Madrid

“Una familia como la de Nazaret fraguará la nueva época”

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Publicamos a continuación el texto íntegro publicado ayer en ABC por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra, a propósito del magisterio de la Familia del Papa Francisco:

“La Iglesia, que tiene la misión de estar anclada en el corazón del mundo, que debe hacerse presente en fidelidad al misterio de la Encarnación, en medio de la historia y de los caminos que tienen los hombres, cuenta con una institución como es la familia cristiana que puede dar esa "fiesta" y esa "vida" que necesita el nuevo momento que estamos viviendo los hombres. Se está fraguando una nueva época de la historia, tal como dice el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium, en la que la "familia cristiana", "iglesia doméstica", ha de tener un verdadero protagonismo. La presencia de la Iglesia en medio del mundo, el anuncio de la Buena Noticia a todos los hombres, se puede hacer de muchas maneras, y todos los cristianos tienen que ser protagonistas; pero la "familia cristiana" tiene un protagonismo particular. Las "iglesias domésticas" que son las familias cristianas han de entregar la "Belleza" que es Dios mismo, revelado en Jesucristo Nuestro Señor.

¿Cómo entregar la Belleza, que es Dios mismo, a esta historia y en este momento en el que se fragua una nueva época? La "familia cristiana", "la iglesia doméstica", debe asumir con responsabilidad esta gran tarea. Para ello, son necesarias familias que estén dispuestas a preguntarse: ¿creemos y fraguamos nuestra vida verdaderamente en ese amor que nos envuelve, que es el del mismo Jesucristo? ¿Vivimos según lo que creemos? Hoy, más que nunca, se necesitan familias cristianas que con su testimonio de vida se sientan responsables del anuncio de la alegría del Evangelio. Esta humanidad tiene necesidad de ese anuncio. Igual que en el comienzo de la vida pública del Señor hubo una familia que no podía celebrar y ofrecer "fiesta" porque no tenían vino, hoy no se puede hacer "fiesta" cuando falta Dios en la vida de los hombres. Es urgente que las "familias cristianas" entreguen lo mismo que regaló el Señor en las Bodas de Caná, que no fue otra cosa que su presencia, su gracia y su amor. Solamente así se pudo hacer "fiesta". Hoy, eso, lo tiene que entregar la Iglesia. Quién mejor para regalarlo que las "iglesias domésticas", es decir, las familias cristianas. ¡Ánimo, familias! ¡Sed valientes! ¡Vivid lo que tenéis! Contáis con el amor de Jesucristo, que os hace vivir en la entrega incondicional, en el perdón, en el servicio, en la fidelidad. Regalad lo que tenéis. Sed valientes y audaces. Haced que permanezca la "fiesta" que solamente puede hacer Jesucristo.

El mundo en el que vivimos, y en el que está fraguándose una nueva época de la historia, espera de las familias cristianas que regalen la Belleza que llevan dentro de sí mismas, y que está consolidada por Nuestro Señor Jesucristo: sencillez, entrega, espíritu de oración y diálogo con Dios, amor a todos los hombres, especialmente a los pequeños y a los pobres, desapego de sí mismo, servicio a todos. Solamente así la vida de las familias, es decir, de las "iglesias domésticas", no será vana e infecunda.

La iglesia doméstica tiene una misión fundamental en el servicio a la verdad: acerca de Dios, acerca del hombre, de su misterio y destino; y también a la verdad acerca del mundo. De las familias cristianas se espera que sean anunciadoras de la verdad, que la busquen siempre. Esto es lo que causará asombro. Y la Verdad tiene rostro y nombre: Jesucristo. La iglesia doméstica, la familia cristiana, tiene que buscar el crecimiento de su vida y de todos los que la rodean, animada por el amor que tiene su máxima expresión en Jesucristo Nuestro Señor. Un amor que se recibe, que crea fraternidad, que nos saca de nosotros mismos para preocuparnos por los demás. Un amor que tiene dentro de sí mismo el compromiso de seguir en la unidad, de dedicarse sin reservas y sin mirar para atrás a vivir en y por Jesucristo. Un amor que no hiere a los demás, que da certezas sólidas y que las busca en la palabra que viene de Dios.

La Belleza de la familia cristiana está desde el inicio mismo de esta humanidad. El Creador estableció la sociedad conyugal como origen y fundamento de la sociedad humana. De ahí que la familia sea la célula primera y vital de la sociedad, como nos recuerda el Concilio Vaticano II. En la familia hemos encontrado todos la primera escuela para vivir las grandes virtudes sociales, que son el alma de la vida y del desarrollo de la sociedad. Por eso, las familias cristianas deben crecer cada día más en la conciencia de que tienen que ser protagonistas de toda política familiar, y de asumir las responsabilidades para transformarla. Tienen que defender el derecho de todo hombre a fundar una familia, a tener recursos para mantenerla, y asumir la responsabilidad de transmitir la vida y educarla.

