Madrid

Patrocinio de San José de Vallecas programa una novena como preparación a la fiesta de Nuestra Señora del Cisne

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  • Firma: Patrocinio de San José de Vallecas programa una novena como preparación a la fiesta de Nuestra Señora del Cisne
  • Fin Agenda: 21-08-2024
  • Galeria: 2024-08-30

La parroquia Patrocinio de San José de Vallecas (Pedro Laborde, 78) acogerá, en el mes de agosto, los cultos organizados en colaboración con la comunidad de hermanos ecuatorianos en honor a Nuestra Señora del Cisne, 'La Churonita', como la llaman cariñosamente, patrona de Loja (Ecuador).

Darán comienzo el día 21 con una novena, que se desarrollará con rezo del rosario y ejercicio del novenario, a las 21:00 horas. Y concluirán el viernes 30 de agosto: en esta jornada, a las 19:00 horas la imagen de la Virgen saldrá en procesión por el barrio; y, a su término, se celebrará una Eucaristía en la parroquia, presidida por monseñor Vicente Martín, obispo auxiliar de Madrid.

Jóvenes cursillistas retoman la Misión a Perú este verano: «La Iglesia de Madrid va a unirse a la Iglesia de Bellavista»

  • Titulo: Infomadrid / B. Aragoneses

Un grupo de jóvenes del movimiento de Cursillos de Cristiandad de Madrid partirán el próximo 1 de agosto rumbo a Perú para misionar, después de cuatro años interrumpidos por la pandemia. Son 25 chavales de entre 20 y 35 años, acompañados por dos sacerdotes, Pedro Rubiato como director espiritual, y Alejandro Carrara, que pasarán allí todo el mes de agosto.

«Desde hace muchos años ha habido un sentir misionero en los jóvenes de Cursillos», explica Rubiato, muy en la línea con su propio carisma de primer anuncio del Evangelio. «Nos dedicamos a esto, pero no queríamos que se quedara aquí, sino que hubiera también misión ad gentes».

Las primeras experiencias fueron en República Dominicana, hasta que en 2009 empezaron a ir a Perú, a la prelatura de Moyobamba. El papa san juan Pablo II había pedido a Antonio Cañizares, entonces arzobispo de Toledo, que asumiera la prelatura, y fueron enviados un grupo de sacerdotes, entre ellos, Rafael Escudero, entonces consiliario diocesano de Cursillos en Toledo, actual arzobispo de la prelatura.

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El destino de los cursillistas fue la región de San Martín, una de las zonas más pobres de la selva peruana. Primero, en la localidad de San José de Sisa y, en los últimos tiempos, en Bellavista. Además de la pobreza material, en la selva hay mucha pobreza espiritual y moral. «Casi todos son convivientes, hay muchas mujeres abandonadas por sus maridos, un buen número de niñas menores de 12 años son violadas en su propia casa…».

A ello se suma la prevalencia de numerosas sectas cristianas, en muchos casos por falta de una presencia de sacerdotes católicos permanente. Hay dos para 80 comunidades, algunas muy perdidas en la selva, a las que solo pueden acceder en contadas ocasiones al año y, en situaciones extremas, de forma anual.

«Todo esto lo atendemos desde el anuncio de Jesucristo». Efectivamente, la misión está estructurada en base a los testimonios de los chavales y las meditaciones de los sacerdotes en clave kerigmática. «Esto no es ayudar a construir un pozo, sino anunciar a Jesucristo y, ante tantas sectas, mostrar la belleza de la Iglesia católica; la Iglesia de Madrid va a unirse a la Iglesia de Bellavista», explica Rubiato.

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Oración, formación y acción

El día en la misión comienza a las 7:00 horas con la Eucaristía y el rezo de laudes. Después del desayuno, los jóvenes tienen una hora de adoración y, tras esto, salen en parejas, enviados de dos en dos como Jesús mandó a sus discípulos. Van casa por casa, al estilo de las misiones populares, saludando a las familias e invitando a la «asamblea» de la noche. Este es un encuentro diario en el que se anuncia el kerigma: Dios es Padre y te ama, la gracia, el pecado, Jesucristo salva, fe y conversión, vivir la fe en la Iglesia, la dignidad del hombre, la misericordia y el perdón, María Virgen y Madre…

Cada día, además, va acompañado de un símbolo (flores, cruces, agua, velas, imagen de María), y de una celebración (oración de alabanza, viacrucis, renovación del Bautismo, celebración penitencial, rosario…).

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Al concluir la semana se celebra la Eucaristía, siempre con bautizos. «Hay domingos que bautizamos hasta a 60 niños».

En las visitas a las casas, los jóvenes van detectando necesidades espirituales que luego trasladan a los sacerdotes. «La mayoría quiere que vayamos a bendecir su casa; hay quienes piden confesar o la Unción…». Ese «suscitar el deseo de la vida de la gracia» en ellos hace que inicien un camino de conversión y formación que culmina al año con muchas bodas, cuenta el sacerdote.

