Madrid

Acto a pie de calle en el Arciprestazgo de San Matías: "La generosidad compartida"

  • Titulo: Caritas
En el Barrio de Hortaleza, en la Plaza de la Iglesia, donde se encuentra la Parroquia que da nombre al Arciprestazgo, tuvo lugar un Acto a Pie de Calle organizado por Cáritas con motivo de la celebración del Día de Caridad.

Se contó con la asistencia de alrededor de 200 personas, entre niños y adultos; entre los que se encontraban el sacerdote Coordinador de Cáritas en el Arciprestazgo, el Párroco de las Parroquias de San Matías y Cristo Salvador. También estuvieron presentes, parte del equipo de Cáritas Vicaría I, a cuyo territorio pertenece el Arciprestazgo de San Matías

Asimismo, pudimos contar con la participación de numerosos voluntarios y personas atendidas por Cáritas, que participaron en las diversas actividades que compusieron el cuadro con que se celebró el encuentro.

Comenzó con una oración y explicación de la razón por la que nos reuníamos, llevada a cabo por el Padre Santiago Barquín y después, a lo largo de tres horas, se fueron sucediendo canciones, y representaciones en las que participaban tanto niños como adultos que atienden y asisten a los diferentes proyectos y talleres que se desarrollan en el Centro Arciprestal: proyecto de menores, Ludoteca, Familia, proyecto de Adultos, Aula Comunitaria, SOIE, Aula de Empleo y un largo etcétera.

Cabe destacar la alegría y la colaboración generosa de los asistentes, desde los sacerdotes, que nos cedieron el lugar y el equipo de sonido a los voluntarios y las personas que, siendo atendidas por Cáritas, quisieron compartir en esa tarde el trabajo, la participación y los dulces y alimentos preparados por ellas en sus casas. Este gesto de generosidad pone de manifiesto la hermosa labor que Cáritas desarrolla a lo largo del tiempo y en la transmisión de los valores cristianos.

Festividad del Corpus Christi: Los Obispos españoles llaman a la “globalización de la caridad”

  • Titulo: OICEE
El papa Francisco ha denunciado con frecuencia la indiferencia como uno de los grandes males de nuestro tiempo. El olvido de Dios y de los hermanos está alcanzando dimensiones tan hondas en la convivencia social que podemos hablar de una “globalización de la indiferencia”.

Ante esta dolorosa realidad, los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social os invitamos a contemplar, celebrar y adorar a Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía como el medio más eficaz para vencer y superar la indiferencia. La Eucaristía tiene el poder de trasformar el corazón de los creyentes, haciendo así posible el paso de la “globalización de la indiferencia” a la “globalización de la caridad”, impulsándonos a la vivencia de la comunión fraterna y del servicio a nuestros semejantes.

1.La Eucaristía, sacramento de comunión con Dios y los hermanos: «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1Cor 12,26)

El apóstol Pablo les decía a los cristianos de Corinto que la recepción del Cuerpo y la Sangre de Cristo tiene el poder de establecer una comunión tan fuerte entre quienes creen en Él que aleja del corazón humano la indiferencia y la división: «El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo? Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan» (1Cor 10,16-17).

Esta comunión eucarística, que nos transforma en Cristo y nos permite crecer como miembros de su cuerpo, nos libera también de nuestros egoísmos y de la búsqueda de los propios intereses. Al entrar en comunión con los sentimientos de Cristo, muerto y resucitado por nuestra salvación, se nos abre la mente y se ensancha el corazón para que quepan en él todos los hermanos, especialmente los necesitados y marginados. «Quien reconoce a Jesús en la Hostia santa, lo reconoce en el hermano que sufre, que tiene hambre y sed, que es extranjero, que está desnudo, enfermo o en la cárcel; y está atento a cada persona, se compromete, de forma concreta, en favor de todos aquellos que padecen necesidad».

“Nuestra participación en el cuerpo y la sangre de Cristo sólo tiende a convertirnos en aquello que recibimos” (San León Magno): cuerpo de Cristo entregado y sangre derramada para la vida del mundo. Desde la comunión con Cristo llegamos a ser siervos de Dios y de los hombres. De este modo, la Eucaristía constituye, en palabras de Benedicto XVI, «una especie de antídoto» frente al individualismo y la indiferencia, y nos impulsa a lavar los pies a los hermanos.

2.La Eucaristía, sacramento que nos compromete con los hermanos: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9).

