Madrid

«La Eucaristía es don de Dios para la vida del mundo»

  • Titulo: Infomadrid / Foto: Miguel Hernández Santos

Esta mañana, a las 12:00 horas, la catedral ha acogido una celebración comunitaria de la Penitencia, con confesión y absolución individual. Y a las 18:00 se ha celebrado la Santa Misa de la Cena del Señor, con lavatorio de los pies. En ella se ha conmemorado la institución de la Eucaristía, del Sacerdocio y la promulgación del Mandamiento Nuevo. Al final de la celebración, se ha reservado solemnemente la Eucaristía para ser adorada por los fieles en oración. La catedral va a permanecer abierta hasta las 24:00 horas para facilitar la adoración al Santísimo.

En su homilía de esta tarde, el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, ha recurrido a «una de las parábolas de la misericordia, la de la moneda perdida» para explicar que «a la humanidad se le ha perdido la verdadera moneda con la que puede comprar todo lo que necesita para ser feliz y hacer felices a los demás»: «el mismo Jesucristo». El Jueves Santo recordamos «aquella Cena Santa en la cual Jesucristo, habiendo amado hasta el extremo a los suyos que estaban en el mundo, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, y se lo entregó a los apóstoles como alimento, mandándoles que ellos y sus sucesores también lo hiciesen». De esta forma, ha subrayado, «la Eucaristía es don de Dios para la vida del mundo», que «a nadie empobrece; al contrario, a todos los que la tienen y se acercan a Ella les hace ricos».

La mujer de la parábola deja todo para buscar la moneda perdida y en cierto modo, según ha detallado monseñor Osoro, nos recuerda a la Virgen María, que «fue el primer sagrario que contuvo a Jesucristo». En ella vemos «tres actitudes existenciales» necesarias para encontrar esta moneda: «encender la luz de la Vida; es decir, ponerse a la luz de quien nos hace ver la oscuridad»; «limpiar nuestra vida, es decir, barrer la casa, y buscar la verdad siempre». «Si después de hacer esa acción, con esas actitudes existenciales, encuentras la única moneda que hace falta en la vida, [...] verás que todas las demás sobran. Convoca y reúne a todos los que conozcas para anunciarles y decirles así: ¡Alegraos conmigo! He encontrado la verdadera moneda, la que había perdido. Es la moneda de la desproporción que es el mismo Jesucristo, que da su vida por mí y me regala su vida», ha añadido.

En este sentido, el arzobispo ha recordado que «lo que sale de las manos de Jesús siempre es la desproporción», como se ve en la Eucaristía, en la que «gasta todo en darse a sí mismo a los hombres, en permanecer con nosotros, para que nosotros, contemplándolo y alimentándonos de Él, nos demos como Él», y en la que se nos entregan «tres llaves» que abren «tres tesoros»: «amar hasta el extremo», «hacerme esclavo de todos los hombres» y «construir la fraternidad con el amor de Jesús».

El prelado ha concluido dando gracias al Señor «por invitarnos a compartir la cena en la que nos haces contemporáneos de tu Pasión, Muerte y Resurrección; en la que nos revelas tu Amor, instituyes el ministerio sacerdotal regalándonos tu presencia y en la comunión contigo engendras que nuestra vida, con tu Vida en nosotros, promueva la fraternidad entre los hombres y los pueblos».

El arzobispo transmite sus condolencias al embajador de Bélgica

  • Titulo: Infomadrid

El arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, ha acudido a la residencia del embajador de Bélgica en España, Pierre Labouverie, para transmitirle sus condolencias tras los atentados en Bruselas. El prelado le ha ofrecido la posibilidad de celebrar una Misa funeral la semana de Pascua, cuyos detalles se concretarán en los próximos días.

Monseñor Osoro, a los sacerdotes de Madrid: «Seamos rostros vivos de la misericordia»

  • Titulo: Infomadrid / C. González

El bonus odor Christi se hace vida hoy de una manera real, visible, latente, en las manos sacerdotales de los que un día decidieron poner su corazón en las manos de un Dios que prometió compensarles su entrega con el ciento por uno. Esta mañana, la catedral de Santa María la Real de la Almudena ha sido testigo de la Misa Crismal que, un año más, sirve para renovar las promesas bautismales del presbiterio que peregrina en Madrid ante su Pastor, el arzobispo de Madrid.

Acompañado por el arzobispo emérito de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela; el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini; el obispo auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ; el vicario general y los vicarios episcopales, y numerosos sacerdotes, monseñor Osoro ha presidido esta celebración en la que ha consagrado el Santo Crisma y, además, ha bendecido los restantes óleos o aceites (destinados a los enfermos y a los catecúmenos).

In persona Christi

En su homilía, el prelado ha afirmado que a los sacerdotes no se les pide más que lo que, «con gran acierto», formula el Papa Francisco: «que seamos expertos en ser rostros vivos de la misericordia». Jesús, ha dicho, «nos muestra ese rostro en una de las parábolas de la misericordia», donde «nos hace ver el ministerio sacerdotal como el de unos hombres con un corazón en salida, que busca a los hombres y que lo hace bombeando tres esencias: alegría, esperanza y misericordia».

En una catedral repleta de sacerdotes y de fieles, ha aseverado que por la ordenación sacerdotal «hemos sido revestidos de Cristo», para «actuar in persona Christi». La imagen que mejor describe esto, ha continuado, «es la parábola de la oveja perdida, una de las parábolas de la misericordia». En la misma, «se nos muestra con una belleza extraordinaria la tarea y misión de Jesucristo como Buen Pastor y se nos regala la identidad que como pastores hemos de vivir». Una misión que, según el arzobispo, «se resume en tres expresiones: 1. Mirar con los ojos de Jesús; 2. Aprender a actuar y a vivir como Jesús; y 3. Jesús es pastor que se expone para atraerlos».

La dulce y confortadora alegría de evangelizar

Este Año de la Misericordia, ha subrayado, «nos invita a que nuestro corazón bombee tres esencias que dan un perfume nuevo a la existencia de los hombres», que se hacen realidad «recordando siempre cómo se inició nuestro ministerio, cómo se tiene que mantener y cómo se ha de promover». Jesucristo, les ha recordado a los presbíteros, «nos dice: “Id y haced discípulos en todos los pueblos”», por lo que «nos quiere misioneros, saliendo a buscar a la gente donde esté y regalando en cercanía el fervor de los primeros cristianos, que experimentaban, junto a los apóstoles –como nos decía el beato Pablo VI–, “la dulce y confortadora alegría de evangelizar”.

El prelado, además, ha asegurado que el anuncio «hay que realizarlo en clave misionera», sabiendo que «estamos llamados a promover la cultura del encuentro, eliminando todo intento de hacer cultura de la exclusión o del descarte, siendo servidores de la cultura de la comunión con la certeza de haber sido alcanzados y transformados por Cristo».

El amor de Dios nunca decae

Con la esperanza, la alegría y la misericordia como piezas claves del sacerdocio, les ha alentado a «acoger, cultivar y promover el abrazo misericordioso de Dios», que «ha de ser una tarea esencial hoy». El amor de Dios «es tan fuerte, tan grande, tan sorprendente, tan profundo, que nunca decae»; al contrario, ha continuado, «se aferra siempre a nuestro corazón y nos sostiene»; «si estamos hundidos, nos levanta», y «si no tenemos clara la dirección, nos guía».

Finalmente, como ese Pastor que no olvida el legado de dejar a las 99 ovejas para buscar a la que se ha perdido por el camino, les ha dado las gracias a sus «hermanos sacerdotes», y les ha animado a seguir anunciando a Jesucristo «con nuestra vida entregada hasta el límite, mostrando con obras cuánto quiere Dios a los hombres». Nuestro método, ha confesado, abrazando con fuerza la alegría del Evangelio, «es el del Señor: “No he venido al mundo a condenar a los hombres, he venido a salvarlos”».

Así, en esta manifestación de la plenitud sacerdotal del arzobispo como signo de la unión y la comunión con los presbíteros de Madrid, los presentes han podido experimentar, como en Betania, el lugar tranquilo y apacible del encuentro con Cristo.

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Celebraciones especiales en monasterios contemplativos en el Sábado Santo

  • Titulo: Infomadrid

La Iglesia celebra cada año los grandes misterios de la Redención de los hombres desde la Misa vespertina del Jueves Santo en la Cena del Señor hasta las vísperas del domingo de Resurrección.

Durante el Sábado Santo, día de silencio, la Iglesia permanece junto al Sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, su descenso a los infiernos, y esperando, en la oración y ayuno, su Resurrección. Las HH. Oblatas de Cristo Sacerdote (c/ Gral. Aranaz 22 - Metro: C. Lineal) convocan a una oración mariana este sábado, 26 de marzo, que dará comienzo a las 12:00 horas. Esta devoción, denominada Hora de Madre, se realiza con canto gregoriano. Este año tiene como lema Hora de la Madre de la Misericordia.

Oficio de Tinieblas en las Carmelitas de Príncipe de Vergara

Las madres Carmelitas del Monasterio de Ntra. Sra. de las Maravillas (c/ Príncipe de Vergara, 23 – Metro Velázquez – Bus 29 y 52), junto con el arciprestazgo de la Concepción, celebrarán la tradicional Liturgia Oficio de Lecturas (tinieblas), cantada. Programada para el próximo 26 de marzo, Sábado Santo, dará comienzo a las 12:00 horas.