Ayer tenía lugar la clausura del Curso de Evangelización Misionera que se imparte en la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid. El acto comenzó con una oración en la Capilla de la Universidad, que preparó y dirigió el profesor Juan Carlos Carvajal. A continuación, ya en el aula, se procedió a comentar los resultados de la evaluación que habían hecho los alumnos del año académico. La valoración resultó muy alta. Los alumnos destacaron la motivación de los profesores y su capacidad para transmitir y suscitar el interés por los contenidos. Se destacó como un aspecto positivo la variedad de los participantes y el enriquecimiento mutuo que esto supone para todos. Resaltaron también el enriquecimiento que supone el curso para su vida cristiana: preparación teológica, contagio de espíritu misionero y formación profunda en la fe cristiana y los fundamentos de la misma. Como último elemento, se destacaba también que el curso era una gran ayuda para vivir la misión de forma más personal, amar más a las personas y acercarse a las distintas culturas, religiones.
El profesor Juan Carlos Carvajal comentó que el objetivo del Curso es que sirva de acercamiento introductorio y presente una visión completa y sistemática de toda la Misionología. D. Anastasio Gil, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias, destacó la valoración que hacían los alumnos de los profesores, a quienes consideran más que maestros, testigos. De la historia de la Cátedra, recordó sus inicios en el año 2002, con el apoyo decidido del obispo auxiliar de Madrid, Mons. Romero Pose. Agradeció el impulso dado a la Cátedra por Pablo Domínguez, difunto Decano de la Facultad, por el Cardenal Antonio María Rouco, Arzobispo emérito de Madrid, y por el actual Arzobispo, Mons. Carlos Osoro, además del apoyo constante de la Universidad. Resaltó que están en marcha otras iniciativas similares en otras facultades de España, pero, a la que a la Universidad Eclesiástica San Dámaso, le cabe el honor de ser la pionera, no sólo cronológicamente, sino también por su saber hacer. Reconoció la labor del equipo coordinador de la Cátedra e informó de la incorporación al mismo de Manos Unidas, que quiere con ello proporcionar una formación sistemática e integral a sus miembros.
El director nacional de OMP informó de otras actividades de interés en torno al estudio de la Misionología: el III Curso de verano de la Cátedra en Segovia; la 68 Semana de Misionología de Burgos, dedicada a los 50 años del decreto Ad gentes que contará con la presencia del Cardenal Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; y, por último, la publicación de un libro, auspiciado por la Cátedra sobre la misma efemérides. Como horizonte de futuro de la Cátedra apuntó tres líneas: el servicio a las comunidades cristianas, la apertura a otras instituciones para la formación en la fe y la dimensión misionera y la interrelación entre la actividad académica y el compromiso misionero práctico.
Finalmente, tomó la palabra, D. Gregorio Martínez, Delegado de Manos Unidas en Madrid, que dio las gracias por la acogida en la Universidad y en la Cátedra. Destacó la posibilidad que ofrece de profundizar en la formación cristiana y misionera, así como de divulgar el compromiso social y el trabajo humanitario y social de Manos Unidas.
Este lunes, la Iglesia celebraba la festividad litúrgica del Beato Ceferino Giménez Malla, el Pelé. Con este motivo, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, presidió una Eucaristía en la Parroquia Nuestra Señora de la Vega Vega (c/Chantada, 28), sede desde hace 10 años de la Delegación de Pastoral Gitana. Concelebraron el Vicario Episcopal de la VIII, Javier Cuevas, Vicaría a la que pertenece la Parroquia; el Delegado de Pastoral Gitana, Ramón López; el Arcipreste, y sacerdotes de la parroquia.
En su homilía, Mons. Osoro se dirigió a los fieles, en su mayoría jóvenes, todos ellos de etnia gitana, evocando la figura del Beato Ceferino Giménez Malla, manifestando su alegría por este primer gitano que está en los altares. Destacó su humildad y sencillez, e hizo alusión a su generosidad, a su devoción al Santísimo Sacramento, a las preciosas catequesis que impartía a los niños, y a su fidelidad a la fe hasta la muerte, acaecida durante la Guerra Civil por defender a un sacerdote. Al hilo del Evangelio, les habló del amor, asegurando que el amor es de Dios, y que por amor se hace todo; y reconociendo que quien no ama a Dios no ama a sus hermanos. También habló de los gitanos, confesando que son una población no valorada y, en muchos casos, marginada, aunque la Iglesia siempre ha estado a su lado desde que llegaron a España hace 500 años, por el Camino de Santiago, encontrando las puertas de los templos y conventos abiertas para ellos. Por ello, insistió en que la Iglesia quiere dedicarles una especial atención, y les animó a confiar en sus párrocos, pidiendo lo que necesiten. Afirmó que la Iglesia está pendiente de la marginación en la que viven, debido a su cultura, algo que no es justo. Les exhortó a la comprensión, a confiar en la Iglesia, en la sociedad y en las instituciones; y a superar su marginación, luchando para que sus hijos no sufran lo que sus padres o ellos mismos han sufrido.