De la Eucaristía derivan el sentido profundo de nuestro servicio y la responsabilidad en la construcción de una Iglesia fraterna y esperanzada, así como de una sociedad solidaria y justa. Esta sociedad no se construye ni se impone desde fuera, sino a partir del sentido de responsabilidad de los unos hacia los otros. Como miembros del Cuerpo de Cristo descubrimos que el gesto de compartir y la vivencia del amor es el camino más adecuado para superar la indiferencia y globalizar la solidaridad.

En este mismo sentido, la campaña de Cáritas nos plantea este año una pregunta muy directa y concreta: «¿Qué haces con tu hermano?». A esta pregunta, no podemos responder como Caín: «¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?» (Gn 4,9). Hoy y siempre estamos llamados a preguntarnos dónde está el hermano que sufre y necesita nuestra presencia cercana y nuestra ayuda solidaria.

La solidaridad, como nos recuerda el papa Francisco, es «más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad (…), es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra, la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales».

Ante esa multitud de hermanos que sufren, debemos mostrar nuestra especial cercanía y afecto hacia quienes claman y esperan de nosotros una mayor solidaridad. No podemos ser indiferentes:

Ante la muerte violenta de miles de cristianos, en distintos países de la tierra, por el simple hecho de mostrar el amor de Dios a sus hermanos y por confesar a Jesucristo como único salvador de los hombres.

Ante la situación de tantos cristianos y no cristianos que, a pesar de la corrupción y de las dificultades de la vida diaria, actúan con honestidad, trabajan por la justicia y se esfuerzan por atender a las necesidades más inmediatas de los empobrecidos. Hemos de colaborar en la promoción de su desarrollo integral y en la transformación de las estructuras sociales injustas.

No podemos ser indiferentes ante los millones de hermanos nuestros que siguen sin acceso al trabajo, tienen puestos de trabajo que no les permiten vivir con dignidad y se ven abocados a la emigración. Pensamos de manera especial en los jóvenes, en los parados de larga duración, en los mayores de 50 años a los que se les cierra el acceso a un puesto de trabajo y en las mujeres víctimas de discriminación laboral y salarial.

Tampoco podemos pasar por alto a los que no tienen vivienda o se ven privados de ella por los desahucios. Ésta es otra de las muchas heridas sociales que acentúa la precariedad y la desesperación de miles de personas y familias.

Nos duele y nos debe seguir doliendo la pobreza y el hambre en el mundo, sobre todo cuando la humanidad dispone de los medios y recursos necesarios para acabar con ella, como nos recuerda Cáritas Internationalis en la campaña “Una sola familia. Alimentos para todos”.

No queremos acostumbrarnos a las historias de sufrimiento y de muerte que se repiten en nuestras fronteras. A las de los miles de hombres y mujeres que huyen de las guerras, del hambre y la pobreza y no ven respetados sus derechos ni encuentran en el camino políticas migratorias que respeten su dignidad y su legítima búsqueda de mejores condiciones de vida.

Particular preocupación deben suscitar entre nosotros los miles de personas que en nuestra propia tierra son objeto de trata, así como las que se ven abocadas a situaciones de prostitución, en su mayoría mujeres, y que constituyen la nueva esclavitud del s. XXI.

3.Transformados en Cristo, globalicemos la misericordia

Ante los planteamientos culturales y sociales del momento presente, que generan tanta marginación y sufrimiento, estamos llamados a dejarnos afectar por la realidad y por la situación social que sufren nuestros hermanos más débiles y necesitados. Es urgente romper el círculo que nos aísla llevándonos a un individualismo que hace difícil el desarrollo del amor y la misericordia en nuestro corazón. Como nos recuerda Jesucristo, la salvación y la realización personal y comunitaria pasan por el riesgo de la entrega: «El que quiera ganar su vida la perderá y el que esté dispuesto a perderla la ganará» (Mc 8,35).

La clave para salir de la indiferencia está en entregarse a los demás como lo hace Jesús. Él sigue partiendo su Cuerpo y derramando su Sangre en la Eucaristía para que nadie pase hambre ni tenga sed. Por eso, mientras veneramos y adoramos solemnemente en nuestros templos, plazas y calles a Jesús Eucaristía en la fiesta del Corpus Christi, le decimos:

Gracias, Señor, por este don admirable,

sacramento de tu presencia viva entre nosotros

y de comunión con Dios y los hermanos.

No permitas que nos dejemos vencer por la indiferencia.

