Madrid

La Hermandad Señor Cautivo de Ayabaca en Europa honra a su titular, con una Misa en la basílica de la Concepción

  • Fin Agenda: 01-10-2024
  • Galeria: 2024-10-06

La Hermandad Señor Cautivo de Ayabaca en Europa celebra este domingo, 6 de octubre, la fiesta de su titular, «santo patrono de la religiosidad, costumbrismo espiritual y cultural en el norte de Perú». Lo hará con una solemne Eucaristía que comenzará a las 13:00 horas en la basílica parroquia Concepción de Nuestra Señora (Goya, 26) y estará presidida por el párroco y rector de la basílica, Avelino Revilla. Al término de la Misa, la imagen del Señor Cautivo recorrerá en procesión el interior del templo.

Señor Cautivo de Ayabaca

En Ayabaca, Piura, Perú, en 1751, el sacerdote español García Guerrero para dar al pueblo una imagen del Señor, decidió utilizar el tronco de un árbol de cedro encontrado en el cerro Sahumerio de Jilili. Del tronco brotó sangre cuando un labrador le diera un hachazo. Tres hombres con ponchos blancos llegaron a Ayabaca, trotando sobre tres briosos caballos albinos. Eran artistas talladores comprometidos en esculpir la imagen del Señor Cautivo, a condición de que el pueblo guardara reserva sobre su presencia, que no les vieran trabajar y les sirvieran los alimentos al amanecer.

Pasó el tiempo y los pobladores se acercaron a la casa sin encontrar a los hombres, la comida estaba intacta. Se alzaba, imponente y majestuosa, la escultura de un Nazareno con las manos cruzadas. Se dieron cuenta que los autores eran ángeles que al concluir la escultura alzaron vuelo y se perdieron. Fe y devoción considerándolo, una obra de ángeles.

El Señor Cautivo representa el momento en que, tras ser apresado en Getsemaní, Cristo fue abandonado por sus discípulos. Refleja desolación en su rostro, viste túnica morada con áureos bordados, sus manos están atadas con dorado cingulo y lleva una corona de espinas de oro.

Su festividad y procesión en Ayabaca es el 13 de octubre. Desde varios países llegan peregrinos con una cruz a cuestas e instrumentos musicales para el canto. Los fieles tienen gran devoción por los milagros que reciben del Señor.

 

Los jóvenes de Pastoral Universitaria hacen piña en su peregrinación a Guadalupe: «Vengo muy marcada por la idea de caminar en la esperanza»

  • Titulo: Infomadrid / B. Aragoneses
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«Al final, peregrinar no es tanto hacia un lugar, sino hacia las personas». Con esta convicción ha vuelto Ana Parra del viaje a Guadalupe organizado por Pastoral Universitaria el último fin de semana de septiembre. El objetivo era, como rezaba la convocatoria, hacer piña entre las capellanías de las universidades y, a juzgar por las impresiones de esta joven estudiante de 3º de Comunicación Audiovisual y Publicidad en el CEU, se ha conseguido.

Ha sido «un grupazo» de 40 jóvenes de Navales, Historia, Farmacia o Enfermería, entre otros, que ya se están organizando para las próximas actividades. «Por ejemplo, en el grupo de whatsapp se comunicó el Bocadillo Solidario de este martes, 1 de octubre, por la noche y nos hemos apuntado unos cuantos». Todo, después de que poco antes de regresar a Madrid, hubiera en Guadalupe una puesta en común de todas las actividades que cada capellanía de la Pastoral Universitaria hace con un llamado a «apoyarnos entre todos».

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Abrirse al otro

De su gente de pastoral del CEU no pudo ir nadie, así que Ana se apuntó sola a la peregrinación. «Esto es un planazo, voy la primera», se había dicho a sí misma cuando se enteró de la propuesta. «En realidad ha sido una gran experiencia porque te tienes que abrir para relacionarte». Esto es lo que Ana se ha traído de vuelta a Madrid, que el viaje a Guadalupe es determinante porque «empezar el curso de la mano de la Virgen está muy bien», pero también ha aprendido la importancia de estar abierto al otro, a ver «qué te aporta y qué aportas tú, a escuchar, que es muy importante, a abrir el corazón…».