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Capilla de San Pablo

Las asambleas se llevan a cabo en la capilla de San Pablo, en la zona más pobre de Bellavista, la del «cuarto piso e invasiones». Aquí está la gente que se instala proveniente de la selva. El templo se construyó en plena pandemia gracias a los donativos de los cursillistas de Madrid. Está dedicada a san Pablo, patrono mundial de los Cursillos de Cristiandad, y fue bendecida en febrero de 2022 por monseñor Francisco Cerro, arzobispo de Toledo, en visita a Perú. Durante el año, las Siervas de los Pobres, con una comunidad permanente en Bellasvista, celebran la catequesis en la capilla.

La misión contempla también catequesis concretas en casas de vecinos. A uno de los jóvenes, diácono entonces y ya sacerdote, se le acercó en una ocasión una mujer muy mayor cuya vivienda había sido una de las elegidas. «Estoy tan contenta —le dijo—, porque el Señor se ha fijado en mi humilde casita». «Pues así pasa, que el Señor se fija en la pequeña casita de nuestra vida», apunta Rubiato.

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El director espiritual subraya también que la misión no solo es hacia los residentes en Bellavista; también con los propios misioneros. «Los sacerdotes estamos no solo para anunciar el Evangelio allí, sino también para ellos». En Madrid pueden tener ya una vida de oración, «pero en Perú es todo muy intenso: surgen cansancios, roces, el impacto de la pobreza es grande para los que van por primera vez…».

Pero, en medio de todo esto, «es sobre todo una experiencia muy fuerte de comunidad cristiana». Viven juntos, rezan juntos y anuncian juntos el Evangelio. Y además, «nuestra misión es semillero de vocaciones». De los jóvenes que aparecen en la foto principal que ilustra este reportaje (de archivo) han salido cuatro matrimonios. Además ha habido varias vocaciones sacerdotales y llamadas a hacer experiencia de vocación religiosa.

Los participantes en la misión de este año serán enviados en una Eucaristía que presidirá el obispo auxiliar de Madrid José Antonio Álvarez el miércoles 31 de julio en el secretariado diocesano de Cursillos de Cristiandad.

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"Calcuta es amor": el testimonio de la madrileña Sara Wignall mientras viven estas semanas en la India con las Misioneras de la Caridad

  • Titulo: Infomadrid/Sandra Madrid

Un grupo de jóvenes de la parroquia Nuestra Señora de Europa están participando, hasta el próximo 30 de julio, en una experiencia misionera con las Misioneras de la Caridad en Calcuta. Acompañados por el vicario parroquial, Alejandro Ruiz-Mateos, su objetivo es colaborar con las religiosas fundadas por la Madre Teresa de Calcuta donde ellas les necesiten.

La madrileña Sara Wignall, estudia enfermería y es una de los 19 integrantes de este grupo. Cuando llegó a Calcuta la primera palabra que se le vino a la mente fue caos. «La gente que ya ha estado antes en esta ciudad, intenta ponerte en situación, te cuenta lo que vas a vivir», pero «al menos en mi caso, hasta que no he recorrido sus calles y he observado lo que me rodea, no he sido consciente de la situación extrema que viven aquí, no solo por la pobreza que hay, que es mucha, por la gente que duerme en la calle rodeada de basura, con enfermedades, niños pequeños que no tienen nada para comer y la suciedad que hay por todas partes, sino por el sufrimiento que ves detrás de los ojos de cada persona».

En este sentido Sara afirma que se siente impotente porque «sabemos que con 20 días que vamos a estar aquí de misión, no vamos a poder solucionar la vida de estas personas, no vamos a poder quitarles ese sufrimiento tan hondo que tienen dentro de sí», pero lo que «estamos intentando hacer, como diría la Madre Teresa, es poner nuestra gota en el océano, aunque una gota no es nada en comparación con el océano, pero si falta esa gota...». En este sentido, estos jóvenes intentan llevar a Calcuta «la felicidad que Cristo nos ha dado, que sabemos que eso sí es FELICIDAD».

Sara Calcuta. 2

«En la sonrisa de esa chica está Jesús»

Son las 6h de la mañana, Sara comienza el día asistiendo a misa para «llenarnos de fuerzas porque solos no podemos entregarnos a los demás». Después de la eucaristía, «cada uno nos vamos a la casa que nos han asignado las sisters, las Misioneras de la Caridad, en mi caso, Shanti Dan». A Sara le han asignado una casa en la que hay mujeres y chicas con discapacidades. En este lugar, la joven ha aprendido que cada persona es distinta, «que cada chica tiene una necesidad diferente. Son felices con muy poco, a lo mejor una necesita que le des la mano, otra que le muestres una sonrisa, o simplemente que bailes con ella. Solo necesitan saber que «son dignas y queridas», por ello, con pequeños gestos, que a lo mejor para nosotros nos parecen insignificantes, para ellas «son la expresión más grande y hermosa».