Que nadie tenga la tentación de estar contigo,

de amarte y de servirte,

sin estar con los pobres,

amar a los que sufren

y servir a los necesitados.

Que nuestra contemplación, adoración

y participación en el misterio de la Eucaristía

nos identifique contigo,

nos ayude a superar la indiferencia

y a globalizar tu amor y tu misericordia.

Comisión Episcopal de Pastoral Social

El Arzobispo de Madrid se reúne por primera vez con profesores de los 30 centros educativos diocesanos

  • Titulo: Infomadrid

La Delegación Episcopal de Enseñanza organiza una reunión del Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, con los profesores de los colegios diocesanos. Programada para este jueves 4 de junio, se desarrollará en el Colegio Divina Pastora (c/Santa Engracia, 142) desde las 9:00 hasta las 14:30 horas.

Esta es la primera vez que el Arzobispo se encontrará con los profesores de los 30 centros educativos cuya titularidad está directamente vinculada a la diócesis. Un encuentro organizado con un doble objetivo: presentar la realidad de los colegios diocesanos al Arzobispo de Madrid, que a su vez presentará las líneas fundamentales del nuevo plan diocesano de pastoral y las implicaciones para el ámbito educativo. Y compartir algunas buenas prácticas en innovación educativa que se están realizando en los centros educativos diocesanos; en concreto, se van a presentar hasta 12 experiencias y buenas prácticas.

La reunión, en la que participarán 50 profesores de los 30 centros, comenzará con una Oración. A continuación, exposición de las Buenas Prácticas en innovación educativa, para continuar después de un breve descanso con la presentación de los colegios diocesanos al Arzobispo de Madrid. Concluirá con una intervención de Mons. Osoro sobre el nuevo plan de pastoral y las implicaciones para el ámbito educativo. El Prelado madrileño compartirá una comida con los directores de todos los centros educativos diocesanos.

Monseñor Carlos Osoro ante la Solemnidad del Corpus: “No os pido más que le miréis”

  • Titulo: Infomadrid

Este domingo 7 de junio se celebrará la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Día de la Caridad, más conocida como Corpus Christi, este año con el lema No os pido más que le miréis (Santa Teresa de Jesús).

Como preparación a esta jornada, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, presidirá la tradicional Vigilia del Corpus este viernes 5 de junio, a las 22:00 horas, en la Catedral de la Almudena. En esta ocasión, coincidirá con la Vigilia de Oración con los jóvenes que cada primer viernes de mes se celebra en el Templo Catedral.

Ya el domingo 7 de junio, a las 18:00 horas Mons. Osoro presidirá una Solemne celebración de la Eucaristía en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena y, a continuación, la tradicional Procesión con el Santísimo por el recorrido habitual: salida desde la Plaza de la Almudena, pasando por las calles Bailén, Mayor y Sol, donde se impartirá la Bendición con el Santísimo. La Custodia será llevada de regreso por la calle Arenal hasta la Real Iglesia Parroquial de San Ginés, donde se procederá a su reserva.

Como novedad, este año la Misa del Corpus Christi presidida por el Prelado madrileño se desarrollará en el interior del Templo Catedral. Dado el aforo limitado del mismo, sólo accederán aquellas personas que acudan con invitación, que representan a los que posteriormente acompañarán al Santísimo en su recorrido por las calles de Madrid: grupos tradicionales madrileños, asociaciones y congregaciones, movimientos, niños de Primera Comunión acompañados por sus padres, miembros de la vida consagrada, caballeros de Órdenes Militares, Corte de Honor, Real Esclavitud, seminaristas, sacerdotes, Cabildo Catedral y autoridades civiles y militares. Los miembros de estos grupos que no puedan asistir a la Eucaristía en el interior del Templo Catedral se incorporarán al inicio de la Procesión.

Se pide a los fieles que cada uno acuda en esta jornada a la celebración eucarística en sus respectivas Parroquias. Y que, por la tarde, participen en la Procesión con el Santísimo por las calles de la ciudad.