Al finalizar la Eucaristía, Mons. Osoro visitó la exposición fotográfica instalada en los locales parroquiales con motivo de los 50 años de la creación de la Parroquia, que se cumplen este año. Y departió personalmente con los gitanos, que alegraron con sus canciones y bailes el encuentro con su Arzobispo.
Este viernes, 8 de mayo, se celebra la fiesta de Nuestra Señora de Luján, Patrona de Argentina. En Madrid, la Parroquia del mismo nombre (ubicada en la c/Ponferrada, 49) ha programado para esta jornada una solemne celebración de la Eucaristía, que dará comienzo a las 19:00 horas. Presidida por Mons. Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, concelebrarán Javier Cuevas, Vicario Episcopal de la VIII a la que pertenece el templo, el párroco y sacerdotes de la parroquia y del arciprestazgo. También se espera la asistencia de presbíteros que han ejercido su ministerio en la parroquia durante sus 50 años de existencia, ya que en este día se conmemorarán también los 50 años de la fundación del templo. Motivo especial por el que, hasta el próximo 18 de mayo, los salones parroquiales acogerán una muestra fotográfica memoria de este tiempo vivido. Se podrá visitar: de lunes a sábado, de 17:00 a 20:00 horas; y los domingos, de 10:00 a 13:30 horas.
En 1949 Mons. Anunciado Serafini, Obispo de Mercedes (Argentina) donó a Mons. Leopoldo Eijo y Garay, Arzobispo de Madrid Alcalá, una imagen de Nuestra Señora de Luján. Instalada en la Cripta de Santa María la Real de la Almudena, fue trasladada solemnemente en procesión hasta la Colegiata de San Isidro, entonces Catedral en funciones, el 1 de mayo de 1949. Mons. Leopoldo Eijo y Garay había prometido que una de las parroquias de nueva creación de la ciudad usaría el nombre de la Virgen, motivo por el cual en 1965 esta imagen fue llevada a la entonces creada Parroquia de Nuestra Señora de Luján, dedicada a la Patrona de Argentina, donde permanece desde entonces. La imagen de la Virgen es una reproducción idéntica a la de la Patrona de Argentina. Y estos días, como conmemoración del 50 aniversario de la parroquia, estrenará un manto nuevo, donado por la Basílica de Nuestra Señora de Luján (Argentina) a través de la Embajada.
Ubicada en los bajos de un edificio, la Parroquia de Nuestra Señora de Luján atiende a una población de unos 11.000 feligreses, en su mayoría de edad media elevada, entre los cuales desarrolla una intensa labor litúrgica y pastoral, con cursos de formación, catequesis y coro. Sin olvidar la labor del equipo de Cáritas que, desde el inicio de la crisis, ha duplicado su actividad debido a un aumento de la demanda. Algo que es posible gracias a que la gente de la parroquia es muy solidaria y ha respondido muy bien.
Damnificados terremoto Nepal Además, los días 8, 9 y10 se va a realizar en la parroquia una colecta especial para ayudar a los damnificados por el Terremoto de Nepal.
Desde hace varios años, en el tiempo de Pascua y como pórtico de la Campaña del “Día de Caridad”, todas las personas que colaboran en Cáritas están invitadas a participar en una Eucaristía. Presidida por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, se celebró ayer por la tarde en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena.
