- Titulo: Infomadrid/Sandra Madrid
Roberto Reyes Guzmán será ordenado diácono el próximo sábado, 22 de junio, en una celebración en la catedral de la Almudena, a las 19h, presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid. «Mis padres me transmitieron la fe» y ha estado muy implicado «en la vida de la Parroquia Santa Maravillas de Jesús». Al acabar los estudios de bachillerato, comenzó la carrera de Ingeniería de Telecomunicaciones y «ese año viví algo muy especial». En un retiro, al que le invitó un cura de la parroquia, «sentí de un modo especial y muy bonito el amor de un Dios que dio la vida por mí, porque me quiere y me ama».
A partir de esa experiencia, Roberto le dijo al Señor que no sabía a donde iba su vida y que es lo que quería de él, pero «lo que era una certeza es que deseo que sea contigo. Allá donde me lleves. Siempre contigo». Dicho y hecho, así fue «porque empecé a tener diferentes signos vocacionales, Dios dejó en mí una inquietud del sacerdocio; me tenía preparado ese camino y me llamaba a ser cura».
El futuro diácono, que actualmente tiene 27 años, ha contado que, a partir de ese momento, comenzó hacer un discernimiento y un acompañamiento espiritual con Nacho, «un sacerdote de mi parroquia de Maravillas». También se cambió de carrera, Filología Hispánica. Al mismo tiempo, realizó un discernimiento vocacional en el Seminario Conciliar de Madrid, que «me ayudó a confirmar esa llamada de Dios a ser cura».
«Llevar a Dios a todos los lugares»
Durante estos 7 años formándose en el seminario, «en los que me han acompañado sacerdotes formadores de esa institución, el acompañamiento espiritual, también en las parroquias Santa Maravillas de Jesús, san Miguel Arcángel de las Rozas, en la delegación de Pastoral Vocacional y actualmente en san Andrés de Villaverde». Todos estos lugares «me han ayudado a contrastar lo que he vivido en el seminario para saber si cuadraba con mi vida en las parroquias». Además, ha recordado «la experiencia de misión en Etiopía o voluntariado con las Hermanitas de las Pobres».
Al final «he ido descubriendo esa llamada. Dios ha ido confirmándolo y me ordeno sabiendo tres certezas». En primer lugar, «que, en momentos complicados, Dios siempre ha puesto en mí palabras de aliento y de ánimo y me quiere como sacerdote feliz». Segundo, «no solo veo que Dios me llama a eso, sino que me he dado cuenta que ese camino me hace muy feliz, y Dios me llama a ser santo a través del sacerdocio». Por último, «esta misión de Jesús y de su Iglesia en la que participaré como diácono y futuro cura, es la misión que tengo en estos momentos en Villaverde; la de llevar a Dios a todos los lugares y la de colaborar con Jesús para que Dios sea todo en todos».