No podemos olvidar que «somos nosotros» los que ganamos con esta misión, es decir, que «solo por el hecho de preguntarle a una chica, cuál es su nombre, ya le sacas una sonrisa enorme, por ello, ese gesto hace que yo salga con fuerzas para todo el día, sabiendo que, en la sonrisa de esa chica, también está Jesús».

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«Calcuta es amor»

Aunque solo lleva una semana con las Misionera de la Caridad, Sara hace balance de misión. «Veía Calcuta como una ciudad de caos, y ahora lo primero que pienso cuando veo la palabra Calcuta es amor», y la joven lo ve por todas partes, «en primer lugar en los voluntarios, porque es una suerte ver cómo hay personas de todo el mundo que nos une la fe, el entregarnos a los demás, renunciar a nosotros mismos y a nuestra comodidad para que otro sea feliz».

Además, Sara subraya que ellos también tienen la suerte, y los voluntarios se lo dicen, que les acompañe en esta misión un sacerdote, el Padre Alejandro, «porque este viaje podría ser un voluntariado más, y en cambio, gracias a él, que nos ayuda a vivir la misión de verdad, con la mirada centrada en Cristo y cuidando la parte espiritual, porque sin ella, carecería de sentido el esfuerzo que hacemos en las casas y el entregarnos a los demás. Llevamos una semana, pero nuestra experiencia en Calcuta la recordaremos siempre. Aún no nos hemos ido y ya queremos volver»

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«El Señor nos ha concedido este regalo»

«Para mí es un regalo de Dios estar en Calcuta con este grupo de jóvenes», afirma el Padre Alejandro que es la séptima vez que participa en esta experiencia misionera en esta ciudad. El sacerdote recuerda que «había venido antes de ser sacerdote, incluso antes de entrar en el seminario».

«Calcuta fue un impulso en mi vocación, por eso cuando entré en el seminario siempre tuve el deseo de poder organizar un viaje con jóvenes a Calcuta. El Señor nos ha concedido este regalo», subraya.

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Acompañar a voluntarios españoles

Asimismo, el sacerdote afirma que está siendo un don «porque estoy ejerciendo como sacerdote, no solo acompañando a mi grupo sino a muchos voluntarios españoles; más de 100 asistieron a la misa que celebré en español». En este sentido subraya que «estoy viviendo esta experiencia de una manera muy profunda espiritualmente y renovando mi situación sacerdotal como no lo podía imaginar».

Por último, el Padre Alejandro Ruiz-Mateos recuerda que el objetivo de esta experiencia «como nos dicen las Misioneras de la Caridad es que los jóvenes se puedan encontrar con Cristo, es decir, que en su viaje de vuelta, en su realidad, en la que a cada uno les ha tocado vivir puedan ponerlo en práctica». En esta misma línea afirma que «ellos saben que su Calcuta es su casa, sus estudios, sus familias y sus amigos. Esa es la Calcuta particular de cada uno, donde tienen que hacer al Señor presente».

 

21 personas del centro de “Nuestra Señora de Valvanera” de Cáritas Madrid disfrutan de unos días de desconexión: «Para algunos era la primera vez que veían el mar»

  • Titulo: Sandra Madrid/Caritas Madrid

La residencia y centro de día “Nuestra Señora de Valvanera” de Cáritas Madrid, acompaña a personas sin hogar y con problemas de salud mental. En este centro se organizan a lo largo del año diferentes actividades: talleres para adquirir nuevos conocimientos o habilidades y espacios de ocio y distensión para prevenir situaciones de estrés.

Con la llegada del verano, 21 personas del centro han viajado a la Costa Brava, acompañadas por personas de los equipos técnicos y voluntarias. El objetivo de esta experiencia ha sido «poder disfrutar de una actividad de ocio novedosa para la mayoría de ellos», ya que «para algunos era la primera vez que veían el mar o se alojaban en un hotel», ha asegurado Ruth Garrido, educadora de la mini residencia Nuestra Señora de Valvanera.

Esta actividad comienza a prepararse con tiempo: «decidir dónde queremos ir, preparar la maleta, revisar citas, etc», es decir, «poner en juego competencias y habilidades en la toma de decisiones, autonomía, identificar intereses y descubrir otros nuevos».

Durante las vacaciones y «como unos turistas más», los residentes «han aprovechado para visitar lugares emblemáticos de los alrededores de Barcelona». También han disfrutado «de la gastronomía, la playa, la piscina, los juegos o el ocio». Además, «han fortalecido las relaciones personales y han compartido en un ambiente distendido de risas y alegría». De esta manera, según han subrayado desde el equipo técnico «han creado relaciones que ayudan a fortalecer lazos que dan esperanza para salir de la exclusión. Asimismo, «han experimentado una vida que podrán celebrar una vez finalizado su proceso de recuperación psicosocial en Nuestra Señora de Valvanera».

En definitiva, «pocas cosas son mejores para la salud mental que unas buenas vacaciones para volver con energía renovada»