En su homilía, Monseñor Osoro destacó que estaban celebrando una Misa para presentar la Campaña de Cáritas “porque, en este marco de la Eucaristía, entendemos lo que es mostrar y entregar el amor del Señor a los hombres, hacerles percibir, especialmente a los que más lo necesitan, ese amor. Repito mucho una expresión que ha marcado mi vida, que es de San Agustín: de lo que coméis tenéis que dar. Esta Eucaristía, insistió, es el marco en el que lanzamos esta campaña de Cáritas. Si el Señor nos alimenta, tal y como lo ha hecho en la palabra proclamada y con el Cuerpo que se hará presente en el altar, si nosotros lo comemos y nos alimentamos de ello, demos de ello. No damos ideas: damos la misma vida del Señor. Esta es la gran diferencia entre el amor y la caridad cristiana de esta organización de la Iglesia, que es Cáritas, y otras organizaciones benéficas que actúan desde otras perspectivas de la vida”. En este sentido, aseguró que “lanzar una campaña de Cáritas supone que los cristianos, los fieles al Señor, queremos proclamar la gloria del reino de Dios, hacerlo presente. Y el reino de Dios es cada uno de nosotros, si nos tomamos en serio la vida que puso Él por el bautismo: donde estemos, se tiene que manifestar el mismo Jesucristo, que ama”.
En alusión al lema de la campaña, ¿Qué haces con el hermano?, Mons. Osoro quiso compartir tres ideas con los presentes. En primer lugar, que “estamos dispuestos a responder” a esta pregunta “con nuestra propia vida. Con mi hermano hago lo que hizo Jesucristo, hasta dar la vida por Él… Muchos cristianos trabajan directamente en el amor vivo a los hombres que lo necesitan, pero no sólo a los que están a nuestro alrededor, sino con miradas globalizadas, porque vemos también a los que están sufriendo en cualquier parte de la tierra y compartimos con ellos lo que tenemos. Proclamar el reino de Dios, apuntó, es ser cada uno de nosotros presencia vida de Cristo, que es el reino verdadero, no un territorio; Él es una persona que se hace presente en la historia a través de cada uno de nosotros. Esto es lo que queremos regalar a los que están más desfavorecidos”. La Campaña 2015, prosiguió, “nos invita a esta proclamación del reino, a hacer verdad lo que el Salmo144 que hemos proclamado decía: que todas las creaturas den gracias, bendigan, proclamen, hablen de las hazañas del Señor, pero no con palabras, sino con acciones que hagamos con el de al lado, con nuestro hermano”.
En segundo lugar, dijo, “tendremos dificultades, en la vida y en la historia, las que proceden de nosotros mismos y las que quizás nos ponen los demás. Pero el Señor está con nosotros. No se ganan discípulos palabras, sino con obras, y si ganan por palabras es porque responden a las obras que tenemos y, si no, no somos cristianos, somos otra cosa diferente”. Exhortó a atravesar “este mundo como lo hizo el apóstol Pablo”, con “el amor de Dios. Encontraremos dificultades, pero atravesaremos esta tierra amando siempre, como el amor del Señor, haciendo presente el reino”. Y animó a que “nunca nos desalienten las dificultades: globalicemos el amor de Cristo y unamos nuestras vidas”. “Es una maravilla contemplar lo que hacéis en cada comunidad cristiana, afirmó, lo que se está haciendo a través de congregaciones, hermanos y hermanas que ponen lo que son al servicio de los demás. Atrevámonos a globalizar el amor… ¿Qué haces con tu hermano? Hay que levantarlo, hacerle protagonista de su vida, darle lo que tenemos, porque lo importante es incorporar al hermano a la vida. Dificultades siempre habrá, pero hay que levantarse con la fuerza de Jesucristo”.
En tercer lugar, invitó a regalar “la paz del Señor, que es su amor. No hagamos otros regalos… Este mundo necesita este regalo. Regalemos la paz del Señor, esa que nos ha dejado Él. Mi paz es mi presencia, mi amor, mi entrega… hagamos la revolución del amor, del amor de Cristo, del amor verdadero. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Esta es la seguridad que tenemos que tener. Lo que vale es regalar esta paz y este amor de Jesucristo. Por esto merece la pena gastarse y desgastar la vida”.
Concluyó afirmando que el Señor “es la paz, la alegría, nos levanta ante las dificultades, como levantó a Pablo, nos manda amar siempre y que proclamemos la gloria de su reino… ¿Qué haces con tu hermano? Con Jesucristo, vamos a responder juntos a esta pregunta con la que iniciamos esta Campaña: dejémonos preguntar por nuestro Señor: ¿Qué haces con tu hermano?. Que nuestra vida sea una pregunta, no para echarle nada en cada a nadie, sino para hacer como hizo Jesucristo”.