“No os pido más que le miréis”
Con motivo de esta Solemnidad, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, ha hecho pública una carta, cuyo texto íntegro adjuntamos a continuación:

Al acercarse esta fiesta tan entrañable para todos nosotros los cristianos, de la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, me dirijo a vosotros con una expresión muy bella de Santa Teresa de Jesús, que manifiesta la estima, la fe, la hondura con que la Santa de Ávila contemplaba el Misterio de la Eucaristía: no os pido más que le miréis. El próximo día 7 de junio, a las 18:00 horas, celebraremos la Eucaristía en la Catedral de la Almudena y después tendremos la procesión por el corazón de Madrid, desde la Catedral hasta la Puerta del Sol. Os invito a participar. Solamente os pido que lo miréis y contempléis. Acompañadme. Creo que es un regalo para nosotros el que nos hace el Señor en esta fiesta, pues al contemplarle, al mirarle, cambian nuestros planteamientos y sobre todo cambia el corazón, si dejamos que entre su mirada en nosotros. Este mirar y dejarnos mirar es urgente. Necesitamos encontrarnos entre nosotros y con Jesucristo y descubrir lo que Él nos ha revelado: que somos hijos de Dios, que somos hermanos y que lo nuestro en este mundo es hacer la cultura del encuentro, que solamente entiende de inclusión y no de exclusión.

Os hago esta invitación en este Año en que celebramos los 500 años del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Sí, hace tantos años que ya esta mujer de Dios, que vivía muy cerca de las situaciones de los hombres, nos decía esto: no os pido más que le miréis. Eso mismo os digo a todos vosotros, los cristianos y todos los hombres y mujeres de buena voluntad, mirad al Señor y dejaos mirar por Él. Él nada os quita y sin embargo nos da todo. Mirándole a Él, contemplando el Misterio de la Eucaristía, vemos a quien vivió y murió por amor a los hombres, a quien dio la certeza de que el ser humano está y es el centro de todo lo que existe, pues así lo quiso Dios. Y Dios mismo se hizo Hombre para hacernos descubrir quién es el hombre y hacernos ver el rostro de Dios. No os pido más que le miréis, es Dios y Hombre verdadero. Es el mismo que nació en Belén, que vivió entre nosotros, que murió en la Cruz y que ha Resucitado. ¡Gracias por mirar al Señor! Nos da todo sin pedirnos nada, nos ama sin condiciones. Es cierto que, al experimentar tal amor, necesariamente decimos: ¿qué quieres que haga, Señor?

En la fiesta del Corpus Christi celebramos el Día de la Caridad, entre otras cosas porque al contemplar y mirar a Jesucristo presente realmente en el Misterio de la Eucaristía, nos hace esta pregunta: ¿dónde está tu hermano? Y nos hace ver que solamente pasando por la vida como samaritanos, es decir, poniendo lo que somos y tenemos al servicio de los que más necesitan, hacemos verdad aquello que nos pide el Señor en la parábola del Buen Samaritano: vete y haz tú lo mismo.

Queridos hermanos sacerdotes: no os pido más que le miréis. Encontraréis aliento, confianza, esperanza y creatividad para vivir el regalo de nuestro ministerio en medio de los hombres. Queridos fieles laicos: no os pido más que le miréis. Encontraréis que Él os planteará muchos retos para estar presentes en medio del mundo como discípulos creíbles de Jesucristo, en la familia, en la cultura, en la economía, en la política, en todos los lugares donde se juega que el ser humano sea centro, y todo esté al servicio de quien es imagen y semejanza de Dios. Queridos jóvenes: no os pido más que le miréis. Eso es lo que todos los primeros viernes de cada mes estamos viviendo. Mirarle y dejar que nos mire. Estoy seguro de que en lo más profundo de nuestro corazón, Él suscitará en nosotros preguntas, respuestas, compromisos, que en muchos casos supondrá entregar toda la vida para dedicarnos a la tarea más noble, dar todo para que Jesucristo se manifieste como lo que realmente es: Camino, Verdad y Vida. A quienes no os habéis encontrado aún con Jesucristo o quizá, quienes hablamos de Él, no damos ese testimonio que hace que quienes se encuentren con nosotros miren al Señor. Os pido que le miréis a Él. Esta fue la recomendación de Pedro cuando quedó curado el paralítico y se arrodilló ante él: levántate, soy un hombre como tú, quien te ha curado es Jesucristo. Todos podemos ser curados. Por eso: no os pido más que le miréis.

Acompañadme en esta Solemnidad del Corpus Christi. Miradle. Estoy seguro que obrará maravillas en vosotros. Esto es lo que os ofrezco: a Jesucristo, dador de todo bien, que mira a todos los hombres sin excepción y obra maravillas en nuestros corazones.

Con gran afecto, os bendice
+ Carlos, Arzobispo de Madrid.