuro, por que puedan conocer el amor de Dios». Y se hace con total confianza en «Alguien que me da la seguridad de saber que todo está en sus manos; por eso, saber que Dios va a cuidar de mis cosas me hace tener la necesidad de orar constantemente».

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Y la oración no cae en saco roto. Nunca. Hijos que no tenían fe y ya sí, y se han involucrado activamente en la parroquia. Madres que comenzaron en el grupo sin estar casadas por la Iglesia y han visto la necesidad porque han conocido a Dios. Maridos que no pisaban una iglesia y hoy están. La acción silenciosa del Espíritu Santo, pero también la que es más llamativa. Como aquella niña con conductas suicidas que hoy sigue viva gracias a la oración intensa del grupo. «Son cosas que te dan esperanza», afirma Yolanda. Y «hay frutos por todos lados», porque también los hijos notan a sus madres cambiadas. Situaciones que igual antes no, «ahora lo vives con relativa paz».

Para estas mujeres, también es un sentirse acompañadas. «En todo el mundo, las preocupaciones de las madres son las mismas, y los hijos viven las mismas etapas: la adolescencia, los estudios, el trabajo, con quién se casarán, las amistades…».

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Confianza y confidencialidad

De Ciudad de los Ángeles a El Plantío, en Aravaca, a la casa de Mavi. Allí se reúne su grupo de oración, los lunes por la tarde, en la capilla. Nos invitan a acompañarlas este último, 10 de febrero. Son, además de la anfitriona, tres Isabel, Blanca, Carmen, Mónica y Kety.

Nada más llegar se van contagiando de la alegría por Rodriguito, nieto de Blanca. Justo ese lunes cumple 2 años, un pequeño en el que este grupo ha esperado contra toda esperanza. De nuevo, se cumple eso de que la oración no cae en saco roto y Rodrigo, a pesar de su salud enferma, celebró su segundo año de vida. No dejan de asombrarse estas madres (y abuelas) porque además al niño, «tan rezado por este grupo», lo encomendaron a Carlo Acutis y justo este 2025 será su canonización.

Uno de los muchos signos de esperanza, en este año jubilar, del que está sembrado el grupo. Tras el rezo de las nueve oraciones, llega el momento quizá de mayor intimidad. Cuando, una por una, se acercan al altar y depositan en una cesta un sobre con los nombres de sus hijos, sus maridos, sus ahijados y los sacerdotes, «que nos ayudan y nos acercan al amor de Dios».

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La mayoría comparten su oración en voz alta. Se van sucediendo los nombres de las personas de sus amores (María, Ana, Juan...). Vidas grandes, únicas, detrás de cada uno, vidas que son la vida de estas mujeres, y que dejan en manos de Jesús —símbolo de la cesta— «con total y absoluta confianza». Entregan a sus hijos, «que no se aparten de ti», a las «tres hijas de este grupo que están embarazadas», a «la bebé que va a nacer, que nazca sana y santa», para que los hijos «sean constructores de tu Reino».

Entregan a los bebés que no llegaron a nacer. Ponen en manos de Dios los matrimonios de sus hijos, sus estudios —para ser soporte «en su último tramo de formación»—, las enfermedades… Incluso los frutos de este reportaje, «que sea altavoz de tu misericordia y tu Providencia a través de la Oración de las Madres».

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Algunas comparten en voz alta; otras, prefieren hoy hablarle solo con el corazón. Pero hay rato para charlar, antes y después, y un grupo de whatsapp en el que están constantemente en comunión. Cada grupo es una pequeña comunidad en la que comparten vida. Por eso son tan importantes, recuerda Isabel, dos pilares de la Oración de las Madres: la total confidencialidad y el no dar consejos. Solo escuchar y rezar. Rezar y rezar.

«La espiritualidad del abandono es muy consoladora». «En los grupos de la Oración de las Madres encuentras la paz». Y así, poco más de una hora después, cada una a su casa. Con las pilas recargadas. La capilla se cierra. Allí se queda el Crucificado. Tengo sed, se lee junto a Él.

Oraciones de las madres Mavi