 «Vengo muy marcada por la idea de caminar en la esperanza — concluye la joven — y por lo que nos trasladaron, el abandono en Dios; este curso quiero poderme abandonar en Él».

Anastasio, Nativitat, Rosaura viven en la residencia “Fundación Santa Lucía” de Cáritas Madrid: «Ser como nuestros mayores es aprender a envejecer con dignidad y juventud»

  • Titulo: Cáritas Madrid
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En este 1 de octubre, Día Internacional de las Personas Mayores, Cáritas Madrid se ha desplazado a la residencia “Fundación Santa Lucía”. «Esta es una de las diferentes iniciativas con las que la entidad acompaña a las personas mayores, para su buen trato o cuidado, para que no estén solas o para que envejezcan digna y activamente».

La cuchilla de ebanista de Anastasio, un sacramento de amor a su profesión

Hay un bastón y una cuchilla de ebanista que nos llevan a un oficio casi olvidado al que Anastasio ha dedicado cincuenta años de su vida: el de restaurador y barnizador de muebles de madera. Anastasio explica que «los muebles de ahora ni se restauran, todo es conglomerado». Esa cuchilla tiene para él el olor a la madera que lijaba y el olor, fuerte y pegajoso, del barniz con el que cobraban vida los muebles. Cobrar vida. Como cobra vida su oficio cuando nos habla de él. O los muebles antiguos «esos que siempre permanecerán, porque la buena madera se restaura y no envejece». Por sus manos han pasado muchos muebles «de los que duran toda la vida». Algunos de ellos están en su antigua casa; otros seguirán adornando salones y entradas; y otros, incluso, siguen siendo objeto de miradas curiosas en el Museo Naval de Madrid.

Anastasio, hijo de pequeños ganaderos de la sierra de Toledo, llegó a Madrid a buscarse la vida y entró en un taller de restauración de muebles de madera como aprendiz. Esa fue su profesión, su modo de vida, su forma de ser el sustento de su familia.

Por eso la cuchilla que muestra es un sacramento de amor su profesión. Todavía la lleva consigo y la usa para restaurar los bastones de sus compañeros en la residencia, donde aguantan el peso de los años, donde se apoyan para seguir caminando.

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La cruz de Nativitat, un sacramento de amor a su vocación

Hay una cruz que nos habla de una llamada a servir a Dios, al que no dudó en «decirle que sí». Así lo sintió Nativitat, religiosa. La suya fue una llamada tardía, dice, pues se hizo monja con 30 años, pero ha tenido «tiempo de todo, de estudiar, de trabajar y de mirar a mi alrededor para ver quiénes necesitaban ayuda». Ella nació en Barcelona, de donde guarda muchos recuerdos. De ahí se trasladó a Madrid. Ha vivido, como le evoca ese crucifijo, «de una manera sencilla». Ha servido, desde el punto de vista religioso con su fe y oración, y desde el punto de vista social, trabajando en la enfermería de un hospital.

Nativitat tiene 90 años, pero hace nuevas las cosas que mira gracias a su sonrisa tierna y a sus vivaces ojos. Lee cada día el periódico, da un paseo, y siempre tiene presente el motivo que le lleva a adornar su cuello con un crucifijo.

La cruz es un sacramento de amor a su vocación, a su entrega diaria al servicio de Jesús. Se lo recuerda a ella y a las personas con las que convive en la residencia, con quienes comparte la fe que transmite el crucifijo que nos enseña. «Estoy contento, he escogido un buen sitio».

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Las fotos de Rosaura, un sacramento de amor a su familia

Hay una, dos, tres, cuatro… fotos, son una mínima parte de la vida de Rosaura. Una de esas fotografías nos muestra a Emiliano - su marido ya fallecido- frente a la fachada de una vieja casa de madera del pueblo, que a él le gustaba mucho. La casa retratada era un sacramento para él que le evocaba a la casa de su infancia, «por eso creo yo que le gustaba tanto».

