Después de diecisiete años y medio como párroco, el sacerdote Roberto Rey Juárez se despide de Virgen del Camino (plaza. Julio Hernández Rubio, s/n) de Collado Villalba. Lo hará en el transcurso de una solemne Misa concelebrada que dará comienzo a las 13:00 horas del domingo 6 de septiembre.
Virgen del Camino
El 23 de marzo de 2003 se erigía canónicamente la parroquia Virgen del Camino, desmembrada de las de la Santísima Trinidad y Nuestra Señora del Enebral de la localidad. El objetivo era poder atender mejor a los feligreses en la zona de Villalba-Estación.
Ese mismo día, Roberto Rey Juárez tomaba posesión como párroco. «Existía un templo, que era una ermita construida en los años 60 y que dependía de Santísima Trinidad», recuerda. «En ese mismo lugar levanté el actual complejo parroquial: un edificio de tres plantas que alberga el templo, los despachos, salas diversas, y las viviendas de los sacerdotes».
«Yo fui el primer catequista de esta parroquia, con 12 niños», evoca. «En estos 17 años, hemos tenido 1.300 bautizos. Y este verano tengo tres bodas de chavales de la parroquia: vas viendo cómo crecen y les acompañas en todo el proceso. También ha surgido alguna vocación religiosa…», apunta.
Asegura que a lo largo de los años «hemos ido haciendo cosas para responder a distintas necesidades». Este es el caso de la Ultreya de Cursillos de Cristiandad «para el primer anuncio del Evangelio, que lleva desde hace más de 10 años funcionando en la parroquia».
O el del comedor social, inaugurado en 2014, y atendido por la Cáritas parroquial. «Se ayuda a 70 familias mediante el reparto de bolsas de comida. Y desde hace dos años ofrece desayuno, de lunes a viernes, a unas 15 personas. Y comidas diarias, de lunes a viernes, a 35 personas. Durante la pandemia, hemos llegado a repartir 150 menús diarios. Para guardar el confinamiento, se entregaban en tupers, para que la gente se los llevara y comieran en sus casas». Una época dura, pero que recuerda con cariño. «Al principio, cuando la policía veía nuestras colas, nos decían que no podíamos repartir. Nos querían cerrar el comedor. Luego pasamos a una colaboración muy buena con ellos: nos pedían comida para los detenidos, por que los bares estaban cerrados y no la podían conseguir en otro sitio, y nos daban alimentos que recibían, para que los pudiéramos repartir». En estos momentos, «hemos vuelto a la comida presencial. Pero, para que haya una separación suficiente y respetar mejor las normas sanitarias, se han habilitado mesas en el patio exterior… La idea es ofrecer las comidas ahí durante el buen tiempo. Después, ya se verá».
Además, Roberto Rey ha ejercido como capellán en el Hospital General de Villalba.