La familia cristiana, como iglesia doméstica, está llamada, al igual que la Iglesia entera, a ser signo de unidad para el mundo y a ejercer esa función profética que da testimonio del Reino y de la paz que ofrece Jesucristo. Tiene que tomar parte en la misión de la Iglesia con su originalidad propia, que es ser una comunidad íntima de vida y de amor”.

Monseñor Carlos Osoro a los misioneros: “Os doy las gracias por el trabajo que realizáis, tan silencioso y escondido y, sin embargo, tan importante”

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Como es tradicional por estas fechas, el Arzobispo de Madrid ha dirigido una carta a los misioneros, en la que les felicita la Navidad. En su misiva, Mons. Carlos Osoro les dice que “es la primera ocasión que tengo para dirigirme a vosotros como Arzobispo de vuestra querida diócesis de Madrid. Y lo hago con la alegría que nace del Evangelio vivido aquí en la Iglesia diocesana, que es el que os llevó a la misión ad gentes, y en el tiempo más bonito del año litúrgico como es la Navidad, en la que celebramos cómo Dios se ha acercado a los hombres”.

Confiesa que “son días en los que el corazón añora y recuerda las personas queridas que no están con nosotros. Algunos de ellos porque el Señor ya los ha llamado a su presencia. Pero, en vuestro caso, seguro que tienen un lugar muy importante las personas que queréis y que permanecen en España. Les recordaréis con cariño y vais a entregar lo mejor de vosotros por ellos, la ofrenda de entregar la vida por los que sin vosotros no tendrían lo más importante: a Cristo Jesús”.

“Os felicito con sencillez y sinceridad, al mismo tiempo que os doy las gracias por el trabajo que realizáis, tan silencioso y escondido y, sin embargo, tan importante. El Dios que nace en el Portal de Belén recompensará sin duda, con creces, vuestra entrega y la alegría de vuestro servicio, que con vuestra vida sigue prolongando su presencia en hijos e hijas de la Iglesia que con obras y palabras muestran su rostro”.

Reconoce que, aunque “algunos no quieran” nosotros “no podemos por ello dejar de proponer a los hombres a Cristo... Ese es vuestro trabajo misionero: proponer a los hombres la persona de Cristo, la luz que Cristo trajo al mundo para que los hombres no caminen a oscuras, sino con la alegría de saberse amados y cuidados por Él”. Afirma que “la Iglesia en Madrid os recuerda con cariño, se llena de alegría y de cierto orgullo, al saber que sois muchos los que, con vuestra vida, ejemplo y palabra estáis dando a los hombres la luz de la fe. Una luz que embellece la vida del hombre y enriquece a la humanidad”. Concluye manifestando su deseo de que la Virgen “os llene de la alegría del Espíritu Santo”.

Además, Mons. Osoro se ha dirigido también a los familiares de los misioneros, a quienes ha confesado que quiere “estar cerca de vosotros desde el inicio de mi ministerio episcopal, porque sé el sacrificio que hacéis dando uno de los vuestros para dar a conocer a Jesucristo, pero también sé la generosidad con la que habéis aceptado la llamada del Señor a vuestros hijos, hermanos o familiares”. “Nuestros misioneros, apunta, necesitan de nuestro calor y comprensión, pero sobre todo de nuestra oración que les ayude siempre a mirar su vida de misión como un gran don que Dios les ha hecho y, ¿cómo no?, también a vosotros, que les guardáis en vuestro corazón, pues sois protagonistas de este don en su misión”.

El Arzobispo convoca a los jóvenes a participar este viernes en una Vigilia de Oración en la Catedral

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Cada primer viernes de mes, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, mantendrá una Vigilia de Oración con los jóvenes en la Catedral. Los encuentros comenzarán a las 21:00 horas con una cena con bocatas en la plaza de Juan Pablo II. A las 21:45 horas, entrada en el templo para ensayar los cantos. Y a las 22,00 horas, Vigilia, para concluir a las 23,00 horas.

Estos encuentros de oración serán preparados cada mes por los jóvenes de una de las Vicarías de Madrid. El próximo tendrá lugar este viernes, 2 de enero de 2015.

Celebraciones de Navidad en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena

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La Catedral de Santa María la Real de la Almudena acoge las celebraciones de la Navidad presididas por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra.

Este jueves, 1 de enero de 2015, solemnidad de Santa María, Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz, presidirá la Eucaristía a las 12,00 horas. El martes 6 de enero, la Eucaristía de la Epifanía del Señor, que dará comienzo a las 12,00 horas. Y el domingo día 11 de enero, a las 12,00 horas, la Misa en la festividad del Bautismo del Señor, durante la cual impartirá el sacramento del bautismo a un grupo de niños.

El tradicional Belén que se expone todos los años en la Catedral se abrirá al público el próximo 25 de diciembre. Instalado en el atrio de entrada al templo catedral, podrá ser visitado hasta el 11 de enero de 2015 en horario de 10,00 a 14,00 y de 17,00 a 20,00 horas.

El museo Catedral estará abierto a diario excepto los días de fiesta que preside la Eucaristía el Arzobispo. También estará cerrado el día 24.