Otras fotos son el reflejo del amor compartido en familia, con sus dos hijos y con su nieto. Y otras fotos son el recuerdo de un tiempo en el que, todavía soltera, trabajaba de telefonista en un pueblo de León. Se casó con 20 años, con un sencillo traje, «porque mi familia no tenía mucho dinero y yo no quería que gastaran en un traje de novia». Porque lo importante no era el traje, sino quien la acompañaba y la acompañaría desde entonces. «Un hombre bueno, siempre al servicio de los demás, era más majo…» dice con nostalgia y se emociona. Porque una fotografía es un sacramento de emociones: la nostalgia de lo vivido, la alegría que se revive. Llegó a la residencia con él, que se marchó antes, pero al que muchos recuerdan con cariño todavía.

«Sí» asegura cuando le preguntamos si revisa fotografías antiguas. «Me siento muchas veces a ver el álbum, y recuerdo y vivo esos momentos retratados de nuevo. Y en sus ojos brillantes se retratan la nostalgia y felicidad. «La vida dice…». Las fotos son un sacramento de amor a su familia, en especial a su marido Emiliano, cuyo recuerdo vive en ella y con quien tuvo un matrimonio largo y feliz.

Mujer con foto

La lija de Anastasio, el crucifijo de Nativitat, las fotos de Rosaura

Para ellos son objetos a los que mirar con ternura y darles vida. Se han convertido en sacramento de sus saberes, de emociones vividas, de su vocación. Para nosotros ellos son un sacramento de sabiduría y amor. Nos traen aprendizajes, nos traen afectos que no pasan de moda y la memoria de otros tiempos no muy lejanos.

Porque las formas de ser y de experimentar la vida no envejecen y esa realidad nos coloca a todas las personas en el mismo plano espaciotemporal. Generaciones que se interrogan y complementa. Ser como ellas y ellos, nuestros mayores, es aprender a envejecer con dignidad y juventud, porque aún en su madurez engendran vida en las cosas que miran.

El director del Secretariado de Pastoral del Trabajo, Juan Carlos Antona: «Nuestro deseo es que todos tengan un trabajo digno y decente, donde lo más importante sea la dignidad de la persona»

  • Titulo: Sandra Madrid
  • Firma: El director del Secretariado de Pastoral del Trabajo, Juan Carlos Antona: «Nuestro deseo es que todos tengan un trabajo digno y decente, donde lo más importante sea la dignidad de la persona»

«Un año más celebramos el 7 de octubre la Jornada Mundial por el Trabajo Decente». La Iglesia, siguiendo las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia, y en concreto el magisterio del Papa Francisco, se une a esta jornada «con el deseo de que consigamos para todos y todas, un trabajo decente. Por eso, en este 2024 se ha elegido como lema “Por ti, por mí, trabajo decente”, ha señalado el director del Secretariado de Pastoral del Trabajo de la Archidiócesis de Madrid, Juan Carlos Antona.

Además, ha recordado que se cumplen 10 años desde que la Iglesia creó la plataforma Iglesia por el Trabajo Decente compuesta por distintas entidades que «trabajamos en la línea de la búsqueda de ese trabajo digno y decente para todos».

También ha explicado que hace 30 años, la Conferencia Episcopal Española aprobó el documento "La Pastoral Obrera de toda la Iglesia". «Son años en los que hemos ido trabajando en el empeño de crear mejores condiciones de trabajo y tenemos que seguir haciéndolo con el deseo de que haya un trabajo digno y decente para todos, donde lo más importante sea siempre la dignidad de la persona humana».

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En Madrid, las actividades se desarrollarán este domingo, 6 de octubre, con un recorrido por la ciudad de Madrid. La marcha comenzará a las 18:00 horas en la Plaza de Callao y realizará dos paradas significativas en Sol y Ópera, donde habrá diversas intervenciones.

Entre los momentos clave del recorrido, se destaca la participación del obispo auxiliar de Madrid, Monseñor Vicente Martín, quien dirigirá unas palabras a los asistentes. También se procederá a la lectura del manifiesto y se realizará un gesto común en solidaridad con los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo.